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JESÚS, Salvación de Dios... MARÍA, figura del Adviento.

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Presentación del tema: "JESÚS, Salvación de Dios... MARÍA, figura del Adviento."— Transcripción de la presentación:

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4 JESÚS, Salvación de Dios... MARÍA, figura del Adviento

5 5 4 3 2 1 CONTEMPLACION ACCION ORACION MEDITACION LECTURA PREPARACION
«Alégrate, llena de gracia»

6 Ambientación: El Señor está cerca. Nos estamos acercando más al acontecimiento salvador que es el motivo de nuestra esperanza en este tiempo de Adviento. Escuchando la Palabra de Dios nos seguimos preparando para celebrar cristianamente la Navidad. Con la ilusión y esperanza con que María, por su maternidad ya inminente y, sobre todo, por su FE, acoge la venida del Señor, nosotros nos disponemos para aprovechar la gracia del Señor que viene.

7 Existe el peligro de que nos dejemos arrastrar por tantas cosas que estos días nos envuelven,
... pero que están en contradicción con el significado cristiano de estas fiestas. En la Eucaristía de hoy debemos ahondar en el misterio salvador de la Navidad.

8 PREPARACIÓN INVOCACIÓN AL ESPIRITU SANTO

9 Invoquemos Al ESPIRITU SANTO

10 Ven, Espíritu Santo, a despertar el corazón de la Iglesia, para que el Pueblo de Dios, atento a la Palabra, se prepare para recibir la venida gozosa del Hijo de Dios. Revive en nosotros la actitud con que la Iglesia, a lo largo de su vida, bajo la guía del Magisterio, ha escuchado la Palabra que la invita a estar preparada y vigilando para recibir al Señor que viene a visitar a su Pueblo. Prepáranos para encontrar en la Palabra la paz que necesitamos para apagar los odios y las discordias y poner fin a la violencia. Amén.

11 LECTURA ¿QUÉ DICE el texto?

12 Leamos la PALABRA

13 «Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia»
2Sm. 7,1-5.8b-12.14a.16: «Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia»

14 El famoso «Oráculo de Natán», del que se han conservado tres versiones (2Sam. 7, 1-17; Sal 89(88), 20-38; 1Cr. 17, 1-14), está en los orígenes de la esperanza mesiánica del Pueblo de Israel. David, una vez establecida la paz en Palestina, piensa edificar una «casa» para Dios. Pero Dios le responde -en un juego de palabras, que se conserva en castellano, basado en el doble sentido de la palabra «casa»- que será El quien le construya «casa» a David.

15 Esta profecía mesiánica sobre el origen davídico del Mesías es de las más insignes y de las que han dejado huella más honda en la Biblia. De ella nos hablan el libro 2° de Samuel y el 1° de las Crónicas (1Cr. 17): El núcleo mesiánico de la profecía es: «Tú, David (dice Natán al Rey), quieres construir a Yahvé una casa; pues bien, Dios te asegura: "No serás tú quien me darás Casa y Gloria. Seré Yo quien te daré a ti Casa y Gloria. Haré tu "Descendencia" estable por siempre. Y estaré por siempre contigo y con tu "Descendencia". Me construirá el Templo tu hijo. Y yo estaré con él y con su pueblo. Yo seré para él Padre. El será para mí hijo. No apartaré jamás mi Gracia de tu Casa».

16 Dios no quiere tener una casa como los dioses cananeos por el peligro que supone de domesticar su presencia. El celo de Dios, consecuencia de su realidad única y exclusiva, se opone radicalmente al riesgo de que la adoración y culto al Dios verdadero se asimile del «yavismo» a cualquier otro culto (Is. 40, ; 44, 7). La «casa» la construirá el mismo Dios. El lugar auténtico de la presencia de Dios será al fin mucho más íntimo y profundo de lo que los hombres hubieran podido sospechar.

