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SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO «HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA»

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Presentación del tema: "SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO «HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA»"— Transcripción de la presentación:

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3 SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO
«HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA»

4 Que contiene en sí todo deleite.
LES DISTE UN PAN DEL CIELO

5 EL CUERPO Y LA SANGRE DEL SEÑOR «Hagan esto en conmemoración mía»
CONTEMPLACIÓN ACCIÓN ORACIÓN MEDITACIÓN LECTURA ¡Oh sagrado banquete! PREPARACIÓN

6 Ambientación Hoy, fiesta del «Cuerpo y la Sangre de Cristo» («Corpus Christi» se ha llamado tradicionalmente esta solemnidad), es decir, fiesta de Eucaristía, la Iglesia nos pone delante la Última Cena, el último encuentro de Jesús con sus discípulos.

7 Fue un encuentro tenso, lleno de contradicciones:
- Judas había decidido traicionar a Jesús (cfr. Mc. 14,10). - Pedro lo ha negado ya (Mc. 14,30). - Jesús lo sabía. - Pero no perdió la calma, ni el sentido de la amistad.

8 Al contrario, precisamente en esta Última Cena instituyó la Eucaristía y realizó el supremo gesto de su amor por ellos (cfr. Jn. 13,1). La Misa de esta Solemnidad del Corpus debe ayudarnos a revisar nuestras actitudes. Y debe enseñarnos a participar más conscientemente en el sacrificio eucarístico.

9 invocación al espíritu santo
Preparación

10 Espíritu Santo, ven a iluminar nuestra mente y a mover nuestro corazón para que, en actitud de escucha y disponibilidad, acojamos la Palabra que nos invita a escuchar y acoger a Jesús, el Cristo, como el predilecto y preferido del Padre.

11 Reanima nuestro ser de bautizados
para que, renovando nuestros compromisos bautismales, vivamos de una manera digna de la vocación a la cual hemos sido llamados como discípulos y misioneros del Evangelio de Jesús, por nuestra pertenencia viva y activa a la Iglesia. Amén.

12 ¿QUÉ DICE eltexto? Lectura

13 «Esta es la sangre de la Alianza que hace el Señor con ustedes»
PRIMERA LECTURA «Esta es la sangre de la Alianza que hace el Señor con ustedes» Ex. 24,3-8

14 El momento culminante de la Historia de la Salvación en el Antiguo Testamento es la Alianza del Sinaí. Rescatado Israel de la servidumbre de Egipto y llamado al culto y servicio de Dios, Dios e Israel se juran «Alianza»: Dios será el Dios de Israel; Israel será el Pueblo de Dios. Es evidente que ese contrato es sóolo don y gracia de Dios: «Yo los he llevado sobre mis alas; Yo los he atraído a Mí» (Ex. 19, 4).

15 El pasaje del libro del Éxodo nos narra la Alianza establecida entre Dios y su pueblo, reunido al pie del monte Sinaí. Dios comunica por Moisés su voluntad, «todos sus mandatos». Y el pueblo manifiesta su compromiso de hacer «todo lo que dice el Señor». Pero esta Alianza se ratifica en el marco de una «liturgia», descrita cuidadosamente en el texto que comentamos.

16 Culmina con la rúbrica de la sangre, rito que en los pueblos de la antigüedad (y también entre nosotros), da solidez de compromiso inquebrantable en todo pacto, todo compromiso de amor. «Esta es la sangre de la alianza que hace el Señor con ustedes, sobre todos estos mandatos», dice Moisés, rociando al pueblo con la sangre de las víctimas inmoladas en sacrificio.

17 Y esta alianza del Sinaí es figura preclara de la nueva y eterna Alianza realizada por la sangre de Cristo, derramada en el monte Calvario por la redención de todos los hombres. Y esta liturgia sacrificial es figura de la «liturgia de la cruz», que se renueva en la liturgia de la Misa. Mas allá de todo acento de dramatización, la Eucaristía será la celebración de la Nueva Alianza, sellada por la sangre de Cristo.

