UN AMIGO ESPECIAL Basado en Apoc.1:9-19.
UN AMIGO ESPECIAL El texto base Apoc.1: 9-19: Yo Juan, vuestro hermano, y participante en la tribulación y en el Reino, y en la paciencia de Jesús, el Cristo; estaba en la isla que es llamada Patmos, por la palabra de Dios y el testimonio de Jesús, el Cristo. 10 Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás [de mí] una gran voz como de trompeta, 11 que decía: YO SOY el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete Iglesias que están en Asia: a Éfeso, y a Esmirna, y a Pérgamo, y a Tiatira, y a Sardis, y a Filadelfia, y a Laodicea. 12 Y me volví a ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro;
13 y en medio de los siete candeleros, uno semejante al Hijo de hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por los pechos con una cinta de oro. 14 Y su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos como llama de fuego; 15 y sus pies semejantes al latón fino, ardientes como en un horno; y su voz como ruido de muchas aguas. 16 Y tenía en su diestra siete estrellas; y de su boca salía una espada aguda de dos filos. Y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. 17 Y cuando yo le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; YO SOY el primero y el último; 18 y el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo para siempre jamás, Amén. Y tengo las llaves del infierno y de la muerte. 19 Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de éstas.
Jesús inicia su ministerio Juan 1:11,12 dice. A lo [que era] suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su Nombre. El numero de los que recibieron a Jesús mencionado es de mas de 500 hermanos (lea 1Cor,15: 6). De los cuales muchos solamente eran oidores de la Palabra, y de entre todos estos, Jesús eligió a 12, sus discípulos, para que « estuviesen con Él, y para enviarlos a predicar » (Mar.3:13- 19).
De estos 12, Jesús tenía un grupo especial que eran como sus confidentes, Pedro, Santiago, Juan y Andrés (Mat.17:1; Mar.13:3). Note que los que se llamaban el pueblo de Dios eran millones: El pueblo de Israel. Jesús viene a «su pueblo», pero lo rechazan, solamente más de 500 lo aceptan. De los quinientos, Jesús escoge a 12, Pero de los 12, Jesús tenía un pequeño grupo «especial», formado por 4 que eran sus «confidentes», a quienes les contaba sus secretos. Pedro, Santiago, Juan y Andrés.
Pero de estos cuatro, el que más manifestaba deseos de escuchar la voz de Jesús era Juan, llegó tanto a relacionarse con Él que y a escuchar su voz que (Juan 13:23-26), dice que era al que Jesús amaba, y se recostaba al pecho de Jesús. Había tanta empatía entre ellos que cuando Jesús les dijo que Él se iba pero que volvería, los discípulos, pero especialmente Juan le dicen: Señor, no te vayas, no nos dejes solos por favor, pero Jesús des dice:
«A ustedes les conviene que yo me vaya», «Yo rogaré al Padre y os dará otro consolador, para que esté con vosotros para siempre» (Juan 14:16). Cuando el Espíritu venga morará dentro de ustedes, y yo moraré a través del Espíritu dentro de vosotros, donde quiera que estén.
Llegó el momento cuando Jesús les dice: «Hijitos, aún un poco estaré con vosotros. Me buscaréis; … pero A donde yo voy, vosotros no podéis venir». Pedro le responde: «mi vida pondré por ti», (Juan 13:33,37) y la Escritura registra que cuando tomaron preso a Cristo todos los discípulos lo abandonaron, solamente Juan estuvo allí junto a la cruz, por eso, cuando Cristo vió a su amado Juan junto a Él dijo: «hijo e hay a tu madre, mujer e hay a tu hijo» (Juan 19:26). Cuando Juan entregó su vida al Señor tenía unos 16 años, era el más joven del grupo de los apóstoles, y cuando vió la revelación del Apoc. Tendría unos 70 años. Y todos eso años había estado esperando la promesa del regreso de su amado Jesús, había escuchado la promesa de labios del mismo Cristo: «verberé otra vez», y la escuchó de labios de los ángeles: «este mismo Jesús, que ha sido llevado de vosotros al cielo, volverá del mismo modo en que lo habéis visto ir al cielo» (Hech.1:17).
