Lectio divina del Salmo dominical

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Transcripción de la presentación:

Lectio divina del Salmo dominical Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario Año A: El Señor nos invita a su festín. Is 25,6-10a: El Señor preparará un festín y enjugará las lágrimas de todos los rostros. Sal 22,1-3a.3b-4.5.6: Habitaré en la casa del Señor, por años sin término. Flp 4,12-14.19-20: Todo lo puedo en aquel que me conforta. Mt 22,1-14: A todos los que encontréis, convidadlos a la boda.

Habitaré en la casa del Señor, por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.

Habitaré en la casa del Señor, por años sin término.

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

Habitaré en la casa del Señor, por años sin término.

Preparas una mesa ante mi, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.

Habitaré en la casa del Señor, por años sin término.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

Habitaré en la casa del Señor, por años sin término.

Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio… 1 [Salmo. De David.] El Señor es mi Pastor, nada me falta: 2 en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas 3 y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. 4 Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. 5 Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. 6 Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. Si quieres escuchar el salmo en hebreo, pincha en este vínculo

Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.

Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Dentro del primer libro, los salmos 3-31 constituyen la 1ª Colección de David. David es el protagonista de estos salmos y todos traen su nombre en el título (aunque esto no quiere decir que los haya escrito él). Toda esta colección está organizada en 4 septenarios que corresponden a 14+14. Para los hebreos el nº 14 es el equivalente numérico de las letras de la palabra “David.” El Salmo 22 se encuentra en el tercer septenario (salmos 18-24), en él el salmista canta a Dios como Pastor. Un Pastor-Rey que le serena y conforta y cuyo amor le acompaña toda la vida. Nuestro salmo se encuentra en la primera parte del salterio, dedicado a las súplicas a Dios, formada por los libros: 1º: salmos 1-40 2º: salmos 41-71 Y 3º: salmos 72-88 Salmo 22: el Señor es mi Pastor

Lectio: ¿Qué dice el texto? Un sentimiento de profunda confianza en Dios -expresado en un lenguaje de incomparable belleza poética- es la característica de este Salmo tantas veces orado y comentado. En la primera parte (vv. 1-4), el salmista se vale de la imagen del “pastor” para describir su experiencia de la protección divina. El Señor es el Pastor y él es la oveja que Dios cuida y guía con ternura. En la segunda parte (vv. 5-6), la imagen empleada es la del Anfitrión y Aliado. Los elementos simbólicos parecen entrecruzarse con la referencia a una situación concreta: el salmista, perseguido por sus enemigos (v. 5) se pone al amparo del Señor en el Templo (v. 6), y allí el Señor le brinda su hospitalidad, haciéndolo partícipe de su mesa (v. 5). El nexo de unión de ambas imágenes lo podemos resumir en el v. 4b: “Tú vas conmigo.” El salmista sabe que en el pasado de su Pueblo Dios lo liberó de Egipto, y lo guió por el desierto como a un rebaño hasta conducirlo a la tierra prometida donde Él ejerce como Anfitrión. El Nuevo Testamento retoma la imagen del “pastor” para aplicarla a Cristo, el “Buen Pastor” que da la vida por sus ovejas (Jn. 10).

Mecditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto Mecditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Isaías nos hace exclamar en la 1ª lectura: “Aquí está nuestro Dios de quien esperábamos que nos salvara.” Jesucristo con su resurrección, que cada domingo celebramos, nos prepara la mesa del festín y nos abre el camino de la Vida.

Las cañadas oscuras las podemos entender como el paso estrecho de la muerte. Pero, ¡no temamos!, la bondad y misericordia del Señor nos acompañan. Él nos invita al Reino de los Cielos y allí enjugará toda lágrima.

Dios nos ha predestinado en Cristo Jesús a la Gracia, a la Vida. Nuestra libertad, sin embargo, queda intacta. Son nuestras opciones y obras las que deciden. Con todo, el Señor aún nos va a preguntar: “Amigo…” Por el Señor no queda, ¡estemos siempre abiertos a su Amor!

Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo? Te damos gracias, Oh Dios, que nos invitas al festín de tu Reino. Haz que, siguiendo las huellas de tu Hijo, el buen Pastor, una vez atravesadas las oscuras cañadas de la muerte, lleguemos a habitar en tu Casa por días sin término. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros… Aunque camine en medio de sombras de muerte: aunque camine en medio de esta vida que es una sombra de la muerte. No temeré mal alguno, porque tú estás conmigo: no temeré mal alguno, porque tú moras por la fe en mi corazón, y ahora tú estás conmigo para que, pasada la sombra de la muerte, también esté yo contigo. Tu vara y tu cayado han sido mi consuelo. Y tu misericordia me acompañará todos los días de mi vida: es decir, mientras vivo en esta vida mortal, no tuya, sino mía. Para habitar en la casa del Señor por años sin término: me acompañará no sólo aquí, sino también para que llegue a habitar en la casa del Señor por siempre. (San Agustín, Comentario al salmo 22, 4, 6)

Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… Aunque camine por cañadas oscuras nada temo porque Tú vas conmigo.