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En el año litúrgico, además de considerar los principales hechos de la vida de Jesús y su doctrina, vamos considerando lo que nos dice la Iglesia sobre.

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Presentación del tema: "En el año litúrgico, además de considerar los principales hechos de la vida de Jesús y su doctrina, vamos considerando lo que nos dice la Iglesia sobre."— Transcripción de la presentación:

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3 En el año litúrgico, además de considerar los principales hechos de la vida de Jesús y su doctrina, vamos considerando lo que nos dice la Iglesia sobre la Virgen María y los santos. Son ayudas que Dios nos da, para que a través del año vayamos acrecentando nuestra fe.

4 "En la celebración de este círculo anual de los misterios de Cristo, la santa Iglesia venera con especial amor a la bienaventurada Madre de Dios, la Virgen María, unida con un vínculo indisoluble a la obra salvadora de su Hijo. En ella mira y exalta el fruto excelente de la redención y contempla con gozo, como en una imagen purísima, aquello que ella misma, toda entera, desea y espera ser" (SC 103). Dice el Conc. Vat. II respecto al culto a la Virgen María:

5 Recordamos, como resumen introductorio, que a la Virgen María no la adoramos, sino la veneramos. Jesús mismo la honraría cumpliendo el mandamiento de “honrar a los padres”. Además de ser madre de Jesús, Él quiso que la llamemos madre, por ser madre de amor y misericordia.

6 Recordamos que, si María atendió a sus amigos (o familiares) en Caná, también sigue preocupada por nosotros. Y que, como en aquel momento, nos sigue diciendo a todos: “Haced lo que Él os diga”.

7 Por todo ello es muy conveniente que vayamos considerando los diversos momentos de la vida de María y sus diversas advocaciones, con las que el pueblo cristiano la alaba para mejor acercarse a Dios. Esto lo organiza la Iglesia a través del año litúrgico.

8 Hay fiestas de la Virgen que son universales, para toda la Iglesia, y hay muchas fiestas que son locales, según las advocaciones especiales de un pueblo o ciudad, de una región, de una nación o de un continente.

9 Hay tres fiestas universales de María que revisten la mayor solemnidad: La Inmaculada, 8 de Diciembre, como comienzo de la existencia de María, la Asunción al cielo, 15 de Agosto, como final de su existencia en la tierra, y el 1 de Enero, fiesta de la Madre de Dios, como resumen de todas las gracias recibidas.

10 Pero universalmente se la va recordando en diversos momentos del año litúrgico. Comenzando con el Adviento, está el cuarto domingo que todos los años está dedicado especialmente a María, que fue quien mejor se preparó para la Navidad. En tiempos antiguos y no tan antiguos estaban las témporas de Diciembre para implorar gracias. En ellas un miércoles iba el papa a santa María la Mayor, el principal templo dedicado a María.

11 Durante el año vamos recorriendo los principales hechos de la vida de María. El 8 de Septiembre celebramos su nacimiento. En cuanto al tiempo, se relaciona con el 8 de Diciembre que celebramos su Concepción Inmaculada. A los santos no se les celebra su nacimiento, fuera de san Juan Bautista. María nació limpia de pecado y celebramos su entrada en la tierra.

12 El 21 de Noviembre celebramos su presentación en el templo. Son detalles que no conocemos; pero lo que sí conocemos y debemos imitar es el estado continuo de ofrecimiento de su corazón a Dios. Cuando dijo “He aquí la esclava del Señor”, no se lo inventó en ese momento. Era algo que la salía espontáneamente. Es la gran enseñanza de ese día.

13 El 25 de Marzo se celebra la Anunciación. Es el gran momento central en la historia de la humanidad. Dios se atiene a la respuesta de la joven María que, dando su sí, hace que Dios cumpla sus designios de hacerse hombre para salvarnos.

14 El 31 de Mayo celebramos la Visitación de María a su prima Isabel. Es una fiesta que ha cambiado de fecha varias veces, pero no de significado. María nos enseña la solicitud en practicar el bien y el alabar al Señor por las maravillas que continuamente hace entre nosotros.

15 Otra fiesta de María es el considerar sus dolores, el 15 de Septiembre, junto a Jesús, que fueron productores de tantas gracias para nosotros. Y, como festejar a María es festejar a su Hijo por lo íntimamente unidos que están, si como hay un día en que celebramos al Corazón de Jesús, al día siguiente, celebramos al Corazón de María. Es celebrar todo el amor encerrado en ella.

16 Entre las advocaciones particulares de María hay algunas que la Iglesia las ha incluido en el calendario litúrgico universal. La mayoría son memorias libres: Como la Virgen de Lourdes, el 11 de Febrero, que es el día del enfermo. El 27 de Junio, la Virgen del Perpetuo Socorro. El 16 de Julio, la Virgen del Carmen (Ésta sí es memoria obligatoria). El 7 de Octubre, la Virgen del Rosario. El 12 de Diciembre, la Virgen de Guadalupe.

