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1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo HACIA EL DOMINGO XXII DEL TIEMPO.

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Presentación del tema: "1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo HACIA EL DOMINGO XXII DEL TIEMPO."— Transcripción de la presentación:

1 1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo espiritualidad.sanpablo@gmail.com www.centrodeespiritualidadsanpablo.org HACIA EL DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO Para Orar Cada Día el Evangelio del Domingo Próximo Del Lunes 25 al Domingo 31 de agosto de 2014  Hacia el Domingo XXII del Tiempo Ordinario  Orar en el Corazón del Mundo: Por lo Refugiados  Sguir a Jesucristo 2  Orar en la Casa: Cantar al Universo Hacia el XXII del Tiempo Ordinario Evangelio de Jesucristo según san Mateo Capítulo 16 versículos 21-27 “Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: «Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá». Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres». Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque él que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras”.

2 5 76 4 M AR 26 M IÉ 27 L UN 25 J UE 28 Pedro, a quien Jesús califica de dichoso, hace que muy pronto le llamen Satanás. ¿Acaso no es un poco rudo para Pedro de parte de Jesús? Sin duda, pero Cristo, el Mesías de Dios, ha percibido en sus palabras la presencia de aquel que se hace obstáculo al proyecto de amor de Dios y quiere atravesarse en su misión. Puedo preguntarme si a mí me ha pasado ser obstáculo del amor, en mí y a mi alrededor, y de qué manera. Espíritu de Cristo resucitado, abre mi inteligencia y mi corazón para este discernimiento. Tomar su cruz Jesús el Mesías Hacer obstáculo Tomar su cruz… Son palabras pero, sobre todo, una realidad, que nos da miedo. Pero ¿qué significa entonces tomar su cruz en el día a día, sino ir simplemente hasta el extremo del amor como lo hizo Jesús mismo? Puedo mirar mi día bajo esta luz y ver los rostros de las personas a quienes estoy llamado a encontrar. Nombro a estas personas y las tomo en mi deseo de amar. Cristo crucificado y resucitado, enséñame a amar como tú mismo amaste, hasta el final. El hombre Pedro Pedro acaba de hacer una declaración a Jesús que le rebasa por completo: “Tú eres el Mesías. El Hijo de Dios vivo”. Él, hijo de Jonás, no puede haberse dado cuenta por sí mismo de lo que dice, y Jesús le dice que él es dichoso al haber recibido una revelación semejante del Padre. La continuación de la narración nos mostrará además que no comprendió en verdad lo que esto supone. Como Pedro, algunas veces nos inflamamos por seguir a Jesús pero la menor dificultad nos coloca frente a nuestros límites humanos. Señor resucitado, pon en mí la fuerza que me vuelve capaz de caminar tras tus pasos. Frente al hombre Pedro está Jesucristo, el Mesías, que lleva en sí la naturaleza de Dios, que vino para llevar a la humanidad al amor, sin importar el costo. “A partir de este momento”, dice el pasaje bíblico, el momento en que Pedro entrevió un poco del misterio de Dios, Jesús podrá revelar a sus discípulos quién es él verdaderamente. Qué separación entre Pedro y Jesús. Qué separación entre cada uno de nosotros y el Hijo de Dios. Sin el Espíritu Santo, no podemos acercarnos a este misterio. Espíritu de Cristo resucitado, abre mi corazón a tu proyecto de amor por el hombre.

