Del Kitáb-I-Íqán
En el Nombre de Nuestro Señor, El exaltado, El altísimo
“Ningún hombre podrá alcanzar las orillas del océano del verdadero entendimiento a menos que se haya despojado de todo lo que hay en el cielo y en la tierra.
Santificad vuestras almas, oh pueblos del mundo, para que quizás alcancéis la posición que Dios os ha destinado y entréis así en el tabernáculo que, conforme a las dispensaciones de la Providencia, ha sido erigido en el firmamento del Bayán
La esencia de estas palabras es que quienes hollan el sendero de la fe, quienes ansían el vino de la certeza, deben purificarse de todo lo terrenal: sus oídos, de la palabrería ociosa...
sus mentes, de las imaginaciones vanas; sus corazones, de las aficciones mundanas, y sus ojos, de aquello que perece...
deben poner su confianza en Dios y, asiéndose firmemente de Él, seguir su camino. Entonces se harán merecedores de las resplandecientes glorias del sol del divino conocimiento y comprensión y...
llegarán a ser los recipientes de una gracia que es infinita e invisible,
por cuanto el hombre nunca tendrá esperanza de alcanzar el conocimiento del Todoglorioso...
nunca podrá beber de la corriente del divino conocimiento y sabiduría,
nunca podrá entrar en la morada de la inmortalidad, ni tomar del cáliz de la divina cercanía y favor...
a menos que deje de considerar las palabras y acciones de los hombres como norma para la verdadera comprensión y reconocimiento de Dios y Sus Profetas”
Revelado por BAHÁ’U’LLÁH
FIN