18 «Alzaré la copa de la Salvación, invocando tu nombre»
SALMO RESPONSORIAL «Alzaré la copa de la Salvación, invocando tu nombre» Sal. 116(115)

19 En este salmo un fiel canta a Dios su vivo reconocimiento por una liberación insigne. Una enfermedad, una violenta persecución o tal vez la prisión, pusieron su vida en peligro y su alma al borde de la desesperación. Con una confianza ilimitada el salmista lanza una súplica acompañada de un voto que Dios acoge. En reconocimiento y para cumplir su voto, va a ofrecer el sacrificio prometido y a bendecir a su insigne salvador. En un principio, el salmo tenía un carácter individual; pero pronto tomó una orientación comunitaria.

20 En este De hecho, el salmo entró en la liturgia pascual judía en conexión con el rito de la tercera copa de vino, debido al v.13 «alzaré la copa de la salvación». Hay que destacar el candor y la sinceridad con que el salmista expresa sus sentimientos y, sobre todo, el sentido tan elevado que tiene del amor a Dios y de la gratitud. Todas las palabras se le quedan cortas a la hora de agradecer a Dios el beneficio obtenido.

21 «Cristo ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes definitivos»
SEGUNDA LECTURA Hbr. 9,11-15

22 La segunda lectura, nos habla de la Nueva Alianza, del nuevo sacrificio de la sangre, de la redención definitiva, realizada por Cristo, una vez para siempre. Las frases son tan rotundas, tan perfectas que resuenan a himno litúrgico, del culto cristiano, a semejanza de los salmos que se cantaban en el templo de Jerusalén. Cristo es estimado como «sumo sacerdote de los bienes definitivos». Su ser entero es el Nuevo Templo y la víctima del sacrificio del Nuevo Pacto.

23 «Su sangre» vale más que la de los antiguos sacrificios.
La Es el Mediador, entre Dios y los hombres. «Su sangre» vale más que la de los antiguos sacrificios. Tiene poder para purificarnos de las «obras muertas» y para rubricar «la Nueva Alianza», cuyo cumplimiento nos hará partícipes de la herencia eterna. Por eso mismo el sacrificio de Cristo es un sacrificio de liberación.

24 Este texto es fundamental para hacernos ver la identidad del Sacrificio Eucarístico, que celebra la Iglesia a través de todos los tiempos, con el Sacrificio de Cristo. La Eucaristía no es invento nuestro, es de Cristo y habrá que destacar todos los elementos que remitan a El en la Asamblea que celebra la Misa. He aquí un límite indeclinable de toda renovación litúrgica.

25 EVANGELIO «Esto es mi Cuerpo... Ésta es mi Sangre» Mc. 14,

26 EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS R/ Gloria a Ti, Señor. Pascua y Eucaristía (Mt. 26,17-19; Lc. 22,7-13) 12 El primer día de los Ázimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, le dicen los discípulos: –¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua? 13 Él envió a dos discípulos encargándoles:

27 - Vayan a la ciudad y les saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua. Síganlo 14 y donde entre, digan al dueño de casa: Dice el Maestro, que dónde está la sala en la que va a comer la cena de Pascua con sus discípulos. 15 Él les mostrará una sala grande en el piso superior, preparado con divanes. Preparen allí la cena. 16 Salieron los discípulos, se dirigieron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

28 –Tomen, esto es mi cuerpo.
(Mt. 26,26-30; Lc. 22,14-20; cfr. Jn. 6,51-59; 1Cor. 11,23-25) 22 Mientras cenaban, tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: –Tomen, esto es mi cuerpo. 23 Y tomando la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y bebieron todos de ella. 24 Les dijo: –Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. 25 Les aseguro que no volveré a beber el fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.

29 26Cantaron los salmos y salieron hacia el monte de los Olivos.
Palabra del Señor. R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.

30 Re-leamos LA PALABRA para interiorizarla
Hagamos un momento de silencio orante, para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida. A- CONTEXTO a) Contexto remoto: Mc Estamos en la sala de la Última Cena. Los acontecimientos de los dos días anteriores aumentaron la tensión entre Jesús y las autoridades.

