La descarga está en progreso. Por favor, espere

La descarga está en progreso. Por favor, espere

“ Entonces dijo Dios: He aqu í que os doy toda planta que da semilla, que existe sobre la faz de la Tierra y todos los á rboles portadores de frutos que.

Presentaciones similares


Presentación del tema: "“ Entonces dijo Dios: He aqu í que os doy toda planta que da semilla, que existe sobre la faz de la Tierra y todos los á rboles portadores de frutos que."— Transcripción de la presentación:

1 “ Entonces dijo Dios: He aqu í que os doy toda planta que da semilla, que existe sobre la faz de la Tierra y todos los á rboles portadores de frutos que dan semillas. Estos deben serviros de alimento. Y a todos los animales del campo, a todas las aves del cielo y a todo cuanto se mueve sobre la tierra y que posee aliento vital, les doy toda hierba verde como alimento. Y as í sucedi ó. Entonces vi ó Dios todo cuanto hab í a hecho: Y he aqu í que estaba muy bien “. G é nesis 1,29-31

2 AUSPICIA www.gftaognosticaespiritual.org V.M. KELIUM ZEUS INDUSEUS V.M. SAMAEL JOHAV BATHOR WEOR

3 Aunque en la Biblia oficial fueran silenciadas muchas cosas, la verdad sale a la luz. DE MANERA QUE YA NO NOS EST Á PERMITIDO COMER M Á S CARNE ”. Palabras de los profetas en contra de los sacrificios de animales y del comer carne

4 “ Sus sacrificios de animales y el consumo de la carne me son abominables y el Se ñ or no se complace en ello, sino que se acordar á de su iniquidad y los castigar á por sus pecados “. Oseas 8, 13 “ Quien inmola a un toro es como quien mata a un hombre; quien sacrifica a una oveja es como si estrangula a un perro; quien presenta v í ctimas para alimento es como el que ofrece sangre de cerdo; quien quema incienso es como si ensalza a un í dolo. Estas cosas eligen en sus caminos y sus almas se complacen en sus abominaciones ”. Isa í as 66,3 “ Yo aborrezco y rechazo con desprecio vuestras fiestas y no me complace el olor de vuestras asambleas. Y tanto si me ofrec é is holocaustos como oblaciones, no gustar é de ellos; tampoco me complace ver vuestros sacrificios de agradecimiento m á s exquisitos. ¡ Aparta de m í el griter í o de tus cantares, pues no me gusta o í r la m ú sica de tu lira! Pero que se manifieste la Justicia discurriendo como el agua y la rectitud como una corriente poderosa “. Am ó s 5, 21-24 “¿ Qu é me importa el incienso de los reinos á rabes y la ca ñ a arom á tica procedente de tierras lejanas? Vuestros holocaustos no me son aceptos y vuestros sacrificios no me agradan “. Jerem í as 6,20

5 “¿ De qu é me sirve la multitud de vuestros sacrificios? “ Dice JEHOVA. “ Estoy harto de holocaustos de carneros y de grasa de cebones, y no me complazco en la sangre de novillos, corderos y machos cabr í os. Cuando ven í s a mostraros ante m í, ¿ qui é n reclama esto de vuestras manos? “ Isa í as 1, 11 – 12 y s. “¿ Con qu é me reconciliar é con JEHOVA y me inclinar é ante el Dios de las alturas? ¿ Me reconciliar é acaso con holocaustos y terneros a ñ ales? ¿ Acaso se complacer á JEHOVA en miles de carneros, en miriadas de r í os de aceite? ¿ O he de entregarle a mi hijo primog é nito, el fruto de mis entra ñ as, por mi prevaricaci ó n, por el pecado de mi alma? Dicho est á, oh hombre, lo que es bueno y lo que el Se ñ or reclama de ti no es otra cosa sino mantener la palabra de Dios (que no es id é ntica a la palabra de la Biblia), ejercitarte en amar y ser humilde ante tu Dios “. Miqueas 6, 6 – 8 “ Y cuando me extend é is vuestras manos, aparto mis ojos de vosotros; y aunque multipliqu é is las plegarias, no os escucho, pues vuestras manos est á n llenas de sangre. Lavaos, purificaos, apartad vuestra maldad de delante de mis ojos, cesad de obrar mal, aprended a obrar bien, aspirad a la Justicia y ayudad a los oprimidos ”. Isa í as 1, 15 – 17 “ Pues deseo amor y no sacrificios y el conocimiento de Dios y no holocaustos “. Oseas 6, 6

6 “ Pues Yo no habl é a vuestros padres ni les d í orden alguna el d í a que los saqu é de Egipto sobre holocaustos ni otros sacrificios “. Jerem í as 7, 22 “ Si tuviera hambre no te lo dir í a, pues m í o es el Orbe de la Tierra y todo lo que hay en ella. ¿ Piensas que quiero comer carne de toro o beber sangre de chivos? “ Salmo 50, 13 – 14 “ No te juntes con los tomadores de vino, ni con quienes se deleitan en el consumo de la carne “. Proverbios 23, 20 Jes ú s de Nazaret habl ó en contra de los sacrificios de animales “ He venido para abolir los sacrificios, y si no ces á is de sacrificar, la ira de Dios (la ley de causa y efecto) tampoco os dejar á“. Palabras de Jes ú s, cit. por Epifanio, Panarion 3,16 “ Yo quiero misericordia y no sacrificios “. N.T. Mateo 9, 13

