Lectio divina del Salmo dominical

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Lectio divina del Salmo dominical Is 56,1.6-7: A los extranjeros los traeré a mi monte santo. Sal 66, : Oh Dios, que te alaben los pueblos, que.
Domingo VI de Pascua Hch 10, : El don del Espíritu Santo se ha derramado también sobre los gentiles. Sal 97,1.2-3ab.3cd-4: El Señor revela.
Lectio divina del Salmo dominical Ez 2,2-5: Son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos. Sal 122,1-2a.2bcd.3-4: Nuestros ojos.
Ascensión del Señor Domingo VII de Pascua Hch 1,1-11: Lo vieron levantarse. Sal 46, : Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de.
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Lectio divina del Salmo dominical Sb 2, : Lo condenaremos a muerte ignominiosa. Sal 53, : El Señor sostiene mi vida. St 3,16-4,3: Los que.
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Lectio divina del Salmo dominical Dt 4, : No añadáis nada a lo que os mando..., así cumpliréis los preceptos del Señor. Sal 14,2-3a.3bc-4ab.5: Señor,
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Lectio divina del Salmo dominical Jr 33,14-16: Suscitaré a David un vástago legítimo. Sal 24,4bc-5ab : A ti, Señor, levanto mi alma. 1Ts 3,12-4,2:
Lectio divina del Salmo dominical Nm 6,22-27: Invocarán mi nombre sobre los israelitas y los bendeciré. Sal 66, : El Señor tenga piedad y nos.
Lectio divina del Salmo dominical Is 6,1-2a.3-8: Aquí estoy, mándame. Sal 137,1-2a.2bc c-8: Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor. 1Co 15,1-11:
Lectio divina del Salmo dominical Is 43,16-21: Mirad que realizo algo nuevo y apagaré la sed de mi pueblo. Sal 125,1-2ab.2cd : El Señor ha estado.
Lectio divina del Salmo dominical Sb 18,6-9: Con una misma acción castigabas a los enemigos y nos honrabas, llamándonos a ti. Sal 32, :
Lectio divina del Salmo dominical 1Re 17,17-24: Tu hijo está vivo. Sal 29, a.13b: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado. Ga 1,11-19:
Lectio divina del Salmo dominical Gn 18,20-32: Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. Sal 137,1-2a.2bc-3.6-7ab.7c-8: Cuando te invoqué, Señor, me.
Lectio divina del Salmo dominical Gn 18,1-10a: Señor, no pases de largo junto a tu siervo. Sal 14,2-3ab.3cd-4ab.5: Señor, ¿quién puede hospedarse en tu.
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Beato LORENZO MARIA SALVI.
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Con una gran espontaneidad, el salmista describe su actitud humilde y confiada delante de Dios, fundada en la renuncia a toda “aspiración desmedida”
Beato LORENZO MARIA SALVI.
Trigésimo primer Domingo
Transcripción de la presentación:

Lectio divina del Salmo dominical Domingo XXXI del Tiempo Ordinario Año A: Coherencia y humildad en el obrar. Ml 1,14b-2,2b.8-10: Os apartasteis del camino y habéis hecho tropezar a muchos en la ley. Sal 130,1.2.3: Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor. 1Ts 2,7b-9.13: Deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas. Mt 23,1-12: No hacen lo que dicen.

Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.

Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros;  no pretendo grandezas que superan mi capacidad

Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.

Sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre.

Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.

Espere Israel en el Señor ahora y por siempre.

Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.

Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio… 1Cántico de las Subidas. De David. Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad; 2sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre.  3Espere Israel en el Señor ahora y por siempre. Si quieres escuchar el salmo en hebreo, pincha en este vínculo.

Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.

Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Nuestro salmo se encuentra en la segunda parte del salterio, dedicado a las alabanzas a Dios, formada por los libros: 4º: salmos 89-105 y 5º: salmos 106-150 Dentro del quinto libro, este salmo pertenece al grupo de los “salmos graduales o de peregrinación” llamados así porque son los que empleaban los judíos cuando subían a Jerusalén para ir al templo en las fiestas. Salmo 130 (131): salmo de confianza individual.

Lectio: ¿Qué dice el texto? Este salmo es una de las más bellas oraciones de confianza del salterio. En su brevedad carece de introducción y conclusión. Con todo, lo podemos estructurar de la siguiente manera: V.1b: el orante dice lo que no es y lo que no hace: su corazón no es ambicioso, ni sus ojos altaneros, no va (se sobrentiende “con sus pies”) tras grandezas que, sabe, superan su capacidad. En breves palabras: no se ha puesto en el lugar de Dios. V. 2: visto desde el otro ángulo: el salmista ha acallado sus deseos (su ambición y orgullo), reconoce su condición de destetado, de criatura ante Dios y se abandona a Él. V. 3: el salmista invita a la comunidad, a Israel, a hacer lo mismo que él ha hecho. Este salmo es la antítesis del deseo expresado por la serpiente en el paraíso: “seréis como dioses.” Jesucristo, a quien pertenece toda gloria y todo honor, es paradójicamente, el que en su Encarnación, puede orar este salmo con toda verdad: Él acalló todos sus deseos confiado en el seno de Santa María, y en los brazos de su Padre cuando estaba en la Cruz.

“¡Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor !” Mecditatio: Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. “¡Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor !” Estas palabras nos brotan como un grito, una súplica vehemente a Dios, tras escuchar la primera lectura. No permitas que nos ciegue el orgullo creyéndonos lo que no somos, ocupando el puesto que sólo a Ti corresponde de modo que nosotros mismos nos perdamos y perdamos a otros. ¡Que la gloria sea toda tuya, Señor!

Andemos humildemente con nuestro Dios. El es el único Señor, Padre y Maestro de todos.

No pretendo grandezas… Nos podemos encontrar con situaciones duras y desconcertantes, de incoherencia, denunciemos los abusos desde la lealtad y el amor. Y luego, abandonémonos en el Señor, como un niño en brazos de su madre.

Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo? Te damos gracias, Señor. Haznos como Tú, mansos y humildes de corazón. Sólo así podremos esperar en Ti. Amén.

Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros… La divina escritura, hermanos, nos dice a gritos: «Todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado». Con estas palabras nos muestra que toda exaltación de sí mismo es una forma de soberbia. El profeta nos indica que él la evitaba cuando nos dice: «Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad». Pero ¿qué pasará «si no he sentido humildemente de mí mismo, si se ha ensoberbecido mi alma? Tratarás a mi alma como al niño recién destetado, que está penando en los brazos de su madre».” (Regla de san Benito 7, 1-4)

Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… Guarda mi alma en la paz, junto a Ti, Señor.