CRISIS DE FE: LLAMADA A LA PLENITUD HUMANA Por favor no utilices el ratón D.Antonio Bravo Tisner (Cuarta parte)
Una mirada a los últimos siglos de la humanidad nos permite constatar cómo la fe cristiana fue sometida ante el tribunal de la razón, de la acción y de la autorrealización del hombre.
La razón acusó a la fe de ser refugio de quienes preferían la seguridad de la repetición a la búsqueda de la verdad.
Los hombres de acción la calificaban de opio, pues se predicó en ocasiones la resignación
Otros pretendieron que la fe arrebataba al hombre su grandeza y su libertad para crear su propio futuro.
Pero estas acusaciones no se corresponden con la fe verdadera.
La fe auténtica nos libera para la libertad y nos compromete en la liberación de todo hombre y de todo el hombre.
La fidelidad de la fe nada tiene que ver con la repetición, que es sinónimo de pereza.
La fe nos revela la verdadera vocación divina del hombre, la vocación a la libertad del amor, por la que nos hacemos siervos y servidores de los demás.
Sino nuestra comprensión y vivencia de la fe. No es la fe lo que está en crisis
Si falta este diálogo cultivado en la oración, la fe se asfixia y se hace tibia. El creyente, cualquiera su cultura y situación, está llamado a vivir lo concreto de la existencia en un diálogo con el Señor.
La religión cristiana corre el peligro de quedar reducida a una moral o una sabiduría, como otras religiones.
La evangelización tiene su núcleo en el anuncio de Jesucristo muerto y resucitado de entre los muertos.
El cristiano está llamado a ser teólogo, esto es, una persona que habla de Dios y del hombre con seriedad, en la luz de Cristo.
Los padres de la Iglesia insistieron en ello: el cristiano es persona de oración y por ello teólogo.
Música: Folk.Slow Andre Rieu