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Ciclo C Domingo IV de Cuaresma

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Presentación del tema: "Ciclo C Domingo IV de Cuaresma"— Transcripción de la presentación:

1

2 Ciclo C Domingo IV de Cuaresma
«Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo»

3 Santos del Día • San Attalo. Italia ( †626 ) Abad
• San Droctoveo. Francia ( †580 ) Abad • Beato Elías del Socorro Nieves del Castillo. México (1882 †1928) Mártir, Agustino • San Macario de Jerusalén. Israel ( †325 ) Obispo • Beata María Eugenia Milleret de Brou. Francia ( †1898 ) Fundadora • San Víctor. Mártir • San Juan de Mata. Francia ( 1160 † 1213 ) Fundador de los Trinitarios

4 Fundador de los Trinitarios
San Juan de Mata Fundador de los Trinitarios 1160 † 1213 Nació en Francia. Durante sus primeros años se dedicó a sus estudios, y al deporte. Pero lo que más le agradaba era la oración y dedicarse a ayudar a los pobres. Frecuentemente se retiraba a una ermita alejada del pueblo y allí pasaba varios días meditando. Su padre lo envió a París y allá obtuvo el doctorado y luego fue ordenado sacerdote. En aquella época los mahometanos llegaban a las costas españolas y francesas y se llevaban prisioneros a todos los que encontraban y estos corrían el grave peligro de renegar de su fe para no sufrir. Por eso San Juan de Mata se propuso rescatarlos pagando grandes sumas de dinero, que junto con los Padres Trinitarios conseguían recorriendo las ciudades con la ayuda de la gente. Ruega por nosotros Los últimos años los pasó en Roma dedicado a la predicación y a conseguir ayuda para los pobres y murió santamente. Este santo se preocupó siempre de ocultar los hechos más admirables de su vida porque amaba permanecer oculto y el no ser conocido.

5 En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Ven Espíritu Santo, revísteme de humildad para recibir dignamente la Palabra de Dios, y hazme dócil a sus divinas enseñanzas. Ven y concédeme los dones necesarios para que se cumpla en mí Su voluntad.

6 Primera Lectura - Josué 5, 9a. 10-12
9 Entonces el Señor dijo a Josué: «Hoy he quitado de encima de ustedes el oprobio de Egipto». Y aquel lugar se llamó Guilgal hasta el día de hoy. 10 Los israelitas acamparon en Guilgal, y el catorce del mes, por la tarde, celebraron la Pascua en la llanura de Jericó. 11 Al día siguiente de la Pascua, comieron de los productos del país –pan sin levadura y granos tostados– ese mismo día. 12 El maná dejó de caer al día siguiente, cuando comieron los productos del país. Ya no hubo más maná para los israelitas, y aquel año comieron los frutos de la tierra de Canaán. Palabra de Dios Te alabamos Señor

7 si no fuera el resultado teológico del pacto efectuado en el Sinaí.
«El pueblo de Dios celebra la Pascua, después de entrar en la tierra prometida» El libro de Josué es la continuación literaria y teológica de los libros del Pentateuco. La conquista de la tierra prometida, que nos relata Josué, no tendría mayor importancia, si no fuera el resultado teológico del pacto efectuado en el Sinaí. La obra de la liberación había comenzado en Egipto. La travesía del desierto había continuado la hazaña. Durante una generación había caminado errante todo un pueblo por un país de colinas desiertas en busca de una patria estable y firme.

8 Moisés veía acabada su misión.
Largos años y largas pruebas. Dios le había hecho sentir su mano pesada y acariciante. Su amor a él lo había librado del hambre y de la sed, los había librado de la muerte. Su santidad, no obstante, no había dejado impunes sus repetidas rebeldías. Por fin, tras mil peripecias y vicisitudes, había llegado el pueblo a las puertas de la tierra prometida. La peregrinación, larga y penosa, había terminado. Moisés veía acabada su misión.

9 y la riqueza de la tierra que Dios les había prometido en herencia.
Desde la cumbre del monte Nebo, había contemplado el Caudillo de Israel la extensión y la riqueza de la tierra que Dios les había prometido en herencia. Moisés entrega a Josué la vara de mando y desde ahora el caudillo de Israel. Él realizará la conquista. El pueblo sigue a Josué, Dios está con él, como estuvo en su tiempo con Moisés. El paso del Jordán lo ha demostrado. Con Dios a la cabeza no hay nada que temer.

