¿ Cómo evitar pues el flagelo de la guerra que golpea a la humanidad desde la noche de los tiempos ? Andrés Villegas Germán Martínez Diana Prada Isabel Bedoya Harold Satizabal
Soluciones a la guerra Se debe crear con el consenso internacional, un cuerpo legislativo y judicial para dirimir cualquier conflicto que surgiere entre las naciones. El logro de una seguridad internacional implica la renuncia incondicional, en una cierta medida, de todas las naciones a su libertad de acción, vale decir, a su soberanía, y está claro fuera de toda duda que ningún otro camino puede conducir a esa seguridad.
Se debe unificar el poder central, constituyendo el derecho en oposición a la violencia del único. Porque así los más débiles pueden contrarrestar la fuerza del más fuerte. El derecho es el poder de una comunidad y en su permanencia esta su solido poder. Esta unión se mantiene tanto por la presión de la violencia como por los lazos afectivos entre sus miembros.
Es necesaria la construcción de los lazos afectivos por medio de vínculos como objeto de amor y por identificación entre sus miembros. El poder central unido y basado en el derecho podrá controlar la violencia de aquellos con afán de poder. El poder central debe tener fuerza propia, para poder decidir en todos los conflictos.
Es vital la educación dentro de la sociedad, ya que todo lo que desarrolle la cultura trabaja contra la guerra. Una sociedad con cultura no puede ser corrompida y siempre lucha por la verdad. La cultura reconduce las tendencias agresivas humanas, que al fin y al cabo no se pueden acabar. Es necesaria una sociedad que viva bajo los juicios de la razón y sus dictados.