31 La entrada solemne de Jesús en Jerusalén (Mc
La entrada solemne de Jesús en Jerusalén (Mc. 11,1-11), la expulsión de los vendedores del templo (Mc. 11,12-26), las discusiones con los sacerdotes, los escribas y los ancianos (Mc. 11, ,12), con los fariseos y herodianos (Mc. 12,13-17), con los saduceos (Mc. 12,18-27), con los escribas (Mc. 12,28-40), la reflexión sobre las ofrendas de los ricos y de los pobres (Mc. 12,41-44), el anuncio de la destrucción del templo (Mc. 13,1-3) y el discurso del juicio final (Mc. 13,4-37): todo esto hace crecer la oposición de los grandes contra Jesús.

32 Por un lado la mujer anónima, una discípula fiel, que aceptaba a Jesús como Mesías y crucificado (Mc. 14,2-9). Por otro lado los discípulos que no conseguían entender y mucho menos aceptar la Cruz, y que querían huir, negar y traicionar (Mc 14, ). Y en medio de este ambiente tenso y amenazador, llega el gesto de amor de Jesús que se da totalmente partiendo el pan para sus discípulos.

33 b) Contexto próximo: Mc. 11,1-31
Los cuatro versículos que describen la Eucaristía (Mc. 14,22-25) forman parte de un contexto mucho más amplio. (Mc. 14,1-31). Los diversos sucesos, narrados antes y después de la Eucaristía, ayudan mucho a entender mejor el significado del gesto de Jesús.

34 - Antes del gesto de la Eucaristía, Marcos narra la decisión tomada por las autoridades de matar a Jesús (Mc. 1,1-2), el gesto de fidelidad de la mujer anónima, en Betania, que unge a Jesús en vista de su sepultura (Mc. 14,3-9)... - Sigue el pacto de la traición de Judas (Mc. 14,10-11), la preparación de la Pascua (Mc. 14,12-16) y la indicación de quién será el traidor (Mc. 14,17-21). - Después de este gesto, sigue el aviso de huída por parte de todos (Mc. 14,26-28) y el anuncio de la negación de Pedro (Mc. 14,29-31).

35 a) Organización del texto
B- EL TEXTO: Mc. 14, a) Organización del texto Mc. 14,12: Los discípulos quieren saber dónde celebrar la Pascua Mc. 14,13-15: Jesús da instrucciones sobre dónde y cómo preparar la Pascua Mc. 14,16: Los discípulos hacen lo que Jesús les manda hacer (Mc. 14,17-21: El anuncio de la traición de Judas) Mc. 14,22-24: Jesús da un sentido nuevo al pan y al vino Mc. 14,25-26: Palabras finales (Mc. 14,27-31: El anuncio de la dispersión de todos y de la negación de Pedro).

36 La liturgia de este día sólo toma los versículos 12-16 y 22-26.
En el curso de la lectura, pensemos que estamos con Jesús y sus discípulos en la sala, participando de la Última Cena y tratemos de fijar nuestra atención en lo que más nos llame la atención y toca nuestro corazón.

37 b) Comentario del texto
El evangelio de San Marcos destaca claramente la relación entre la Antigua y la Nueva Alianza, entre los antiguos y el Nuevo Sacrificio. Las figuras se cumplen. «El primer día de los ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual».

38 «Esto es mi Cuerpo... ésta es mi Sangre, Sangre de la alianza, derramada por muchos».
San Marcos, coloca el relato de la Cena, al comienzo del relato de la Pasión. Es un orden no sólo cronológico, sino intencional. El acontecimiento futuro de la muerte en la Cruz será normativo para la interpretación de las palabras de la cena.

39 «Hagan esto en memoria mía».
Así hay que destacar el valor de la misa como sacrificio. Sacrificio de Cristo, idéntico al de la Cruz. Y sacrificio de la Iglesia encomendado por Cristo, en su repetición a lo largo de los siglos: «Hagan esto en memoria mía».

