Ascensión Pentecostés Stma. Trinidad Corpus Christi
La Ascensión del Señor. Mayo 28 ¡Es el momento en el que Jesús regresó al Cielo con su Padre, después de haber cumplido su misión en la tierra! La solemnidad se funda en los relatos bíblicos del acontecimiento histórico (Lc. 24, 50-53; Hch 1, 12 ss), con una doble proyección: Cristológica: Exaltación de Cristo. Eclesiológica: La gloria alcanzada por la cabeza (Cristo) y participada por todo el cuerpo, primero en prenda y luego en plenitud.
La Ascensión del Señor En el Evangelio de San Lucas 24, 50-53 se narra como, después de dar las últimas instrucciones a los Apóstoles, los llevó cerca de Betania y mientras los bendecía, alzando las manos, subió al Cielo. Los Apóstoles lo vieron alejarse hasta que desapareció en una nube. Con su Ascensión al Cielo, Jesús nos abre las puertas para que podamos seguirle. La Ascensión es para todos los cristianos un símbolo de esperanza, pues sabemos que Cristo está sentado a la derecha del Padre, intercediendo por nosotros y que un día podremos llegar con Él a gozar de la felicidad eterna. Por esto, celebramos la fiesta con una Misa solemne. Durante la celebración de la Misa, puede haber una procesión solemne, con incienso. Signo: El crucifijo se adorna de blanco, se llevan luces y flores.
V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu PREFACIO I DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR El misterio de la Ascensión V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu V/. Levantemos el corazón. R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor. V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque Jesús, el Señor, el rey de la gloria, vencedor del pecado y de la muerte, ha ascendido [hoy] ante el asombro de los ángeles a lo más alto del cielo, como mediador entre Dios y los hombres, como juez de vivos y muertos.
desentenderse de este mundo, sino que ha querido precedernos PREFACIO I DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR El misterio de la Ascensión No se ha ido para desentenderse de este mundo, sino que ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su reino. Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo...
La Ascensión del Señor La Ascensión permanece estrechamente unida a la Encarnación, porque sólo el que “salió del Padre” puede “volver al Padre” (Jn. 3, 13; cfr. Ef. 4, 8-10). Solo Cristo – Camino, Verdad y Vida – ha podido abrir este acceso al hombre a la casa del Padre: “ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su reino”. (Prefacio)
La Ascensión del Señor “La Ascensión, además, es un subir, es un superarse de continuo, un no resignarse al muladar. Subir, siempre subir; querer ser otro, distinto, mejor; mejor en lo humano, mejor en lo intelectual y en lo espiritual. Cuando uno se para, se enferma; cuando uno se para definitivamente, ha comenzado a morir. Se impone la lucha diaria, la tenaz conquista de una meta tras otra, hasta alcanzar la última, la añorada cima de ser santo. Esa es mi meta, esa es mi cima. ¿También la tuya?” - Padre Mariano de Blas
Pentecostés. Junio 4 La solemnidad de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tenemos la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo. Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, no pretende hacer un paralelo entre ambas, muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostés como la conclusión de la cincuentena pascual. Vale decir, como una fiesta de plenitud y no de inicio. Por lo tanto no podemos desvincularla de la Madre de todas las fiestas que es la Pascua.
Pentecostés La liturgia desarrolla dos grandes temas: El cumplimiento definitivo de la nueva alianza entre Dios y los hombres por medio de Jesucristo y del Espíritu Santo. Manifestación de la Iglesia ante el mundo, fundada por la Palabra y la Sangre de Cristo y garantizada por el testimonio del Espíritu Santo, que impulsa a los apóstoles a predicar las maravillas de Dios.