17 El destierro y sucesivos castigos van purificando cuanto de falsa seguridad, de orgullo y de autosuficiencia pusieron en estas Promesas la casa de David y el Pueblo judío. Por la venida del Espíritu Santo a María Virgen, de la Casa de David, se realiza el don prometido: el Señor está con Ella y Dios está con nosotros. Un Hijo de David, el Hijo de María, es de verdad «Hijo del Altísimo». Y por El Dios está presente, en la Nueva Alianza, en el Israel de Dios; en todos los corazones de quienes creen y aman (Is. 57, 15; Ez. 37, 21; Jn. 14, 23).

18 A menudo las personas importantes de Israel (el Pueblo elegido de Dios), son una figura de Jesús, el futuro Mesías. Esto es muy cierto con respecto a David, Rey y Profeta en Israel. En este texto Natán, el profeta de Dios, se dirige a David. Sus palabras son especialmente aplicables a Jesús y al Reino de Dios que El nos traerá.

19 «Cantaré eternamente las misericordias del Señor»
Sal. 89(88): «Cantaré eternamente las misericordias del Señor»

20 El salmo 89(88) se refiere a la dinastía davídica, y de un modo más concreto, al final de la soberanía de la Casa de David sobre el reino de Judá. La promesa que se hizo a David en 2Sm. 7 da pie al salmista para lamentar la destrucción que ha sorprendido al reino de Judá. El grito conmovedor «¿hasta cuándo, Señor, seguirás ocultándote?» (v. 47) llama la atención sobre el marcado contraste que existe entre la memoria que el salmista tiene de las promesas de la alianza y la realidad del momento que vive.

21 El salmista no cree que Dios sea incapaz de mantener estas promesas; después de todo, sabe que el Señor es el más poderoso de todos los dioses. El Señor es el que aplastó las fuerzas del caos al crear los cielos y la tierra. El Salmista pide con atrevimiento a Dios que dé cuentas de lo que parece una falta de cumplimiento por parte de Dios, de las promesas hechas a David.

22 El que habla en este salmo no encuentra una manera satisfactoria de explicar la disparidad entre la alianza davídica y la realidad del exilio babilónico. La comunidad del Nuevo Testamento supo salvar esa distancia al proclamar que Jesús es el Hijo de David en quien se cumplen las promesas de Dios (Hch. 13,23).

23 Ro. 16, 25-27: «Al Dios, único Sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos»

24 Con una doxología (= exclamación de alabanza a Dios) solemnísima San Pablo cierra su Carta a los Romanos. «¡Al Dios único, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos!» Y como resumen y síntesis de la carta nos presenta el Evangelio o Misterio de Cristo en sus tres etapas: - Misterio-oculto: Es el plan eterno concebido por Dios desde antes de crear el mundo. Nos piensa, nos elige, nos ama en Cristo (Ro. 8, 29; Ef. 1, 4).

25 - Misterio-Revelado: Las Escrituras han ido descubriendo este secreto de Dios.
Y la Encarnación y la predicación de Jesucristo; su Muerte y su Resurrección lo han puesto a plena luz. - Misterio predicado: Ahora los Apóstoles lo predican y llaman a todas las naciones a la Obediencia de la Fe. San Pablo siente la urgencia de esta predicación, ya que tiene clara vocación al apostolado.

26 Ahora pesa sobre nosotros, especialmente los sacerdotes, el deber urgente de dar a conocer a todos el Misterio o Evangelio de Cristo. Aprendemos de esta lectura que la Encarnación de Dios que se nos revelará en esta Navidad, es un gran misterio, ya presente en la mente de Dios desde el principio de los tiempos. Al igual que el Evangelio de la Salvación anunciado por Cristo.

