LECCIÓN 6: EL PROFETA SAMUEL Texto bíblico: 1 Samuel 1 LECCIÓN 6: EL PROFETA SAMUEL Texto bíblico: 1 Samuel 1. Texto áureo: 1 Samuel 1:28.
Elementos previos a considerar: El libro de Samuel se llama así por uno de sus personajes decisivos: Samuel. Consta de dos partes, 1 Samuel y 2 Samuel. El tema central del libro es la venida de la monarquía. Ya pasó el tiempo de los Jueces ahora viene el tiempo de los reyes. Es Samuel, como juez y profeta quien acompaña este proceso, de hecho él es quien debe ungir al primer y segundo rey de Israel. Con razonable probabilidad podemos situar estos relatos en los siglos XI y X a.C. Hacia el año 1030 Saúl es ungido rey, David comenzaría su reinado en Hebrón hacia el 1010 y Salomón en el 971.
Diálogo Introductorio: En aquellos tiempos era común ofrecer el primer hijo a Dios (como en el caso de Samuel). ¿Han ofrecido, ustedes, sus hijos para el Señor? ¿Cómo fue? ¿En qué situación? ¿Bajo qué términos?
LA FAMILIA DE SAMUEL. Un varón con dos mujeres: El relato del 1 Samuel 1 parte hablando de Elcana, padre de Samuel, quien tenía dos mujeres: Penina y Ana. El verso 2 añade: “Y Penina tenía hijos, más Ana no los tenía”. En aquel tiempo era común tener dos mujeres. Sin embargo Elcana amaba a Ana (1 Samuel 1:44-5). Un varón que cumple con sus deberes religiosos: El relato sigue diciendo que Elcana iba todos los años al santuario ubicado Silo (1 Sam.1:3). Dos mujeres contrariadas: Las mujeres de Elcana tenían diferencias entre ellas. Ana se sentía inferior por no tener hijos y Penina se ponía celosa porque Elcana ponía más atención a Ana. Penina además ofendía a Ana, “…la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos” (1 Sam 1:6). De pura pena Ana “…lloraba y no comía” (1 Sam. 1:7). La oración perseverante de Ana: Ana no dejó de ir al santuario de Silo a orar pidiendo un hijo. Cierto día, estando en el santuario, “…ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente” (1 Sam. 1:10). El sacerdote Elí la ve y luego de conversar con ella le dice: “Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho” (1 Sam.1:17). La respuesta de Dios: Al día siguiente, se levanta temprano en el Santuario “…adoraron a Jehová” (1 Sam. 1:19) y se dirigen a su hogar. Alcana “… se llegó a Ana… y Jehová se acordó de ella” (1 Sam. 1:19).
ANA: UNA MUJER DE PALABRA Ana cuando iba al santuario de Silo, oraba al Señor, pero igualmente le hizo un voto, una promesa: “E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza” (1 Sam. 1:11). Ella prometió que si Dios le regalaba ser madre de un varón ella lo consagraría para Él. Sería un nazareo, como Sansón, (Jueces 13:5; Núm. 6:1-21), un consagrado a Dios. Luego que Samuel fue destetado ella, es decir entre 3 ó 4 años de edad, tomó a su hijo y todo lo necesario para ofrecer al Señor su ofrenda: becerros, harina y vino y volvió a Silo y matando el becerro entregaron el niño al sacerdote Elí (1 Sam.1:24). Y ella dijo al sacerdote Elí “¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová” (1 Sam.1:26-28). Ella entrega, dedica, consagra su hijo a Dios para que Samuel “… todos los días que viva, será de Jehová”.
ANA PROMETIÓ Y CUMPLIÓ Samuel llegó a ser un siervo de Dios, así lo atestiguan las Escrituras: 1 Samuel 2:18: “Y el joven Samuel ministraba en la presencia de Jehová…”. 1 Samuel 2:21: “…Y el joven Samuel crecía delante de Jehová” 1 Samuel 2:26: “Y el joven Samuel iba creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres”. 1 Samuel 3:1: “El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí”. 1 Samuel 3:19: “Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras”. 1 Samuel 3:20: “Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Jehová”. Posteriormente Samuel, por la queja del pueblo de querer tener un rey (1 Samuel 8:5) consagra al primer y segundo rey de Israel.
Algunos temas que se desprenden del pasaje de hoy: Dios es poderoso, puede producir vida de una mujer infértil. La oración perseverante puede mover al milagro. Lo que pedimos a Dios debe ser para engrandecerlo a Él. Ana pidió un hijo que luego lo consagró para Dios. Lo que sembramos cosechamos. Ana sembró devoción (yendo al santuario y orando) y cosechó un hijo fiel al Señor. Hay que ser personas fieles, consecuentes en nuestras palabras. Ana prometió y cumplió.
PREGUNTAS PARA EL DIÁLOGO ¿Quién de los presentes conoce al Señor Jesucristo por el testimonio y trabajo de su madre? (Comentar).