Las causas del sufrimiento ¿Qué dice la Biblia?

El sufrimiento El sufrimiento es algo universal (Gen. 3:15-21). El sufrimiento causa mucha curiosidad (Jn. 9:1-3). Los israelitas dudaron (Heb. 3:12-19). Al sufrir una tragedia, muchas personas preguntan: “¿por qué?”, y otros creen tener absolutamente todas las respuestas.

El sufrimiento No es tan necesario saber “por qué” como saber “qué hacer” en medio del sufrimiento. Podemos aprender a reaccionar en medio del dolor. La Biblia nos instruye para esto.

No podemos saberlo todo “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre …” (Deut. 29:29).

No podemos saberlo todo “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Is. 55:8,9).

No podemos saberlo todo Pero, podemos afirmar con vehemencia: Dios tiene el control (Apoc. 4:4 y sig.) Dios me ama (Jn. 3:16). Dios quiere salvarme (Heb. 5:9). Dios cuida de sus hijos (1 Ped. 5:7). Dios me instruye con su evangelio (2 Tim. 3:16,17). Dios quiere darme consuelo eterno (Apoc. 21:4)

Dios lo sabe todo Él tiene una vista panorámica. En cambio, nuestra visión está limitada: “Señor, tú lo sabes todo…” (Jn. 21:17). La convicción necesaria: Dios lo sabe y él me ama.

Dios lo sabe todo Job tuvo que aprender una lección, ¡y nosotros también necesitamos aprenderla (Job 40:1-5; 42:1-6)! Dios podría impedir que suframos (Mar. 10:27), pero él quiere bendecirnos incluso a través del dolor (cf. Sant. 1:2-4; 1 Ped. 4:12).

Causas comunes del sufrimiento Las leyes naturales del mundo. El abuso de la creación. Nuestro descuido. Las consecuencias de nuestros pecados. Las consecuencias de los pecados de otros. Satanás, nuestro enemigo.

LEYES NATURALES Vivimos rodeados de leyes naturales que dan orden y equilibrio al mundo: La gravedad nos atrae a la tierra, ya sea para que caminemos como para que caigamos (Hech. 20:9). El fuego puede abrigar nuestro cuerpo (Hech. 28:2) como también incendiar un gran bosque (Sant. 3:5). La lluvia puede ser una bendición (Mat. 5:45) pero a veces puede ser una gran prueba (Hech. 28:2). El dolor puede ser beneficioso para huir de lo que lo causa (1 Cor. 12:26), como también trágico cuando se vuelve crónico (Mat. 4:24; 8:16-17).

ABUSO DE LA CREACIÓN El hombre debe señorear sobre la creación (Gen. 1:26) sin abusar de lo creado (Gen. 1:28; Sal. 8:6-8): Si el hombre no toma el control de manera responsable sufrimiento habrá. El fuego sin control invita a un desastre. El agua contaminada no es útil al hombre. El cuerpo usado fuera de su propósito se estropeará. El reino animal y vegetal dependen del hombre.

NUESTRO DESCUIDO Muchas cosas que nos rodean pueden ser controladas y encausadas para nuestro bien. Pero, si las descuidamos entonces sufriremos: Descuido de la dieta. Descuido del descanso. Descuido del libre albedrío. Descuido del porvenir. Los cables de corriente no hacen acepción de personas.

CONSECUENCIAS DE PECADOS PERSONALES “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gal. 6:7) El afán y la ansiedad (Mat. 6:25-34) Las falsas doctrinas (Rom. 16:17-18). La incredulidad y desobediencia (2 Tes. 1:8; 1 Ped. 2:7-8). Las drogas, el alcohol, los juegos de azar. Apartarnos de Dios (1 Tim. 5:15).

CONSECUENCIAS DE LOS PECADOS DE OTROS Vivimos en un mundo de pecado, donde el hombre se autodestruye y corrompe al resto. El cristiano sufre por la maldad de otros (1 Ped. 2:20). Muchos sufren las injusticias de otros (Luc.18:1-8). Falsos maestros en la hermandad (Gal. 5:9). Un automovilista borracho. Una madre drogadicta. Un gobierno opuesto a Dios.

SATANÁS, NUESTRO ENEMIGO Satanás es enemigo del hombre, él no beneficia a nadie: Usa de lazos (1 Tim. 3:7; 6:9; 2 Tim. 2:26). Opera en los desobedientes (Ef. 2:2). Engaña (Jn. 8:44). Emplea artimañas (Ef. 6:11). La concupiscencia es entrada para él (Sant. 1:12,13). Anda alrededor del pueblo de Dios (1 Ped. 5:8-9). Abofeteó a Pablo (2 Cor. 12:7). NOMBRES O DESCRIPCIONES DE NUESTRO ENEMIGO Satanás = adversario. Mat. 4:10; Luc. 22:31; 1 Pet. 5:8.  Aun Pedro hizo el papel de adversario (Mat. 16:23) cuando él era tropiezo para Jesús, no pensando en las cosas de Dios sino en las cosas de los hombres. A. El diablo, Sant. 4:7. Acusador, calumniador (acusa a Dios, Gén. 3:3-5; acusa al hombre, Job 1:6-11; 2:1-5). La palabra “diabolos” se usa de personas que son calumniadoras, Tito 2:3. Judas era un “diabolos” (Jn. 6:70), porque se identificaba con el diablo. Jesús sanaba a los que fueron oprimidos por el diablo (Hech. 10:38). B. Serpiente, Gén. 3:1-15. Astuto. 2 Cor. 2:11, tiene mañas. Efes. 6:11, tiene asechanzas (astucias, engaños, insidias). C. El maligno, 1 Jn 5:18; Mat. 13:38, 29, el malo, el enemigo. 1 Jn. 5:19, todo el mundo (o sea, la mayoría) está bajo el maligno. D. Príncipe de este mundo, Jn. 12:31; 14:30. Es el “príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”, Efes. 2:2. E. Tentador, Mat. 4:1. Nos tienta a través de enemigos y también “amigos”. F. Belial, príncipe de los demonios, 2 Cor. 6:15. G. Dragón – en Apocalipsis.

Todo bajo Cristo “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mat. 28:18).

Sabemos lo suficiente Tal vez no conozcamos la causa exacta del sufrimiento que nos aqueja. Pero, podemos afirmar con vehemencia: Dios tiene el control (Apoc. 4:4 y sig.) Dios me ama (Jn. 3:16). Dios quiere salvarme (Heb. 5:9). Dios cuida de sus hijos (1 Ped. 5:7). Dios me instruye con su evangelio (2 Tim. 3:16,17). Dios quiere darme consuelo eterno (Apoc. 21:4)

Plan de Salvación Rom. 10:17, Oír la palabra de Dios. Jn. 8:24, Creer en Cristo. Hech. 2:38, Arrepentimiento. Rom. 10:10, Confesar la fe en Cristo. Mar. 16:16, Bautismo para el perdón de los pecados. Col. 1:21-23, Perseverar en la fe. -- Hech. 8:22, Arrepentirse si ha caído, rogar el perdón. -- 1 Jn. 1:9, Confesar el pecado.