27 La contemplación del «misterio» de Dios hace que Pablo prorrumpa al final de la carta a los romanos en un canto de alabanza a Dios. El «misterio» para Pablo es el plan salvífico de Dios, manifestación de su sabiduría y amor, ... escondido a las generaciones pasadas ... pero que últimamente ha sido revelado, en primer lugar a los Apóstoles y Profetas y posteriormente a todos;

28 ... el misterio tiene unas dimensiones universales,
que afectan a judíos y gentiles y se resume en una sola palabra: Cristo (2 Tes 2, 7; 1Cor 2, 7-10; 4, 1; 13, 2; 14, 2-15; Ro. 11, 25; 16, 25-27; Col. 1, 25-28; 2, 1-3; 4, 3; Ef. 1, 3-4; 3, 2-12; 5, 31-32; 6, 19; 1Tim. 3, 9; 3, 15-16). Cuando en la cumbre del Adviento contemplamos el desarrollo de la historia salvífica, podemos mejor que nunca hacer nuestro el himno de Pablo.

29 «Concebirás en tu vientre EVANGELIO DE JESUCRISTO
LC. 1,26-38: «Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo» EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS R/. Gloria a Ti, Señor.

30 26 Al sexto mes envió Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28 Y, entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». 29 Ella se conturbó por estas palabras y se preguntaba qué significaría aquel saludo. 30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; 31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús...

31 32 Él será grande, se le llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». 34 María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» 35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y se le llamará Hijo de Dios.

32 Y el ángel, dejándola, se fue.
36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez y este es ya el sexto mes de la que se decía que era estéril, 37 porque no hay nada imposible para Dios». 38 Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel, dejándola, se fue. Palabra del Señor. R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.

33 Re-leamos el texto para interiorizarlo
vv : La entrada de Dios en la historia humana… «Al sexto mes». Es el sexto mes de embarazo para Isabel. La necesidad concreta de Isabel, una mujer ya avanzada en edad que va a tener a su primer hijo, con un parto a riesgo, es el telón de fondo de todo este episodio. Y ella lo menciona al comienzo (Lc. 1,26) y al final de la visita del ángel (Lc. 1,36.39).

34 * Es muy lineal el recorrido de la gracia:
- Hay un sujeto y es «Dios». - Un término de referencia: «una virgen». - Un mensajero: el «ángel Gabriel». - Un tiempo: «el sexto mes». - Un lugar: «una ciudad de Galilea». * Todo tiene un nombre: l - a ciudad se llama «Nazareth». - La virgen: «María». - El hombre con quien está desposada: «José

35 Todo tiene una colocación histórica bien precisa:
- El «sexto mes» es el de la preñez de Isabel. - La virgen es «esposa prometida». - José es «de la casa de David». Dios no se introduce nunca al acaso; entra con los parámetros ya existentes, que son aquellos parámetros humanos, trazados por personas que tienen un nombre. Las narraciones de la infancia no pertenecían al núcleo más primitivo de la tradición.

36 Pero es indudable el ambiente judeo-cristiano en que nació este texto, aunque influenciado por la cultura griega (conoce la versión de los LXX). La Anunciación de Jesús (Lc. 1, 26-38) está en paralelismo con la de Juan Bautista (Lc. 1, 5-25). Subyace totalmente el pensamiento bíblico. Se habla dos veces de la virginidad dé María. Aquí hay un tema teológico fundamental: la salvación de Dios camina por senderos insospechados, de forma que supera las posibilidades de los hombres y la virtualidad inmanente de la historia.

37 Es una constante del pensamiento bíblico que aparece en momentos claves de la historia de la salvación: - al inicio Dios elige a Abraham y Sara, él ya viejo y ella además estéril; - parecido en Gen 25, 21 sobre Isaac y Rebeca; - lo mismo Jacob y Raquel en Gen 30; - igualmente sucede en la concepción y nacimiento de Sansón (Jc . 13), con Zacarías e Isabel en Lc 1, 5-25.

38 En la genealogía de Mt. 1, 1-16 aparecen los nombres de cuatro mujeres que inciden en momentos claves de la historia de la salvación por su maternidad realizada en circunstancias extraordinarias, ... lo que nos quiere indicar que Dios conduce esta historia por encima de las posibilidades humanas. La Virginidad de María tiene este profundo sentido teológico y bíblico. Nazaret no aparece ni en el A. T., ni en el Talmud ni en Flavio Josefo y era subestimado por los mismos judíos en tiempo de Jesús (cfr. Jn. 1, 46).

