HISTORIA DEL ARTE Y DEL DISEÑO II Romanticismo Eugène Delacroix

CONTEXTO HISTÓRICO: Fines del Siglo XVIII. Artísticamente Europa se encuentra impregnada por el neoclasicismo (respeto a las formas y los grandes temas de la antigüedad clásica). El artista y el público (la burguesía) comparten ciertos supuestos de la búsqueda de la perfección y la misma escala de valoración para las obras. La finalidad de la obra de arte no es tanto la de expresar la personalidad de un artista sino más bien mostrar una versión estandarizada del tema retratado.

La figura emblemática de este período es Jacques- Louis David (1748-1825). David busca la inspiración en los modelos escultóricos y mitológicos griegos, basándose en la austeridad y severidad, encuadrándose en el clima moral de los últimos años del antiguo régimen. Participa activamente de la Revolución Francesa, es encarcelado tras la caída de Robespierre y, finalmente, se alinea con el advenimiento de otro régimen político, el de Napoleón Bonaparte.

Juramento de los Horacios, David, 1784.

La muerte de Marat, David, 1793.

Napoleón cruzando los Alpes, David, 1801.

Para comienzos del siglo XIX, la tradición artística comienza a romperse, perdiéndose la sensación de seguridad del artista pero ampliándose el campo de trabajo e inspiración. El mundo del arte toma dos caminos separados: la obra por encargo (para la burguesía) que continúa los convencionalismos para satisfacer las demandas del público y el arte como expresión del sentir individual. Jean Auguste Dominique Ingres (1780-1867), alumno de David, es un claro ejemplo de la continuidad de la tradición. Ingres, como su maestro, combate la improvisación y el desaliño, buscando la perfección y la disciplina en sus obras. Lo importante en sus pinturas se centra en la claridad ante la composición.

El baño turco, Ingres, 1862.

La Historia del Arte del siglo XIX es la historia de un grupo de hombres solitarios que tuvieron el valor y la perseverancia de opinar por sí mismos y de examinar de modo osado y crítico las convenciones existentes para así abrir nuevos horizontes a su arte. Eugène Delacroix (1799-1863) es uno de los precursores quien desarrolla su obra a partir de la filosofía romántica alemana. Delacroix no acepta las normas de la Academia y revoluciona el arte clásico, dándole mayor importancia al color que al dibujo, a la imaginación que a la inteligencia. En su obra, no hay precisión de contornos, ni desnudos modelados por la perfección griega, ni forzado equilibrio en la composición. Sus cuadros son “instantes intensamente sugestivos”, son pinturas en movimiento.

Dante y Virgilio en los infiernos, Delacroix, 1822.

Caza de leones, Delacroix, 1855.

El Romanticismo, movimiento cultural y político que se origina en Alemania y en el Reino Unido a fines del siglo XVIII, es la reacción contra el espíritu racional y crítico de la Ilustración y el clasicismo. Se desarrolla durante la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Inglaterra y Alemania por Europa y Latinoamérica. Sus principales postulados son: -la conciencia del Yo como entidad autónoma y fantástica, -la primacía del Genio creador de un Universo propio, -la fuerte tendencia nacionalista, -la del liberalismo frente al despotismo ilustrado, -la de la originalidad frente a la tradición clasicista, -la de la creatividad frente a la imitación neoclásica, -la de la obra imperfecta, inacabada y abierta frene a la obra perfecta, concluida y cerrada.

Los héroes románticos son prototipo de rebeldía: el Don Juan, el pirata, Prometeo. Los autores románticos quebrantan cualquier tipo de tradición que ahogue su libertad: la métrica, la tres unidades aristotélicas (acción, tiempo y lugar), etc. Los ambientes elegidos son los nocturnos, los lugares sórdidos y ruinosos, venerando las historias fantásticas como las supersticiones. El movimiento literario Sturm und Drang (tormenta e ímpetu) fue el precedente importante del Romanticismo alemán. Sus figuras: Goethe, Schiller y Beethoven.

La libertad guiando al pueblo, Delacroix, 1830.