7 “¿ Es que no est á escrito: Mi casa ha de ser llamada casa de oraci ó n para todos los pueblos? ¡ Mas vosotros hab é is hecho de ella una cueva de ladrones! ” Jes ú s en Mateo 11, 17 Los ap ó stoles eran vegetarianos Para saber lo que Jes ú s ense ñó sobre el tema del amor a los animales y a la alimentaci ó n sin carne, es de provecho saber c ó mo lo cumplieron sus ap ó stoles y disc í pulos. Algunos textos antiguos, que de forma significativa no fueron acogidos en el canon de la Biblia, nos dicen lo siguiente al respecto: Pedro “ Yo vivo de pan y olivas, a las que s ó lo en ocasiones a ñ ado alguna verdura ”. Homil í as clementinas XII, 6 ; rec. VII, 6 Pablo “ Jes ú s me orden ó que no comiera ninguna carne ni bebiera ning ú n vino, sino s ó lo pan, agua y frutos, para que me halle puro cuando quiera hablar conmigo “. Toledoth Jeschu, Edici ó n Krauss, Berl í n 1902, p á g. 113, Palabras de Pablo

8 Mateo “ Mateo viv í a de granos, frutos de á rboles y verduras, sin carne ”. Clemente de Alejandr í a, Paidagogus II, 1, 16 Juan “ Juan no comi ó nunca carne ”. Hegesipo, historiador de la Iglesia, seg ú n Eusebio. Historia de la Iglesia II, 3 Santiago “ Santiago, el hermano del Se ñ or, viv í a de semillas y plantas, y no prob ó ni la carne ni el vino ”. Ep í stolas a Fausto XXII, 3 Tambi é n los Padres de la Iglesia advirtieron sobre el consumo de la carne Los Padres de la Iglesia o redactores de la Iglesia conoc í an todav í a las fuentes y los manuscritos m á s antiguos y citaban de ellos. Muchos de ellos hab í an vivido ya entonces de forma vegetariana/vegana y se hab í an abstenido del alcohol, o bien recomendaron este tipo de vida. De ello podemos recibir informaciones sobre la alimentaci ó n de los primeros cristianos.

9 Juan Cris ó stomo acerca de un grupo de cristianos ejemplares 354-407 “ Entre ellos no hay ning ú n derramamiento de sangre; ning ú n animal es matado ni troceado; entre ellos no se huele el espantoso olor de la comida de carne..., no se oye ning ú n alboroto ni ruido tumultuoso. Comen s ó lo pan, que se ganan con su trabajo, y agua, que les ofrece una fuente pura. Si desean una comida m á s abundante, se complacen con frutos, y en ellos encuentran un placer m á s grande que ante la mesa de un rey ”. Homil í a 69 Clemente de Alejandr í a “¿ No existe, pues, en el marco de una sencillez moderada una diversidad de comidas sanas: verduras, ra í ces, olivas, hortalizas, leche, queso, frutas y toda clase de alimentos secos? Entre los alimentos son preferibles aquellos que pueden consumirse directamente sin necesidad de cocerlos, pues en todo momento se nos ofrecen listos para ser comidos y son los m á s sencillos. Por este motivo el ap ó stol Mateo viv í a de semillas, frutos de piel dura y verdura, sin carne. Y Juan, que guardaba la temperancia en grado supremo, com í a brotes de hojas y miel silvestre. Pero los sacrificios sangrientos, as í lo creo, fueron descubiertos s ó lo por los hombres que buscaban un pretexto para comer carne, que tambi é n hubieran podido tener sin este tipo de idolatr í a “. Clemente de Alejandr í a, Paidagogus II

10 Quinto S é ptimo Tertuliano ( aprox. 160-221) Tertuliano defendi ó a menudo a los cristianos cuando eran acusados de practicar sacrificios humanos. “¿ C ó mo debo calificar vuestra creencia de que codiciemos la sangre humana, cuando sab é is que aborrecemos la sangre animal? “ Apol. Cap. 9; Cit. S. Robert Springer, p á g.292 Gregorio de Nicea Padre de la Iglesia de Capadocia “ La siembra del buen padre es sin embargo el buen trigo, del cual hornea el pan... La glotoner í a de las comidas de carne es una injusticia infamante y deseo que aspir é is sobre todo a ofrecer a vuestra alma un alimento de duraci ó n eterna ”. Robert Springer, Enkarpa, 1884 Jer ó nimo “ Ser í a mejor que no comieras ninguna carne ni bebieras ning ú n vino. Pues el uso del vino comenz ó con el comer carne, despu é s del diluvio universal “. “ Comidas inofensivas son comidas que son obtenidas sin el derramamiento de sangre ”. „ El placer por la carne, por beber vino y saturar el est ó mago son los semilleros de la conscupiscencia “. Jer ó nimo, Adversus Jovinanum 1, 30

11 Aurelio Agustino (354-430) Padre de la Iglesia y el instructor de la Iglesia m á s grande de la antig ü edad, viv í a tambi é n s ó lo de alimentos vegetales. El atribu í a al consumo de la carne las pasiones funestas de los hombres. En una de sus obras cita a Pablo (Rom. 14, 21), donde este aconseja no comer ninguna carne ni beber ning ú n vino. Sobre la verdadera religi ó n II, 161, 168 Basilio el Grande (354-430) “ El cuerpo que se carga de comidas de carne, es atacado por las enfermedades; un modo de vida moderado lo hace m á s sano y m á s fuerte y le corta la ra í z al mal. Los olores de las comidas de carne ensombrecen la luz del esp í ritu. Dificilmente puede amarse la virtud si uno se alegra con los platos y banquetes de carne ”. Basilio el grande, Enkarpa, 1884 “ La carne es un alimento contrario a la natualeza, que pertenece a un mundo pasado ”. Homil í as clementinas III, 45 “ Los cristianos se absten í an de todo alimento animal “. Plinio en una carta a Trajano, Ep. Lib.X.96

