Domingo 5º de Cuaresma Ciclo A Día 2 de Abril de 2017.

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Transcripción de la presentación:

Domingo 5º de Cuaresma Ciclo A Día 2 de Abril de 2017

Hoy la Iglesia nos presenta la resurrección de Lázaro Hoy la Iglesia nos presenta la resurrección de Lázaro. Es una resurrección a la vida material, pero que nos invita a pensar en nuestro destino de vida, unida a la Vida verdadera que es Jesucristo.

Tradicionalmente, durante tres domingos antes de la Semana Santa, había tres catequesis preparatorias para el bautismo, que se administraba sobre todo el sábado santo. Ahora se dan en el ciclo A, como este año.

Hace dos domingos veíamos el suceso de la samaritana para poder explicar el agua por el que recibimos el bautismo. El domingo pasado considerábamos la luz externa e interna que le da Jesús a un ciego de nacimiento, para recordarnos la luz de la fe que se nos brinda en el bautismo. Hoy el evangelio trata sobre la resurrección de Lázaro. Es la nueva vida que se nos da en el bautismo: Juan 11,1-45.

En aquel tiempo, un cierto Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana, había caído enfermo. María era la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro. Las hermanas mandaron recado a Jesús, diciendo: "Señor, tu amigo está enfermo." Jesús, al oírlo, dijo: "Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella." Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos: "Vamos otra vez a Judea." Los discípulos le replican: "Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver allí?" Jesús contestó: "¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz. Dicho esto, añadió: "Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo." Entonces le dijeron sus discípulos: "Señor, si duerme, se salvará." Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les replicó claramente: "Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de que no hayamos estado allí, para que creáis. Y ahora vamos a su casa." Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos: "Vamos también nosotros y muramos con él." (Sigue)

Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá." Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará." Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día." Jesús le dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo." Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja: "El Maestro está ahí y te llama." Apenas lo oyó, se levantó y salió adonde estaba él; porque Jesús no había entrado todavía en la aldea, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano." Sigue)

Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, sollozó y, muy conmovido, preguntó: "¿Donde lo habéis enterrado?" Le contestaron: "Señor, ven a verlo." Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: "¡Cómo lo quería!" Pero algunos dijeron: "Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?" Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús: "Quitad la losa." Marta, la hermana del muerto, le dice: "Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días." Jesús le dice: "¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?" Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: "Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado." Y dicho esto, gritó con voz potente: "Lázaro, ven afuera." El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: "Desatadlo y dejadlo andar." Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

La gran verdad de hoy es que Jesús es la resurrección y la vida. San Juan narra pocos milagros. Más que milagros, quieren ser signos. Así los llama el evangelista, porque cada milagro nos va enseñando alguna verdad importante. La gran verdad de hoy es que Jesús es la resurrección y la vida.

Jesús, como hombre, amaba a todos; pero tenía amigos especiales Jesús, como hombre, amaba a todos; pero tenía amigos especiales. De estos especiales eran los tres de aquella familia: Lázaro, Marta y María, en cuya casa iba a hospedarse y descansar, cuando estaba por aquella zona.

Lázaro cayó enfermo, y sus hermanas mandaron un recado a Jesús diciéndole que su amigo Lázaro estaba enfermo.

Jesús les dice a sus discípulos que aquella enfermedad era para la gloria de Dios. Y se queda allí dos días.

No se sabe por qué Jesús esperó dos días No se sabe por qué Jesús esperó dos días. Lo más probable es que esa expresión de “dos días” sea simbólica, como muchas expresiones de san Juan. “Dos días” significaría “tiempo de espera”, como “los tres días” o “al tercer día” es expresión de término feliz y de vida.

Cuando Jesús llegó a Betania, Lázaro llevaba 4 días muerto Cuando Jesús llegó a Betania, Lázaro llevaba 4 días muerto. Esto de los 4 días es importante para decirnos que estaba bien muerto; pues los judíos hasta después de los tres días no decían que alguien estaba completamente muerto.

Hay momentos en nuestra vida que se nos llenan de dudas Hay momentos en nuestra vida que se nos llenan de dudas. Pensamos quizá que Dios no se preocupa por nosotros. Y nos vienen las dudas, la perplejidad. Son tentaciones que nos pueden ayudar, dar fortaleza; pero también pueden alejarnos de quien nos puede dar la salvación. Marta había llorado y estaba llena de dudas hasta que sintió la presencia de Jesús.

