La capellanía es una profesión, que data desde tiempos milenarios, y los registros muestran que los imperios tales como babilonia, Persia, Grecia y Roma, contaban con capellanes que se encargaban de atender las necesidades emocionales y espirituales de los emperadores, militares y demás miembros de la aristocracia.
Dentro del contexto cristiano Desde el siglo V se empieza a notar que líderes religiosos fueron apartados para ejercer la capellanía, a los emperadores, presidentes y miembros de su gobierno. La capellanía comienza con la preocupación de servir mejor a nuestra comunidad.
Hoy día el termino capellán se aplica a aquellos ministros o laicos que ejercen, una labor espiritual basada en la consejería y orientación, en instituciones públicas y privadas, representando al creador y sustentador del universo. El capellán es el ministro que no espera a que la gente venga a la iglesia con sus necesidades, si no que sale a buscar a los necesitados en donde estén.
La presencia de los capellanes se hace notoria tradicionalmente en asilos, cárceles, hospitales, clubes deportivos, e instalaciones militares. Pero su socorro y consejo espiritual se extiende a las universidades, agencias públicas como cuerpo de bomberos y policía, clubes cívicos, instituciones benéficas, y en los barrios bajos y la calle misma.