1. Cuáles son los factores de riesgo trombótico y hemorrágico más relevantes en los pacientes sometidos a un trasplante alogénico de progenitores hematopoyéticos (alo-TPH)? • La trombosis venosa es común en el alo-TPH, tanto en la fase precoz como en la tardía. • La trombosis no influye en la supervivencia global. • El factor de riesgo principal para el desarrollo de TEV postalo-TPH es la enfermedad del injerto contra el huésped (EICH) crónica extensa. • Las hemorragias postalo-TPH fueron más frecuentes que las trombosis y se asocian a mayor mortalidad. •Existen factores de riesgo hemorrágico postalo-TPH bien definidos: edad avanzada, acondicionamiento mieloablativo, trasplante de cordón umbilical, EICH aguda grado III/IV, necesidad de tratamiento anticoagulante y microangiopatía asociada al trasplante.
2. ¿Puede la enfermedad tromboembólica venosa modificar la supervivencia de los pacientes con neoplasias hematológicas? ¿Existe un beneficio, en términos de supervivencia, del tratamiento antitrombótico en pacientes con neoplasias hematológicas? • La incidencia de TEV en neoplasias hematológicas es apreciable y comparable a la incidencia que existe en tumores sólidos. • La asociación entre mortalidad y TEV no es idéntica en todas las neoplasias hematológicas. • A pesar de que las HBPM muestran un efecto antitumoral en estudios in vitro e in vivo, en la actualidad no se recomienda la anticoagulación como tratamiento antitumoral con la finalidad de incrementar la supervivencia.
3. ¿Cómo podemos prevenir la enfermedad tromboembólica venosa asociada a fármacos inmunomoduladores (IMiD) en pacientes con mieloma múltiple (MM)? • Se recomienda realizar profilaxis tromboembólica en pacientes con MM que reciben esquemas basados en talidomida/lenalidomida con dexametasona y/o quimioterapia. • Se recomienda AAS o HBPM (dosis profilácticas de algo riesgo) para MM de bajo riesgo. • Se recomienda HBPM para MM de alto riesgo.
4. ¿Qué tratamiento es preferible: el citorreductor o el antitrombótico para la profilaxis de las trombosis en las neoplasias mieloproliferativas crónicas (NMPc)? • Los pacientes con NMPc presentan con frecuencia episodios trombóticos, en especial aquellos con policitemia vera o trombocitemia esencial JAK2+. • El tratamiento citorreductor y el antitrombótico deben escalarse por factores de riesgo (edad, historia previa de trombosis). • Los pacientes de bajo riesgo pueden no precisar profilaxis o tendrían suficiente con antiagregantes. A los de alto riesgo se deberían añadir citorreductores. • Si la trombosis previa ha sido venosa se prefieren anticoagulantes. • En policitemia vera, mantener el hematocrito controlado (<45%) es clave. Las sangrías terapéuticas y, en circunstancias especiales, las citoaféresis son terapias citorreductoras adecuadas.
5. ¿Cómo se pueden prevenir los efectos trombóticos iatrogénicos en el tratamiento de las leucemias agudas (LA)? • Las trombosis de los catéteres venosos centrales son muy frecuentes en los pacientes con LA. • Las guías actuales sugieren no utilizar profilaxis antitrombótica primaria de los catéteres venosos centrales en los pacientes con cáncer. No hay especificaciones estrictamente para LA. • El tratamiento con L-ASA es una causa frecuente de trombosis en el tratamiento de la LA linfoblástica. A menudo se manifiestan como trombosis de catéter venoso central. • La profilaxis secundaria después de un episodio de trombosis permite continuar el tratamiento con L-ASA.
6. ¿Está aumentando la incidencia de trombosis en la leucemia promielocítica aguda (LPA)? ¿Cómo se tratan las trombosis en el contexto hemorrágico de esta enfermedad? • La frecuencia de trombosis en los pacientes con LPA ha aumentado en los últimos años a causa de su mayor supervivencia y por el efecto protrombótico de la terapéutica. • Para mejorar el pronóstico de la coagulopatía asociada a la LPA, el tratamiento con ATRA debe iniciarse lo antes posible. • El soporte hemoterápico debe ser intenso y muy controlado en la fase de inducción del tratamiento. • La dosis de HBPM para tratamiento de las trombosis en la LPA debe ajustarse al disminuir el recuento de plaquetas (<50.000/mm3). Asimismo, debe reanudarse a dosis plenas cuando la cifra de plaquetas aumente (>50.000/mm3).