LA FRATERNIDAD JUVENIL SE SUSTENTA EN CIMIENTOS DOCTRINALES FIRMES PARA VIVIR CONFORME A LA VOLUNTAD DE DIOS. Ef. 2:19-22

EL SEÑOR JESUCRISTO, MODELO A SEGUIR POR LA JUVENTUD. TEMA: LA FRATERNIDAD JUVENIL SE PREPARA PARA UN AVIVAMIENTO. TEXTO: Habacuc 3:2. Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos. En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.

Verdad bíblica: El Espíritu Santo aviva su obra en medio de los tiempos.

Verdad bíblica aplicada: La fraternidad juvenil permite que el Espíritu Santo redarguya todo pecado para encender el fuego de amor y servicio a Dios, teniendo por escoria todo lo que el mundo ofrece.

De acción: Fortalezcamos nuestro tiempo de oración para que el poder del Espíritu de Dios se manifieste en y a través de la fraternidad juvenil.

Introducción: En 1740 en Nueva Inglaterra comenzó uno de los mayores avivamientos de los tiempos modernos, Jonathan Edwards fue el instrumento escogido por Dios, quien tenía una firme convicción de la obra directa que el Espíritu Santo realiza en el alma humana. En el período de dos a tres años, la Iglesia de Cristo despertó de una época de enorme decadencia, aletargamiento, tradiciones, conformismo, falta de oración y de vivir un evangelio sin compromisos, ¿reconoces alguna característica de este tiempo? Pero, Dios es el mismo hoy y por los siglos, por tanto, podemos experimentar un avivamiento en medio de estos tiempos.

Avivamiento según el diccionario de la Real Academia Española significa acción y efecto de avivar. Dar viveza, excitar, animar, encender, acalorar, hacer que arda más el fuego, hacer que dé más claridad la luz artificial, poner los colores más vivos, encendidos, brillantes o subidos, dicho de la semilla de los gusanos de seda: empezar a vivir o nacer, cobrar vida, vigor. Un Avivamiento Espiritual es una obra soberana del Espíritu Santo, en la cual Él manifiesta en forma tangible la gloria y la santidad de Dios, con el fin de que el hombre sea profundamente quebrantado delante de Él, y la sociedad sea radicalmente transformada.

I. ¿Por qué no hay un avivamiento No existe compromiso para cumplir la Misión y Visión de la iglesia (Ro. 10:14). Aún no aborrecemos toda clase de pecado que ofende a Dios (Ro. 12:9). Nos hemos olvidado de vivir una vida santa y piadosa (2 P. 3:11). Impedimos que el Espíritu Santo quebrante nuestro corazón, redarguyéndonos de todo pecado (Ro. 1:21). Asistir al templo se ha convertido en rutina y tradición (Is. 1:13-18; Gá. 4:8-11). La predicación de la sana doctrina ha decaído, en muchos lugares se predica un evangelio sin compromiso, sin santidad, sin entrega, sin negarse a sí mismo.

La incredulidad nos aparta de Dios (He. 3:12) Hemos hecho una separación del conocimiento doctrinal cristiano con el diario vivir (1 Ti 1:3-7). Defraudamos a nuestros padres (tener una conducta en el hogar y otra en la escuela/trabajo, mientes para obtener lo que quieres, ocultas lo que haces, defraudas a otros y a ti mismo, robas, etc.) El respeto, amor, admiración y obediencia a nuestros padres terminó hace muchos años. Nuestra conducta y vocabulario en la escuela y trabajo es igual a la de los que no conocen a Dios. La incredulidad nos aparta de Dios (He. 3:12) Ausencia total de responsabilidad, no trabajo ni estudio y argumento servir a Dios.

II. ¿Qué tenemos que hacer para experimentar un avivamiento? Es indispensable que despertemos de ese sueño, de abandonar esa rutina y monotonía que envuelve tu vida, de pensar que por haber nacido en “cuna evangélica” lo has ganado todo. Tu hiciste una decisión de aceptar a Cristo como tu Salvador y eres salvo, pero probablemente dejaste que la indiferencia, el mundo, el pecado fueran invadiendo tu corazón y se construyera una coraza alrededor de él, que te impiden servir a Dios con todas tus fuerzas.

¿Anhelas un avivamiento? Debes esforzarte por buscar a Dios en oración, en la lectura de su Palabra, en ayuno, en servicio; si bien el Señor Jesucristo pagó un alto precio, también te pide: Niégate a ti mismo y sigueme. Dejemos todo aquello que nos aleja de vivir una vida para Cristo, dejemos toda distracción que impide acercarnos al altar de las eternas misericordias. Vivamos día a día como si fuese el último de nuestra vida. Entrégate en oración y verás todo lo que el Dios Poderoso en el que crees, puede hacer ( Ef. 5:14; Ro. 13:11; Gá. 3:5).

Un avivamiento es el fruto natural de la oración a Dios, cuando a los discípulos se les dijo que tenían que “esperar”, no significa estar inactivos, tenían que “orar” para revcibir el bautismo con el Espíritu Santo, tú debes hacer exactamente lo mismo. No debes confundirte muchos enseñan que el avivamiento es tener más alegría y fervor en los cultos, tener cultos más largos y más frecuentes y que ocurran situaciones extrañas con los cuerpos de los creyentes (temblores, desmayos, ver luces, risas, vómitos, etc.). Remítete a la Palabra de Dios, revisa cómo fue el derramamiento del Espíritu Santo, la señal inequívoca de hablar en lenguas, pero sobre todo, hablar con denuedo la Palabra de Dios e impactar en miles de corazones para un arrepentimiento y cambio de conducta radical. (Hch. 4:31, 32-37; Hch.2:1-13; 2:43-47; 4:13)

El avivamiento en la vida del joven es perceptible, hay un esfuerzo constante, absoluto y total por servir a Dios, dejarás de llegar tarde a los servicios, faltar a las escuelas dominicales, de ver la tv por escudriñar la Palabra de Dios, los que te rodean serán testigos que el “combustible” que arde en ti, ha propiciado un cambio total de vida que impactará a otros. Pon la mirada en lo alto donde está Cristo. (Col. 3:22).

Acción: ¿Continuaremos así, o tomamos la decisión de orar fervientemente hasta que el poder de Dios queme toda escoria en su iglesia, levante un pueblo santo y bien dispuesto a obedecerlo y a cumplir la orden de ir y predicar? ¿Estaremos dispuestos a invertir nuestro tiempo en la oración a partir de hoy? La fuerza del enemigo se incrementa cada día y con agresividad, el poder del Espíritu de Dios sobre la iglesia disminuye.

Conclusión: Carlos H Spurgeon hizo referencia a lo siguiente: “Si hay una locomotora en la vía férrea y alguien dice traigan otro motor, y luego otro, y luego otro, no es que se necesite otro motor para que el tren se mueva. Enciende el motor! Y échale combustible, esto es lo que se necesita, de lo contrario el tren no se moverá nunca. No necesitamos nuevos ministros, nuevos planes, nuevas formas, aunque se pueden inventar muchas; para hacer que la iglesia sea mejor; lo que necesitamos es avivamiento en lo que se nos ha dado” Y esa es la invitación hoy, enciende tu corazón, dale sentido a tu vida, pon combustible, haz que arda tu corazón por amar y servir a Dios, es la única forma de ser parte de ese avivamiento.

Texto áureo: “Y recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo.” Hechos 1:8