Cuando Marta se enteró que llegaba Jesús, salió a su encuentro Cuando Marta se enteró que llegaba Jesús, salió a su encuentro. Jesús era el amigo; pero además le había visto hacer curaciones extraordinarias. Y le dijo lo que durante aquellos días habría pensado cientos de veces:

Si hubieras estado aquí, Automático

Lázaro no habría muerto.

Si hubieras estado aquí,

Lázaro no habría muerto. Hacer CLIC

También en nuestra vida nos salen quejas sobre sucesos y muertes de personas inocentes: ¿Por qué Dios, que es tan bueno y tan poderoso, permite tantos desastres y tantas injusticias? Es el misterio del mal, nuestro mal uso de la libertad y cómo Dios vino a compartir nuestros males para darnos la vida eterna.

Marta al mismo tiempo ponía su confianza en Jesús, recordando muchas conversaciones: “Todo lo que pidas, Dios te lo concederá”. Al responder Jesús que su hermano resucitará, Marta expone su fe, como una buena israelita: “Sé que resucitará en el último día”.

Entonces Jesús le dice esas palabras maravillosas que deben quedar hoy muy grabadas en el fondo de nuestro corazón:

Yo soy la resurrec-ción y la vida; Automático

Y el que cree en mi,

aunque muerto tendrá vida.

Yo soy la resurrección y la vida.

Y el que cree en mi,

aunque muerto tendrá vida. Hacer CLIC

Hoy se debe reafirmar nuestra fe en la esperanza de que un día podremos resucitar con Cristo. Para ello debemos vivir ya como resucitados. Este es el gran mensaje de este domingo y el gran mensaje que siempre nos da el bautismo.

Son como “cadáveres ambulantes” Hay muchas clases de muertes, además de la del cuerpo, y muchas clases de enfermedades que debemos quitar para que Jesús sea nuestra verdadera vida. Hay muchas personas que en esta vida viven como muertos. Son como “cadáveres ambulantes”

Jesús es la resurrección y la vida: Una verdad que es como el final de la revelación de algo que durante siglos Dios por medio de la Sagrada Escritura iba revelando poco a poco. En los primeros libros de la Biblia quedaba sin explicar bien. Lo único que se entendía era que Dios premia a los buenos y castiga a los malos.

Pero, ¿cómo era ese premio y ese castigo. ¿Cómo era Dios Pero, ¿cómo era ese premio y ese castigo? ¿Cómo era Dios? Aparecía más como un Dios justiciero que como un Padre Dios lleno de amor. Todo el problema del dolor y de la muerte era muy difícil entender hasta que vino Jesús. Dios se hizo hombre para compartir el dolor y la muerte; pero para triunfar con la resurrección.

El premio y castigo de Dios lo entendían sólo de forma material El premio y castigo de Dios lo entendían sólo de forma material. Pero muchas veces era imposible entenderlo, especialmente cuando el pueblo, que se llamaba pueblo de Dios, estaba sufriendo en el destierro de Babilonia. Entonces se levanta el profeta Ezequiel, de parte de Dios, y les anuncia una cierta resurrección, signo de la que nos traería Jesús. Así lo dice la 1ª lectura:

Así dice el Señor: "Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu, y viviréis; os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago." Oráculo del Señor. Ezequiel 37,12-14

El profeta Ezequiel habla de manera metafórica, anunciando el cumplimiento de la mayor esperanza humana, la victoria sobre la muerte. Ya prevé que Dios, que nos ha sacado de la nada, nos puede sacar también de la tumba. Es la fuerza del amor que todo lo crea y lo recrea. Podemos cantar un himno de victoria porque Dios va a abrir nuestros sepulcros.

El problema grande está en que muchas veces no le dejamos a Dios que abra nuestros propios sepulcros que nos fabricamos. Uno de estos es el sepulcro del egoísmo, el culto al yo, el individualismo. Es el encerrarse en sí mismo, como en un sepulcro.

Todo el que no ama está muerto. Muy diferente de los santos que resplandecían de vida porque se daban a los demás.