12 E n el para í so terrenal no hab í a ning ú n vino, no se sacrificaba a ning ú n animal, no se com í a ninguna carne ”. Tanto tiempo como se viva moderadamente, crecer á la dicha de la casa, los animales se encontrar á n en seguridad, no se derramar á ninguna gota de sangre ni se matar á a ning ú n animal. El cuchillo del cocinero no se utilizar á, la mesa estar á cubierta de los frutos que la naturaleza regala y uno se contentar á con ello ”. De las ep í stolas de Basilio el Grande (329-379) cit. seg ú n Karl Anders Skriver, Die vergessenen Anf ä nge der Sch ö pfung und des Christentums (Los comienzos olvidados de la Creaci ó n y del cristianismo), p á g.123

13 Los pecados de los hombres fueron los que hicieron "peligrosos" a los animales Los animales salvajes reciben su nombre por su naturaleza salvaje, no porque fueran creados peligrosos desde el principio..., sino que los pecados de los hombres los hicieron peligrosos. Pues al apartarse el hombre del camino, tambi é n aquellos le siguieron... Si el hombre se alza ahora de nuevo a una existencia correspondiente a su naturaleza y no obra m á s maldades, tambi é n aquellos volver á n de nuevo a su ser manso original. Te ó filo de Antioqu í a, segunda mitad del siglo II Las criaturas esperan a que los hombres se muestren como hijos de Dios ” Sabemos que tambi é n toda la creaci ó n gime y sufre hasta el momento presente. Las criaturas esperan ansiosas a que los hombres se muestren como hijos de Dios. Pues tambi é n la creaci ó n debe ser liberada, de la esclavitud del c í rculo de lo ef í mero a la libertad originaria de los hijos de Dios “. Pablo, en Rom. 8, 22. 19. 21

14 El final del cristianismo interno El emperador Constantino I El emperador Constantino I (285-337) favoreci ó a la Iglesia cristiana, le dio libertad de religi ó n y el a ñ o 334 convirti ó de hecho esta ense ñ anza en religi ó n estatal. A cambio la Iglesia le convirti ó en santo. Constantino, no obstante, no se diferenci ó en nada de sus antecesores respecto a las ansias de poder, despotismo y crueldad. Llev ó a cabo muchas guerras. Los cristianos originarios que quer í an permanecer fieles a sus ideales pacifistas, fueron obligados bajo amenaza de tortura a ir a la guerra a favor del emperador. Se dice que a quien no quer í a comer carne, el emperador le hac í a embutir plomo l í quido en la garganta. El cristianismo de los or í genes fue con ello practicamente disuelto. “ Los cristianos fueron entonces obligados oficialmente a prestar servicio militar, comer animales y beber alcohol “. Su concepci ó n del cristianismo se la impuso a la Iglesia en el Concilio de Nicea (325). Ahora hab í an de ser adaptados los evangelios al esp í ritu de la é poca. Para ello se instituyeron los llamados “ correctores ”. Las falsificaciones conscientes se realizaron sobre todo despu é s del concilio de Nicea. Cu á nto fue cambiado tambi é n por Pablo, no se sabe con exactitud, y s ó lo puede ser sospechado a tenor de algunas citas que nos han sido transmitidas.

15 La Edad Media En la Edad Media continu ó la persecuci ó n de los cristianos que viv í an de forma vegetariana/vegana. La Iglesia persigui ó a lo largo de todos los siglos a los cristianos originarios que se alimentaban vegetarianamente y no se complac í an con la pompa de una Iglesia estatal pagana. La mayor í a de ellos fueron desacreditados, calumniados, perseguidos y asesinados por ser herejes y sectarios. El Padre de la Iglesia Tom á s de Aquino sent ó los principios filos ó ficos para la persecuci ó n en la Edad Media. Seg ú n su ense ñ anza, los animales no tiene alma, las mujeres por lo dem á s tampoco. Los cristianos libres “ que en el tiempo de la Inquisici ó n se negaban a matar animales, eran obligados bien a matar a un animal p ú blicamente o eran colgados como herejes. En el a ñ o 1051 fueron sentenciados a muerte muchos de los denominados herejes porque renun ­ ciaron a matar gallinas y com é rselas ”.* ” En la Edad Media hubo muchos grupos que quer í an regresar a una vida cristiano-originaria “. Por ejemplo los bogumilos o los c á taros/albigenses. Estos viv í an de manera vegetariana/vegana. Se compromet í an a ” no matar a ning ú n animal, no comer ninguna carne y a vivir s ó lo de frutos “ (Walter Nigg). Todos ellos fueron exterminados de manera cruel por la Iglesia. Muchas personas llevan todav í a hoy grabados profundamente en el subconsciente aquellos prejuicios eclesi á sticos, aunque crean que piensan de forma progresista; basta con que oigan la palabra ” secta “ para despertar en ellas antiguos prejuicios, a pesar de no haber ning ú n motivo para ello. *Carsten Strelow, Vegetarismo/Veganismo como partes fundamentales de la cristiandad, p á g.55