40 Mc. 14,12-16: Preparación de la Cena Pascual.
Sacrificio de la Iglesia, actual en cuanto que los celebrantes deben hacerse hostias con Cristo, por la actitud de obediencia al Padre y de servicio a los hombres. Sin esto no hay verdadera participación en el Sacrificio de Cristo y de la Iglesia, que es la misa. Mc. 14,12-16: Preparación de la Cena Pascual. En total contraste con la discípula anónima que ungió a Jesús, Judas, uno de los doce, decide traicionarlo y conspiró con los enemigos que le prometieron dinero (Mc. 14,10-11).

41 Jesús sabe que será traicionado
Jesús sabe que será traicionado. Pero aún así, trata de fraternizar con los discípulos en la última cena. Seguramente que han gastado mucho dinero para alquilar «aquella sala grande en el piso superior, preparado con divanes» (Mc. 14,15). Además, siendo la noche de Pascua, la ciudad está que rebosa de gente que está de paso. Por lo que la población se triplicaba. Era difícil encontrar una sala para reunirse.

42 En la noche de Pascua, las familias llegadas de todas las partes del país, cargaban su propio cordero para ser sacrificado en el templo, y luego, cada familia en una celebración íntima y muy familiar en casa, celebraban la Cena Pascual y comían el cordero. La celebración de la Cena Pascual estaba presidida por el padre de familia. Por esto Jesús presidía la ceremonia y celebraba la Pascua junto a sus discípulos, su nueva «familia» (cf. Mc. 3,33-35).

43 Jesús encarga a dos discípulos que preparen minuciosamente la cena de la pascua, la cena en el día de la Fiesta del Señor. - Que sea un lugar espacioso, bien acondicionado, en el que todos se encuentren a gusto. - Que la comida este bien preparada y en la que no falte ningún detalle. Porque va a ser una fiesta en la que Jesús se sentará a la mesa con el grupo de amigos que son sus discípulos.

44 Y todo ello porque van a celebrar una fiesta en honor del Señor, que ha pactado con su pueblo una alianza, los ha elegido y les ha prometido su protección y su salvación por siempre. Jesús aprovecha esa cena de fiesta para renovar esa primera alianza, haciéndola eterna, porque la sangre con que sella la alianza ya no es de animales, sino que es su propia sangre.

45 Aquella «sala grande en el piso superior» quedó en la memoria de los primeros cristianos como el lugar de la primera eucaristía. Es allí donde se reúnen después de la Ascensión del Señor Jesús (Hch. 1,13) y allí estaban reunidos cuando descendió el Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hch. 2,1).

46 Pudo ser la sala donde se reunían para rezar durante la persecución (Hch. 4,23.31) y donde Pedro los encontró después de su liberación (Hch. 12,12). La memoria es concreta, ligada a los tiempos y lugares de la vida.

47 Marcos 14,22-26: La Eucaristía: el gesto supremo de amor.
El último encuentro de Jesús con los discípulos se desarrolla en el ambiente solemne de la tradicional celebración de Pascua. El contraste es muy grande. Por un lado, los discípulos, que se sienten inseguros y no entienden nada de lo que sucede.

48 Por otro lado, Jesús tranquilo y señor de la situación, que preside la Cena y realiza el gesto de partir el pan, invitando a los amigos a tomar su cuerpo y su sangre. Él hace aquello por lo que siempre oró: dar su vida a fin de que sus amigos pudiesen vivir. Y éste es el sentido profundo de la Eucaristía: aprender de Jesús a distribuirse, a darse, sin miedo de las fuerzas que amenazan la vida.

49 Porque la vida es más fuerte que la muerte.
La fe en la resurrección anula el poder de la muerte. Terminada la Cena, saliendo con sus amigos hacia el Huerto, Jesús anuncia que todos lo abandonarán: ¡Huirán o se dispersarán!. Pero ya les avisa: «¡Después de la resurrección os precederé en Galilea!». ¡Ellos rompen las relaciones con Jesús, pero Jesús no las rompe con ellos!