10 Las ciudades de Canaán caerán una tras otra bajo la espada de Josué
Las ciudades de Canaán caerán una tras otra bajo la espada de Josué. Va a comenzar la conquista. Pero antes de desenvainar la espada, conviene asegurarse la asistencia divina. Josué ordena la circuncisión de los nacidos en el desierto. A continuación, la celebración de la Pascua que les recuerda el pasado y les abre el futuro... van a dejar de ser peregrinos. A la conquista precede un acto religioso que los consagra a Dios.

11 Salmo 34 (33) 2-7 2 Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios. 3 Mi alma se gloría en el Señor; que lo oigan los humildes y se alegren. 4 Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos. 5 Busqué al Señor: él me respondió y me libró de todos mis temores. 6 Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. 7 Este pobre hombre invocó al Señor: él lo escuchó y los salvó de sus angustias.

12 «Gustad y ved qué bueno es el Señor.»
Es fundamentalmente un salmo de acción de gracias: El Señor me libró de todas mis ansias. De esta experiencia personal surge espontánea la alabanza: Su alabanza está siempre en mi boca. La alabanza se ensancha hasta hacerse comunitaria: Ensalcemos juntos su nombre.

13 La comunidad interpreta como propio el beneficio de uno de sus miembros y eleva a máxima universal la experiencia del individuo: Si el afligido invoca al Señor, él lo escuchará. El fiel no gime solo, no pide solo, ni goza solo del beneficio del Señor, ni siquiera resuena aislada su alabanza. La comunidad, de la que forma parte, lo acompaña en todos sus actos; con él gime, con él da gracias por el beneficio recibido, con él alaba al Señor de los ejércitos.

14 La acción del individuo cobra amplitud y profundidad.
La misma experiencia se hace comunitaria. Por eso, la invitación: Gustad y ved qué bueno es el Señor, va dirigida a todos. La comunidad -la Iglesia- viva a través de los siglos, lo proclama y lo garantiza. A nosotros va dirigida en forma de enseñanza la experiencia de muchos.

15 Segunda Lectura - II Corintios 5, 17-21
17 El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente. 18 Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con él por intermedio de Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación. 19 Porque es Dios el que estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los hombres, y confiándonos la palabra de la reconciliación. 20 Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: Déjense reconciliar con Dios. 21 A aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por él. Palabra de Dios Te alabamos Señor

16 «Dios, por medio de Cristo, nos reconcilió consigo»
Alguien ha pasado por Corinto, que ha sembrado el desconcierto entre los fieles de aquella comunidad. Aquel movimiento en contra de su persona ponía en grave peligro la fe, el orden y la buena armonía de los corintios. Pablo escribe defendiendo su apostolado que no obedece a voluntad humana, sino al mandato de Dios. El amor de Cristo es el único móvil de sus acciones.

17 Cristo murió por todos, para que todos vivan
Cristo murió por todos, para que todos vivan. La muerte y la resurrección de Cristo exigen una nueva forma de pensar y de actuar, según Cristo. Esa es la vocación del cristiano que por medio del bautismo: morimos en Cristo para resucitar en Él y así tener una vida nueva en Cristo. Por tanto (v. 17) el que está en Cristo es una nueva creación.

18 Lectura del Santo Evangelio - Lucas 15, 1-3. 11-32
1 Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. 2 Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos». 3 Jesús les dijo entonces esta parábola: 11 Jesús dijo también: «Un hombre tenía dos hijos. 12 El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes. 13 Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. 14 Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. 15 Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. 16 El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.

19 y yo estoy aquí muriéndome de hambre!".
17 Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!". 18 Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; 19 ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros". 20 Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. 21 El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo". 22 Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. 23 Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, 24 porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta. 25 El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza.

20 26 Y llamando a uno de los sirvientes,
le preguntó que significaba eso. 27 El le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero y engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo". 28 El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, 29 pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. 30 ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!". 31 Pero el padre le dijo: 32 "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado”.

