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Estamos ya en el tercer domingo de Cuaresma. Vamos subiendo la escalada cuaresmal en oración y confianza en Dios para llegar más limpios a la cumbre.

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3 Estamos ya en el tercer domingo de Cuaresma. Vamos subiendo la escalada cuaresmal en oración y confianza en Dios para llegar más limpios a la cumbre pascual.

4 En el camino hay dificultades, pero tenemos que seguir avanzando. A veces queremos ir por caminos que no van rectos hacia la Pascua. Por eso debemos convertirnos, que significa cambiar.

5 Convertirse es cambiar de mentalidad y de vida. Es poner en práctica lo que Jesús nos va enseñando. Es tomar en serio los mandatos de Jesús, sus enseñanzas, sobre todo el mandamiento del amor.

6 Debemos cambiar de mentalidad, porque muchas veces le hacemos pequeño a Dios, porque le queremos hacer como somos nosotros. Si nosotros somos vengativos, queremos que Dios sea también vengativo y por eso le echamos la culpa de las cosas malas que suceden.

7 Hoy el evangelio nos habla de esto y nos enseña algunas características de cómo debe ser nuestra relación para con Dios. Dice así en el evangelio de san Lucas al principio del capítulo 13:

8 En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús contestó: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.

9 El hecho es que hay muchas cosas que nos disgustan en esta vida. Hay cosas malas que vemos claramente que provienen de la maldad humana: Pilato quizá se excedió; pero la verdad es que hay personas malas, guerrilleros, terroristas…

10 A estas maldades Jesús añade otras maldades de la naturaleza, terremotos, riadas, huracanes, etc. Algo de esto sucedió con aquella torre. El hecho es que hay sufrimientos, donde parece que el hombre no tiene la culpa. Y además los que más sufren son los pobres.

11 ¡Cuánto mejor viviríamos, aun en lo material, si se practicase de verdad el mandamiento del amor! Muchas catástrofes provienen de la mala voluntad del hombre: guerras, drogas, libertinaje, etc.

12 ¿Por qué Dios permite el dolor de los inocentes y el aparente triunfo de los malvados; y el hecho de que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres? Y se siguen preguntando. Y la gente se pregunta: ¿Por qué Dios permite tanto sufrimiento?

13 La gente se pregunta porqué Dios ha permitido que existiera el mal. Automático

14 Porqué hizo al hombre si sabía que se le iba a fallar.

15 Porqué deja a la guerra que destruya en un instante la humanidad,

16 y no arranca el odio sembrando en esta tierra una hermosa paz.

17 Porqué le hace al rico que tenga cada día más,

18 y no mira al pobre que se muere por falta de pan.

19 Pero ¿Quién soy yo para decirle “esto es malo” a Dios?

20 ¿Para decirle que se equivocó? ¡Qué malo soy yo!

21 Pero ¿Quién soy yo para decirle “esto es malo” a Dios?

22 ¿Para decirle que se equivocó? ¡Qué malo soy yo! Hacer CLICK

23 Lo cierto es que Dios hizo todo bien. No es el creador del mal y del sufrimiento. Dios en su infinita bondad pensó hacernos a nosotros para que fuésemos eternamente felices. Y esto sólo puede ser teniendo una relación de amor con Él y con todas las demás criaturas.

24 Pero resulta que para que el amor sea amor, debe ser totalmente libre. Y esa es la mayor grandeza que tiene el ser humano por encima de las demás criaturas: la libertad.

25 Claro, la libertad es un bien, pero es también un riesgo. Es como unos padres que quieren tener un hijo. Esperan que haya una comunicación feliz de amor; pero corren el riesgo de que el hijo les salga rebelde y se levante contra ellos.

26 Con la libertad vamos fraguando nuestro porvenir eterno. Lo terrible es que hay muchas personas a quienes les parece que esta vida es el final y sólo hablan en términos de bien o mal para esta vida, que es tan pasajera y tan pequeña comparada con la eternidad.

27 Sabemos, y lo decimos muchas veces, que para que la vida eterna sea feliz, nos la tenemos que ganar con méritos propios. De otra manera no sería feliz. Por eso tenemos que aprovechar el tiempo de esta vida terrena, que es como una especie de cuaresma preparatoria para la gran Pascua.

28 Existe otro gran problema con esto de la libertad. Suele suceder que, si Dios nos da alegrías y satisfacciones terrenas, no las aprovechamos para acercarnos a Dios, sino que muchas veces suelen ser las calamidades las que nos acercan a Dios, que es lo esencial.

29 Por eso nos es muy difícil juzgar cuál es en realidad lo bueno y lo malo para nosotros, porque tenemos un campo visual muy pequeño, mirando sólo estos pocos años de vida, en comparación con el campo eterno de Dios que mira lo que nos conviene de una manera total.

30 Esto no es para que admitamos el sufrimiento sin más, sino para que aprovechemos lo que tenemos, pues para aquel que ama a Dios todo le sirve (o le debe servir) para amar más a Dios y hacer el bien entre los hermanos.

31 Dios no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y viva. Dios quiere que aprovechemos todas las circunstancias de la vida para reavivar el espíritu, para cambiar.

32 Si no lo aprovechamos, hallaremos una muerte peor que los aplastados por la torre o muertos por Pilato. Ese es un pequeño ejemplo de lo que nos puede pasar en términos de visual amplia de Dios.

33 También hoy se nos invita a que en medio de la actividad tengamos paciencia. En el evangelio, en la 2ª parte, se nos expone un ejemplo del buen uso de la libertad, que está unida con la paciencia y misericordia de Dios. Dice así: Y les dijo esta parábola: "Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde? Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas". (Lc 13, 6-9).