Después de la lectura del profeta Ezequiel viene el salmo responsorial, el 129, que es un clamor o grito a Dios desde lo hondo del corazón para que nos saque de nuestros sepulcros: la falta de esperanza, la rutina y el miedo que nos hace perder la fe, además de las injusticias y la falta de amor.

En este pasaje del evangelio Jesús no sólo resucita a Lázaro En este pasaje del evangelio Jesús no sólo resucita a Lázaro. También resucita a Marta y María. En cierto sentido se estaban muriendo de penas y de dudas. Muchas tinieblas se habían apoderado de su alma. Jesús va a su encuentro y su presencia las levanta de la postración. Buscaban luz y consuelo y lo encuentran en el amigo Jesús que llora con ellas.

Jesús es el verdadero amigo. Esto sí que es importante de notar Jesús es el verdadero amigo. Esto sí que es importante de notar. Nosotros, cuando vamos especialmente el domingo a Misa debemos saber encontrar en Jesús al verdadero amigo. Vamos a la iglesia precisamente al encuentro de Jesús. Es esencial en la vida cristiana saber encontrarnos con nuestro gran Amigo.

Qué hermoso y gratificante sería si cada vez que venimos a la misa pudiéramos conocer cuánto nos ama Jesús.

Si conocie-ras cómo te amo, Automático

dejarías de vivir sin amor.

Si conocie-ras cómo te amo,

dejarías de mendigar cualquier amor.

Si conocieras cómo te amo,

cómo  te amo,

serias más feliz. Hacer CLIC

Siempre hay alguno que dice: Si Dios es tan buen amigo y nos quiere tanto ¿por qué no nos quita las enfermedades y otros males? A veces la fe nos flaquea ante el dolor y la muerte. Varias veces hemos dicho que esta vida no es la definitiva, y que si Dios nos concediera muchos bienes materiales seguramente sería muy perjudicial para nosotros, para nuestra vida eterna.

Pero Cristo asumió libremente la condición humana hasta la pasión y muerte en cruz. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

Jesús no nos priva de sufrir y morir, pero nos acompaña sufriendo y muriendo por nosotros. La muerte de Jesús llegará luego a ser vida. Por Cristo nuestra vida tiene pleno sentido. Sabemos que vamos hacia el encuentro pleno con el Señor donde será la vida plena y resurrección, que Dios nos da a pregustar a veces en esta vida. Estamos destinados a la resurrección, como nos dice hoy san Pablo en la 2ª lectura:

Hermanos: Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios Hermanos: Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pues bien, si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Romanos 8,8-11

Esta es la gran esperanza que nos quiere dar hoy Jesús a través de este pasaje de la resurrección de Lázaro. Él es la vida que nos puede sacar de nuestros sepulcros. No sólo es esperanza, sino que nuestra fe nos dice que el Señor tiene la última palabra: la resurrección.

La resurrección de Lázaro fue como una enseñanza La resurrección de Lázaro fue como una enseñanza. Porque Lázaro resucitó, pero entonces no para siempre. Resucitó para luego morir otra vez. Jesús resucitó definitivamente, para enseñarnos a nosotros que un día nos resucitará plenamente. Entender el sentido de la vida cambia los motivos para vivir y morir.

Como a Lázaro le dijo Jesús: “Ven afuera”, también hoy nos dice a cada uno de nosotros: Ven afuera del sepulcro de tus miedos y tristezas, del sepulcro de tu desesperanza, de tu sepulcro de la tibieza, de tu rutina, de tus dudas; y sobre todo del sepulcro de tu egoísmo. Y como Lázaro y sus hermanas podremos sentir la alegría de la vida resucitada.

Esta alegría de la vida resucitada podemos ir descubriendo algo aquí, si vamos sintiendo que Cristo vive dentro de nosotros; pero tenemos la fe y la esperanza que un día la podremos llegar a descubrir.

Yo no sé qué siento aquí dentro de mi; Automático

Algo he descubierto que aún no sé decir.

Hay veces que pienso que no estás aquí.

Y otras me contesto: qué haría yo sin Ti.

No puedo expresar-me, me siento así;

Pero sé que un día llegaré a descubrir.

No puedo expresarme, me siento así;

Pero sé que un día llegaré a descubrir.

acompañando a María en el cielo. AMÉN