Pentecostés El Misal prevé una Misa para la Vigilia y otra Misa para el día. La Misa vespertina no es estrictamente una vigilia como y con la importancia de la Vigilia Pascual, pero sugiere si es posible aumentar el número de lecturas. Para la primera lectura puede elegirse una de las cuatro del Antiguo Testamento que se proponen: Gn. 11, 1-9: Recuerda la confusión de las lenguas en Babel como castigo de Dios, superado el día de Pentecostés. Ex. 19: Relata la entrega de ley al pueblo de Dios por medio de Moisés en el Sinaí, con signos portentosos renovados en la entrega del Espíritu. Ez. 37, 1-14: El Espíritu ha de dar nueva vida al pueblo muerto en el desierto, como el mismo Espíritu será el alma de la Iglesia naciente. Joel 3, 1-5: Encontramos la promesa: “Derramaré mi Espíritu sobre toda carne”
Pentecostés En la segunda lectura San Pablo describe la acción del Espíritu Santo en nuestro interior: “viene en ayuda de nuestra debilidad”. Él es el Paráclito, el defensor. En el Evangelio San Juan anuncia al Espíritu con la metáfora del agua viva que se ofrecerá a todos después de la muerte y glorificación de Cristo.
Pentecostés El Catecismo nos enseña: 731 El día de Pentecostés (al término de las siete semanas pascuales), la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del Espíritu Santo que se manifiesta, da y comunica como Persona divina: desde su plenitud, Cristo, el Señor (cf. Hch 2, 36), derrama profusamente el Espíritu. 732 En este día se revela plenamente la Santísima Trinidad. Desde ese día el Reino anunciado por Cristo está abierto a todos los que creen en Él: en la humildad de la carne y en la fe, participan ya en la comunión de la Santísima Trinidad. Con su venida, que no cesa, el Espíritu Santo hace entrar al mundo en los "últimos tiempos", el tiempo de la Iglesia, el Reino ya heredado, pero todavía no consumado: «Hemos visto la verdadera Luz, hemos recibido el Espíritu celestial, hemos encontrado la verdadera fe: adoramos la Trinidad indivisible porque ella nos ha salvado» (Oficio Bizantino de las Horas. Oficio Vespertino del día de Pentecostés, Tropario 4)
La Santísima Trinidad. Junio 11 Hace parte de las fiestas del Señor que se celebra en el Tiempo Ordinario. La Iglesia dedica el siguiente domingo después de Pentecostés a la celebración del día de la Santísima Trinidad. Un misterio es todo aquello que no podemos entender con la razón. Es algo que sólo podemos comprender cuando Dios nos lo revela. El misterio de la Santísima Trinidad, es el misterio central de la fe y de la vida cristiana, pues es el misterio de Dios en Sí mismo. Aunque es un dogma difícil de entender, fue el primero que entendieron los Apóstoles. Después de la Resurrección, comprendieron que Jesús era el Salvador enviado por el Padre. Y, cuando experimentaron la acción del Espíritu Santo dentro de sus corazones en Pentecostés, comprendieron que el único Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo.
La Santísima Trinidad PREFACIO V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. Levantemos el corazón. R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor. V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
La Santísima Trinidad Prefacio Que con tu único Hijo y el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor; no una sola Persona, sino tres Personas en una sola naturaleza. Y lo que creemos de tu gloria, porque tú lo revelaste, lo afirmamos también de tu Hijo, y también del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De modo que, al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna Divinidad, adoramos tres Personas distintas, de única naturaleza e iguales en su dignidad. A quien alaban los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales, que no cesan de aclamarte con una sola voz: Santo, Santo, Santo...
La Santísima Trinidad Los católicos creemos que la Trinidad es UNA. No creemos en tres dioses, sino en un sólo Dios en tres Personas distintas. No es que Dios esté dividido en tres, pues cada una de las tres Personas es enteramente Dios. Padre, Hijo y Espíritu Santo tienen la misma naturaleza, la misma divinidad, la misma eternidad, el mismo poder, la misma perfección; son un sólo Dios. Además, sabemos que cada una de las Personas de la Santísima Trinidad está totalmente contenida en las otras dos, pues hay una comunión perfecta entre ellas. Aún así, las personas de la Santísima Trinidad son distintas entre sí, dada la diversidad de su misión: Dios Hijo -por quien son todas las cosas- es enviado por Dios Padre, es nuestro Salvador. Dios Espíritu Santo -en quien son todas las cosas- es el enviado por el Padre y por el Hijo, es nuestro Santificador.
