La Virgen María es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios. La Iglesia Católica quiere comenzar el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María.
La fiesta mariana de "María Madre de Dios" es la más antigua que se conoce. Ya en las Catacumbas donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa, en tiempos de las persecuciones, hay pinturas con este nombre: "María, Madre de Dios".
El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene.
“He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra.” Desde esta respuesta firme y amorosa al Plan de Dios; Dios mismo se pudo encarnar para traernos la Reconciliación, que nos libra de las heridas del pecado.
La doncella de Nazareth, la llena de gracia, al asumir en su vientre al Niño Jesús, la Segunda Persona de la Trinidad, se convierte en la Madre de Dios, dando todo de sí para su Hijo; vemos pues que todo en ella apunta a su Hijo Jesús. Es por ello, que María es modelo para todo cristiano.
“Vivo yo más no yo, es Cristo quien vive en mí”. En nuestra Madre Santa María encontramos la guía segura que nos introduce en la vida del Señor Jesús, ayudándonos a conformarnos con Él y poder decir como el Apóstol Pablo: “Vivo yo más no yo, es Cristo quien vive en mí”.
«Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita».
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