Miércoles de Ceniza Ciclo B LO SECRETO Coment. Evangelio M. Ceniza. Ciclo B 14 Febrero 2018 + Francisco Cerro Chaves. Obispo de Coria-Cáceres Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: Misericordia Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual

Texto Bíblico Mt. 6,1-6.16-18 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga.

Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará."

Al inicio de la Cuaresma la Iglesia nos recuerda la llamada profunda a la conversión, a no lavarse la cara, sino a “vivir con los sentimientos del Corazón de Cristo”.

Porque convertirse es la asignatura pendiente siempre Porque convertirse es la asignatura pendiente siempre. Nadie está convertido del todo.

Los maestros del espíritu dicen que hay dos conversiones por lo menos: la del encuentro con Cristo en el camino, como Pablo en Damasco

y la segunda conversión, llamada afectiva, que es cuando podemos decir: “ya no soy yo quien vivo, es Cristo quien vive en mí”.

En la primera, se da el encuentro con Cristo,

en la segunda, es Jesús el que se adentra en tu vida y corazón y no sólo te cambia la ruta de tu vida, de tu Damasco, sino la ruta de tu corazón.

Este texto, que lee siempre la Iglesia al inicio de la Cuaresma, nos señala las tres claves de la Cuaresma que tienen mucho que ver con una mirada a “lo secreto” del corazón,

a dejar que la cobertura llegue hasta los sótanos de nuestro corazón, donde no queremos enfrentarnos, porque cambiaría nuestra vida para bien, para la santidad.

No hay conversión cristiana sin oración No hay conversión cristiana sin oración. Una oración “desde dentro, desde el Padre, que ve en “lo secreto”. Es una oración de corazón a corazón.

Es el soplo del Espíritu Santo que a través del viento del amor en el desierto, hace que surja en nuestra vida el Amor de un Dios que nos cambia la vida.

Hay que orar para vivir porque la oración cristiana es la vida concreta y real vivida desde Cristo.

Es necesario seguirlo con ayuno, que tenga en cuenta que el ayuno que más le agrada a Dios es el compartir con los pobres.

Ayunar para tener hambre de Dios.

Hambre de ternura que nos abre a la justicia, al necesitado, al que vive en todas las intemperies, en todas las periferias existenciales y geográficas, como nos recuerda el Papa Francisco.

Ayunar para dejar espacio libre a una vida más nueva, más limpia, más llena de la alegría del Evangelio.

Por último, todo corazón que no nos lleve a vivir con el Corazón manso y humilde de Jesús, a tener un corazón misericordioso, se puede quedar en un sonido de trompeta por las calles.

La limosna, en la tradición de la Iglesia, es ser más generoso con el que sufre y es pobre.

No nos podemos quedar en la teoría sobre lo que es la Cuaresma y la vida cristiana y no dar el paso profundo hacia la ruta de los pobres, de los que sufren.

Todas las pobrezas y, sobre todo, los pobres, sólo pueden reclamar en nosotros un corazón misericordioso.

Si no llegamos a la Pascua “libres de todo afecto desordenado” y abiertos a los pobres y a los que sufren, no hemos caminado en Cuaresma.

Nos hemos perdido por el camino sin llegar a la meta.

El fin siempre es la caridad a través de los medios que, desde siempre, se han ofrecido como los más eficaces: la oración, el ayuno y la limosna

Es necesario mirar al corazón Misericordioso de Jesús Vivo en la Eucaristía

y así los pobres serán el verdadero fruto de la Cuaresma del Espíritu. FIN