La Santísima Trinidad Lo vemos claramente en la Creación, en la Encarnación y en Pentecostés: En la Creación, Dios Padre está como principio de todo lo que existe. En la Encarnación, Dios se encarna, por amor a nosotros, en Jesús, para liberarnos del pecado y llevarnos a la vida eterna. En Pentecostés, el Padre y el Hijo se hacen presentes en la vida del hombre en la Persona del Espíritu santo, cuya misión es santificarnos, iluminándonos y ayudándonos con sus dones a alcanzar la vida eterna.
La Santísima Trinidad Cada vez que hacemos la Señal de la Cruz sobre nuestro cuerpo, recordamos el misterio de la Santísima Trinidad. En el nombre del Padre: Ponemos la mano sobre la frente, señalando el cerebro que controla todo nuestro cuerpo, recordando en forma simbólica que Dios es la fuente de nuestra vida. ... y del Hijo: Colocamos la mano en el pecho, donde está el corazón, que simboliza al amor. Recordamos con ello que por amor a los hombres, Jesucristo se encarnó, murió y resucitó para librarnos del pecado y llevarnos a la vida eterna. ... y del Espíritu Santo: Colocamos la mano en el hombro izquierdo y luego en el derecho, recordando que el Espíritu Santo nos ayuda a cargar con el peso de nuestra vida, el que nos ilumina y nos da la gracia para vivir de acuerdo a los mandatos de Jesucristo.
El Cuerpo y la Sangre Santísimos de Cristo. Junio 18 Esta fiesta se comenzó a celebrar en Lieja en 1246, siendo extendida a toda la Iglesia Universal por el Papa Urbano IV en 1246, teniendo como finalidad proclamar la fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Presencia permanente y substancial más allá de la celebración de la Misa. Presencia digna de ser adorada en la exposición solemne y en las procesiones con el Santísimo Sacramento. Corpus Christi es ocasión para creer y adorar pero también para manifestar nuestra fe en la presencia real de Jesús en la Eucaristía.
El Cuerpo y la Sangre Santísimos de Cristo ORACIÓN COLECTA Señor nuestro Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Las tres oraciones expresan los aspectos centrales de la Eucaristía: Memorial de la Pasión de Cristo. Sacramento de la unidad entre Cristo y los fieles y de éstos entre sí. Prefiguración del gozo de la vida divina en el banquete de la vida eterna
El Cuerpo y la Sangre Santísimos de Cristo CELEBRACIÓN Se celebra la Eucaristía y luego la procesión donde se lleva en el ostensorio (Custodia) la hostia consagrada. Se sugiere organizar la procesión con cuatro estaciones con cuatro altares construidos al aire libre. Esta tradición se remonta al siglo XV, y en cada uno de los altares se cantaba uno de los cuatro evangelios mirando hacia los cuatro puntos cardinales. Después se rezaban preces y se impartía la bendición con el Santísimo.
Ascensión Pentecostés Stma. Trinidad Corpus Christi
Proclamadores Encuentro de Fecha: Sábado, Mayo 27 Horario: Sólo se asiste a una de las dos jornadas (son idénticas). Jornada 1: De 9 a.m. a 12 m. Jornada 2: De 2 p.m. a 5 p.m. Lugar: Auditorio de la Plaza de la Paz Donación: $ 5.000 por persona Pre-inscripciones: Mayo 24 Curia Arquidiocesana 8 a.m. a 12 m.
Auditorio de la Curia Arquidiocesana PRÓXIMA REUNIÓN: Julio 15 de 2017 Auditorio de la Curia Arquidiocesana 2 p.m.
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