“Paz a ustedes” DOMINGO II Tiempo de Pascua - A

Presentación del tema: "“Paz a ustedes” DOMINGO II Tiempo de Pascua - A"— Transcripción de la presentación:

1 “Paz a ustedes” DOMINGO II Tiempo de Pascua - A
DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA “Paz a ustedes” BARTHIMEUS, Instituto para el Progreso Humano

2 “Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu pueblo
ORACIÓN COLECTA DE LA MISA DEL DOMINGO II Pascua – A “Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu pueblo con el retorno anual de las fiestas pascuales, acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor la inestimable riqueza del Bautismo que nos ha purificado, del Espíritu que nos ha hecho renacer y de la Sangre que nos ha redimido”.

3 porque es eterna su misericordia”
“Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia” Salmo (117)

4 Jn 20, 19-31 “Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.

5 Jesús es misericordioso con la cobardía humana .
Encerrados y con miedo. Dos condiciones que todos hemos conocido, al menos en alguna circunstancia de nuestra vida. Como los apóstoles, nos protegemos, nos acobardamos. Pero es en los problemas cuando no debemos alejarnos ni escondernos de Dios. Jesús es misericordioso con la cobardía humana .

6 Y en esto entró Jesús, se puso en medio de ellos y les dijo : `Paz a ustedes´. Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado.

7 Nos muestra sus heridas.
En medio de cualquier situación, si Jesús está con nosotros podremos tener paz. Nos muestra sus heridas. Podemos confiar porque Él ha vencido a la muerte. Porque lo peor del sufrimiento es el miedo a sufrir.

8 Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor
Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió : `Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado así también los envío yo´

9 Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo : `Reciban el Espíritu Santo; a quienes ustedes perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan les quedan retenidos´

10 Perdonar nuestros pecados es otra muestra grande de la Misericordia divina. No tenemos que vivir oprimidos por el peso de nuestras faltas. Misericordioso con nuestras cobardías, las de sus apóstoles y las nuestras. Misericordioso con nuestras debilidades, nos libera con el Sacramento del Perdón.

11 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían : Hemos visto al Señor. Pero él les contestó : Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no lo creo.

12 Tomás representa todas nuestras dudas de Fe.
El Señor le dio, y nos da, la opción de aprender a confiar. Porque las gracias de la Misericordia dependen de nuestra confianza. El Señor no nos quiere incrédulos sino creyentes.

13 A los ocho días, estaban los discípulos de nuevo reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo : `Paz a ustedes´. Luego dijo a Tomás : `Trae tu dedo : aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente.´

14 Contestó Tomás. ¡Señor mío y Dios mío
Contestó Tomás . ¡Señor mío y Dios mío!. Jesús le dijo : `¿Porque has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto´

15 El Señor es misericordioso hasta con nuestras faltas de Fe.
Y nosotros, ¿cómo practicamos la misericordia que le pedimos al Señor para nosotros? Cuando Santa Faustina le preguntó cómo debía ella irradiar la misericordia sobre otras almas, le respondió : “Por medio de tus acciones, tus palabras y tus oraciones. En esas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia”.

16 Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre”. Palabra de Dios

17 Confiemos en la Misericordia de Dios
y seamos misericordiosos como Él nos enseña. Esa es la práctica diaria de la devoción a la Divina Misericordia. No puedo pedir misericordia si no la doy.

18 Señor Jesús, que al tener dificultades en el trato diario, recuerde que me enseñaste :
“Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia” Mt 5, 7 La paz sea contigo Barthimeus, Instituto para el Progreso Humano