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1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche editado por Christ Source.

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1 1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo espiritualidad.sanpablo@gmail.com Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche editado por Christ Source de Vie, Toulouse HACIA EL DOMINGO DE LA TRINIDAD Para Orar Cada Día el Evangelio del Domingo Próximo Del Lunes 9 al Domingo 15 de junio de 2014  Hacia el Domingo de Corpus Christi  Orar en el Corazón del Mundo: Por Europa  Una manera de tomar los alimentos  Orar en la Casa: Festejar el Corpus Christi Hacia el Domingo de Corpus Christi Evangelio de Jesucristo según san Juan Capítulo 6, versículos 51-58 [Después de haber alimentado a la multitud con cinco panes y dos pescados, Jesús dijo] “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo”. Los judíos discutían entre sí, diciendo: «¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?». Jesús les respondió: «Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente».

2 5 76 4 M AR 17 M IÉ 18 L UN 16 J UE 19 Jesús oye la discusión de los judíos, sus preguntas y su incomprensión. ¿Cómo puede efectivamente un hombre dar su propia carne en alimento? ¡Buena pregunta! Yo también puedo tener preguntas frente a la fuerte afirmación de Jesús de ser “el pan vivo” que hay que comer. Hago que surjan estas preguntas, mis dudas. Si me sirve, las escribo en una hoja de papel. En mi tiempo de oración, las presento a Jesús (depositando mi papel en mi rincón de oración o en la iglesia, por ejemplo). Será una manera de decirle que yo tampoco comprendo bien todo, pero que sé que él me escucha y que sabrá responderme. Jesús responde Jesús escucha “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes”. Jesús nos dice lo que sucederá si no comulgamos con el Hijo del hombre: no tendremos vida. Como si una persona pudiera ser un ser vivo sin tener por ello la vida… Entonces, ¿qué quiere decir, para mí, no tener vida? Puedo recortar de revistas o dibujar imágenes que representen para mí esta ausencia de vida. Las coloco frente a una imagen de Jesús (ícono, pintura…). Señor, ¡respóndeme! “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente”. El día de hoy, escucho estas palabras como si me fueran dirigidas. Dejo que resuenen en mí y las repito en mi oración: pan vivo… cielo, vivirá eternamente… para la Vida del mundo”. Dejo que estas palabras me alimenten, me revelen poco a poco qué es la vida eterna, para mí, para el mundo, para todos los seres vivos. Jesús dice Jesús alimenta Esta semana, nos preparamos a festejar al Santísimo Sacramento. Justo antes del pasaje del evangelio que ha sido elegido, Jesús alimentó a las multitudes con cinco panes y dos pescados. El día de hoy, puedo comenzar por mirar los gestos de Jesús que alimenta, su actitud y también a la multitud. Puedo luego preguntarme qué es lo que me alimenta afectiva, material y espiritualmente. Sin juzgar, hago una lista de estos diferentes alimentos, los considero y me pregunto si me nutren verdaderamente. Orando así, puedo pedir a Jesús que me ilumine.

3 9 1110 V IE 20 Orar en el Corazón del Mundo con el Papa Francisco “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida”. La comida y la bebida son necesarias para vivir, para asegurar el buen funcionamiento de nuestro cuerpo. Nos dan fuerza y energía para avanzar. Jesús dice que su carne y su sangre son la verdadera comida y la verdadera bebida… pero entonces, ¿qué significa este calificativo de “verdadero”? ¿Estaría en relación con la resurrección que nos espera? La resurrección sería la verdad de mi vida? D OM 22 8 Jesús resucita Oremos: Oremos para que Europa vuelva a encontrar sus raíces cristianas a través del testimonio de fe de los creyentes. Así como Jesús... Así nosotros Jesús permanece S ÁB 21 “El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él”. Permanecer es quedarse un poco más, tomar tiempo, habitar en la persona. Jesús nos invita a su casa y él se invita a la nuestra. Puedo dejar que me invada esta extraordinaria noticia el día de hoy y dar gracias por Jesús, que viene a unírseme siempre y todavía, y que toma tiempo para estar conmigo. Comulgar con el cuerpo y la sangre de Jesús da la vida: la Vida con mayúscula, la vida eterna que no termina, la que recibimos en nuestro bautismo, la que hace de nosotros hijas e hijos de Dios. Es un alimento que nos colma. Un alimento diferente del recibido en el desierto, el maná que solamente satisfacía el hambre. Y la diferencia es enorme. Pues así como Jesús vive por el Padre, así nosotros también viviremos por Jesús. Dicho de otra manera, con la solemnidad del Santísimo Sacramento, somos introducidos en el dinamismo mismo del movimiento trinitario que celebramos el domingo pasado. La vida que recibimos del Espíritu que une al Padre y al Hijo. Una unión que se abre a nosotros.

4 13 1514 ORAR EN LA CASA 12 O RAR EN LA CASA Festejar al Santísimo Sacramento es la ocasión soñada para revisitar nuestra manera de comer en la casa. ¿Cómo? Por ejemplo, tomando tiempo para bendecir el pan antes de romperlo con las manos y hacerlo pasar a los comensales, o incluso trazando una cruz con el cuchillo antes de cortar la baguette. Otra manera para vivir una comida a la manera de Jesús es comer tomando conciencia de que Jesús hizo lo mismo con sus discípulos. ¡Cuántas comidas ordinarias debieron haber compartido por el camino, en casas, en casa de Pedro, en Jerusalén o en peregrinación o incluso a orillas del lago con un poco de pan y de pescado asado! De la misma manera, a la mesa en la casa o con un sándwich durante una pausa para almorzar, imaginemos que comemos como invitados con Jesús en toda sencillez. Lo ordinario de la comida hace que entremos pues en una sagrada sencillez. “El que coma de este pan vivirá eternamente” San Juan 6, 58 Mientras comemos, imaginemos que vemos a Jesucristo Nuestro Señor tomar sus alimentos con los discípulos, observando su manera de comer, de beber, de mirar y de hablar, y tratemos de imitarlo. Así, con la inteligencia más ocupada por una meditación como esta que por el alimento, aprenderemos más fácilmente cómo comportarnos y conducirnos. (Libremente inspirado por los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola). Una manera de tomar los alimentos

5 17 1918 16 ________________________________ ________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ ¿Cuántas veces será necesario repetírnoslo a nosotros mismos o anunciarlo sin descanso a quienes siguen en el umbral de la fe o le vuelven la espalda? La fe no es un asunto de concepto o una construcción intelectual difícil de comprender, lejos de toda realidad terrestre. La fe es antes que nada una relación. Relación que hay que tejer entre nosotros, particularmente con los más frágiles, para un mundo más justo y fraterno (lo que el evangelio llama el Reino de Dios). Relación que hay que entablar con este hombre Jesús que, aún el día de hoy, trata de entrar en conversación con cada uno de nosotros. Esta relación no es abstracta. Pasa por el pan compartido en familia o con amigos, o por el que alimenta a quienes no tienen qué comer, o el que se comparte en iglesia para recordar el don de una vida entregada por nosotros y por la multitud. Esta relación hace que entremos en una vida eterna que no conocerá fin, o ¿sería mejor que dijéramos: en una vida que no conocerá hambre? La eternidad tampoco es un concepto abstracto. Es vida desde ahora y pasa por el pan compartido. Entonces, ¿qué esperan nuestras manos?


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