39 v. 28: Encuentro de María con el Angel.
Lucas no habla de visión alguna sino de la comunicación de un mensaje. Las palabras «no temas» sirven para introducir una gran acción redentora de Dios (cfr. Gn. 15, 1; Jos. 1, 9; Is 41, 14). El anuncio del nacimiento es fórmula muy común en la Biblia (cfr. Gn. 16, 11; Jc. 13, 3; Is. 7, 14; Lc. 1, 13).

40 Es posible que Lc. 1, 31 haya que entenderlo en profundidad a la luz del Emmanuel de Is. 7, 14 (sobre todo si se tiene en cuenta el v. 28). El v. 32 habla del hijo que va a tener María atribuyéndole unos rasgos que ordinariamente sirven para descubrir la presencia salvadora de Dios en su pueblo. El misterio del encuentro entre el hombre y Dios no se puede explicar. Sucede y basta. Es un encuentro que deja la señal, y aquí está la grandeza del acontecimiento.

41 La «llena de gracia» no tiene otros ojos que lo del espíritu, por lo que para ella existe una sola mirada, la del espíritu, la mirada transparente del corazón puro que puede ver a Dios sin morir. En el anuncio del Ángel notemos: - Ave (caire = caire) = «Alégrate»: es el gozo mesiánico tantas veces prometido por los Profetas (Is. 51, 3; Jr. 31, 12; Zac. 2, 14; Jl. 2, 21). Nos llega por María. «Salve» es aquí probablemente más que un saludo y hay que entenderlo a la luz de Sof. 3, 14; Zac. 9, 9; Jl. 2, 2-27.

42 - «Llena de Gracia» (kecaritwmenh = kejaritoméne)
- «Llena de Gracia» (kecaritwmenh = kejaritoméne). El Angel recoge en esta expresión todas las profecías que presentaban la Alianza de Dios con la Hija de Sión. María es objeto de la gracia y el favor de Dios. En el momento en que esta «Hija de Sión» fuera toda pura, santa, perfecta, el desposorio o Alianza de Dios con nosotros, tantas veces prometido en las Escrituras, se haría realidad. En aquel momento María es la personificación de Israel, la Hija de Sión, toda hermosa, «Agraciada». Ella ha ganado el corazón de Dios. Es la «Toda pulcra» (=«Tota pulchra») de los Cantares, la «Hija de Sión» predilecta.

43 - Contigo el señor (= o` Kurioj meta sou = o Kyrios meta sú): es saludo conocido en la Biblia (cfr. Rt. 2, 4). Para su misión de Madre del Mesías cuenta con el poder y asistencia de Dios. Dios está contigo y en ti. Ella será la verdadera Arca de la Nueva Alianza. Ella es el Arca de Dios: «El poder del Altísimo vendrá sobre ti y el Espíritu Santo te cubrirá con su sombra».

44 v : Asombro de María Es lícita la turbación de María, porque ella es consciente de su realidad y, en presencia del Misterio que la desborda, se deja sorprender y se asombra. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios». El temor de María es el retroceder de los pequeños que se sorprenden de ser objetos de atención por parte de alguien muy importante.

45 Y si este alguien es Dios ¿como puede ser de grande el temor?
Los pequeños, los sencillos, que tienen «corazón limpio». se dan cuenta toda la propia pequeñez y que todo lo que se posee es por un don gratuito de amor. La actitud de Maria es ejemplo de maravilla, atención, adoración, reconocimiwento de los dones de Dios. Marìa se turba ante las palabras del ángel, porque le parece ser indigna de un anuncio tan solemne.

