Lectio divina del Salmo dominical

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Tema 30 EL PADRE NUESTRO.
Con toda la creación alabemos al Señor. Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Ángeles del Señor bendecid.
Lectio divina del Salmo dominical Is 56,1.6-7: A los extranjeros los traeré a mi monte santo. Sal 66, : Oh Dios, que te alaben los pueblos, que.
Domingo VI de Pascua Hch 10, : El don del Espíritu Santo se ha derramado también sobre los gentiles. Sal 97,1.2-3ab.3cd-4: El Señor revela.
Lectio divina del Salmo dominical Ez 2,2-5: Son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos. Sal 122,1-2a.2bcd.3-4: Nuestros ojos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor. Cielos, bendecid al Señor.
“Alabaré al Señor mientras viva…”. Sal 146, 2
EL PADRE NUESTRO.
Lectio divina del Salmo dominical Os 11,1b.3-4.8c-9: Se me revuelve el corazón. Lectura sálmica: Is 12,2-3.4bcd.5-6: Sacaréis aguas con gozo de las fuentes.
Obras todas del Señor bendíganlo, alábenlo, ensálcenlo, eternamente. Bendito seas tú que sondeas los abismos, que te sientas sobre querubines, alabado.
Lectio divina del Salmo dominical
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor. Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres A ti gloria y alabanza por los siglos.
Lectio divina del Salmo dominical So 3,14-18a: El Señor se alegra con júbilo en ti. Sal: Is 12,2-3.4bed.5-6: Gritad jubilosos: «Qué grande es en medio.
Lectio divina del Salmo dominical Gn 18,20-32: Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. Sal 137,1-2a.2bc-3.6-7ab.7c-8: Cuando te invoqué, Señor, me.
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Transcripción de la presentación:

Lectio divina del Salmo dominical Santísima Trinidad Año A: Nuestro Dios Trino se nos revela por su Amor. Ex 34,4b-6.8-9: Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso. Sal: Dn 3,52.53.54.55.56: A ti gloria y alabanza por los siglos. 2Co 13,11-13: La gracia de Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo. Jn 3,16-18: Dios mandó su Hijo al mundo, para que el mundo se salve por él.

A Ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres.

A Ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito tu nombre santo y glorioso.

A Ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria.

A Ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres tú, que, sentado sobre querubines, sondeas los abismos

A Ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres sobre el trono de tu reino.

A Ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en la bóveda del cielo.

A Ti gloria y alabanza por los siglos.

Cántico de los tres jóvenes Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio… Cántico de los tres jóvenes (Dn 3,52-57) 52Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres: a ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito tu nombre, santo y glorioso: a él gloria y alabanza por los siglos. 53Bendito eres en el templo de tu santa gloria: a ti gloria y alabanza por los siglos. 54Bendito eres sobre el trono de tu reino: a ti gloria y alabanza por los siglos. 55Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos: a ti gloria y alabanza por los siglos. 56Bendito eres en la bóveda del cielo: a ti honor y alabanza por los siglos. 57Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. 58Angeles del Señor, bendecid al Señor; 59cielos, bendecid al Señor. 60Aguas del espacio, bendecid al Señor; 61ejércitos del Señor, bendecid al Señor. 62Sol y luna, bendecid al Señor; 63astros del cielo, bendecid al Señor.

64Lluvia y rocío, bendecid al Señor; 65vientos todos, bendecid al Señor. 66Fuego y calor, bendecid al Señor; 67fríos y heladas, bendecid al Señor. 68Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; 69témpanos y hielos, bendecid al Señor. 70Escarchas y nieves, bendecid al Señor; 71noche y día, bendecid al Señor. 72Luz y tinieblas, bendecid al Señor; 73rayos y nubes, bendecid al Señor. 74Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos. 75Montes y cumbres, bendecid al Señor; 76cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor. 77Manantiales, bendecid al Señor; 78mares y ríos, bendecid al Señor. 79Cetáceos y peces, bendecid al Señor; 80aves del cielo, bendecid al Señor.  81Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. 82Hijos de los hombres, bendecid al Señor; 83bendiga Israel al Señor. 84Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; 85siervos del Señor, bendecid al Señor. 86Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; 87santos y humildes de corazón, bendecid al Señor. 88Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Lectio: ¿Qué dice el texto? Este día no es un salmo el texto que empleamos como respuesta orante a la 1ª lectura sino un cántico, atribuido en el libro de Daniel a los tres jóvenes en el horno ardiendo de Babilonia, es una oración que sigue el estilo del salmo 148, y que está escrito en forma de letanía, como el salmo 135. Por la alusión que se hace al templo: "Bendito eres en el templo de tu santa gloria" (v. 53), probablemente este cántico pertenecía al cantoral del templo, y su composición es posterior a la restauración del culto por Judas Macabeo (s. II a. C). Lo podemos estructurar de la siguiente manera: a) Una doxología o glorificación a Dios, que se ha manifestado a Israel, en su alianza y en su templo de Jerusalén, como Dios glorioso que habita sobre los querubines (vv. 51-56) b) Una invitación a todas las criaturas a que alaben a Dios (vv. 57-88). Podemos imaginarnos un gran concierto –a modo de Bolero de Ravel en el que se van introduciendo paulatinamente los distintos instrumentos para ejecutar la misma melodía- en honor a Dios, cuyo director de orquesta es el hombre, el cual va convocando a los diversos elementos de la creación: los celestes: astros, vientos, frío y calor…; aves del cielo, cetáceos y abismos del mar…; los terrestres: montañas, ríos…; animales salvajes y domésticos… y por último, como corona, el hombre. Sin olvidarse el director de exhortarse a sí mismo a la alabanza a Dios tal y como hacen los propios jóvenes Ananías, Azarías y Misael que son los que entonan el himno.

Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Bendito tu Nombre santo y glorioso. Quizá, pueda ser esta expresión de los tres jóvenes en el horno, la que resuma de algún modo el tema de esta solemnidad de la Santísima Trinidad en su ciclo A. Toda nuestra alabanza, bendición y acción de gracias, toda gloria que tributamos a Dios es debido a que Él nos ha hecho capaces de esta alabanza y a que Él se nos ha autorrevelado mostrándonos su Nombre, es decir, su ser más íntimo.

Bendito tu Nombre santo y glorioso. En la primera lectura Dios se manifiesta a Moisés pasando ante él toda su bondad proclamando: “Señor, Señor, (literalmente YHWH, YHWH, pero que, por respeto a la tradición judía –tardía por cierto- de no pronunciar el Nombre de Dios, la Congregación para la Sagrada liturgia prohibió en 2008 emplear la expresión “Yahweh” en la liturgia católica), clemente y compasivo, lento a la cólera y rico en misericordia y fidelidad.” Personalmente pienso que estamos ante la gran definición y explicitación del Nombre de Dios en el Antiguo Testamento. El orante de los salmos (sus diversos autores) estaban convencidos de ello ya que a menudo retoman este pasaje. Desde esta revelación a Moisés qué acorde y pleno de cumplimiento vemos la revelación neotestamentaria que nos muestra a Jesucristo como la misericordia encarnada, el Amén, el Hijo del Eterno Padre, el Nombre fuera del cual nadie se puede salvar, el Nombre en el que hay que creer, alabar y adorar.

Bendito tu Nombre santo y glorioso. Dejemos que el Dios del Amor y de la Paz –tal y como nos dice san Pablo en la 2ª lectura- habite en nosotros por medio de su Espíritu. Sí, hagamos nuestra la bella alabanza litánica de los tres jóvenes. Cuando el Señor nos penetra, y estamos convencidos que su Amor vale más que la vida, a pesar de las persecuciones y hostilidades, nos desborda inevitablemente la bendición, la acción de gracias y la alabanza.

Bendito tu Nombre santo y glorioso. Ante este hermoso cántico, Señor, mis labios se limitan a orar despacio cada verso, haciéndome consciente de la belleza de tu creación, de la hermandad universal que tan magníficamente cantó san Francisco de Asís inspirándose en este cántico de los tres jóvenes. Haz, Señor, que sepa alabarte, adorarte, darte gracias en todas las circunstancias de mi vida. ¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, AHORA y siempre por los siglos de los siglos. Amén!

Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo? Te damos gracias, Señor, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por la obra de la creación, de la redención, y de la santificación que obras en nuestras almas. Santa Trinidad, haz que nuestro humilde servicio proclame siempre tu grandeza. Amén.

Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros… “Ante todo, el Doctor de la paz y Maestro de la unidad no quiso que hiciéramos una oración individual y privada, de modo que cada cual rogara sólo por sí mismo. No decimos: «Padre mío, que estás en los cielos», ni: «El pan mío dámelo hoy», ni pedimos el perdón de las ofensas sólo para cada uno de nosotros, ni pedimos para cada uno en particular que no caigamos en la tentación y que nos libre del mal. Nuestra oración es pública y común, y cuando oramos lo hacemos no por uno solo, sino por todo el pueblo, ya que todo el pueblo somos como uno solo. El Dios de la paz y el Maestro de la concordia, que nos enseñó la unidad, quiso que orásemos cada uno por todos, del mismo modo que él incluyó a todos los hombres en su persona. Aquellos tres jóvenes encerrados en el horno de fuego observaron esta norma en su oración, pues oraron al unísono y en unidad de espíritu y de corazón; así lo atestigua la sagrada Escritura que, al enseñarnos cómo oraron ellos, nos los pone como ejemplo que debemos imitar en nuestra oración: Entonces - dice- los tres, al unísono, cantaban himnos y bendecían a Dios. Oraban los tres al unísono, y eso que Cristo aún no les había enseñado a orar.” (San Cipriano, Tratado sobre el Padrenuestro 8, Oficio de lectura Lunes XI del T.O.)

Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.