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ANTONIO DE TORQUEMADA: Cuento tomado de JARDÍN DE FLORES CURIOSAS.

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Presentación del tema: "ANTONIO DE TORQUEMADA: Cuento tomado de JARDÍN DE FLORES CURIOSAS."— Transcripción de la presentación:

1 ANTONIO DE TORQUEMADA: Cuento tomado de JARDÍN DE FLORES CURIOSAS.
Equipo Específico de Discapacidad Auditiva. Madrid 2015 ANTONIO DE TORQUEMADA: Cuento tomado de JARDÍN DE FLORES CURIOSAS.

2 ¿Quién es Antonio de Torquemada?
Antonio de Torquemada es un escritor español del siglo XVI, del Renacimiento. Torquemada nació en Astorga, un pueblo de León, y vivió en Salamanca e Italia. Torquemada fue secretario del conde de Benavente. VOLVER

3 JARDÍN DE FLORES CURIOSAS (157) es la obra más famosa de Antonio de Torquemada.
El libro tiene varios temas distintos: geografía, filosofía… y también temas curiosos, como fantasmas, demonios… El Jardín de flores curiosas está escrito en forma de diálogo entre tres personajes y dividido en seis partes o “tratados”. VOLVER

4 Este cuento está sacado del TRATADO TERCERO o parte tercera del libro de Torquemada.
Torquemada habla en esta tercera parte de su libro de fantasmas, magos, brujas… y otros temas curiosos.

5 La historia dice: Ayola era un chico joven español del siglo XVI.
Ayola quería estudiar Derecho en la universidad para ser abogado.

6 Ayola se juntó con dos amigos suyos, también estudiantes
Ayola y sus dos amigos se marcharon a la universidad de Bolonia. Ayola y sus amigos pensaban aprender mucho en la universidad de Bolonia, porque la universidad de Bolonia era una universidad muy importante.

7 ¿Dónde está Bolonia? Bolonia es una ciudad del norte de Italia.
La universidad de Bolonia es una universidad muy antigua, muy famosa y muy importante. VOLVER

8 Cuando Ayola y sus amigos llegaron a Bolonia empezaron a buscar una casa.
Ayola y sus amigos querían alquilar una casa entre todos, pero no encontraban una casa para alquilar.

9 Como Ayola y sus amigos no conocían a nadie en Bolonia, se les ocurrió preguntar.
En la calle había un grupo de personas hablando y Ayola y sus amigos se acercaron a estas personas.

10 Ayola y sus compañeros explicaron a estas personas que ellos eran estudiantes españoles y que querían alquilar una casa. Ayola y sus compañeros preguntaron si conocían a alguna casa para alquilar una.

11 Un hombre dijo a Ayola que él tenía un amigo dueño de una casa muy buena.
El hombre dijo también a Ayola que el dueño de la casa dejaría seguramente a Ayola la casa para vivir en ella y que no tendrían que pagarle por ella nada de alquiler, que el alquiler de la casa era gratis.

12 Ayola y sus amigos no podían creer las palabras del hombre.
¿Una casa grande y buena…gratis?. ¿Era una broma? Pero el hombre señaló una casa allí cerca, muy grande y buena y repitió que seguramente Ayola y sus compañeros podrían vivir allí gratis.

13 Los estudiantes españoles pensaban que el hombre se estaba burlando de ellos.
Entonces otro hombre explicó que en esa casa no vivía nadie desde hacía doce años. La casa estaba llena de fantasmas. Los fantasmas salían por las noches y todo el mundo tenía miedo de vivir en esa casa.

14 Ayola le dijo al hombre:
- ¿No hay más problemas en esa casa?. Puede darme la llave, porque mis amigos y yo no tenemos miedo. Viviremos en esa casa con fantasmas.

15 El hombre vio que Ayola y sus amigos no tenían miedo.
El hombre acompañó a Ayola y a sus compañeros a ver al dueño de la casa. El dueño de la casa explicó que vivir en esa casa podía ser muy peligroso. El dueño de la casa habló de los fantasmas y aconsejó a Ayola y a sus amigos no vivir en su casa, buscar otra casa.

16 Ayola y sus compañeros no tenían miedo y se rieron de los fantasmas.
El dueño de la casa dio la llave a Ayola y acompañó a Ayola y a sus amigos acompañó hasta la puerta. Después dio también algunos muebles a Ayola. Los amigos de Ayola compraron otros muebles y la casa quedó muy bonita por dentro.

17 Ayola buscó una mujer para preparar la comida.
La mujer hacía la comida para Ayola y sus amigos, luego llevaba la comida hasta la puerta de la casa, porque la mujer tenía miedo de los fantasmas y no quería entrar en la casa.

18 Todo el mundo en la ciudad de Bolonia quería saber qué pasaba en la casa. La gente sentía mucha curiosidad. En treinta días no aparecieron los fantasmas. Ayola y sus amigos no notaron ninguna cosa rara en la casa.