Juan escucho por última vez la orden de Jesús: «Y he aquí, yo enviaré al Prometido de mi Padre sobre vosotros; mas vosotros asentad en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de potencia de lo alto» (Luc.24:49). Luego Jesús los conduce fuera de Jerusalén y allí les dice: «Mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros, y me seréis testigos en Jerusalén, y en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra» (Hec.1:8). Como usted sabe, 10 días después de la asunción vendría el Espíritu Santo, tiempo que los discípulos dedicaron para prepararse y arreglar sus diferencias, «CUANDO llegó el día de Pentecostés, estaban todos JUNTOS EN EL MISMO LUGAR» (Hech.2:1).
El glorioso acontecimiento de la asunción, fue precenciado por Juan Este grandioso acontecimiento, preparó a los discípulos, pero especialmente a Juan para afrontar cualquier dificultad que se presentara en el futuro.
10 días después de la asunción vendría el Espíritu Santo, tiempo que los discípulos dedicaron para prepararse y arreglar sus diferencias, «CUANDO llegó el día de Pentecostés, estaban todos JUNTOS EN EL MISMO LUGAR» (Hech.2:1).
Y el Espíritu Santo los llenó de poder para predicar, y sentían ahora con mayor fuerza la presencia de Cristo en sus corazones y un amor que los atraía entre ellos y a su prójimo, que su único deseo era hacer la obra de compartir lo que ellos sabían con los demás, porque Jesús les había dicho que volvería otra vez. – Y la iglesia crecía cada día más y más, porque «el Señor agregaba cada día a la iglesia a los que iban siendo salvos» (Hech.2:47). La obra de Dios crecía de tal manera que el día de Tente costes se bautizaron «como tres mil personas» (Hech.2:41), este selo misionero de los apóstoles pronto despertó la ira de satanás contra ellos «y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel …. Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron. Su numero llegó a unos cinco mil hombres (Hech.4:3,4).
Pedro y Juan en la cárcel: DELITO, predicar a Cristo.
El Registro Sagrado dice: «Entonces levantándose el sumo sacerdote, y todos los que estaban con él, (que es la secta de los Saduceos,) fueron llenos de ira, 18 Y echaron mano a los apóstoles, y los pusieron en la cárcel pública. 19 Mas el ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo: 20 Id, y estando en el templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida (Hech.5: 17-22).
Hechos 5: Ellos entonces, como oyeron esto, entraron por la mañana en el templo, y enseñaban. Viniendo pues el sumo sacerdote, y los que estaban con él, convocaron el concilio, y a todos los ancianos de los hijos de Israel; y enviaron a la cárcel, para que fuesen traidos. 22 Y como vinieron los ministros, no los hallaron en la cárcel, y vueltos, dieron aviso, 23 Diciendo: «Cierto la cárcel hallamos cerrada con toda diligencia, y los guardas que estaban afuera delante de las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro». 24 Entonces como oyeron estas palabras el sumo sacerdote, y el magistrado del templo, y los príncipes de los sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello. 25 Y viniendo uno, les avisó, diciendo: «He aquí, los varones que echasteis en la cárcel, están en el templo, y enseñan al pueblo».
26 Entonces el magistrado fue con los ministros, y los trajo sin violencia, porque tenían miedo del pueblo, de ser apedreados. 27 Y como los trajeron, los presentaron en el concilio. Entonces el sumo sacerdote les preguntó, 28 Diciendo: «¿No os mandamos estrechamente, que no enseñaseis en este nombre? y, he aquí, habéis henchido a Jerusalén de vuestra doctrina, ¿y queréis echar sobre nosotros la sangre de este hombre?» 29 Y respondiendo Pedro y los otros apóstoles, dijeron: «Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres. 30 El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, al cual vosotros matasteis colgándole en un madero. 31 A éste enalteció Dios con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y remisión de pecados. 32 Y nosotros le somos testigos de estas cosas, y lo es también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen». 33 Ellos en oyendo esto fueron heridos hasta el corazón, y consultaban de matarlos.