50 Él continúa esperándolos en Galilea, en el mismo lugar donde tres años antes los había llamado por primera vez. O sea, la certeza de la presencia de Jesús en la vida del discípulo ¡es más fuerte que el abandono y la fuga! Jesús continúa llamando. ¡El regreso es siempre posible! Y este anuncio de Marcos para los cristianos de los años setenta es también para todos nosotros hoy.

51 Por su modo de describir la Eucaristía, Marcos acentúa todavía más el contraste entre el gesto de Jesús y la conducta de los discípulos. Antes del gesto de amor habla de la traición de Judas (Mc 14,17-21) y, después del gesto de Jesús, habla del anuncio de la negación de Pedro y de la huida de los discípulos (Mc 14,26-31).

52 De este modo pone el acento en el amor incondicional de Jesús, que supera la traición, la negación y la fuga de los amigos. ¡Es la revelación del amor gratuito del Padre! Quien lo experimentó dirá: «¡Ni las potestades, ni la altura ni la profundidad. ni ninguna otra criatura podrá jamás separarnos del amor de Dios, en Cristo Jesús, nuestro Señor!» (Ro.. 8,39).

53 ¿QUÉ NOS DICE eltexto? Meditación

54 Sacrificio y comunión La primera lectura nos ha recordado el sacrificio de victimas, practicado en el Antiguo Testamento. La segunda lectura, ha puesto en parangón estos sacrificios antiguos, con el único sacrificio de Cristo, ofrecido en la Cruz, con el derramamiento de la sangre. El evangelio relaciona la Cena con la Cruz, y la Cruz y la Cena con el sacrificio del Cordero Pascual.

55 La Eucaristía es el «sacramento del sacrificio de Cristo».
Las figuras y los símbolos, que tenían su entidad y eficacia, quedan abolidas por la realidad del Sacrificio de Cristo, que en forma de banquete sacrificial, El mismo mandó celebrar «en su memoria». El Sacrificio se expresa en la Eucaristía por medio de realidades sensibles. La Eucaristía es el «sacramento del sacrificio de Cristo».

56 Pero lo importante es lo que esto significa para nosotros.
La ofrenda viene a ser en el banquete sacrificial de la comunidad litúrgica el signo de la voluntad amorosa de Dios para entrar en comunión con los hombres. Es fácil, siguiendo en esta línea teológica, señalar los dos aspectos, verdaderamente inevitables de la Eucaristía:

57 - El de sacrificio de Cristo y de la Iglesia, como entrega al Padre, en oblación de obediencia,
- y el de comunión, es decir, de don del Padre a los hombres, que entra en comunión con ellos, en la donación de su Hijo. Celebrar el sacrificio de Cristo es una acción comprometedora para que nosotros nos «sacrifiquemos» por los demás.

58 La Cena pascual En la mente de los Evangelistas, concretamente hoy en la de Marcos, la institución de la Eucaristía que Cristo hace en la Ultima Cena tiene clara relación con la Pascua y la Alianza Judía. La Eucaristía perfecciona y sustituye la Pascua Judía. Es la plenitud de cuanto ella conmemoraba, realizaba y prenunciaba.

59 Ahora el «Cordero Pascual» es el mismo Cristo
Ahora el «Cordero Pascual» es el mismo Cristo. Será inmolado cruentamente a la misma hora en que Jerusalén inmolara el cordero típico de la Cena de Pascua. Con ello queda claro que cesó la pascua figurativa y comienza la verdadera Pascua salvadora. Cristo es de verdad Holocausto, Hostia. La «Redención» de Egipto que la Pascua Judía rememoraba era figura y tipo de la «Redención» verdadera. Ésta nos la da Cristo con su muerte. Y nos la aplica sacramentalmente con la Comunión.