17 Muchas más fiestas y advocaciones a María hay por todos los rincones del mundo. Nos alegramos por las gracias que Dios ha dado a María y a través de ella a nosotros. Son ocasiones para poderla mejor imitar y pedir que interceda por nuestra salvación. Por eso en sus fiestas nos alegramos y podemos decirle:

18 Automático

19 y a ti felicitar.

20 uno mi canción

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22 pido con fervor.

23 con su bendición

24 Ella, que fue madre, oiga mi oración.

25

26 Ave María

27

28 M a r í a Hacer CLICK

29 Nos dice el Conc. Vat II: Cuando la Iglesia, en el ciclo anual, hace memoria de los mártires y los demás santos proclama el misterio pascual cumplido en ellos, que padecieron con Cristo y han sido glorificados con Él; propone a los fieles sus ejemplos, que atraen a todos por medio de Cristo al Padre, y por sus méritos implora los beneficios divinos. Y junto con María celebramos a muchos santos a través de todo el año litúrgico.

30 Primeramente recordamos, como hicimos con María, que no adoramos a los santos, sino les veneramos como podemos venerar aquí a padres y amigos, si son muy buenos. Ellos están en el cielo con Dios. Sus imágenes son eso: imágenes. Y como son amigos de Dios, Él se alegra si queremos imitarles, como ellos imitaron a Jesús.

31 Pero, como ellos están con Dios, Él se alegra si unimos nuestras alabanzas y plegarias a las que tienen los santos, como nos dice el Apocalipsis, cuando habla de la multitud de santos que asisten al trono del Cordero y que sus oraciones suben a Dios como incienso (5,8; 8,3-4). Que a Dios le agradan nuestras oraciones por medio de los santos lo manifiesta con multitud de milagros. Jesús es el único verdadero mediador entre Dios y nosotros.

32 La veneración a los santos viene desde muy antiguo. El mismo Jesucristo habla de cómo los judíos ya veneraban las tumbas de sus santos, especialmente de los profetas. En el culto cristiano se comenzó celebrando a los mártires. Ya en el siglo segundo encontramos actas en que se habla de celebrar el aniversario de su martirio.

33 Las primeras actas testificadas son sobre la muerte del obispo san Policarpo, en el año 155. Sus fieles de Esmirna escribían así: “Hemos recogido sus restos más raros que el oro y más preciosos que las perlas de gran valor. Los hemos depositado en el lugar que convenía. Concédanos el Señor volvernos a encon- trar allí cuando nos sea posible con gozo y alegría para celebrar el día aniversario de su martirio”.

34 Pocos años después se conocen otras actas. En Roma las primeras conocidas son las del papa san Calixto muerto el año 222. Muestran cómo los mártires son los testigos de la fe en Jesucristo. Por entonces ya se comenzaban a llamar testigos a otras personas que sin ser mártires, con su vida, habían confesado fielmente la palabra del Señor.

35 ¿Cuándo celebraban el día de ese santo? Si era mártir, ciertamente el día de su martirio. Para los que no habían sido mártires, también el día de su muerte, pues entendían que era el día del natalicio, el verdadero nacer a la definitiva vida de Dios que es en el cielo.

36 Así en el año 236 cuando murió el papa Ponciano y el sacerdote Hipólito. Igualmente más célebre el papa san Cornelio, el año 251, aunque su destierro no era lejano. Ya por el siglo tercero se les veneró como mártires a otras personas que morían en el destierro por seguir la doctrina de Jesús.

37 En el siglo cuarto otras personas que fueron considerados como santos eran los anacoretas que, retirándose del mundo y llevando una vida de gran ascetismo, testificaban con su vida la doctrina del Señor. El más célebre fue san Antonio abad, muerto el año 356 en Egipto. Aunque casi siempre vivía solo, al final tenía muchos discípulos. Éstos guardaron sus restos como un gran tesoro.

38 Uno de estos discípulos fue san Hilarión. Vivió en gran soledad, pero luego tuvo muchos discípulos, quienes a su muerte honraron sus restos como a los de un verdadero mártir, porque había sido su vida una entrega total al Señor.

39 Con las vírgenes se tardó más tiempo en honrarlas como santas. Eran aquellas mujeres que, no muriendo mártires, habían dedicado su vida al Señor. A las mártires se las veneraba como a los varones. Entre las antiguas estaban santa Perpetua y Felicidad, santa Inés, santa Águeda, santa Lucía o santa Catalina, como las más célebres en los primeros siglos del cristianismo.

40 Quien primero comenzó con las vírgenes fue san Gregorio de Nisa dando culto a su hermana Macrina, fundadora de un convento de monjas. Por el siglo 4º 0 5º honraron a santa Paula, quien siguiendo los pasos de san Jerónimo vivió entregada al Señor en Belén. Después ya se honró a santa Pudenciana, santa Práxedes y Sabina.