Es así como la religión de Jesús se había convertido en un problema grabe para los dirigentes religiosos de ese tiempo. Mientras tanto se iba cumpliendo la orden de Jesús: «Id y predicad el Evangelio por todo el mundo», hasta que Roma tomó parte en este asunto tratando de ponerle remedio, porque Jesús había dicho que Él era el Rey. – Fue así como tomaban presos a los predicadores y los mataban de diferentes maneras (lea Hechos 12:1-5). A otros los amarraban a postes untados de brea y los quemaban unos tras otros, otros fueron despellejados, apedreados o decapitados, pensando que de esta forma se le pondría fin a esta secta.
De esta forma, uno a uno iban matando a los mensajeros del Señor.
Hasta que le llego el turno al mismo amigo de Jesús, pero con él hicieron algo diferente, pusieron a hervir aceite en una paila, y cuando dio el punto requerido, Juan fue arrojado en ella, con tan mala suerte para ellos, ya que Juan fue protegido por Dios pues no murió. Esta historia se origina con Tertuliano, c d.C. Como usted notará, los enemigos del Evangelio dijeron: «que hacemos con este viejito, pues no podemos matarlo».
Es por esto que toman la decisión de apresar a Juan y enviarlo a la Isla de Patmos, como nos lo cuenta Juan: «Yo Juan, vuestro hermano, y participante en la tribulación, y en el reino, y en la paciencia de Jesu Cristo, estaba en la isla que es llamada Pátmos, por la palabra de Dios, y por el testimonio de Jesu Cristo». Delito: «por la palabra de Dios, y el testimonio de Jesucristo. Pero cada situación por difícil que fuese, para Juan era una oportunidad para conocer más a su Amigo Jesús.
Allí se encontraba Juan prisionero como lo dice el mismo: «por la palabra de Dios, y por el testimonio de Jesucristo». Y él pensaba: «Señor Jesús, porqué no has venido como lo prometiste, no entiendo. Señor, por favor, todos mis compañeros han sido muertos por tus enemigos, y yo me encuentro aquí condenado a morir, Señor». Pero a pesar de todas las adversidades de Juan, no había desfallecido en la fe y en la obediencia, seguía adorando a Dios, allí solo, posiblemente en una cueva adoraba en Sábado: Apoc.1:10 dice: «Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás [de mí] una gran voz como de trompeta». Según lo dijo el mismo Jesús en Mar.2:28. El día del Señor es el sábado.
Yo me imagino, el extraordinario gozo de Juan al ver esa visión. Pero no era una visión común y corriente, era algo real: 17 Y cuando yo le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; YO SOY el primero y el último; 18 y el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo para siempre jamás, Amén. Si, no había duda, era su amado Jesús, su amigo, no se había olvidado de Él, como Juan pensaba, yo me imagino que Juan estrechó en sus brazos a su amado amigo, diciendo «gracias Señor por haber regresado como lo prometiste, que feliz me siento ahora». Su voz era la misma, las huellas de la cruz se veían claramente en su cuerpo, pero Jesús le dice: «Juan e venido para darte una misión», Señor, no más, quiero estar con tigo, Señor, llévame a donde tu estas como lo prometiste.
Y es así como Jesús lo transporta al cielo, y allí Juan contempla un cielo nuevo y una tierra nueva, ve la nueva Jerusalén, y queda extasiado por su belleza, calles de oro, Juan no tiene palabras, queda como mudo, al pasear la ciudad observa que tiene una muralla con doce fundamentos, y en ellos los nombres de sus doce compañeros, allí esta el nombre de Pedro, Jacobo, hay estaba su nombre también, Juan, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo, Tadeo, Simón y Matías. Juan quedó impresionado, aunque sus amados compañeros habían sido sacrificados por creer en Jesús, Dios no se había olvidado de ellos.
Cada prueba por la que Dios permite que pasen sus hijos, es para su bien, para purificarlos, y fortalecerlos en la fe.
