En este día recor- damos a nues- tros difun- tos.
Hay quienes están enterrados en tumbas hermosas.
Pero otros muchos están en tumbas casi desconocidas.
Unos derraman lágrimas por sus difuntos.
Hay personas que adornan las tumbas con muchas flores.
Algunos llenan la tumba de velas.
Otros rezan ante la tumba de sus seres queridos.
La vida va hacia la muerte. Lazos de muerte a todos nos alcanzan, las redes del abismo nos envuelven, pueblos enteros lentamente avanzan, y a todos los que van ya nunca vuelven.
Los cipreses nos indican que hay otra vida. Nos enseñan a mirar hacia arriba.
La cruz en el cementerio es esperanza de una nueva vida.
Nuestra vida es un camino que nos lleva al verdadero Sol de amor
Pero como no es fácil morir totalmente limpios, el Purgatorio existe para que nos podamos limpiar de los pecados pequeños y de los restos de otros pecados.
La purificación requiere un dolor. Se suele expresar por llamas que purifican el alma o el espíritu.
En el Purgatorio se sufre con esperanza, porque esperan la visión eterna en el cielo. Se sufre con amor, por que ya no pueden pecar y aman al verdadero AMOR.
La gran misericordia de Dios se muestra en que los que estamos en esta vida podemos aplicar nuestros méritos a los difuntos, sin que los perdamos. La principal ayuda es la oración.
Jesús muriendo entregó su espíritu a su Padre celestial. La muerte es ponernos en las manos de Dios.
Un día sentiremos las manos de Dios que nos acogen. Vivamos ya metidos en su regazo amoroso.
Dicen que nacemos para morir; Automático
pero en ti creemos, Señor, y sabemos
llegar al puerto de tus brazos.
nos acoges y nos abrazas a tus hijos
Dicen que nacemos
pero en ti creemos, Señor, y sabemos
que morimos
Si Cristo ha resucitado, resucitarán los muertos.
AMEN