Lectio divina del Salmo dominical

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Las dos partes que componen este Salmo corresponden a otros tantos momentos de una solemne acción litúrgica. La primera (vs. 1-7) es un canto procesional.
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Transcripción de la presentación:

Lectio divina del Salmo dominical Domingo XXIII del Tiempo Ordinario Año A: Dios nos habla mediante la corrección fraterna. Ez 33,7-9: Si no hablas al malvado, te pediré cuenta de su sangre. Sal 94,1-2.6-7.8-9 : Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis vuestro corazón». Rm 13,8-10: Amar es cumplir la ley entera. Mt 18,15-20: Si te hace caso, has salvado a tu hermano.

Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis vuestro corazón».

Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.

Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis vuestro corazón».

Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis vuestro corazón».

Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras.»

Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis vuestro corazón».

Lectio: Ahora leemos el salmo entero, despacio…   1Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; 2entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. 3Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: 4tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; 5suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. 6Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. 7Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: 8«No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; 9cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras. 10Durante cuarenta años aquella generación me asqueó, y dije: "Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; 11por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso."» Si quieres escuchar este salmo en hebreo, su lengua original, pincha aquí.

Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.

Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Nuestro salmo se encuentra en la segunda parte del salterio, dedicado a las alabanzas a Dios, formada por los libros: 4º: salmos 89-105 y 5º: salmos 106-150 Dentro del cuarto libro, este salmo pertenece a un conjunto de Himnos a YHWH-Rey (salmos 94-98). El grupo comienza con un invitatorio (s. 94) al que le siguen dos salmos alternos (s. 95.97 y 96.98). El tono es universalista y postexílico, aclaman al Rey de toda a tierra. Salmo 94: invitación a la alabanza divina

Lectio: ¿Qué dice el texto? El salmo 94 se caracteriza por el montaje de dos piezas, a primera vista heterogéneas: - La primera parte (vv. 1-7) es un canto procesional dirigido a la comunidad para invitarla a ingresar jubilosamente en la morada del Señor. - En la segunda parte (vv 8-11) se alza la voz de Dios con una amonestación grave y una amenaza condicionada que exhorta a Israel a no imitar la incredulidad y la rebeldía de sus antepasados en el desierto. Ellos ya viven en la tierra prometida, tienen el templo, y parecen haber llegado al reposo. Sin embargo, cada día deben escuchar la llamada de Dios y cumplirla, para conservar el don de la tierra. Este salmo era utilizado por los judíos en las ceremonias de renovación de la Alianza tras el exilio. Mediante dos exhortaciones los levitas, organizadores del culto en el Templo, invitan a la asamblea a participar activamente en la celebración (vv. 1-2. 6). A cada invitación, la muchedumbre responde mediante una fórmula ritual que canta el motivo de esta alabanza: la creación (vv. 3-5) Y la Alianza (v.7 ). La clave cristiana de este salmo nos la da la Carta a los Hebreos: todo el Antiguo Testamento es una repetida llamada y expectación del “hoy” en que podrá el Pueblo entrar en el descanso de Dios. Con Cristo llega este “hoy”, con su resurrección se inaugura en el mundo el reposo de Dios. La Iglesia nos propone recitar este salmo cada mañana al inicio del Oficio divino. La invitación a la alegre alabanza del comienzo, es una invitación diaria, al igual que la severa advertencia de resistir a la tentación. Cada día hay que volver a entrar: en la tierra como tarea, en el culto como compromiso.

Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Ezequiel nos advierte que no sólo es cada uno responsable de sus obras sino que también lo somos los unos de los otros. ¿Escucho la voz del Señor: amo a mi hermano y le advierto para su bien, o hago como Caín: “acaso soy yo el guardián de mi hermano”?

¡Venid, aclamemos a la Roca que nos salva…démosle gracias…! ¡Qué hermoso cantar con los hermanos la primera estrofa de este salmo cuando experimentamos el perdón en el seno de la comunidad eclesial! ¡Venid, aclamemos a la Roca que nos salva…démosle gracias…!

“El Señor es nuestro Dios, y nosotros somos su pueblo” Jesucristo está en medio de nosotros, ¿somos conscientes de su Presencia cuando nos reunimos en su Nombre al celebrar la Eucaristía de este domingo?

Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo? Te damos gracias, Señor, porque no cesas de invitarnos a la conversión. Haz que escuchemos tu voz y vivamos alegres en comunión con nuestros hermanos. Amén.

Contemplatio: Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros… “Ojalá escuchéis hoy su voz. ¡Oh pueblo mío, pueblo de Dios! Dios habla a su pueblo; no al pueblo suyo, que no rechazó, sino a todo su pueblo. Habla por el ángulo a ambas paredes; es decir, la profecía habla por Cristo tanto al pueblo judío, como al de los gentiles. Si oyerais hoy mi voz, no endurezcáis vuestros corazones. En otro tiempo oísteis su voz por Moisés, y endurecisteis vuestros corazones. Habló por un pregonero cuando endurecisteis vuestros corazones; ahora habla por sí mismo; que se enternezcan vuestros corazones. El que enviaba delante de sí mensajeros, se dignó venir personalmente. Ahora habla por su boca, el que hablaba por los profetas. Luego, si oyerais hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.” (San Agustín, Comentario al salmo 94, 12)

Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… ¡Ojalá escuchéis HOY la voz del Señor!