Lectio divina del Salmo dominical Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

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Lectio divina del Salmo dominical Gn 18,1-10a: Señor, no pases de largo junto a tu siervo. Sal 14,2-3ab.3cd-4ab.5: Señor, ¿quién puede hospedarse en tu.
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Transcripción de la presentación:

Lectio divina del Salmo dominical Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo Año A: El Señor nos sacia con Flor de harina, Jesucristo. Dt 8,2-3.14b-16a: Te alimentó con el maná que tú no conocías ni conocieron tus padres. Sal 147,12-13.14-15.19-20: Glorifica al Señor, Jerusalén. 1Co 10,16-17: El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo. Jn 6,51-58: Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.

Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti; ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina.

Glorifica al Señor, Jerusalén.

Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz; manda la nieve como lana, esparce la escarcha como ceniza.

Glorifica al Señor, Jerusalén.

Hace caer el hielo como migajas y con el frío congela las aguas; envía una orden, y se derriten; sopla su aliento, y corren.

Glorifica al Señor, Jerusalén.

Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos.

Glorifica al Señor, Jerusalén.

Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio… 12Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: 13que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti; 14ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. 15Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz; 16manda la nieve como lana, esparce la escarcha como ceniza; 17hace caer el hielo como migajas y con el frío congela las aguas; 18envía una orden, y se derriten; sopla su aliento, y corren. 19Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; 20con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos. Si quieres escuchar este salmo en su lengua original , que está unido a nuestro salmo 146, pincha aquí

Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.

Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Nuestro salmo se encuentra en la segunda parte del salterio, dedicado a las alabanzas a Dios, formada por los libros: 4º: salmos 89-105 y 5º: salmos 106-150 Dentro del quinto libro, este salmo pertenece a la conclusión del salterio, llamada “pequeño Hallel” (salmos 145-150). Insertada en el último estadio de formación del salterio con el fin de dar al final un carácter totalmente laudatorio. Salmo 147: El Señor reconstruye Jerusalén.

Lectio: ¿Qué dice el texto? Este salmo, en el texto hebreo, es la segunda parte del salmo 146 y continuación del mismo tema: Himno de alabanza a Dios Señor de todo y cuya bondad se  manifiesta en toda clase de beneficios. Se trata de un himno, de la época del posexilio o de la diáspora, (su autor vivió probablemente en tiempos de Nehemías, que fue cuando se reconstruyeron las murallas de Jerusalén) que invita a los habitantes de Jerusalén a alabar al Dios que la restaura, particularmente por medio de la Palabra, de la Ley. Para los pueblos rurales de otros tiempos, la "ciudad", rodeada de murallas y protegida por sólidas puertas, era el símbolo de la seguridad. Para los pueblos flagelados por el hambre, el pan en abundancia es símbolo de la felicidad y de la vida. Pero Israel no olvida nunca que el mayor beneficio es el maravilloso don de la Ley, de la  alianza de Dios con su pueblo: ningún otro pueblo fue tratado de igual manera, ningún otro pueblo conoció su Voluntad. El salmo lo podemos estructurar de la siguiente forma: V. 12: invitatorio Vv. 13-14: Dios en la historia. Vv. 15-18: Dios en el cosmos. Vv. 19-20: Dios en la historia.

Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Nos sacia con flor de harina. La liturgia nos propone este salmo 147 en la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo por la referencia que hace: “te sacia con flor de harina.” La flor de harina es el alimento que el pueblo, tras los cuarenta años en el desierto comiendo maná, por fin puede saborear en la tierra que le da el Señor en posesión, “tierra que mana leche y miel.” Porque nosotros mediante el Bautismo, hemos atravesado ya el Jordán y nos encontramos en la tierra de promisión y, aunque todavía peregrinos hacia la patria definitiva, somos alimentados con el verdadero Pan bajado del Cielo, signo y preanuncio de los bienes eternos.

¡Glorifica al Señor, Jerusalén! ¡Que la nueva Jerusalén, imagen de la Iglesia, alabe a Dios que la alimenta con el pan de vida, Jesús, verdadera flor de trigo! Cristo es el verdadero Pan bajado del cielo, es el Pan de ángeles. Él se nos dona ofreciéndonos su Cuerpo entregado y su Sangre derramada.

Ha puesto paz en tus fronteras. Esta bella solemnidad nos invita no sólo a adorar el Santísimo Sacramento que nos pacifica, sino sobre todo a vivir con mayor consciencia y coherencia lo que significa participar en la mesa eucarística. Comer el Cuerpo y beber la Sangre del Señor significa que entramos en comunión de destino con Cristo: que como él se entregó nos debemos entregar nosotros; que así como el Cuerpo es uno, nosotros somos uno porque formamos parte del cuerpo de Cristo que es la Iglesia; que –como dice san Agustín- “recibimos lo que somos”. En fin, que pregustamos la vida eterna.

Oratio :¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo? ADORO TE DEVOTE Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte. Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta Palabra de verdad. En la Cruz se escondía sólo la Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; sin embargo, creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. No veo las llagas como las vio Tomás pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame. ¡Memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que das vida al hombre: concede a mi alma que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura. Señor Jesús, Pelícano bueno, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero. Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.

Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros… “Cristo es el pan que ha bajado del cielo, pero un pan que repara sin menguar él; un pan que se puede consumir sin que pueda consumirse. Este pan estaba figurado también en el maná. Por eso se dijo: Les dio pan del cielo; el hombre comió el pan de los ángeles. ¿Quién es el pan del cielo sino Cristo? Mas para que el hombre comiera el pan de los ángeles se hizo hombre el Señor de los ángeles, pues si no se hubiera hecho esto, no tendríamos su carne; y, si no tuviéramos su carne, no comeríamos el pan del altar. Gran protector hemos hallado, hermanos. La razón es que nuestro protector es nuestra Cabeza. Todos los que se ponen bajo el amparo de algún protector humano, son protegidos suyos; nosotros, en cambio, somos miembros de nuestro protector. Que él nos lleve en sí y que nadie nos arranque de él. Sean las que sean las fatigas que hayamos padecido en este mundo, todo lo que tiene un término es nada. Llegarán los bienes que nunca pasarán: a ellos se llega por las fatigas. Pero, una vez que hayamos llegado, nada nos arrancará de allí. Las puertas de Jerusalén se cierran, se echan también los cerrojos, para decir a aquella ciudad: Alaba, Jerusalén, al Señor; alaba, Sión, a tu Dios, porque redobló los cerrojos de tus puertas, bendijo a tus hijos dentro de ti. Él ha puesto paz en tus confines. Cerradas las puertas y echados los cerrojos, ni sale amigo ni entra enemigo. Allí tendremos la auténtica y cierta seguridad, si aquí no hemos desertado de la verdad.” (San Agustín, Sermón 130, 2. 5)

Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… Que así como adoro al Señor en el Santísimo Sacramento, sepa descubrirlo y venerarlo en cada uno de mis hermanos.