Domingo XX Tiempo Ordinario VERDADERA Ciclo B BEBIDA Comentario Evangelio Domingo XX. T. O. Ciclo B 19 Agosto 2018 + Francisco Cerro Chaves. Obispo de Coria-Cáceres Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: Ave Verum Corpus. Mozart Montaje: Eloísa Díaz-Jara
TEXTO BÍBLICO Jn. 6. 51-58 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo». Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?». Entonces Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Morimos de hambre y de sed en el camino de la vida.
Como dice un famoso poeta, somos como el pez que viviendo en el agua muere de sed por no abrirse a beber el agua viva que sacia nuestra sed.
Así vivía la samaritana buscando amor (cfr. Jn Así vivía la samaritana buscando amor (cfr. Jn. 4, 1) sin saciar su sed hasta que encontró en el pozo de Jacob al Amor de los amores.
Jesús, habla claro de comer su carne para la vida del mundo e introduce el beber su sangre.
Otra vez, imagen del Antiguo Testamento que presenta al pueblo de Israel guiado por Moisés en el desierto y que muere de sed porque no encuentra la fuente de Agua Viva.
Habla de que su sangre es verdadera bebida. Por tanto, llega a la cumbre del escándalo para los israelitas a los que les habla de que tienen que beber su sangre si quieren tener vida en abundancia, vida eterna.
Aparece también el Padre que es el que nos ha entregado a Jesús con todas las consecuencias y que se ha hecho pan y sangre derramada por amor, en la cruz para saciar nuestra vida con el misterio insondable de su Amor Incondicional.
Quien come su cuerpo y bebe su sangre ha encontrado la plenitud de la vida y el remedio a toda su soledad.
La verdadera alegría y el verdadero gozo están en descubrir el Amor del Corazón Vivo de Jesús Eucaristía,
que es nuestra vida y nuestro gozo porque nos entrega con su cuerpo y con su sangre su amor y vida que, aún sin saberlo, anhela el corazón humano.
Decían los primeros cristianos que no podemos vivir sin el domingo, día del Señor, sin la Eucaristía.
Un día sin Eucaristía es un día perdido en tu vida.
Un día sin Jesús es un día donde te has perdido lo mejor de la vida, que es su Amor.
Por eso, preparemos y vivamos bien la Eucaristía como, verdaderamente, el Amor sin límite que viene a nuestro corazón y nos lanza a una vida sin fin, la vida eterna.
Quien come de este pan y bebe su sangre tiene vida eterna, vida que no se acaba, que no tiene fin como su Amor hacia cada uno de nosotros. FIN