EL ARREPENTIMIENTO
Introducción Dios exige que el hombre sea fiel en su servicio. Pero el hombre quiere seguir a Dios con una vida desordenada, sin esfuerzos por cambiar. Una muestra de querer ser fieles a Dios es un corazón arrepentido. El arrepentimiento es un cambio de mente, de camino. Esto es dejar de hacer lo malo para empezar a hacer lo bueno.
Lo que no es arrepentimiento No es el sentir tristeza por ser pecador, 2 Cor. 7:10. Es muy común que la sociedad sienta dolor de saber que ha hecho algo malo. El ejemplo de los judíos en el Día del Pentecostés claramente ilustran este caso, ellos al saber que habían pecado matando al Cristo, fueron entristecidos de tal manera que llegaron a sentirse culpables, Hch. 2:38. El verdadero arrepentimiento requiere la tristeza, pero el solo hecho de sentir dolor no equivale a estar arrepentido
Lo que no es arrepentimiento No es el convertirse. Es algo totalmente diferente, aunque este procede a la conversión y es necesario para una conversión verdadera y aprobada por Dios, Hch. 3:19. Debemos ver con claridad cual es el plan que Dios tiene para el hombre y un cual es el plan que el hombre tiene para si mismo
Lo que no es arrepentimiento No es una vida reformada El llegar a sentir un sentimiento de culpa al reconocer que hemos hecho mal, no es lo necesario para afirmar que nuestra vida ya seguirá una camino de justicia. El hombre demuestra su tristeza llegando al arrepentimiento y es entonces cuando el hombre empieza una vida renovada por su conversión, Lc. 3:8. El cambio de vida es el resultado del arrepentimiento, pero no el arrepentimiento mismo.
Lo que si es arrepentimiento Es reconocer que se esta en pecado y decidir ya no seguir practicándolo, Hch. 2:37-38. Notemos el orden que se presenta en la parábola de los dos hijos en Mt. 21:28-30 El primero decidió voluntariamente no hacer la voluntad del padre. Después de un tiempo recapacito, entendió que era lo que necesitaba de hacer, se entristeció. Mas tarde su pensar lo cambio y decidió ir a su padre mostrando el arrepentimiento. El hecho de que reconociera su falta y aunque estuviera triste esto no le bastaba para mostrarlo. El arrepentimiento fue lo que lo movió a hacer el cambio de voluntad y como resultado su vida reflejo este verdadero cambio.
Motivos que guían al arrepentimiento El reconocer que Dios es bueno para con toda la humanidad, Jn. 3:16. El ver nuestra miseria espiritual y ver las riquezas de Dios, Rom. 2:4. El tener una nueva oportunidad por parte de Dios, Hch. 17:30-31. El temor al juicio venidero, Mt. 11:21-24.
Conclusión El arrepentimiento es requerido por Dios. Es muy común que se quiera sustituir lo racional del evangelio con los sentimiento del hombre. No debemos de pensar que con el solo hecho de estar “compungidos” ya es suficiente, es exigido por Dios una muestra real y convincente de que queremos hacer los cambios necesarios. Dios solamente atiende a aquellos que dejan el camino del pecado y se tornan al camino de la verdad del evangelio.