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¡PARA QUE NO OLVIDEMOS! (MALAQUÍAS)

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Presentación del tema: "¡PARA QUE NO OLVIDEMOS! (MALAQUÍAS)"— Transcripción de la presentación:

1 ¡PARA QUE NO OLVIDEMOS! (MALAQUÍAS)
Lección 13 para el 29 de junio de 2013

2 MARCO HISTÓRICO Hacía ya muchos años que el Templo había sido reconstruido en tiempos del rey persa Darío. Su sucesor, Artajerjes, envió a Nehemías como gobernador para reconstruir la ciudad de Jerusalén. En ese tiempo (entre 444 y 432 a.C.), Esdras y Nehemías dirigieron un importante movimiento de reforma espiritual entre el pueblo. Pero, cuando estos dos hombres faltaron, el pueblo cayó en la desidia espiritual. Alrededor del año 425 a.C., Malaquías fue llamado al ministerio profético para hacer recapacitar al pueblo sobre su infidelidad hacia su Creador, renovando de nuevo el llamado: “Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros” (Malaquías 3:7) Dios merece nuestra fidelidad (Malaquías 1) Dios quiere que seamos fieles con los demás (Malaquías 2) Dios promete bendecir nuestra fidelidad (Malaquías 3:1-12) Dios guarda un registro de nuestra fidelidad (Malaquías 3:13-18) Dios da una misión a su pueblo fiel (Malaquías 4)

3 NUESTRA FIDELIDAD PARA CON DIOS (MAL. 1)
“Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová” (Malaquías 1:13) Los sacerdotes menospreciaban de tal manera los ritos del santuario que aceptaban animales cojos o dañados para los sacrificios y consideraban fastidiosos los ritos y ceremonias sagradas. Con esta actitud, no solamente eran infieles con Dios, sino que rechazaban la Salvación al no apreciar en aquellos sacrificios al “Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29) “En el antiguo ritual que era el Evangelio expresado en símbolos, ninguna ofrenda defectuosa podía llevarse al altar de Dios. El sacrificio que había de representar al Cristo debía ser inmaculado. La Palabra de Dios señala esto como ejemplo de lo que deben ser sus hijos: un “sacrificio vivo,” “santo y sin mancha,” “agradable a Dios” (Romanos 12:1; Efesios 5:27)” Elena G. de White, El ministerio de curación, p. 92

4 NUESTRA FIDELIDAD PARA CON DIOS (MAL. 1)
“El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?” (Malaquías 1:6) Dios exige fidelidad porque Él es Padre, Señor y Gran Rey de Israel (Malaquías 1:6, 14) El hijo ha de honrar a su Padre. El siervo ha de honrar a su Señor. El súbdito ha de honrar a su Gran Rey. Como hijos, siervos y súbditos, debemos honrar triplemente a nuestro Dios.

5 NUESTRA FIDELIDAD PARA CON LOS DEMÁS (MAL. 2)
El pueblo de Dios es acusado de deslealtad mutua y de deslealtad entre los cónyuges. “¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué, pues, nos portamos deslealmente el uno contra el otro, profanando el pacto de nuestros padres?” (Malaquías 2:10) “Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto” (Malaquías 2:14) Malaquías toma el matrimonio como un ejemplo para ilustrar la falta de fidelidad y compromiso mutuos. De acuerdo con la Biblia, el matrimonio es una institución sagrada establecida por Dios. El pueblo de Israel fue advertido contra los casamientos fuera de la fe, porque el hacerlo pondría en riesgo su compromiso con el Señor y caería en la idolatría (ver Josué 23:12, 13).

6 DEMOSTRANDO NUESTRA FIDELIDAD (MAL. 3:1-12)
“Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos” (Malaquías 3:6) La infidelidad del pueblo de Israel merecía la destrucción. Pero la fidelidad y el amor de Dios no cambian y, por eso, no habían sido destruidos. Ahora, Dios les pone (nos pone) una prueba de fidelidad: “Traed íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa” (Malaquías 3:10; NVI p.p.) Y, además, añade una promesa de bendición: “Probadme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y ved si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre voso- tros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10;NVI, u.p.)

7 “Cuandoquiera que los hijos de Dios, en cualquier época de la historia del mundo, ejecutaron alegre y voluntariamente el plan de la benevolencia sistemática y de los dones y ofrendas, han visto cumplirse la permanente promesa de que la prosperidad acompañaría todas sus labores en la misma proporción en que le obedecieran. Siempre que reconocieron los derechos de Dios y cumplieron con sus requerimientos, honrándole con su sustancia, sus alfolíes rebosaron; pero cuando robaron a Dios en los diezmos y las ofrendas, tuvieron que darse cuenta de que no sólo le estaban robando a él, sino que se defraudaban ellos mismos; porque él limitaba las bendiciones que les concedía en la proporción en que ellos limitaban las ofrendas que le llevaban” Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, tomo 3, p. 435

8 NUESTRA FIDELIDAD REGISTRADA (MAL. 3:13-18)
Ante la demora de Dios de cumplir sus juicios sobre los pecadores, los israelitas llegaron a una conclusión errónea: “Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos?” (Mal. 3:14) “Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve” (Malaquías 3:16-18) Pero Dios escucha y anota las palabras y actos de aquellos que claman por justicia y, aferrados a los méritos de Cristo, le sirven gozosos, al amparo de Su gracia.

9 NUESTRA FIDELIDAD REGISTRADA (MAL. 3:13-18)
“Que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito” (Éxodo 32:32) “Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (Salmos 139:16) “Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes” (Isaías 4:3) “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:15)

10 UNA OBRA PARA EL PUEBLO FIEL (MAL. 4)
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada” (Malaquías 4:2) Dios le encarga al pueblo fiel que vive los últimos momentos de la historia de este mundo una obra doble: Recordar la Ley dada a Moisés (Malaquías 4:4) Hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos, de los hijos hacia los padres, y el corazón de todos hacia Dios (Malaquías 4:6)

11 “Ahora, justamente antes de la venida de Cristo en las nubes del cielo, ha de efectuarse una obra como la que realizó Juan el Bautista. El Señor llama a hombres que preparen a un pueblo que esté firme en el gran día del Señor. El mensaje que precedió el ministerio público de Cristo fue: ‘Arrepentíos, publicanos y pecadores; arrepentíos, fariseos y saduceos; arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado’ (véase Mateo 3:2). Como pueblo que cree en la pronta manifestación de Cristo, tenemos un mensaje que dar: ‘Preparaos para ir al encuentro de vuestro Dios’. Nuestro mensaje debe ser tan directo como lo fue el de Juan. Reprendió a reyes por su iniquidad. A pesar de que arriesgaba constantemente su vida, no vaciló en declarar la Palabra de Dios; y nuestra obra en estos tiempos debe realizarse con la misma fidelidad” Elena G. de White, Alza tus ojos, 21 de octubre

12 Créditos DISEÑO ORIGINAL Distribución Sergio y Eunice Fustero
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