16 En la actualidad “ El cristianismo de Iglesia actual, especialmente el cat ó lico, no tiene practicamente nada del cristianismo originario aut é ntico, el nazarenismo, y con ello tampoco nada que ver con la verdadera ense ñ anza de Jes ú s, sino que m á s bien es en primera l í nea una ense ñ anza autofabricada que est á basada casi exclusivamente en el ejercicio del poder y en conservarlo. Tan s ó lo con la Inquisici ó n, la quema de brujas, las cruzadas, el odio a los jud í os y a las mujeres, as í como la cooperaci ó n con los nacionalsocialistas en el denominado Tercer Reich, la historia de la Iglesia cat ó lica est á te ñ ida de un rojo sangriento. Mares enteros podr í an llenarse con esta sangre. Los d í as festivos m á s importantes de la Iglesia – navidad y pascua de resurrecci ó n – son tambi é n las fiestas de matanza de animales m á s grandes del a ñ o ”. Carsten Strelow, Vegetarismo/Veganismo como partes fundamentales de la cristiandad, P á g. 58

17 “ En verdad os digo que para ello he venido al mundo, para abolir todos los sacrificios de sangre y el comer la carne de los animales y p á jaros sacrificados por los hombres “ El Evangelio de Jes ú s, Cap. 75,9 Rottweil 1986

18 El Evangelio de la vida perfecta En la escritura ap ó crifa “ El evangelio de la vida perfecta “ puede leerse tambi é n cu á nto despreciaban la ense ñ anza del Nazareno los detractores de los animales en la Antig ü edad y en la Edad Media. En el pr ó logo de la primera edici ó n inglesa (1902) del “ Evangelio de la vida perfecta “ (tambi é n llamado “ Evangelio de los Doce “ o “ Evangelio de Jes ú s “ ) escribe G.J.R. Ousseley: “ Este evangelio de inspiraci ó n cr í stica es uno de los documentos de los primeros cristianos m á s antiguo y completo, y est á conservado en un monasterio budista del Tibet, donde fue escondido por unos miembros de la comunidad de los Eseos para preservarlo de las manos de los falsificadores “. En las p á ginas siguientes hemos elegido algunos cap í tulos sobre el tema “ El amor de Jes ú s a los animales “. El Evangelio de la vida perfecta, Editorial Humata, Bad Homburg El Evangelio de Jes ú s, Editorial “ La Palabra “ (Das Wort), Rottweit 1968

19 ¡ Ay de los cazadores! 6. Mientras Jes ú s caminaba con algunos disc í pulos, se encontr ó con un hombre que adiestraba perros para la caza de otros animales. Y dijo al hombre: “¿ Por qu é haces esto? “ Y el hombre contest ó : “ porque vivo de ello; pues, ¿ qu é utilidad tienen estos animales? Estos animales son d é biles, en cam ­ bio los perros son fuertes “. Y Jes ú s le dijo: “ te falta sabidur í a y amor. He aqu í que cada criatura que Dios ha creado tiene su sentido y finalidad. Y ¿ qui é n puede decir que hay de bueno en ellas y qu é utilidad tienen para ti o para la humanidad? “ 7. “ Y para tu sustento: ¡ contempla los campos, c ó mo crecen y son f é rtiles, y los á rboles que dan fruto y las hierbas! ¿ Qu é m á s quieres que lo que te da el honesto trabajo de tus manos? ¡ Ay de los fuertes que hagan mal uso de su fuerza! ¡ Ay del astuto que da ñ e a las criaturas de Dios! ¡ Ay de los cazadores!, pues ellos mismos ser á n cazados “. 8. Y el hombre qued ó muy admirado y abandon ó el adiestramiento de los perros para la caza y les ense ñó a salvar la vida, mas no a destruirla. Y acept ó las ense ñ anzas de Jes ú s y se convirti ó en disc í pulo Suyo. (Cap. 14)

20 Jes ú s libera a los animales 1. Aconteci ó un d í a, al terminar Jes ú s Su predicaci ó n, que en un lugar cerca de Tiber í ades, donde hay siete fuentes, un joven trajo conejos vivos y palomas, para que É l los comiera con Sus disc í pulos. 2. Y Jes ú s mir ó al joven con amor y le dijo: “ tienes buen coraz ó n y Dios te iluminar á, pero, ¿ no sabes que Dios en el principio dio al hombre para alimento los frutos de la tierra y no por eso lo cre ó inferior al mono o al buey, al caballo o a la oveja, para que matara a las dem á s criaturas y consumiera su carne y su sangre? “ 3. “ Vosotros cr é is que Mois é s orden ó justificadamente que tales criaturas fuesen sacrificadas y comidas, y as í hac é is en el templo; pero ved que hay aqu í – y viene – alguien m á s grande que Mois é s, para terminar con los sacrificios de sangre de la Ley y los festines y para restaurar la ofrenda pura y el sacrificio incruento, como era al principio, es decir, los granos y los frutos de la tierra “. 5. “ Poned, pues en libertad a estas criaturas, para que se alegren en Dios y no traigan culpa a los hombres “. El joven las liber ó y Jes ú s rompi ó sus jaulas y sus cuerdas. 6. Sin embargo, he aqu í que tem í an ser cautivadas de nuevo y no quer í an irse de su lado; pero El les habl ó y les dijo que se fueran, y obedeciendo Sus palabras se marcharon llenas de alegr í a “. (Cap. 28)

21 Liberaci ó n de los p á jaros 7. Y un d í a el Ni ñ o Jes ú s fue a un lugar donde estaba colocada una trampa para p á jaros, y algunos muchachos se encontraban all í. Y Jes ú s les dijo: “¿ qui é nes han puesto aqu í esta red a las inocentes criaturas de Dios? He aqu í que ellos ser á n de igual modo atrapados en una red “. Y vio doce gorriones, que estaban como muertos. 8. Y movi ó Sus manos sobre ellos y les dijo: “ id y volad y, mientras viv á is, acordaos de M í“. Se levantaron y alzaron el vuelo ruidosamente. Los jud í os que vieron esto, quedaron maravillados y lo contaron a los sacerdotes. (Cap. 6)