3 9 1110 V IE 29 Orar en el Corazón del Mundo con el Papa Francisco (Del Apostolado de la Oración) La Iglesia celebra el día de hoy el martirio de san Juan Bautista, el amigo del Esposo. Puedo releer algún texto del evangelio que lo ponga en escena, y más particularmente el Benedictus, la oración de su padre Zacarías al momento de su nacimiento (Lc 1, 67-79) o la narración de su muerte (Mc 6, 17-29). Dejo que resuenen las palabras que me conmueven y pido la gracia de entrar como Juan Bautista, y con él, en la intimidad de Jesús. Señor resucitado, haz de mí un profeta para preparar tu camino, a imagen de Juan el Bautista. D OM 31 8 Con Juan Bautista Ofrecernos nosotros mismos al amor Cuestión de vida S ÁB 30 Perder la vida, salvar la vida, pagar con la vida… Al leer estas frases sentimos claramente que seguir a Jesús no es un camino fácil y que hay un combate al final. Sí, hay cosas que perder, pero para ganar otras a cambio, infinitamente más ricas. Este evangelio nos abre una vía estrecha, la del combate por la vida al elegir caminar detrás de Jesús, siguiendo sus huellas. Entonces, deshagámonos de nuestros miedos. Escuchemos a Cristo que nos repite que ha venido para “darnos la vida en abundancia” (Jn 10, 10) y dejémoslo que aplique en nuestras vidas su obra de resurrección. Señor resucitado, dame tu vida desbordante y ármame para el combate. Qué fuerza en las lecturas del día. Además del evangelio que meditamos esta semana, escuchamos primero a Jeremías (Jr 20, 9), presa del combate entre el deseo de seguir al Señor y el de dejarse “caer”, a causa de las burlas de sus hermanos: “Entonces dije: ‘No lo voy a mencionar, ni hablaré más en su Nombre’. Pero había en mi corazón como un fuego abrasador, encerrado en mis huesos: me esforzaba por contenerlo, pero no podía”. Pero quizá es san Pablo quien nos entrega la llave de este combate, en la ofrenda de nosotros mismos: “Yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios”. Elijo las palabras que me llamen más y pido al Señor que me haga fuerte en este combate po r el amor. Oremos para que los refugiados, obligados a abandonar su casa a causa de la violencia, sean recibidos con generosidad y que sus derechos sean respetados.

4 13 1514 ORAR EN LA CASA 12 O RAR EN LA CASA Seguir a Jesucristo… 2 En la tierra como en el cielo: planetas y galaxias Empecemos primero por tratar de entender las palabras que utilizamos y cuya comprensión se ha afinado en el transcurso de los siglos. Nosotros habitamos un pequeño planeta situado a las afueras de una galaxia banal que forma parte de un conjunto de miles de millones de galaxias. Nuestra galaxia está constituida por unas 100 a 200 mil millones de estrellas entre las que se encuentra el Sol y el sistema solar, así como gas y polvo. Desde la Tierra distinguimos cinco planetas a simple vista: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, que giran alrededor del Sol y cambian de lugar en el cielo siguiendo trayectorias complejas. Pero sabemos también que hay varios cientos de planetas gigantes que giran alrededor de una estrella distinta al Sol. Sin tratar de comprenderlo todo, esto nos dan la ocasión para maravillarnos y sorprendernos por la inmensidad en la que vivimos, la complejidad del universo en el que nos descubrimos tan pequeños, cuando con frecuencia nos consideramos el centro del mundo. “Oh, Señor, Dios nuestro, qué grande es tu nombre en todo el universo”. “¿Ganar el mundo entero?” San Mateo 16, 26 Seguir a Jesucristo es ir por donde él va, es hacer todo lo que él hace, es no abandonarle jamás. Es imitarle en todo lo posible. Es seguir sus ejemplos, parecerse a él lo más perfectamente posible para llegar a ser como él, otro “él-mismo”. Es poder decir como san Pablo: “Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo” (1Cor 11,1). Es lo que indica Nuestro Señor cuando dice a sus apóstoles: “Os he dado ejemplo para que lo que he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis” (Jn 13,15). (A. Chevrier)

5 17 1918 16 ________________________________ ________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ La pregunta que plantea Jesús es muy actual, pues los descubrimientos científicos nos permiten conocer mejor el mundo y las leyes que lo rigen. No es nuestro deseo minimizar la ciencia y la investigación, sino situarlos en su justo lugar. Y no perdamos de vista el fin que perseguimos: sencillamente servir a Dios y a todos los humanos. “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?”. Esta frase tan contundente se quedó con Francisco Javier en lo más profundo de su ser. Al recibirla, dio a su vida una nueva dirección, se puso en marcha detrás de Cristo, se convirtió en compañero de Ignacio de Loyola, en el nacimiento de la Compañía de Jesús. Sabemos que luego fue enviado a India y a Japón, una manera de ganar el mundo una vez despojado de sí mismo.


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