21 Palabra de Dios Gloria a Ti, Señor Jesús

22 «Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido»
Solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle y los fariseos y los escribas murmuraban contra ellos. Los escribas y fariseos formaban un cuerpo, que procuraban observar la pureza legal y mantenerse separados de los “impuros”, como eran los publicanos y pecadores que se acercaban a Jesús. En la parábola del hijo pródigo el hijo mayor representa a los fariseos y escribas, mientras que el hijo rebelde representa a los publicanos y pecadores. El padre es Dios.

23 sin que nadie le diga cómo tiene que vivirla.
El hijo menor quiere independizarse, ser “libre”, vivir su vida a su manera, sin que nadie le diga cómo tiene que vivirla. El padre respeta su opción y obedece a sus demandas, dándole aún en vida la parte de la herencia que le corresponde y dejándolo partir. Este hijo, en tierra extraña, derrocha toda su fortuna viviendo como un libertino. Le va “bien” mientras le duran sus bienes...

24 A la experiencia de abandono y soledad se añade la del hambre,
Pero cuando se le acaba la herencia, todos lo abandonan y lo dejan solo. A la experiencia de abandono y soledad se añade la del hambre, que le lleva no sólo a asumir un trabajo que para los judíos era el más degradante de todos, sino incluso a querer alimentarse de la misma comida que le daba a los cerdos. El cerdo en la época de Jesús era —y aún lo es hoy en día para lo judíos ortodoxos— el animal “impuro” por antonomasia. Por ello enseñaban los fariseos y escribas que no había que tocarlos y menos aún comer su carne. Y era considerado tan impuro que para ellos un porquero valía menos que un puerco.

25 Es como si el Señor dijera: miren a qué punto
se deshumaniza todo aquel que arrebatado por un ilusorio ideal de libertad reniega de su condición de hijo de Dios, reniega de su identidad más profunda de ser criatura de Dios, reniega de sí mismo. Es lo que el Papa Juan Pablo II decía: «Puesto que con el pecado el hombre se niega a someterse a Dios, también su equilibrio interior se rompe y se desatan dentro de sí contradicciones y conflictos. Desgarrado de esta forma el hombre provoca casi inevitablemente una ruptura en sus relaciones con los otros hombres y con el mundo creado. Es un hecho objetivo que pueden comprobarse en tantos momentos de la psicología humana y de la vida espiritual, así como en la realidad de la vida social, en la que fácilmente pueden observarse repercusiones y señales del desorden interior» (Reconciliatio et paenitentia, 15). El camino de retorno se inicia con un acto de humildad “entrando en sí mismo”, recapacitando y volviendo en sí para buscar al padre para pedirle perdón

26 y lo admite nuevamente a la comunión mandando hacer fiesta.
Dios no trata al pecador como merecen sus culpas y rebeldías. El padre nunca ha dejado de amar al hijo por eso al verlo a lo lejos sale corriendo a su encuentro, lo abraza, lo besa, manda que lo revistan nuevamente con trajes que van de acuerdo a su dignidad de hijo y lo admite nuevamente a la comunión mandando hacer fiesta. El Señor Jesús proclama que en Él la misericordia del Padre sale al encuentro de la miseria humana, proclamándose así el triunfo del Amor sobre el pecado y la muerte. Ésta es la razón de por qué el Señor Jesús no rechaza a publicanos y pecadores, para Dios también esos hombres “impuros” son sus hijos y lo que más anhela es recobrarlos.

27 Gracias Señor por tu Palabra purificadora,
que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella. Señor, recíbenos a nosotros, pecadores, que no te merecemos pero tu misericordia es más grande que nuestras faltas cuando nos arrepentimos de corazón.

28 del refugio de pecadores Dios todopoderoso y eterno,
Nuestra Señora del refugio de pecadores Dios todopoderoso y eterno, que has constituido a la Santísima Virgen María como refugio y auxilio de los pecadores, concédenos que, favorecidos con su protección, nos veamos libres de todas las culpas y alcancemos de tu misericordia la eterna felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo. Amén

29 Si deseas recibir el Evangelio del Domingo
Siembra Sagrada Si deseas recibir el Evangelio del Domingo envía un correo a: Con el título: “Suscripción a Siembra Sagrada” Para cancelar esta suscripción sigue las mismas instrucciones: Los archivos del mes los puedes descargar en: Servicio Gratuito con Fines Educativos


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