I. Jesús es nuestra Pascua La Sagrada Eucaristía I. Jesús es nuestra Pascua
En el Antiguo testamento Melquisedec, sacerdote del Dios Altísimo, ofreció a Dios Pan y vino, figuras de la Eucaristía.
Dios dio a Abraham un hijo tal como le había prometido Dios pidió a Abraham que sacrificara a su hijo Isaac para probar así su fidelidad. Pero un ángel enviado por Dios lo detuvo. El Sacrificio de Isaac prefigura el sacrificio de la cruz, que se hace presente en cada Eucaristía.
Los descendientes de Israel vivían como esclavos de los egipcios Los descendientes de Israel vivían como esclavos de los egipcios. Pero Dios quiso liberarlos y darle la tierra prometida a Abraham Dios mandó que sacrificaran un cordero y lo comieran al atardecer y que con su sangre untaran la parte superior de las puertas. Así fueron librados de la plaga que Dios mandó a los egipcios. Un ángel quitó la vida a todos los primogénitos. la sangre del cordero prefigura la sangre de Jesús derramada por nosotros que se hace presente en cada Eucaristía.
El pueblo de Israel fue salvado de la esclavitud de Egipto. Cada año lo celebra en la fiesta de la Pascua. Jesús, en la Nueva Pascua, que es su Muerte y Resurrección, trajo la salvación para todos. Esta Nueva Pascua se hace presente en cada Eucaristía.
Dios alimentó a su pueblo en el desierto con una comida milagrosa. Cada mañana, Dios hacía caer del cielo un alimento que sustituía al pan. Los israelitas llamaban a este alimento maná. El maná era un claro anuncio del don de la Eucaristía, alimento de nuestra vida espiritual.
Jesús quiso celebrar la Pascua con sus discípulos en la Última Cena. FIN El cordero sacrificado en el templo fue sustituido por Jesús: Él es el Cordero de Dios sacrificado por nosotros en la Nueva Pascua. Jesús entrega su vida para salvarnos de la esclavitud del pecado.