MAGNIFICAT DE JUAN DE DIOS San Juan de Dios, 17
Has querido que te alabe a través de mis hermanos más necesitados, y mi alma se llena de gozo por ello. Has puesto tus ojos en un pobre loco, Señor, locura que me empuja a entregarme por amor. Te has fijado en mi pequeñez, te has compadecido de mis pecados, has tocado mi alma con ternura.
En la noche más triste de mi vida te has hecho presente. Me has visitado, me has abrazado, has regado mi rostro con tus lágrimas. Me has tratado con amor infinito de Padre. Granada, Granada es testigo de ello...
Es por ello que mi alma te engrandece más que nunca, y mi espíritu no para de alegrarse. De un pobre errante, inconformista, aventurero... has hecho un hombre nuevo, Señor, capaz de amar sin fronteras. Tu amor trastocó mis planes. Por eso, repito una y otra vez a mis hermanos: “Si supierais lo grande que es el amor de Dios, nunca dejaríais de hacer el bien amando a todos”
Cuando camino por esas calles de Granada, te contemplo en el discapacitado mental o físico, como enfermo terminal, transeúnte o drogadicto, como anciano en soledad, como pobre, como niño abandonado... y me lamento, y me digo: “Tan pobres y mal cuidados los ví, que se me rompe el corazón”. Y los recojo y auxilio, y me desvivo por ellos, como Tú hiciste conmigo.
A veces, yo me rebelo contra aquellos que cometen injusticias, contra estructuras, poderes… contra estériles retóricas me rebelo. Para finalmente moderar mis sentimientos al contemplarte en la cruz, en la Iglesia del Sagrario. Y humildemente, pedir a mis hermanos en esta noche templada: “Tened siempre caridad, porque donde no hay caridad no hay Dios, aunque Dios en todo lugar está”
Y en actitud de oración, misericordia te pido, Señor, por cuantas veces pasé de largo ante el sufrimiento humano. Y en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y de su bendita Madre, la Virgen María, la siempre entera, acoge mi humilde persona y la de mis hermanos, colaboradores, voluntarios... Y danos parte en el lugar de cuantos pasaron por la vida como buenos samaritanos. Amén.
Isidoro de Santiago Sánchez, oh Sevilla 2017