Hosanna al Hijo de David Domingo de Ramos Hosanna al Hijo de David

Con el Domingo de Ramos comenzamos la Semana Santa. Estamos invitados a contemplar el gran amor Dios, que se rebajó incluso hasta la muerte y una muerte de CRUZ.

La Liturgia de este domingo nos recuerda DOS HECHOS: - La Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén. El pueblo lo reconoce como Salvador y lo aclama con alegría... - El Comienzo de la Semana Santa, con la lectura de la Pasión de Jesucristo, según San Lucas... * Dos momentos de la vida de Cristo: El Triunfo y la Humillación.

“¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! En la 1ª PARTE, nos unimos al Pueblo de Jerusalén, que aclama alegre y feliz: “¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor!

La 2ª PARTE nos introduce en la SEMANA SANTA. La 1ª Lectura presenta la Misión del "Siervo Sufriente“ “Ofrecí la espalda a los que me golpeaban... No oculté el rostro a insultos y salivazos.”

Toda lengua proclame: ¡JESUCRISTO ES SEÑOR! La 2ª Lectura es un HIMNO, que presenta el “anonadamiento" de Jesús. Se humilló hasta la muerte de cruz, pero fue glorificado como Hijo de Dios en la Resurrección. Toda lengua proclame: ¡JESUCRISTO ES SEÑOR!

El Evangelio, como pórtico a la Semana Santa nos invita a contemplar la PASIÓN y Muerte de Jesús, según Lucas.

ESTO ES MI CUERPO, QUE SE ENTREGA POR VOSOTROS; HACED ESTO EN MEMORIA MÍA.

PADRE, A TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU.

Realmente éste era el HIJO DE DIOS.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? SALMO 21 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: Acudió al Señor, que le ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Se reparten mis ropa, echan a suerte mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alabadlo; linaje de Jacob, glorificadlo; temedlo, linaje de Israel.