46 El mundo seguirá siendo maravilloso mientras haya personas que sean capaces, al igual que María, de asombrarse ante la grandeza del don de Dios. v. 31: «Vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús». . El proyecto divino queda al descubierto. Concebir, dar a luz, llamarlo. El Salvador ya está ahí, en las palabras del ángel. ¡Qué maravilla! Siglos y siglos de espera se encuentran en pocas sílabas: Jesús.

47 vv «Él será grande, se llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». Cuando el Señor se acerca al hombre para llamarlo a formar parte de sus pensamientos de redención, se manifiesta íntegramente. Lo que queda en oscuridad es la modalidad de la cooperación humana.

48 Porque al hombre le queda la libertad de concretizar lo que es el cumplimiento de su pensamiento.
Se parte de aquí: un hijo «imprevisto». Se llega hasta aquí: el Hijo del Altísimo, ... que se sentará sobre el trono de David y reinará por siempre. Estos son los medios: tu persona. Ahora te toca a ti convertirte en protagonista.

49 v. 34: «¡Cómo podré ser madre si no tengo relación con ningún hombre?»
María tiene conciencia de la misión que está recibiendo, pero sigue siendo realista. No se deja embalar por la grandeza de la oferta y mira su condición. Analiza la oferta a partir de los criterios que tiene a su disposición. Humanamente hablando, no es posible…

50 Y María pregunta al ángel el cómo se realizará la voluntad de Dios.
No duda de Dios, sabe que la Palabra pronunciada por Dios es siempre posible. El cómo le interesa a ella, lo que ella será llamada a ser. Está cierta que su deseo y propósito de no «conocer varón» quedará tal, porque Dios no anula los planes de sus hijos, trazados por los deseos más auténticos.

51 Sabe que este su plan estará al servicio de aquel proyecto apenas escuchado.
Pero no consigue entender cómo sucederá. Y entonces pregunta, simplemente pregunta, para entender exactamente lo que se le está pidiendo.

52 v : «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y se le llamará Hijo de Dios»… El ángel le explica. María deberá sencillamente acoger: porque será el Espíritu el que descienda sobre ella, el Altísimo será el que la cubra con su sombra, y el Santo nacerá.

53 El ángel explica que el Espíritu Santo, presente en la Palabra de Dios desde el día de la Creación (cfr. Gn. 1,2), consigue realizar cosas que parecen imposibles. Por esto, el Santo que va a nacer de María será llamado Hijo de Dios. El milagro se repite hoy. Cuando la Palabra de Dios es acogida por los pobres, algo nuevo acontece por el poder del Espíritu Santo.

54 Algo tan nuevo y sorprendente como que un hijo va a nacer de una virgen o un hijo va a nacer de una mujer ya entrada en edad como Isabel, de la que todos decían que ¡no podía tener hijos! Y el ángel añade: «Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez y este es ya el sexto mes de la que se decía que era estéril, porque no hay nada imposible para Dios» (vv ). La experiencia de Isabel, referida por el ángel a María, no es otra cosa que una ocasión de empalme con la historia.

55 Juan la voz, Jesús el Esposo. El plan es el mismo.
María debía saber de Isabel, porque ambas estaban preparando el camino para el cumplimiento de las promesas de Israel. Juan la voz, Jesús el Esposo. El plan es el mismo. v. 38: «¡He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra!». La respuesta del ángel aclara todo para Maria, y ella se entrega:

56 Maria usa para si el título de «Sierva», sirvienta del Señor.
Este título viene de Isaías, que presenta la misión del pueblo no como un privilegio, sino como un servicio a los otros pueblos (Is. 42,1-9; 49,3-6). Más tarde, Jesús definirá también su misión como un servicio: «No vine para ser servido, sino para servir» (Mt 20,28). ¡Aprendió de su Madre!

57 La respuesta de María es esencial: «He aquí la sierva....».
La atención a la Palabra pronunciada sobre ella es de tal dimensión que puede sentirse únicamente «sierva»: instrumento útil para la realización concreta del querer del Padre. «Hágase en mí...»: - un sí que no tiene nada de pasivo, - un sí consciente de la grandeza del compromiso...

