El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía su enemigo sembró cizaña entre el trigo, su enemigo sembró cizaña entre el trigo, y se fue. y se fue.
Los siervos del amo se acercaron a decirle: “Señor, ¿No sembraste semilla buena en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?”
Él les dijo: “Un enemigo lo ha hecho” “Un enemigo lo ha hecho” Los criados le preguntaron: ¿Quieres que vayamos a arrancarla?. a arrancarla?. Pero Él les respondió: “No, que podríais arrancar también el trigo. “No, que podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega…” (Mt 13,24-30)
La parábola no da la razón a los intransigentes, que quisieran acabar inmediatamente con el mal. Tampoco se la da a los indiferentes que no ven las diferencias entre el bien y el mal. A unos y a otros nos enseña que no somos los jueces definitivos de la historia.
La realidad es más terca que nuestras etiquetas. La cizaña no se convierte en trigo porque le cambiemos de nombre o porque las leyes le concedan un lugar en la sociedad. Contragestación Muerte digna
Texto: José Román Flecha Andrés PALABRA DEL SEÑOR –Salamanca Presentación: Antonia Castro Panero