22 Jes ú s sana a un caballo 1. Aconteci ó que el Se ñ or sali ó de la ciudad, e iba por la monta ñ a con Sus disc í pulos. Y llegaron a un monte de caminos muy escarpados. All í encontraron a un hombre con un animal de carga. 2. El caballo se hab í a desplomado a causa de la sobrecarga, y el hombre lo golpeaba hasta hacerle sangrar. Y Jes ú s se le acerc ó y le dijo: “ t ú, hijo de la crueldad, ¿ por qu é golpeas a tu animal? ¿ No ves acaso que es demasiado d é bil para su carga, y no sabes que sufre? “ 3. Pero el hombre respondi ó : “¿ qu é tienes que ver T ú con esto? Puedo golpear a mi animal cuanto me plazca; pues me pertenece y lo compr é por una buena suma de dinero. Pregunta a los que est á n contigo, pues son de mi vecindario y lo saben “. 4. Y algunos de los disc í pulos respondieron diciendo: “ s í, Se ñ or, es tal como dice; est á bamos presentes mientras compraba el caballo “. Y el Se ñ or respondi ó : “¿ no veis acaso c ó mo sangra y no o í s c ó mo gime y se lamenta? “, pero ellos respondieron diciendo: “¡ no, Se ñ or, no o í mos que gima y se lamente! “ 10. Y el Se ñ or se entristeci ó y dijo: “¡ ay de vosotros, que por la insensibilidad de vuestro coraz ó n no o í s c ó mo se lamenta y clama piedad al Creador celestial, y tres veces ay de aquel contra el que clama y se lamenta en su tortura! “ 11. Se acerc ó y toc ó al caballo, y el animal se levant ó, y sus heridas estaban curadas. Dijo al hombre: “ prosigue ahora tu camino y en adelante no lo golpees m á s, si es que tambi é n esperas hallar piedad “. 12. Y viendo a la muchedumbre que ven í a hacia El, dijo Jes ú s a Sus disc í pulos: “ por los enfermos estoy enfermo, por los hambrientos sufro hambre, por los sedientos sufro sed “. 13. Y dijo tambi é n: “ he venido para terminar con los sacrificios y las fiestas de sangre. Si no ces á is de sacrificar y comer carne y sangre de animales, la ira de Dios no cesar á de venir sobre vosotros, tal como en el desierto vino sobre vuestros padres, los cuales, á vidos del disfrute de la carne, se llenaron de podredumbre y fueron destrozados por plagas “. (Cap. 21)

23 Jes ú s ayuda a un camello 12. Iba Jes ú s hacia Jerusal é n y se encontr ó con un camello, pesadamente cargado con madera. El camello no la pod í a arrastrar monte arriba, y el camellero le golpeaba y maltrataba cruelmente, pero no pod í a hacer avanzar al animal. 13. Y vi é ndolo Jes ú s, le dijo: “¿ por qu é pegas a tu hermano? “ El hombre replic ó. „ no sab í a que fuera mi hermano. ¿ No es un animal de carga, hecho para servirme? “ 14. Y Jes ú s dijo: “¿ no ha creado el mismo Dios de igual sustancia a este animal y a tus hijos que te sirven?, y ¿ no ten é is vosotros el mismo aliento de vida que todos hab é is recibido de Dios? “ 15. Y el hombre se maravill ó mucho de estas palabras. Ces ó de golpear al camello y lo liber ó de una parte de su carga. As í el camello camin ó monte arriba – precedi é ndole Jes ú s –, sin detenerse hasta el fin de ese d í a de viaje. 16. Reconoci ó el camello a Jes ú s, por sentir el amor de Dios en El. Y el hombre quiso saber m á s sobre las ense ñ anzas, y Jes ú s le ense ñó con gusto, haci é ndose é l disc í pulo suyo. (Cap. 31)

24 Palabras de Jes ú s contra los sacrificios de sangre 1. Jes ú s ense ñ aba a Sus disc í pulos en el atrio exterior del templo, y uno de ellos Le dijo: “ Maestro, los sacerdotes dicen que sin derramamiento de sangre no hay perd ó n de los pecados. ¿ pueden, pues, los sacrificios de sangre, hechos seg ú n la Ley, quitar los pecados? “ 2. Y Jes ú s respondi ó : “ ning ú n sacrificio de sangre, de animal o ave u hombre, puede quitar pecados; porque ¿ c ó mo se puede quitar una culpa mediante el derramamiento de sangre inocente? No, la culpa se har á m á s grande. 3. Los sacerdotes ciertamente reciben tales sacrificios de los fieles como expiaci ó n por las faltas contra la Ley de Mois é s, pero para los pecados contra la ley de Dios no hay perd ó n, si no es por el arrepentimiento y la enmienda “. (Cap. 33)

25 Palabras de Jes ú s contra el comer carne 4. “¿ No est á escrito en los profetas?: ¡ cesad vuestros sacrificios de sangre y vuestros holocaustos! Dejad de comer carne, pues no habl é de ello a vuestros padres ni se lo orden é, cuando les saqu é de Egipto. En cambio, esto les orden é : 5. Obedeced Mi voz y andad por los caminos que os he mandado y seguir é is siendo Mi pueblo y os ir á bien. Pero ellos no estaban dispuestos y no obedecieron “. 6. “ Y qu é os ordena el eterno sino que practiqu é is la justicia y la misericordia y and é is humildemente con vuestro Dios? ¿ No est á escrito que al principio Dios determin ó los frutos de los á rboles, las semillas y las hierbas para alimento de toda carne? 7. Pero ellos han convertido la casa de orar en una casa de ladrones y, en vez de hacer una ofrenda pura con incienso, han manchado mis altares con sangre y comido la carne de los animales sacrificados. 8. Pero Yo os digo: no derram é is sangre inocente ni com á is carne. Sed justos, amad la misericordia y haced justicia, y vuestros d í as perdurar á n largamente en la tierra que habit é is “. (Cap. 33)