58 MEDITACIÓN ¿QUÉ NOS DICE el texto?

59 Meditemos la PALABRA

60 Figura del Adviento María es la figura central en la época de Adviento, ya que este Evangelio la presenta como el modelo de la esperanza de la Navidad. Algunas de las lecciones que podemos sacar de este Evangelio: a) Dios, por las palabras del ángel alaba a María: «Llena eres de gracia, El Señor está contigo...». Por lo tanto María era ya una persona santa: una santidad entregada por Dios, para hacerla digna Madre de Jesús.

61 Este texto es especialmente importante para enfatizar el rol privilegiado de María y su vocación en el cristianismo. b) Dios, por la palabra del ángel anuncia a María la milagrosa concepción de Jesús: ella será la Madre de Él. María no duda de las palabras del ángel, a pesar de su virginidad, pero no entiende cómo habrá de ser esto. En este diálogo María es muy humana, una de nosotros, incapaz de entender los caminos de Dios.

62 Pero su fe se mantiene fuerte y sin estremecerse, como un modelo del ideal de la fe cristiana: apoyarse absolutamente en la Palabra de Dios, en la oscuridad, sin entenderlo todo. c) Al final María rinde no solamente su limitado raciocinio humano, sino toda su vida futura en las amorosas manos de Dios. Ella no sólo puede prever lo que significará ser la Madre de Jesús y seguirlo a El en su misión, sino también está lista para dejar sus planes de lado y entrar en los misteriosos planes de Dios: «Yo soy la sierva del Señor: que se cumpla en mí tu palabra».

63 La esperanza cumplida Las ideologías modernas están lanzadas hacia el futuro; pretenden buscar el sentido de una esperanza. Como dijo un autor, utilizando una posibilidad lingüística del castellano, «el mundo es una sala de espera que ojalá se convierta en sala de esperanza». Durante el Adviento han ido desfilando ante nuestros ojos una serie de nombres que personifican la marcha de una esperanza: Abraham, Isaías, Juan Bautista.

64 Hoy aparece María. Ultimo eslabón del A. T
Hoy aparece María. Ultimo eslabón del A. T. por quien la época de la esperanza arriva al período del cumplimiento. María es el último eslabón de la línea de esperanza más impresionante que ha conocido el mundo. Es el «tipo» de la Iglesia que camina al encuentro del Señor. La dignidad de María en la economía de la salvación proviene, no tanto de su maternidad cuanto de su fe (cfr. Mt 12, 46-50; Mc. 3, 31-35; Lc. 8, 19-21; 11, 27-28).

65 Son datos bíblicos de grandes repercusiones prácticas.
La fe de María es ante todo adhesión personal a Dios y por tanto confianza y esperanza. En María se hace verdad de forma eminente la ley central de la Historia de la Salvación: «Dios elige lo débil y despreciado de este mundo para confundir a los fuertes»: en efecto, eligió - a Israel (Dt 7, 6-7 «los ha elegido, no por ser ustedes los más en número entre todos los pueblos, pues son el más pequeño de todos»), - a Abraham (anciano y con una esposa estéril, debe ser el padre de un gran pueblo),

66 - a Gedeón (Jc. 6, 15 ss. «mi familia es la más débil de las de Manases y yo soy el más pequeño de la casa de mi padre»), - a Moisés (Ex. 4, 10), - a David (1Sm. 17), - a Jeremías (Jr. 1, 6 ss.)... - Finalmente, eligió a María.

67 La portadora de la gran esperanza davídica era
- una pobre mujer, sexo que en el Oriente y más en aquel tiempo no contaba nada, - de un villorio innominado, - que no pertenecía a la tribu de David (prima de Isabel, luego de la tribu de Leví), - que aún no conocía varón...