60 En el ritual de la Alianza del Sinaí son de notar:
El Sacrificio de Cristo es de verdad sacrificio de «comunión»: en el Banquete Eucarístico somos comensales de Dios. Entramos en su intimidad. Es Banquete de Hijos. Cuando conocemos, amamos y servimos a Dios, es dadiva de Él a nosotros. En el ritual de la Alianza del Sinaí son de notar:

61 - a) El «Holocausto» con que se sella: «Moisés construyo un altar y ofrecieron holocaustos» (Ex. 19, 4). «La primera Alianza no se inauguró sin sangre» (Hbr. 9, 18). La «Sangre» era su sello sagrado, infrangible.

62 - b) La Alianza adquiere dimensión vivencial y personal con los sacrificios pacíficos o de comunión: «Y sacrificaron a Yahvé sacrificios de comunión» (Ex. 9, 5). En el Banquete sagrado que seguía a estos sacrificios el participante se consideraba «comensal» de Dios.

63 La «Alianza» comunitaria avivaba con ello sentimientos de «Alianza» personal e intima con Dios.
Y la sangre de las víctimas asperjada sobre el Altar y sobre el Pueblo era signo de comunión entre Dios y el Pueblo: La Sangre era la vida (cfr. Lv. 17, ).

64 - c) Regalo de la Alianza y su prenda permanente era la «Presencia» de Yahvé con su Pueblo.
Una presencia más cordial (presencia de dialogo) que la de la «Nube»: «Harás un Arca. Pondrás el Propiciatorio sobre el Arca. Allí me encontraré contigo; y desde el Propiciatorio hablaré contigo» (Ex. 25, 22).

65 Todo esto tan maravilloso era, no obstante, imperfecto y provisional; y sólo prefigurativo: «La Ley nada pudo llevar a la perfección; pero nos introduce a una esperanza mejor; aquélla en que nos acercamos a Dios» (Hbr. 7, 19). Jeremías nos promete otra mucho mejor «Nueva Alianza» (Jr. 31,31): La que Cristo instaura con su muerte: «Ésta es la sangre de la Alianza» (Mc. 14, 25):

66 La que conmemoramos y revivimos al beber el cáliz: «Este cáliz es la Nueva Alianza en mi sangre» (Lc. 22, 20). La Carta a los hebreos nos presenta a Cristo «Sumo y Perfecto Sacerdote», Perfecto Sacrificio, Perfecta Hostia, Perfecto Santuario de la Nueva y Perfecta Alianza: - Sumo y Perfecto Sacerdote porque lo es de los tiempos prometidos, no de los figurativos (Hbr. 9, 11).

67 - Hostia Perfecta porque lo es por su sangre: «Santificado de Espíritu Santo, Inmaculado se ofrece a sí mismo a Dios para purificar nuestras conciencias» (Hbr. 9, 14). - Sacrificio Perfecto: Y por esto no hay que reiterarlo como los imperfectos e ineficaces de la Antigua Alanza: «Habiendo ofrecido un solo Sacrificio por los pecados se sento para siempre a la diestra del Padre» (Hbr. 10, 12).

68 - Santuario o Tabernáculo Perfecto: «Penetró en un Tabernáculo no artificial, no del orden terreno (cual el Mosaico)» (Hbr. 9, 11): Penetró nuestro Pontífice hasta el Padre. Ante El continúa presentando sus llagas, precio de nuestra Redención.

69 - Cordero inmolado ante el trono de Dios (Ap
- Cordero inmolado ante el trono de Dios (Ap. 5, 6): «Quiere entrar en el cielo con las llagas sufridas por nuestro amor; no quiere borrarlas. Con esto presenta de continuo al Padre el precio de nuestra Redención. A la diestra del Padre con el trofeo de nuestra salvación. Sus cicatrices son para Él corona, para nosotros mártires y testigos de su amor» (San Ambrosio: in Lc. 24).

70 - Unidos a este Sacerdote y en virtud de esta Hostia, entramos nosotros en el Santuario celeste para rendir a Dios culto perfecto: «La sangre de Cristo, que se ofreció a Sí mismo inmaculado a Dios, purificara nuestras conciencias de todo pecado (obras de muerte) para que rindamos culto al Dios viviente» (Hbr. 9, 14).

