“Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto” DOMINGO II CUARESMA - Ciclo A “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto” BARTHIMEUS, Instituto para el Progreso Humano.

Monte Tabor, considerado el monte de la Transfiguración del Señor.

ORACIÓN COLECTA DE LA MISA DEL DOMINGO II Cuaresma – A “Señor, Padre santo, tú que nos has mandado escuchar a tu Hijo, el predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu palabra; así, con mirada limpia, contemplaremos gozosos la gloria de tu rostro”.

“El Señor es compasivo y misericordioso” Salmo (32)

Mt. 17, 1 - 9 “En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta.

Jesús quiere llevarnos a lo alto, como de una montaña, y darnos otra visión de la vida. Él sabe que desde ahí, junto a Él, podremos mirar nuestros problemas de hoy con una perspectiva mejor.

Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.

Jesús les permite ver a sus discípulos, y a nosotros, un poquito de su gloria. Para animarnos, para confiar, para servir. Ver esa gloria que también nos espera a nosotros.

Y se les aparecieron Moisés, y Elías conversando con él Y se les aparecieron Moisés, y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús : Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Moisés (1,250 a.C), el liberador del pueblo hebreo, Moisés y Elías. Moisés (1,250 a.C), el liberador del pueblo hebreo, el que lo sacó de Egipto. Elías (900 a.C.), el profeta que hablaba abrasado en celo por la Ley de Dios. Jesús es nuestro verdadero liberador. Nos libera del pecado y de la muerte eterna. Jesús estaba verdaderamente abrasado por el fuego del Espíritu Santo.

Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía : Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escúchenlo.

Ver la gloria del Señor alegra y fascina a los discípulos. También nosotros corremos el riesgo de querer permanecer en esa contemplación, pero evadiéndonos de la vida diaria. La voz del Padre nos devuelve a la realidad. Contemplar la gloria del Señor es para tomar empuje y valor para seguir a Cristo, cueste lo que cueste. Nuestro compromiso es escucharlo, relacionarnos con Él, para que de ello venga para nosotros un cambio, para parecernos a Jesús y poder ayudar a otros a salvarse.

Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Al oírlo los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo : Levántense, no teman. Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: No cuenten a nadie esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos” Palabra de Dios

Jesús nos quiere serenos y alegres. No nos espantemos por los esfuerzos y dificultades del diario vivir cristiano. Jesús nos quiere serenos y alegres. La luz de Cristo puede iluminarnos la vida y animarnos en las luchas diarias. Nosotros también estamos llamados a transfigurarnos para alcanzar la gloria que Dios quiere darnos.

y poder alcanzar la gloria de verte un día “cara a cara”. Amado Señor Jesús, ayúdame a transfigurarme, a tu imagen, para poder ver con tus ojos mi vida y la de los demás y poder alcanzar la gloria de verte un día “cara a cara”. La paz sea contigo Barthimeus, Instituto para el Progreso Humano