68 Con razón puede recoger María la ley liberadora de Dios en la historia: «Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada» (Lc. 1, 52-53). «Renovándonos con el cambio de mentalidad» (Ro. 12, 2), nos preguntamos los que teóricamente no somos de este mundo: ¿En el Adviento que vive hoy nuestro mundo, en dónde está la antorcha de la esperanza? En los últimos, en los sencillos, en los pobres.

69 Ser cristiano exige participar de las esperanzas
- de la clase obrera, - de los grupos que no pueden expresar su voz, - de los pueblos oprimidos. ..

70 ORACIÓN ¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?

71 Oremos con la PALABRA

72 Concédenos, Padre de bondad,
que encontremos en Cristo el sentido de nuestros deseos más íntimos y de nuestras esperanzas más profundas. Que la Navidad haga nacer entre nosotros una paz verdadera, una convivencia justa, un amor eficaz.

73 Haz que la Iglesia, siguiendo la trayectoria de la Virgen María, participe, desde las esperanzas de los pueblos pobres y de las clases oprimidas, en el adviento de la historia del siglo XXI. Oramos por los que en estas fechas están separados de los suyos, por los que sufren, por los que lloran, para que todos recibamos a Dios en esta Navidad.

74 Señor, que, como María, seamos también nosotros un signo de esperanza y liberación, para los últimos de la tierra. Amén.

75 CONTEMPLACIÓN ACCION ¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?

76 Contemplemos la PALABRA Y comprometámonos

77 Un modelo de FE y esperanza
Quien no reflexiona sobre el difícil camino de la fe en María, no tendrá ninguna entrada en su secreto, ni en su gracia. María es «la madre de la fe», porque tampoco a ella se le ha ahorrado el camino de la ratificación de la fe y de la fidelidad a la misma. María es, precisamente por su meditación creyente, la mediadora de la verdadera tradición de Cristo.

78 - escuchó la Palabra, - le dijo a Dios que sí - y sirvió a los demás.
No por pura casualidad Lucas, en los Hechos, la apellida expresamente dentro del cuadro de la comunidad de pentecostés «María, la madre de Jesús» (Hch. 1, 14). María, la Virgen del Adviento, es modelo para que nosotros aprendamos de ella a creer, a esperar y a servir. Es modelo porque: - escuchó la Palabra, - le dijo a Dios que sí - y sirvió a los demás.

79 Después de la anunciación, en el relato de Lucas, la actitud de María, acogiendo la Palabra de Dio, queda traducida en acto de servicio, de caridad, al ser portadora de la Gran Noticia a su pariente Isabel y compartiendo la acción de gracias al Señor por medio del canto y la alabanza conjuntas.

80 Relación con la Eucaristía
El Pueblo de Dios, lleno de su gracia, manifestado en María, hace que la Salvación sea de todos, no de un grupo. La acción de Dios tiende a la promoción de todos: esta catolicidad se hace siempre actual en la Eucaristía, la Mesa del Señor, en la cual todavía hay sitio para todos los hombres, siempre hay sitio para todos los hombres.

81 para pensar durante la semana
Algunas preguntas para pensar durante la semana Hagamos un examen de nuestra actitud ante las fiestas de Navidad: ¿Es una actitud pagana o cristiana? ¿Es de «pasarlo bien» o de aprender la lección de Dios hecho hombre? 2. ¿Es mi fe lo verdaderamente fuerte como para sobrepasar las tentaciones de duda? 3. ¿Entiendo yo mi lugar ordinario en la vida como el plan único de Jesús con respecto a mí?

82 4. ¿Sé agradecer a Dios el haber nacido después de Jesucristo, quien con su resurrección, nos ha dado una esperanza firme y segura? 5. Muchas personas de nuestro tiempo, incluso las que acuden a la iglesia, creen que todo termina con la muerte. ¿Vivo yo mi fe pascual de una manera gozosa y entusiasta? ¿Sé dar a todos los que me rodean razones de mi esperanza?

83 María Santísima: Señora del adviento, regálanos de nuevo al Salvador y ruega por nosotros

84 Libro virtual:

85 P. Carlos Pabón Cárdenas, CJM.


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