EL LLAMADO A LA VOCACIÓN

¿Qué es la vocación? La palabra vocación proviene del latín vocatîo, vocatiõnis, que significa «ACCIÓN DE LLAMAR». La vocación se interpreta como la llamada especial que Dios hace a algunas personas para que consagren sus vidas de manera permanente a seguir más de cerca a Jesucristo, a practicar los valores del Evangelio, a la extensión de la Buena Noticia, y ser signos luminosos y trascendentes en medio de sus contemporáneos con su misión.

1. Vocación: Llamado a la «EXISTENCIA» (interpretación amplia) Comprender el don de la VIDA como una verdadera llamada. Todo ser humano es convocado por Dios a la existencia, a hacer el bien. Nadie se da a sí mismo la vida, la recibimos como don y regalo de quien es el Creador, a través de la mediación biológica y familiar de los padres, pero cada persona es sagrada en su identidad suprema de haber sido creada a imagen de Dios. Jer 1,5 Sal 138,13.15

2. Vocación: Llamado a la «SANTIDAD» Valorar y redescubrir nuestro llamado a la «SANTIDAD» que recibe todo bautizado. La palabra «VOCACIÓN» adquiere una dimensión más amplia y se extiende a todos los incorporados a Cristo por el bautismo. Enriquecidos por la gracia de la FE.

3. Vocación: Llamado a una forma de vida Cristiana LA VIDA CONSAGRADA Monjes, monjas Religiosos, religiosas Sociedades de vida apostólica Institutos seculares Orden de las vírgenes Anacoretas Eremitas Asociaciones privadas y publicas de fieles Ministerio Ordenado Sacerdote El laicado cristiano La vida célibe El matrimonio

A un llamado, una respuesta. Mt 14, 22-31 Desafíos del mundo actual: (los temores) La exclusión La violencia Pesimismo Formas de dominio y discriminación. Cultura cientificista: tristeza, soledad. Jóvenes en situación de pobreza y exclusión. Jóvenes desempleados, abandonados y migrantes.

Concluimos: Jesús lo anticipo, que abría escases de obreros para la mies, que era necesaria la oración al Dueño de la mies para que no dejase de enviar operarios a su campo y a su viña. Oremos como nos enseña Jesús, además de preguntarnos por el sentido y privilegio de la vocación. Para saber si hay vocación es esencial haber conocido a Jesús, reconocerlo como Maestro y Señor, quedar fascinado por EL, sentir que es una privilegio convivir con El y , en el proceso del seguimiento, ir descubriendo la concreción de su llamada y de su voluntad.