Ahora Jesús le dice: «Juan, Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete Iglesias que están en Asia: a Éfeso, y a Esmirna, y a Pérgamo, y a Tiatira, y a Sardis, y a Filadelfia, y a Laodicea» (Apoc.1:11). Esta es la iglesia de Dios a través de siete periodos, desde el año 31, hasta la segunda venida de Cristo.
Dile a Éfeso : « Yo sé tus obras, y tu trabajo y paciencia,…». «Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del Paraíso de Dios». Año Dile a Esmirna : « Yo sé tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza..». «El que venciere, no recibirá daño de la muerte segunda». Año 100 al 313. Dile a Pérgamo : «Yo sé tus obras, y dónde moras, donde está la silla de Satanás; y tienes mi Nombre, y no has negado mi fe». «Al que venciere, daré a comer del Maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un Nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe». Año 313 al 538.
Y escribe al ángel de la Iglesia en Tiatir a: «El Hijo de Dios, dice estas cosas: Yo he conocido tus obras, y caridad, y servicio, y fe, y tu paciencia, y tus obras, las postreras [que son] muchas más que las primeras». « Y al que hubiere vencido, y hubiere guardado mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre los gentiles; y los regirá con vara de hierro, y serán quebrantados como vaso de alfarero, como también yo la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana». Año 538 – Y escribe al ángel de la Iglesia que está en Sardis : «El que tiene los siete Espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice estas cosas: Yo conozco tus obras; que tienes nombre [de] que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y confirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios». «El que venciere, será así vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles». Año
7 Y escribe al ángel de la Iglesia que está en Filadelfia : «El Santo y Verdadero, que tiene la llave de David; que abre y ninguno cierra; que cierra y ninguno abre, dice estas cosas: «Yo conozco tus obras». «He aquí, que yo vengo presto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios, y el nombre de la Ciudad de mi Dios, que es la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo de con mi Dios, y mi Nombre nuevo». Año
Mensaje a la iglesia de la tecnología, Laodicea: pero carente de fe. (Luc.18:8). 14 Y escribe al ángel de la Iglesia de los laodicenses : He aquí, el que dice Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios; 15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni hirviente. ¡Bien que fueses frío, o hirviente! 16 Mas porque eres tibio, y no frío ni hirviente, yo te vomitaré de mi boca. 17 Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de ninguna cosa; y no conoces que tú eres un desventurado y miserable y pobre y ciego y desnudo;
18 Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en fuego, para que seas hecho rico, y seas vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. 19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo: sé pues celoso, y enmiéndate. 20 He aquí, que yo estoy parado a la puerta y llamo; si alguno oyere mi voz, y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.21 Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. 22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Año 1844-Segunda Venida de Jesús.
Última etapa de la iglesia, Laodicea, segunda venida de Cristo. (2 Cron. 20:20). Desde que Cristo entró al Lugar Santísimo del Santuario celestial a realizar la purificación del Santuario, hasta que culmine la predicación del Evangelio en todo el mundo, y luego la segunda venida de Cristo.
Conclusión Como ustedes saben, la iglesia de Laodicea, es la última iglesia de las siete iglesias, la que antecede a la segunda venida de Cristo, es decir, nosotros. Una bes que Juan terminó de escribir lo que Jesús le mostraba, Dios intervino en la mente del emperador Domiciano para que liberara a su siervo Juan y cumpliera con su misión de reanimar a la iglesia cuando ya estaba avanzado en años, Jerónimo (el autor de la Vulgata) dice que Juan tenia que ser cargado a la reunión de la iglesia por su avanzada edad. Esta historia es secundada por Ireneo (c. 202), quien dice que Juan vivió hasta el tiempo del emperador Trajano, ca. 98- ca. 117 D C, siendo muy anciano. Es decir, murió primero Domiciano que Juan. El mensage redactado por Juan según Apoc.1:1, se originó en Dios, quen lo trasmite a su Hijo Jesús, Jesús lo trasmite a su ángel, y este a su vez lo trasmite a Juan, para que este lo transmita a las iglesia.