19 Una noche los dos amigos de Ayola estaban durmiendo.
Ayola estaba despierto estudiando. A las doce de la noche Ayola oyó un ruido muy fuerte. El ruido era como el sonido de cadenas muy grandes arrastrando y golpeando contra el suelo.

20 Ayola se asustó un poco y pensó: ”Seguramente son los fantasmas de la casa”.
Ayola no quiso despertar a sus compañeros y fue él solo a ver qué pasaba y qué eran los ruido. Ayola se dio cuenta de que el sonido de las cadenas venía de la escalera principal, detrás de un pasillo, frente al salón.

21 Entonces Ayola rezó a Dios para pedir ayuda y cogió una espada, un escudo pequeño y una vela y se puso en el centro del salón, esperando a ver quién hacía el ruido. El sonido de las cadenas se acercaba muy despacio.

22 Al poco tiempo entró en la habitación un esqueleto muy grande
Al poco tiempo entró en la habitación un esqueleto muy grande. Era el esqueleto de un hombre muerto, todo rodeado de cadenas. El esqueleto se quedó parado delante de Ayola. Ayola y el esqueleto Los dos estaban muy quietos, mirándose.

23 Ayola tenía mucho miedo, pero, vio que el fantasma no le hacía nada malo.
Poco de tiempo después, Ayola, ya tranquilo, empezó a hablar con el fantasma. Ayola preguntó al fantasma qué quería y qué buscaba allí.

24 El fantasma abrió los brazos.
El fantasma quería dar las gracias a Ayola por hablar con él. Ayola le preguntó que si quería que le acompañase a algún sitio. El fantasma señaló la escalera y Ayola dijo: - Si quieres que te acompañe, anda, ve tú delante, yo iré detrás de ti a donde tú quieras.

25 El fantasma se dio la vuelta y empezó a andar muy despacio hacia la escalera. El fantasma con las cadenas no podía andar rápido. Cuando Ayola llegó a la escalera, la vela se apagó. Ayola le dijo al fantasma: - Ya ves. La vela se ha apagado. Si esperas un poco, voy a encender la vela otra vez y ahora vuelvo.

26 Ayola se fue y encendió la vela otra vez.
Cuando Ayola volvió, encontró al fantasma en el mismo sitio. El fantasma no se había movido y estaba esperando a Ayola. Después el fantasma empezó a andar y Ayola fue detrás de él.

27 Ayola y el fantasma pasaron por toda la casa y llegaron al jardín.
Ayola se quedó parado, porque en el centro del jardín había un pozo. Ayola tenía miedo de que el fantasma lo empujase y lo tirara dentro del pozo o le hiciese algún daño, pero el fantasma señaló a Ayola una parte del jardín. Ayola y el fantasma fueron a esa parte del jardín y, cuando los dos llegaron allí, el fantasma desapareció

28 Ayola se quedó allí un rato, gritando y llamando al fantasma.
Ayola preguntaba al fantasma si quería algo más y decía que quería ayudar al fantasma. El fantasma no volvió a aparecer. Ayola despertó a sus compañeros, dormidos todavía. Ayola estaba muy pálido y muy nervioso. Los compañeros de Ayola dieron a Ayola algo de comer y de beber y le acompañaron a la cama.

29 Ayola contó a sus compañeros la historia del fantasma, pero les pidió que no hablasen del fantasma con otras personas, porque la gente iba a pensar que era una mentira. Pero uno de los amigos de Ayola contó a otra persona la historia del fantasma. Esa persona habló del fantasma con otra persona… y poco a poco la historia todo el mundo en Bolonia sabía que Ayola había visto un fantasma.

30 El gobernador se enteró de la historia del fantasma y llamó a Ayola.
El gobernador pidió a Ayola que le explicase qué había pasado. Después el gobernador preguntó a Ayola en qué parte del jardín había desaparecido el fantasma. Ayola dijo que había arrancado un poco de hierba para no olvidar del sitio.

31 El gobernador fue a ese sitio del jardín con otras muchas personas.
El gobernador mandó venir a unos hombres con palas para hacer un agujero en la tierra a ver si encontraban algo allí. Los hombres, con las palas, quitaron un poco de tierra y encontraron el esqueleto de un hombre muerto muy alto y atado con muchas cadenas. El esqueleto era igual que el fantasma que había visto Ayola

32 Todos creyeron ahora que Ayola había dicho la verdad.
Nadie sabía quién era ese hombre tan alto y por qué ese hombre estaba enterrado allí, atado con tantas cadenas. El gobernador mandó enterrar el cuerpo del hombre en una iglesia. Nunca nadie supo quién era el hombre muerto. Nunca nadie supo qué había pasado.

33 El fantasma no apareció más.
Ayola vivió tranquilo en Bolonia con sus dos amigos y, cuando terminó de estudiar y volvió a España, fue un abogado importante.


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