CENTENARIO DEL DESCUBRIMIENTO DE MACHU PICCHU: Trascendencia e Identidad. Soberana Orden Militar de Caballería Hospitalaria de San Ignacio de Loyola 2011 S.E. Cab. don Eduardo Martín del Carmen Recoba Martínez-Vargas, Lugarteniente General y Prior para la República del Perú, SOMCHSIL

1.Generalidades y contexto histórico del monumento. 2.Breve repaso de la historia del descubrimiento de la ciudadela. 3.Importancia como eje intercultural. 4.Trascendencia para Latinoamérica y el mundo. 5.Conclusiones. 6.Anexos. 7.Fuentes. Contenido

1. Generalidades y contexto histórico del monumento. Ubicada a 2,430 metros sobre el nivel del mar; a la vera de un promontorio rocoso bañado por las vegas de los ríos Vilcanota y Urubamba en lo que es hoy en departamento del Cusco (Perú), antigua Capital del Imperio Inca. Básicamente se trata de una “Llaqta” o poblado andino ubicado en lo que se conoce como el “Valle Sagrado de los Incas”. La teoría más seria respecto a la ciudadela tiene que ver con el hecho de haber sido un centro ceremonial o religioso y lugar de descanso del Primer Inca o Emperador de Perú, Pachacútec. En 1440 la zona de Vilcabamba y su quebrada rocosa llamada Picchu fue conquistada por el Inca Pachacútec en la primera etapa expansionista del Imperio. Las características geográficas, el acceso, la propia cosmovisión solar de la religión oficial del imperio que calzaba con el paisaje de la zona, debieron ser las principales razones del porqué el Inca Pachacútec ordenó -hacia 1450-, construir una ciudad rayana en las nubes. Se descarta entonces la teoría de que se trató de una fortaleza o centro administrativo como Ollantaytambo en Cusco o Humahuaca (Pucará de Tilcará) en Jujuy. La ostentosa construcción de palacios de descanso o “tambos”, el sistema hidráulico que proveía de agua a la ciudad demuestran que se trató de un lujoso promontorio arquitectónico y monumental. La población básicamente estaba compuesta por miembros de las Casas Reales Cuzqueñas (nobleza) y colonos o “mitimaes” al servicio de éstas. A la muerte de Pachacútec (1470), los príncipes herederos y a la postre emperadores, Túpac Yupanqui y Huayna Capac continuaron con el legado de su padre y abuelo, respectivamente hasta el decaimiento de la ciudadela tras la Conquista Española por el marqués Francisco Pizarro en 1534.

2. Breve repaso de la historia del descubrimiento de la ciudadela. Siglo XVI: El centro ceremonial fue abandonado hacia 1536 cuando se instauró la Dinastía de Vilcambamba por el príncipe Manco Inca; un soldado español Baltasar de Ocampo narró la existencia de “un poblado suntuoso que albergaba un Acllahuasi o Casa de las Vírgenes Escogidas”. Siglo XVII a XVIII: Vencida la última dinastía inca, el centro fue “desapareciendo” entre la vegetación, no existiendo registro español –tanto religioso como civil-, de su presencia. Siglo XIX: Antonio Raimondi, naturalista italiano, pisa el centro sin saber de su existencia (1865); August Berns, minero alemán, habría encontrado vestigios del centro (1867); Henry Singer, cartógrafo norteamericano levanta un mapa del promontorio rocoso (1870); el geógrafo alemán Herman Gohring realiza otro mapa más exacto pero aún sin indicios de la ciudadela (1874); el explorador francés Charles Wiener pudo describir un “emplazamiento inca” en la zona pero sin precisar su ubicación (1880). Siglo XX y el “redescubrimiento” de Hiram Bingham ( ): El 24 de Julio de 1911, el profesor de historia norteamericano y miembro de la National Geographic Society, llegó con ayuda de pobladores de la zona a la ciudadela, identificándola como tal. Bingham se basó en exploraciones anteriores de los estudiosos peruanos Agustín Lizárraga, Gabino Sánchez, Enrique Palma y Justo Ochoa. Se gestionó de inmediato la investigación científica con la Universidad de Yale y la National Geographic Society. Bingham no “descubrió” el centro pues éste nunca “se perdió” pero si se le considera como el primer estudioso serio del tema, dándole la importancia científica debida.

3. Importancia como eje intercultural. La historia universal registra 21 imperios en los últimos 5,000 años; 20 de ellos se desarrollaron en el hemisferio norte; sólo uno al sur: El Imperio de los Incas. Este breve pero riquísimo imperio fue el eje inter culturas desde las actuales naciones sudamericanas de Colombia, Ecuador, Perú (su centro de expansión), Bolivia y norte de Chile y Argentina. En este contexto, el centro ceremonial de Machu Picchu se erige como una suerte de símbolo de esta interculturalidad, pues es en sí mismo, representativo de una civilización sudamericana de raíces históricas y antropológicas claves para entender el carácter de la región: en pocas palabras, Machu Picchu le otorga identidad a la región. La Conquista Española entonces no sólo insertó al Perú a la historia del mundo al encontrar un modelo de desarrollo y sofisticación muy serio en el Imperio de los Incas, sino que adjuntó al resto de Sudamérica en la historia, justamente porque el Imperio conquistado abarcó muchas de sus actuales naciones. Machu Picchu entonces tiene una trascendencia que va más allá de su emplazamiento tecnológico o arquitectónico: palacios, templos, monumentos, dinámica social, ingeniería hidráulica (en 1470, cuando Londres era una ciudad de apenas 900 habitantes, insalubre, pantanosa y sin servicios, Machu Picchu consideraba un sistema muy refinado de tratamiento de aguas y con más de 5,000 habitantes). Sin desmerecer este contexto, Machu Picchu tiene un significado que trasciende este espacio: es prácticamente un símbolo “vivo” de Latinoamérica, no sólo de América del Sur. Hoy en día existe en el ámbito académico, científico y artístico de nuestros países, un referente claro para esta identidad cultural y ese referente tiene nombre propio: Machu Picchu.