26 Los animales son nuestros hermanos 7. Jes ú s entr ó en un pueblo y vio a un gatito que no ten í a due ñ o, y ten í a hambre y Le gem í a. El lo levant ó, lo puso dentro de Su t ú nica, dej á ndolo reposar en Su pecho. 8. Y mientras pasaba por el pueblo, dio de comer y beber al gato, que comi ó y bebi ó y Le mostr ó su agradecimiento. Y El Lo dio a una de Sus disc í pulas, a una viuda llamada Lorenza, que cuid ó de é l 9. Y algunos de entre la gente dec í an: “ este hombre se ocupa de todos los animales. ¿ Son Sus hermanos y hermanas, para que los ame tanto? “ Y El les dijo: “ en verdad, estos son vuestros hermanos de la gran familia de Dios; vuestros hermanos y hermanas, que tienen el mismo aliento de vida del Eterno “. 10. “ Y quienquiera que se preocupe por uno de los m á s peque ñ os de ellos, y le de de comer y beber cuando pase necesidades, Me est á haciendo esto a M í ; y quien intencionadamente permite que uno de ellos sufra necesidades y no lo protege cuando es maltratado, est á permitiendo este mal como si Me lo hiciera a M í : pues tal como hay á is hecho en esta vida, as í se har á con vosotros en la vida venidera “. (Cap. 34)

27 Palabras de Jes ú s sobre la alimentaci ó n correcta 1. Y algunos de Sus disc í pulos vinieron a El y Le hablaron acerca de un egipcio, hijo de Belial, que ense ñ aba que no es contrario a la ley atormentar a los animales, cuando sus sufrimientos son de provecho para los hombres. 2. Y Jes ú s les dijo: “ en verdad os digo que quien saca ventajas del perjuicio ocasionado a una criatura de Dios, no puede ser honesto. Tampoco pueden cuidar de las cosas santas o ense ñ ar los misterios del Cielo, aquellos cuyas manos est á n manchadas con sangre o cuya boca est á ensuciada con carne. 3. Dios da los granos y los frutos de la tierra para alimento; y para el hombre honesto no hay ning ú n otro alimento leg í timo para el cuerpo. 4. El ladr ó n que penetra en una casa hecha por el hombre es culpable, pero hasta los m á s peque ñ os de los que entran en una casa construida por Dios, son los m á s grandes pecadores. Por eso os digo a todos los que quieren ser Mis disc í pulos: mantened vuestras manos libres del derramamiento de sangre y no permit á is que carne alguna entre a trav é s de vuestros labios, pues Dios es justo y bondadoso y ha mandado que los hombres deben vivir s ó lo de los frutos y semillas de la tierra. 5. Pero si un animal est á sufriendo mucho, de manera que su vida le resulte una tortura, o cuando se vuelva peligroso para vosotros, liberadle de su vida del modo m á s r á pido y con el m í nimo dolor posible. Enviadlo al M á s all á con amor y misericordia, y no le atorment é is, y Dios, vuestro Padre, mostrar á misericordia con vosotros, igual que vosotros hab é is mostrado misericordia con los que est á n en vuestras manos. 6. Y todo cuanto hag á is al m á s humilde de Mis hijos, Me lo est á is haciendo a M í, pues Yo estoy en ellos, y ellos est á n en M í. S í, Yo estoy en todas las criaturas, y todas las criaturas est á n en M í. En todas sus alegr í as, tambi é n Yo Me regocijo; en todos sus dolores, tambi é n Yo sufro. Por eso os digo: sed amables los unos con los otros, y con todas las criaturas de Dios “. (Cap. 38)

28 La conversi ó n del cazador de p á jaros 1. Y yendo Jes ú s hacia Jeric ó, se encontr ó con un hombre con palomas j ó venes y una jaula llena de p á jaros que hab í a capturado. Y vio la aflicci ó n de é stos por haber perdido su libertad, adem á s de sufrir hambre y sed. 2. Y dijo al hombre: “¿ qu é haces con ellos? “ Y el hombre respondi ó : “ vivo de la venta de los p á jaros que capturo “. 3. Y Jes ú s le dijo: “¿ qu é pensar í as si alguien m á s fuerte o m á s astuto que t ú te atrapara y encadenara a ti, o a tu mujer o a tus hijos, y te arrojara en prisi ó n para venderte en su propio provecho y para ganarse con ello su sustento? 4. ¿ No son estas criaturas tu pr ó jimo, s ó lo que m á s d é biles que t ú ? ¿ Y no cuida el mismo Dios, Padre y Madre, de ellos, lo mismo que de ti? Deja en libertad a estos tus peque ñ os hermanos y hermanas y procura no hacer tal cosa nunca m á s, sino gana honradamente tu pan “. 5. Y se maravillaba el hombre de estas palabras y de Su poder, y dej ó a los p á jaros en libertad. Al verse libres volaron hacia Jes ú s y se posaron en Sus hombros y Le cantaban. 6. Y el hombre continu ó preguntando acerca de Su ense ñ anza, y sigui ó su camino, aprendiendo el oficio de canastero. Con su trabajo gan ó su pan y rompi ó sus jaulas y trampas y se hizo disc í pulo de Jes ú s. (Cap. 41) 9. “ En verdad os digo que he venido para eso al mundo, para abolir todo sacrificio de sangre y el comer carne de animales y p á jaros, sacrificados por hombres “. (Cap. 75) Fuentes: “ El Evangelio de Jes ú s “ Editorial LA PALABRA, Rotttweil 1968 El Evangelio de la vida perfecta, Editorial Humata, Bad Homburg Cristianismo y protecci ó n de los animales “ El Evangelio perdido “ Editorial especializada en protecci ó n de animales, Munich

