San Vicente de Paúl – Hombre de Dios

“Dios, desde toda la eternidad, tenía sus pensamientos y sus designios sobre vosotras y en vosotras”. San Vicente,13 de febrero de 1646, Conf. 24, pág. 191

San Vicente, hombre de profunda serenidad, acompáñanos cuando buscamos caminar en la mansedumbre como Jesús.

Bendícenos, en nuestros días de servicio, con la paz que viene del corazón de Dios.

“El espíritu de vuestra Compañía consiste en tres cosas: Amar a Nuestro Señor y servirle con espíritu de humildad y de sencillez”. San Vicente, 9 de febrero de 1653, Conf. 51, pág. 429.

San Vicente, hombre de gran humildad, acompáñanos al profundizar en la sencilla verdad de que Jesús es la fuente creativa que da energía a nuestro servicio.

Bendícenos cuando buscamos vivir en la realidad de que es Jesús quien da fruto a nuestro servicio.

“Fijaos que ha sido el pueblo el que, al ver lo que hacéis y el servicio que nuestras primeras Hermanas hacían a los pobres, os dieron ese nombre”. San Vicente, 4 de marzo de 1658, Conf. 92, pág. 818.

San Vicente, hombre de verdad, acompáñanos a buscar el camino de la verdad que Jesús ha abierto para nosotros.

Bendícenos al sumergimos en el océano de la verdad que se abre cada día ante nosotros. Que siempre busquemos el mejor camino y la guía del Espíritu.

““Vivan unidas, sin tener más que un solo corazón y una sola alma para que por esta unión de espíritu, sean una verdadera imagen de la unidad de Dios”. San Vicente a Sor Ana Hardemont 30 July 1651

San Vicente, hombre ecuánime, acompáñanos a aprender a equilibrar nuestros días con profundo cuidado y gracia.

Bendícenos cuando nos abrimos a la unidad en la Trinidad, y nos esforzamos por ser verdaderamente fructíferos en nuestro servicio.

“Hay que estar dispuestas a ir adonde quiera que se os ordene, e incluso a pedirlo y decir: no soy ni de aquí ni de allí, sino de todas partes adonde Dios quiere que vaya”. San Vicente, 31 de julio de 1634, Conf. 1, pág. 30.

San Vicente, hombre de total desprendimiento, acompáñanos cuando nos maravillamos ante la profundidad y belleza de la presencia de Dios en nosotros.

Bendícenos cuando respondemos a la llamada de Dios en lugares lejanos que tienen gran necesidad y privación.

“Las Hijas de la Caridad no son religiosas, sino hermanas que van y vienen como seglares”. San Vicente, 7 febrero de 1660

San Vicente, hombre de gran valentía, acompáñanos cuando nos atrevemos a entrar en las nuevas formas de necesidad y de pobreza.

Bendícenos cuando buscamos conectarnos en red, a fin de que la voluntad del Padre pueda realizarse y Su Reino llegue a los más necesitados.

“No os preocupéis del porvenir; haced vuestros gastos todo el año según vuestra costumbre, y si os sobra traedlo a la Casa, y esto para ayudar a educar a las Hermanas para servir a los pobres”. San Vicente, 25 de enero, 1643, Conf. 13, pág. 99.

San Vicente, hombre de Dios, dotado de gran sobriedad, ayúdanos a comprender que "lo más" viene solo de profundizar en las riquezas encontradas en el corazón de Dios.

Bendícenos al abrirnos a la abundancia que proviene del depósito inagotable del divino amor de Dios.

“Estáis destinadas a representar la bondad de Dios a esos pobres …” San Vicente, 11 de noviembre de 1657, Conf. 85, pág. 726.

San Vicente, hombre de entrega total, acompáñanos cuando buscamos reflejar la fuerza y la belleza del amor de Dios, fundamental a todos los seres.

Bendícenos cuando buscamos la justicia para los oprimidos y la compasión para los que necesitan oír hablar de la eterna gracia de Dios.

“Tenéis que estar dispuestas a servir a los pobres en todos los sitios adonde os envíen”. San Vicente, 18 de octubre de 1655, conf. 71, pág. 591.

San Vicente, hombre enraizado en la acción justa, acompáñanos al discernir las necesidades de los pobres.

Bendícenos, cuando escuchamos sin prejuicio o discriminación y cuando reconocemos de nuevo el rostro de Jesús cuando viene a nosotros en nuestras hermanas y hermanos que sufren.

¡San Vicente de Paúl ruega por nosotros!

Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl 2014 Texto: Novena a San Vicente escrita por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl de Australia. Música: Softly the Light of Morning (de Gracious Light por Gregory Norbet)