4. Trascendencia para Latinoamérica y el Mundo. Listada por la Unesco como “Patrimonio Cultural de la Humanidad” desde 1983 y junto a Chichén Iztá (México), El Coliseo de Roma (Italia), El Cristo Redentor (Brasil), La Gran Muralla (China), Petra (Jordania) y el Taj Majal (India) como una de las “Siete Maravillas Modernas” desde el 2007; Machu Picchu posee una importancia absoluta en el espacio global. Sin embargo, Machu Picchu cala más dentro en el espíritu del hombre y en la anécdota turística. Machu Picchu debe entenderse como un “todo”: es un espacio no sólo físico sino mental y hasta emocional pues para el mundo, este monumento es un lugar de encuentro entre la realización humana y el equilibrio con su entorno natural. Este equilibrio es muestra clara de que el hombre de hoy puede y debe aprender a armonizar su espacio vital con la cosmovisión, haciendo de ambos no un fenómeno aislado sino abierto al resto del mundo. Justamente, este fenómeno es el que hoy se busca a nivel global: unir una realidad social con un entorno natural, tal como lo hicieron los constructores de Machu Picchu. Se puede deducir entonces, que Machu Picchu no es sólo un centro, ciudadela o monumento, es un tributo para la humanidad pues el mensaje que nos dejaron sus constructores es silencioso pero claro: se puede trascender en el tiempo si lo que dejamos tras nosotros va a servir de inspiración para las generaciones venideras. Dependerá del hombre de hoy saber “leer entre líneas” este mensaje dejado en herencia por Machu Picchu.

5. Conclusiones. Machu Picchu fue un centro ceremonial y de descanso para la nobleza inca. Fue construido hacia 1450, por el Primer Inca del Perú: Pachacútec. Fue el historiador norteamericano Hiram Bingham quien “redescubrió” Machu Picchu en Machu Picchu más que un monumento que le da carácter y color al Perú, es parte de la identidad sudamericana. La importancia global de Machu Picchu tiene un mensaje para la humanidad: armonía y equilibrio con su entorno.

6. Anexos: “Pachacútec, el constructor” Inca Pachacútec ( ) “El que cambia el rumbo de la tierra”; primer emperador peruano y “autor intelectual” de Machu Picchu. “Cámara Real” en la ciudadela de Machu Picchu, presumiblemente albergó la momia de Pachacútec.

6. Anexos: “H. Bingham: el redescubridor” Fotografía de una de las hornacinas descubiertas en la expedición de Bingham. Probablemente la primera vista fotográfica de Machu Picchu hecha por H. Bingham en Hiram Bingham III ( ), profesor de historia en Harvard y Princenton y miembro del Congreso de los EEUU; “descubridor científico” de Machu Picchu.

6. Anexos: “La ciudad perdida de los Incas” Templo del Sol o Recinto Solar en la ciudadela de Machu Picchu. Ejemplo de la impecable ingeniería inca; piedras unidas a la perfección sin usar argamasa o material alguno para la unión.

6. Anexos: astronomía inca. Intihuatana o Reloj Solar, Machu Picchu; posee una precisión comparable a la de un reloj atómico: segundos día. Simulador de eclipses en el Templo del Sol, Machu Picchu; el cálculo astronómico de este dispositivo tiene un margen de error de +/- 0,00005%

6. Anexos: “La ciudad de las nubes I” Vista panorámica de la ciudadela o centro ceremonial de Machu Picchu.

6. Anexos: “La ciudad de las nubes II” Otra vista panorámica de la ciudadela o centro ceremonial de Machu Picchu.

7. Fuentes BINGHAM, Hiram (1948). The Lost City of the Incas. Yale Press. BINGHAM, Hiram (1923). «INCA LAND. Explorations in the Highlands of Peru». Cambridge, EEUU: The Riverside Press ZIEGLER, Gary y J. McKim MALVILLE (2003). «Machu Picchu, Inca Pachacuti’s Sacred City: A multiple ritual, ceremonial and administrative center». BURGER, Richard y Lucy Salazar, editores (2004). Machu Picchu: Unveiling the Mystery of the Incas. New Haven: Yale University Press. CIEZA DE LEÓN, Pedro. Crónica de la Conquista del Perú. Real Archivo de Indias. Mould de Pease, Mariana (2003). Machu Picchu y el código de ética de la Sociedad de Arqueología Americana: una invitación al diálogo intercultural. Lima. WRIGHT, Kenneth, Alfredo VALENCIA y William L. LORAH (1999). «Ancient Machu Picchu Drainage Engineering». Journal of Irrigation and Drainage Engineering, Vol. 125, No. 6. VALCARCEL, Luis E. (1964). Macchu Pichu: El más famoso monumento arqueológico del Perú. Buenos Aires: EUDEBA.

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