29 “ EL PROFUNDO RESPETO RELIGIOSO POR AQUELLO QUE EST Á POR DEBAJO DE NOSOTROS, INCLUYE NATURALMENTE TAMBI É N AL REINO ANIMAL, E IMPONE A LOS HOMBRES LA OBLIGACI Ó N DE RESPETAR Y PROTEGER A LAS CRIATURAS QUE EST Á N POR DEBAJO DE É L “. Goethe (1749-1832), poeta alem á n Pit á goras (s.VI a. de Cr.), fil ó sofo y matem á tico griego: “ Todo lo que el hombre hace a los animales, regresa de nuevo a é l. Quien corta con un cuchillo la garganta de un buey y permanece sordo ante los bramidos de temor, quien es capaz de matar imp á vido a un atemorizado cabrito y se come el p á jaro, al que é l mismo ha alimentado, ¿ cu á n le ­ jos est á del crimen un hombre as í ? “ “ La tierra regala riqueza profusamente y alimento pac í fico. Y os brinda alimentos que est á n libres de muerte y de sangre “. “ Aquellos que matan animales y se comen su carne est á n m á s inclinados que los vegetarianos a masacrar a sus semenjantes “.

30 Jean Paul (1763-1825), poeta franc é s: “¡ Oh justo Dios! ¡ Cu á ntas horas de mar ­ tirio de animales sirven para dar al hombre un ú nico minuto de gusto para su paladar! “ George Bernhard Shaw (1856-1950), dramaturgo irland é s; Premio Nobel 1950: “¡ Los animales son mis amigos, y yo no me como a mis amigos! “ “ Tanto tiempo como sean los hombres las tumbas andantes de los animales matados por ellos, habr á guerras en esta Tierra “. Wilhelm Busch (1832-1908), poeta y dibujante alem á n: “ Una verdadera cultura humana existe solamente cuando no s ó lo el devorar a seres humanos, sino cuando todo tipo de deleite por consumir carne es considerado como canibalismo “. “ El cuchillo brilla, los cerdos gritan, al fin y al cabo hay que aprovecharlos. Pues cada uno piensa: “¿ para qu é necesitamos un cerdo si no lo aprovechamos del todo? Y todos sonr í en, y roen igual que los can í bales, hasta que se diga, ¡ qu é asco! al jam ó n de Westfalen “.

31 Fran ç ois Voltaire (1694-1778), fil ó sofo de la ilustraci ó n y escritor fran ­ c é s: “ Cierto es que ese atroz ba ñ o de sangre que tiene lugar ininterrumpidamente en los mataderos y cocinas, ya no nos parece un mal. Por el contrario, consideramos estas atrocidades, que a menudo resultan pestilentes, como una bendici ó n del Se ñ or y le damos las gracias en nuestras oraciones por nuestros asesinatos. ¿ Puede haber acaso algo m á s repugnante que alimentarse con ­ tinuamente de carne de cad á veres? “ Plutarco (45-125), fil ó sofo y escritor griego: ¿ Podr í ais realmente preguntaros qu é motivos condujeron a Pit á goras a abstenerse de comer carne? Yo por mi parte me pregunto bajo qu é circunstancias y en qu é estado espiritual decidi ó un hombre tocar sangre con su boca, llevar sus labios a la carne de un cad á ver y adornar su mesa con cuerpos muertos y en v í as de putrefacci ó n, y se permiti ó denominar alimentos a las piezas que poco antes hab í an bramido y gritado, que se hab í an movido y vivido. Seguro que no se trata de leones y lobos que comer í amos para autoprotegernos; a estos animales, por el contrario, no les ofrecemos ninguna atenci ó n, sino m á s bien sacrificamos animales inofensivos y mansos, sin aguijones ni colmillos, que sin m á s no nos pueden causar da ñ o alguno. Por su carne les robamos el sol, la luz y la duraci ó n de la vida que les corresponde desde su nacimiento. Si quer é is afirmar que la naturaleza ha previsto para vosotros este alimento, matad entonces vosotros mismos lo que pens é is comer, pero con los medios que os ha otorgado la naturaleza y no con la ayuda de un cuchillo de matarife, de una maza o de un hacha “. “ Por un peque ñ o trocito de carne les robamos a los animales el alma, as í como la luz del sol y la duraci ó n de vida, para la que fueron creados y para la que existen por naturaleza “. “ Los hombres no deber í an nunca abandonarse tanto hasta el punto de tratar a las criaturas vivas como zapatos viejos y utensilios inertes y gastados que se tiran cuando ya no funcionan m á s. No deber í amos hacerlo ni cuestionarnos nunca los beneficios que se pueden sacar de seres vivos viejos, que apenas tienen algo o nada que ofrecer “.