34 La higuera era como un símbolo del pueblo de Dios y puede ser también el símbolo de cada uno de nosotros. Dios viene a buscar frutos un año y otro y a veces no encuentra.

35 Y tiene paciencia. Si fuese un ser humano, como nosotros, lo arrancaría enseguida; pero quiere frutos y espera, tiene paciencia. Espera a ver si vamos cambiando, si nos convertimos.

36 Nosotros debemos imitar la paciencia de Dios, en nuestra trato de unos con otros, como el labrador que debe esperar su tiempo a que llegue el fruto.

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38 Como el labrador espera llegue el grano, debes mantener abiertas tu las manos.

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40 Procura que el tiempo no te haga olvidar que a cada día bástale su afán.

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42 Ten paciencia, hermano.

43 Hacer CLICK

44 Qué grande es la paciencia de Dios con su pueblo, según nos lo describe la Biblia. Y ¡Qué paciencia la de Dios para con nosotros! Porque es infinita su misericordia. Alguna vez actúa de forma extraordinaria y maravillosa. Como el suceso que hoy nos describe la 1ª lectura, esencial en la historia de Israel. Éxodo 3, 1-8a. 13-15

45 En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse. Moisés se dijo: “Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza.” Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: "Moisés, Moisés.“ Respondió él: "Aquí estoy.“ Dijo Dios: "No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado.“ Y añadió: "Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.“ Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios. El Señor le dijo: "He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel.“ Moisés replicó a Dios: "Mira, yo iré a los israelitas y les diré: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros.“ Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?“ Dios dijo a Moisés: "Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: "'Yo-soy' me envía a vosotros".“ Dios añadió: "Esto dirás a los israelitas: "Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Éste es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación".

46 Este es un momento importante en la historia de la salvación de los israelitas, que es al mismo tiempo un ejemplo o anuncio de la salvación de la humanidad.

47 En este año “de la misericordia” es poner de relieve que, aunque Dios desea que nos salvemos usando nuestra libertad, aparece alguna vez de forma grandiosa la misericordia de Dios en la vida de cada uno como en la de cada sociedad.

48 Por eso, como salmo responsorial respuesta a esa gran misericordia de Dios, decimos repetidas veces: “El Señor es compasivo y misericordioso”.

49 El Señor es compasivo Automático

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52 y mi- seri- cor- dio- so.

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58 y miseri- cordioso.

59 El Señor es compa- sivo

60 y misericor- dioso. Hacer CLICK

61 Esta página hermosa de la Biblia nos va describiendo cómo es Dios. 1) Dios es el que VE. Pero no el que ve como un policía, que mira para castigar, si es necesario. Ni es como un espectador divertido. Es el que mira con interés y con amor: “He conocido las angustias de este pueblo”.

62 Dios es el que mira con amor y ha visto las angustias de su pueblo. Dios es el que se deja interpelar por lo que sucede; el que se apasiona y busca soluciones positivas.

63 2) Dios es el que OYE. A veces nos quejamos de que Dios no nos oye. Parece que nuestras oraciones no le llegan, como si estuviera sordo o se durmiera de vez en cuando.

64 Así les decía el profeta Elías a los profetas de Baal: que gritasen más, pues quizá se había ido lejos. Claro, Baal era un ídolo fabricado y no podía oír.

65 Dios sí oye el clamor. Dios escucha hasta el último suspiro, hasta la más íntima y oculta llamada del corazón. Y cuando escucha, se conmueve y determina bajar para librarnos.

66 Muchas veces no se percibe esta bajada amorosa, porque quizá estamos llenos de ideas materialistas y buscamos lo que no nos conviene para nuestro bien total.

67 Es muy difícil comprender el sufrimiento humano con relación a Dios. Pero Dios bajó para hacerse niño por nosotros y murió en la cruz sufriendo con nosotros y por nosotros.

68 Y sigue mostrando su amor con nosotros. Nos llama por el nombre. Para los israelitas el nombre era algo muy personal. Y decir el nombre era signo de amistad. Es como adentrarse en esa persona.

69 Es muy difícil poner un nombre o una figura a Dios que le cuadre perfectamente, porque Dios siempre es más. Hoy aparece como fuego: un fuego que enciende y purifica, pero no destruye.

70 Dios es un fuego que da alegría, un fuego purificador, Dios es una hoguera infinita de amor y quiere que todo arda en ese amor. Por eso el Espíritu Santo en Pentecostés se presentó como fuego.

71 Pero Dios no es un ser independiente de nosotros, sino que vive en nuestra propia entraña y en los montes y los ríos y en todo el universo. Hoy, al requerimiento de Moisés, Dios le dice el nombre con el que desea ser nombrado: “Yo soy”.

72 Terminamos hoy acentuando, para que se meta en nuestro corazón, este nombre de Dios “Yo soy”, que indica el ser que está por encima de todo lo creado.

73 Pero también indica que está tan dentro de nosotros que, aunque en esta vida no lo podamos llegar a entender, Dios quiere que lleguemos lo más posiblemente a participar de su esencia, que es misericordia hacia la humanidad.

74 Automático

75 se llama a sí mismo mi Señor.

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77 se llama a sí mismo mi Señor.

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79 Yo Soy y quiere que sea con él,

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81 Mi Dios, mi Señor,

82 no entiendo tus cosas ni aun con fe.

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84 no entiendo tus cosas ni aun con fe.

85 Seré de ti,

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87 si asumo en mi alma tu mismo ser.

88 A M É N


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