41 Además de los apóstoles, varios obispos, sucesores de apóstoles, desde el principio tuvieron el honor de santos, comenzando con los mártires, como san Ignacio de Antioquía y san Policarpo. El primer obispo no mártir que tuvo el honor de santo parece ser san Gregorio Taumaturgo, que significa “el que hace muchos milagros”, muerto en el año 270. Luego vendrían san Martín de Tours, san Paulino de Nola, san Basilio, etc.

42 En cuanto a la celebración tenemos 4 categorías. La primera se llama “solemnidad”. Son muy poquitas para la Iglesia universal: san José, san Pedro y san Pablo, san Juan Bautista y todos los santos. Esta primera categoría tienen también santos en algunos lugares donde son patronos. También fundadores y titulares (ellos y ellas) en sus congregaciones. En el calendario litúrgico actual encontramos muchas fiestas de santos.

43 Una 2ª categoría se llama “Fiesta”. Se suele decir el Gloria. También son pocos para toda la Iglesia: Los apóstoles, san Lorenzo, los santos arcángeles y, quizá por estar en Navidad, san Esteban y los santos Inocentes. Después en cada lugar o región o congregación tienen muchas fiestas. Se atiende a la repercusión histórica para el progreso en la fe.

44 La 3ª categoría se llama “memoria obligatoria”. Su memoria, al menos en las oraciones y a veces en lecturas, es obligatoria en tiempo litúrgico ordinario. En tiempos especiales, como el Adviento, Cuaresma o tiempo pascual, al menos una oración. Aquí entran la mayoría de santos famosos que conocemos: san Francisco de Asís, santo Domingo de Guzmán, san Ignacio de Loyola, san Juan Bosco, san Agustín, santa Teresa de Avila, santa Teresa del Niño Jesús, etc. etc.

45 Hay santos que, aunque estén en esta última categoría, tengan una cierta relevancia histórica y convenga recordar porque se conocen o porque interesa que se conozcan. A veces interesa mejor celebrar el día ordinario recordando las oraciones del domingo. La 4ª categoría se llama “memoria libre”. Se puede recordar o no. Dependerá mucho del ambiente donde uno esté.

46 ¿Cómo sabemos que una persona es santa? Antiguamente era por voz popular, que debía ser refrendado por el obispo local. Después pasó a que debía decretarlo el papa. El primer santo canonizado tras un proceso canónico fue san Ulrico, obispo de Ausburgo, muerto en 973 y canonizado por el papa Juan XV en 993. Pero seguían algunos siendo nombrados santos en algunas diócesis.

47 El año 1171 el papa Alejandro III determinó que ninguna persona podía ser declarada santa o tener culto de santo sin la aprobación de la iglesia romana, con el fin de que hubiera unidad. Por fin en el concilio de Trento se establecieron normas más fijas y se fundó la Congregación de ritos, que es un grupo de cardenales y obispos que deben estudiar muy bien si una persona merece llamarse beato o santo.

48 Se trata de proclamar que una persona está en el cielo. Esto es muy serio y debe haber razones contundentes. Las más contundentes son los milagros que realice Dios para testificar la santidad de una persona. Deben ser dos para la beatificación y otro más para la canonización. Deben ser claros en sí y los motivos, pues Dios no hace milagros sin sentido o para crear confusión.

49 Siempre está el día de todos los santos, para poder recordar no sólo a aquellos de los que sabemos su nombre, sino la multitud de desconocidos que están con Dios y pueden ser ayuda en nuestro caminar a Dios. Como hay miles de santos, no hace falta decir que cada día se pueda celebrar un santo distinto. Cada día celebra varios, que tendrán su honor en una región o congregación diferente.

50 ¿Qué pretende la Iglesia al celebrar a los santos? Lo principal es que sean un modelo para nosotros en el camino hacia Dios. También que lleven nuestras oraciones ante Dios, aunque no sería necesario por ser Jesús el verdadero intermediario; pero a Dios le agrada que queramos ser amigos de sus amigos y que como ellos seamos testigos del amor de Dios.

51 Señor, yo quiero ser en todas partes tu fiel testigo. Automático

52 Señor, yo quiero hablarle a todo el mundo de tu amor.

53

54 Dando nazca la ofensa

55 Donde hay discordia yo pondré armonía;

56 Donde anide el error alzaré la verdad.

57 Señor, yo quiero ser en todas partes tu fiel testigo.

58 Señor, yo quiero hablarle a todo el mundo

59 Donde viva la duda pondré la certeza;

60 Donde crezca la angustia la esperanza surgirá.

61 Donde estén las tinieblas seré luz que ilumina;

62 Donde haya tristeza la alegría brotará.

63 Señor, yo quiero ser en todas partes tu fiel testigo.

64 Señor, yo quiero hablarle a todo el mundo

65 María, madre de los todos los santos, nos acompañe para poder ser testigos de Cristo en el amor. AMÉN


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