Nuestra identidad la juzgamos como una incursión decidida en la historia que conlleva una cierta actitud combativa, una conciencia de ser enviadas desde el evangelio a la espesura de la historia. LLAMADA EVANGÉLICA E HISTÓRICA
Nuestra respuesta a la historia la hacemos desde los sentimientos íntimos del corazón de Jesús: humildad, pobreza, compasión…los Fundadores identificándose con el corazón y los sentimientos de Cristo experimentaron una entrañable compasión ante las necesidades, buscaron el querer de Dios sobre las realidades, encarnaron sus sentimientos y no se limitaron a organizar el servicio eficiente. EXPERIENCIA EVANGÉLICA DE INTERIORIDAD
MISTERIO PASCUAL La contemplación de Cristo que nos amó hasta la muerte nos introduce en la mística de la cruz, nos transforma y nos configura. Experimentando nuestras debilidades y nuestras pobrezas, vivimos la experiencia pascual, con los pobres y crucificados de hoy. Sus gritos son llamadas.
OPCION POR LOS POBRES La opción por los pobres implica participar de este descenso de Dios a la historia, identificarnos como Cristo con la realidad de nuestros hermanos, preferir la fraternidad a la propia subsistencia y satisfacción. No somos agentes sociales, radicalmente somos revelación del amor humilde de Dios a la historia, presencia gratuita en renuncia al poder y a la eficacia por muy necesaria que sea.
DIMENSION ORANTE CONTEMPLATIVA Nuestra oración es alimentada por la Palabra de Dios, pero también por la vida de los hombres de hoy. La Eucaristía, don de un amor sin límites, hace presente a Jesús Resucitado Es lo más importante del día Vivimos en actitud eucarística dejando que nuestras vidas adquieran una dimensión eclesial y universal de acción de gracias y de intercesión, de entrega y de comunión.
EL ESPÍRITU DE FAMILIA La comunión en el mismo espíritu y la misma llamada de seguir a Jesús y servir a los pobres, nos da cohesión y fuerza. El espíritu de familia y la vida en comunidad son realidades fuertes de nuestro carisma (EV)