ACOMPAÑAMIENTO INTEGRAL A LAS VICTIMAS DE LA VIOLENCIA EN EL MINISTERIO DE LA IGLESIA

La realidad de la inseguridad y violencia es compleja y multidimensional. No podemos, sin más, atribuirla a una sola causa, hacerlo sería ingenuo y nos llevaría a pretender, también con ingenuidad, tener una única solución a una problemática tan vasta y complicada. Por ello, consideramos que convendría abordar la compleja realidad de la violencia que se vive en México desde un enfoque de salud pública que permita asegurar para el mayor número de personas el beneficio de la seguridad y de la paz (Exhortación, 99).

Experiencias de crisis humanitaria: El sismo del 85, la pandemia de la gripe H1N1 (2009). Crisis humanitaria es una situación de emergencia en la que se prevén necesidades masivas de ayuda humanitaria en un grado muy superior a lo que podría ser habitual, y que si no se suministran con suficiencia, eficacia y diligencia, desemboca en una catástrofe humanitaria.

La crisis humanitaria con decenas de miles de muertos y desaparecidos y multitud de afectados, reclama la movilización de todas las estructuras del Estado y la participación de todos, personas, comunidades e instituciones. La situación de las víctimas de la violencia nos habla de una crisis humanitaria que tiene que ser atendida en diversas fases. Un de ellas es la emergencia, que es complementaria a la prevención y a las acciones a mediano y largo plazo mediante las políticas públicas que creen condiciones para la paz.

Los obispos mexicanos se comprometieron a implementar medidas curativas a los efectos de la violencia, particularmente en el cuidado y atención de las víctimas de la violencia, acompañándolas en el proceso cristiano del duelo o del perdón para que en ellas no anide el odio y el resentimiento que mueven a la venganza, porque «no hay justicia sin perdón (Exhortación. 216, c).

La opción preferencial por los pobres se concreta, en este contexto, en una opción por las víctimas de la violencia. Es un imperativo de la fe en el que toda la comunidad eclesial activa la misericordia de manera eficaz. En el acompañamiento a las víctimas de la violencia tenemos escasa experiencia, pues aunque siempre ha habido violencia, no era tan visible y tan atroz, lo que no obligaba a una atención pastoral específica y urgente.

La crisis humanitaria con decenas de miles de muertos y desaparecidos y multitud de afectados, reclama la movilización de todas las estructuras del Estado y la participación de todos, personas, comunidades e instituciones. La situación de las víctimas de la violencia nos habla de una crisis humanitaria que tiene que ser atendida en diversas fases. Un de ellas es la emergencia, que es complementaria a la prevención y a las acciones a mediano y largo plazo mediante las políticas públicas que creen condiciones para la paz.

Una opción eclesial por las víctimas. Una estrategia eclesial con un enfoque de construcción de paz. El fortalecimiento de capacidades específicas para el acompañamiento a las víctimas. Articular calidad y calidez, profesionalismo y misericordia (DCE, 31a). La construcción de espacios en el ámbito nacional (comunidades de aprendizaje) para compartir experiencias y para el fortalecimiento de capacidades en torno al tema.