71 Memorial de la Alianza Participar en la Eucaristía nos compromete a estrechar los lazos de unión entre nosotros y a atender a aquellos que más necesitan ser servidos. Cada vez que celebramos la Eucaristía, renovamos y revivimos la Alianza eterna que Jesús pacto con nosotros, y seria bueno que recordáramos lo que hemos escuchado en la primera lectura:.

72 Moisés enseña el texto de la Alianza al pueblo y el pueblo contesta: «Haremos todo lo que diga el Señor y le obedeceremos» y lo que nos manda el Señor es que nos amemos unos a otros como El nos ama. Agradezcamos al Señor que cada día nos invita a sentarnos a su mesa, y pidámosle que nos comprometamos de todo corazón, como el pueblo de Israel: Hacer todo lo que manda el Señor y obedecerle.

73 Una Mesa de amistad y solidaridad
Una Mesa de amistad y solidaridad Cada vez que celebramos la Eucaristía recordamos y revivimos la Ultima Cena que el Señor celebró con sus discípulos. Es, por lo tanto, el Sacramento en el que el Señor también nos invita a nosotros a sentarnos a su Mesa, para recordar y revivir lo que fue la expresión más intensa y más íntima del amor de Jesús a sus discípulos, y por tanto a todos nosotros.

74 Nosotros, cuando invitamos a alguien a nuestra mesa: lo acogemos como es y en las circunstancias en las que vive. No le ponemos condiciones. Le damos lo mejor que tenemos sin regateos. Nos damos a nosotros mismos, le abrimos nuestro corazón, lo hacemos participe de nuestra intimidad. Y eso produce frutos de amistad y de unión.

75 Toda la vida de Jesús fue así: acoger a todos sin rechazar a nadie.
Más aún, fue a sentarse a la mesa de los marginados y rechazados, de aquéllos a quienes nadie invitaba y eran excluidos por todos. Se sentó a la mesa de los publicanos y los fariseos, de los pecadores y los mal vistos, aceptando a cada uno como era. El gesto de Jesús en la Cena es dar y darse como expresión del amor de Dios a los hombres, ofreciéndolo todo para que todos lo tuvieran todo.

76 La amistad, la unidad y la paz son fruto de lo que Dios da y el signo que nos autentifica como verdaderos discípulos de Jesús. Si falta el amor, la unidad y la paz, no podemos decir que somos de los suyos, que estamos sentados a su mesa. Celebrar la Eucaristía es ser invitados a sentarnos a la Mesa del Señor, y El nos acoge como somos, se nos da como alimento y como Vida.

77 El es el motor de la verdadera comunidad y el camino de la construcción de la comunión entre todos los hombres. Nosotros hemos de hacer lo mismo que Jesús: acoger a todos sin marginar a nadie y sentarnos a la mesa de los más desfavorecidos y desheredados.

78 ¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Oración

79 Te alabamos, Padre de amor y misericordia, en este día consagrado a celebrar el misterio del Cuerpo de tu Hijo; ese Cuerpo que él nos entregó a lo largo de una vida de amor servicial, de generosidad sin límites, de efusión gozosa en la amistad, en el trabajo y en la fiesta.

80 Llegado al final de sus fuerzas, exhausto por los sufrimientos
que le costó la fidelidad a la alianza, derramó hasta la última gota de su Sangre. Y, para después de su muerte, nos dejó también el don de su cuerpo, bajo los símbolos del pan y el vino, comida y bebida de salvación.

81 como fuente inagotable de vida y de unidad fraterna.
Nos legó la cena santa, el banquete festivo como fuente inagotable de vida y de unidad fraterna. Ante este gran misterio de comunión, ante esta entrega corporal que sella un amor más fuerte que la muerte, nosotros te damos gracias y te glorificamos porque has sellado tu alianza con el pueblo, mediante una comida fraterna, en que tu Hijo es el alimento y la bebida.

