Más <<almuerzos gratuitos>> José Accini Sotomayor 19 de julio de 2016
Trabajo voluntario En Estados Unidos, una enorme cantidad de personas dedica unas horas al trabajo voluntario. El valor total de estos esfuerzos no remunerados asciende a doscientos treintainueve mil millones de dólares. Este es el valor de los “almuerzos gratuitos” para la economía visible.
La mitad oculta No solo estadounidenses, sino también coreanos o japoneses mueven grandes masas de personas para trabajo voluntario. Todos estos trabajos voluntarios quedan fuera de las cuentas de todas las empresas. De calcularse debidamente su valor, las decisiones de las empresas, o incluso países, se tomarían de otra forma.
Comunidad global Cuando las economías eran locales y descentralizadas, el prosumo también era un fenómeno que se daba solo a nivel local. Con organizaciones de voluntarios globales, el sentido de comunidad de las personas se ha vuelto global. Todo este trabajo se vuelve riqueza invisible, capaz de transferirse con voluntad propia de un extremo a otro de la Tierra.
Los aficionados cuentan Aficionado es hoy un término despectivo, pero fueron los aficionados los que alcanzaron los primeros logros en ciencia y tecnología. Hoy, los aficionados se dedican a recoger varios datos medioambientales, pero están centrados en el espacio y la astronomía. Con la baja de precios en las herramientas de investigación, los aficionados podrán entrar y aportar en otros campos.
<<desmontar>> los libros Aparte de los <<almuerzos gratuitos>> que los voluntarios dan a la economía, los voluntarios también aumentan el <<activo de capital consumidor>>. Los prosumidores aumentan este valor al gastar en grandes cantidades, comprando máquinas y herramientas. Este tipo de consideraciones son las que nos permiten empezar a <<desmontar>> la economía.
Ataque al ántrax Los avances tecnológicos que se dan en los grandes centros serían imposibles son la ayuda de los prosumidores o voluntarios. Por ejemplo, la investigación sobre el ántrax se llevó a cabo son más de cien mil voluntarios, utilizando ordenadores. Este proceso que se genera entre la economía y los prosumidores es uno que se autoalimenta y, de acuerdo con el autor, no ha hecho más que empezar.
¡Gracias!