82 Tú has inspirado a Jesús el espíritu de comunión
que le hizo llamar a sentarse a la misma mesa a todos los separados por la vida. En torno a un mismo plato, a un mismo manjar y a una misma copa, congrega a la humanidad dividida, para que perdonándose unos a otros, se den el abrazo de la paz verdadera. Amén.

83 ¿QUÉ NOS PIDE HACER la Palabra?
Contemplación Acción

84 En torno a la mesa eucarística nació la Iglesia (Cenáculo) y las primeras comunidades Cristianas.
La gracia de la unión y de la caridad es específica de este sacramento. Entonces, entre los que comulgamos ¿por qué no son más vigorosas las virtudes de la solidaridad, del desinterés, de la justicia social, que buscan el bien de la comunidad por encima de los intereses particulares?

85 Tal vez, porque la celebración eucarística no encuentra en nosotros, como preparación y acción de gracias, una disposición habitual de combatir nuestro egoísmo. Todo esto nos lleva a comprender mejor el sentido de lo que celebramos y sus permanentes exigencias en la vida. El Señor nos has mandado recordar en la Eucaristía las cosas grandes que ha hecho por los hombres. Esta certeza nos compromete a no permitir, con la ayuda de la Gracia, que nuestras celebraciones sean mediocres.

86 El Señor, por el Espíritu, nos da la fuerza para que, sintiéndonos hermanos, podamos participar y celebrar con gozo en esta fiesta, en la que se renueva su entrega y amor por los hombres. Para significar el amor que nos has tenido el Señor emplea las cosas sencillas de la tierra: el pan y el vino. Ojalá, por estos dones, aprendamos también nosotros a amar a nuestros hermanos, sobre todo a los que más nos necesitan.

87 El Señor nos ha alimentado con su Palabra y con su Pan; se hace cercano a los hombres por los signos sencillos del vino y del pan; sabemos que aunque nos falte todo, nunca nos faltara su amor. Que su fuerza nos acompañe en este caminar de la vida, para que, amando a nuestros hermanos, podamos llegar a la vida eterna.

88 Para orar y vivir la Palabra
Tomamos el salmo parar recordarlo haciendo oración a partir de él: «¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?» Señor, aquí tienes a un deudor insolvente. Es tanto lo que te debo que, aunque viviera muchos años, no podría pagarte. Lo que tú has hecho conmigo sólo tú y yo lo sabemos.

89 La historia de mi vida está tejida con el hilo invisible de tu amor.
¿Cómo te pagaré? Sé que no puedo hacerlo. Tampoco lo busco ni lo pretendo. Mis deudas contigo son deudas de amor. Yo no quiero cancelar esa cuenta. Tampoco me importa que se aumente con los intereses. Así estaré siempre unido a ti en un eterno agradecimiento.

90 Relación con la Eucaristía
La Eucaristía será el «memorial» perenne de la Nueva Alianza... El Sacrificio del Señor nos queda en Sacramento: Lo rememoramos, lo proclamamos, lo revivimos; se perpetúa, se actualiza, se nos aplica hasta que Él venga. La Eucaristía es Sacramento de Sacrificio, de comunión y de presencia real y personal de Cristo. Es la plenitud de la Pascua Judía y de la Antigua Alianza.

91 Algunas preguntas para meditar durante la semana
1. Cada domingo Jesús nos invita a sentarnos a su mesa porque somos el grupo de sus amigos, para celebrar la fiesta del día del Señor: ¿cómo celebramos nosotros el día dedicado al Señor?; 2. ¿es el Señor el centro del día, o hay otras cosas que tenemos más en cuenta?; 3. ¿cómo nos preparamos para celebrar la fiesta del Señor?

92 4. ¿Qué actitud tenemos hacia los demás?
5. El Señor mira a todos con ternura y a todos les llama hijos suyos: ¿nosotros excluimos a alguien de nuestra vida?; 6. ¿nosotros excluimos a alguien de la Mesa del Señor?

93 Santa María, mujer eucarística, enséñanos a recibir a Cristo en nuestra vida y a estar disponibles para servir a los hermanos.

94 P. Carlos Pabón Cárdenas, CJM.


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