32 Leonardo Nelson (*1927), fil ó sofo alem á n: “ Un criterio infalible para valorar la honestidad del esp í ritu de una sociedad, es el ver hasta qu é punto é sta reconoce los derechos de los animales; pues mientras que los hombres, en caso de necesidad cuando alguno es demasiado d é bil, pueden reunirse mediante coaliciones y el uso del propio lenguaje, para salvaguardar sus derechos, a los animales les est á negada esta posibilidad de autoayudarse. Por ello queda a cargo de la justicia de los hombres en qu é medida quieren respetar é stos por su parte los derechos de los animales “. Emanuel Kant (1724-1804), fil ó sofo alem á n: “ La crueldad con los animales es lo opuesto al deber que el hombre tiene consigo mismo “. Albert Einstein (1879-1955), f í sico y Premio Nobel (1905), padre de la Teor í a de la relatividad: “ Nada aumentar í a tanto la posibilidad de supervivencia sobre la tierra, como el paso hacia una alimentaci ó n vegetariana “. “ Ya s ó lo con su influencia f í sica sobre el temperanto humano, la forma de vida vegetariana podr í a influir muy positivamente sobre el destino de la humanidad “.

33 Tom á s Alva Edison (1847-1931), inventor de la bombilla el é ctrica: “ Soy un apasionado vegetariano y abstemio, porque as í puedo hacer mejor uso de mi cerebro “. Friedrich Nietzsche (1844-1900), fil ó sofo alem á n: “ La sensatez comienza ya en la cocina “. Horacio (65-8 antes de Cristo), poeta cl á sico romano: “¡ Atr é vete a ser sabio! ¡ Deja de matar animales! El que est á aplazando la hora de la vida recta, es como el labriego que espera a que el r í o se seque para cruzarlo “. Nelle Moia, profesora universitaria de ingl é s de Lu ­ xem ­ burgo, protectora de animales y es ­ critora: “ Hoy, en un tiempo en que est á de moda la protecci ó n de los animales, los propa ­ gan ­ distas de la Iglesia saltan al tren de moda como siempre han hecho. Poniendo en primer plano a S. Francisco, la Iglesia pretende, por as í decirlo, haber sido la primera en inventar el amor a los animales, habiendo traicionado en realidad durante 2000 a ñ os a los pobres animales, justificando su explotaci ó n e ignorando con indiferencia sus sufrimientos “. “ A ú n hoy, seg ú n la ense ñ anza oficial de la Iglesia cat ó lica, los animales no poseen ning ú n derecho ni tampoco los hombres obligaci ó n alguna respecto a ellos. La moral y el pecado es algo que incumbe exclusivamente a Dios y al hombre, o a los hombres entre s í ; lo que ocurra con los animales carece de importancia “.

34 Arthur Schopenhauer (1788-1869), fil ó sofo alem á n: “ Quien es cruel con los animales, no puede ser un buen hombre “. “ La moral cristiana ha limitado sus prescripciones exclusivamente a los hombres y ha dejado al mundo animal sin derechos. S ó lo hay que ver c ó mo nuestra plebe cristiana se comporta con los animales, c ó mo los mata sonriendo y totalmente sin sentido, o c ó mo los mutila y martiriza, c ó mo fatiga al m á ximo a sus propios caballos viejos para sacarles la ú ltima m é dula de sus pobres huesos, hasta que mueren a causa de los golpes. Se podr í a decir en verdad que los hombres son los demonios de la tierra y los animales sus almas atormentadas “. “ El mundo no es una obra mal hecha y los animales no son un producto de f á brica para nuestro uso. A los animales no les debemos compasi ó n sino justicia “. Denis Diderot (1713-1784), enciclopedista franc é s: “¿ Es que no hay alimentos sin derramamiento de sangre? ¿ No es acaso animar a los hombres a la crueldad si se les permite clavar el cuchillo en el coraz ó n de los animales? “

35 Leonardo da Vinci (1452-1519), artista italiano y genio universal: “ El hombre es en verdad el rey de todos los animales, pues su crueldad sobrepasa a la de estos. Vivimos de la muerte de otros. ¡ Somos tumbas andantes! “ “ T ú has calificado al hombre como rey de los animales. Yo, sin embargo, digo que es el rey de las fieras salvajes, de entre las que t ú (hombre) eres las m á s grande, pues ¿ no los has matado para que sirvan de satisfacci ó n a tu paladar, convirti é ndote a ti mismo en la tumba de todos los animales? ¿ No produce la naturaleza suficientes alimentos vegetales con los que podr í as saciarte? “ “ Llegar á un d í a en que los hombres ser á n juzgados por la muerte de un animal como hoy se juzga el asesinato de un hombre. Llegar á el tiempo en que comer carne ser á condenado como hoy se condena el comerse a nuestros semejantes, es decir, el canibalismo “. “ Yo renunci é a comer carne cuando era joven y llegar á el tiempo en que los hombres condenar á n – como yo al asesino de animales – del mismo modo como se condena a los asesinos de hombres “.

36 Le ó n Tolstoi (1828- 1910), escritor y humanista ruso: “ De matar animales a matar hombres hay s ó lo un paso, y con ello tambi é n de torturar animales a torturar hombres “. “ Si no est á s en condici ó n de matar a un hombre, est á bien; si no eres capaz de matar a ning ú n ganado ni a ning ú n ave, a ú n mejor; y si tampoco a ning ú n pez ni a ning ú n insecto, todav í a mucho mejor. Esfu é rzate en avanzar tanto como puedas. No andes cavilando sobre lo que es posible y lo que no lo es. Haz lo que puedas llevar a cabo con tus fuerzas; todo depende de esto “. “ Alimentarse de carne es un vestigio del primitivismo m á s grande. El paso al vegetarianismo es la primera consecuencia natural de la ilustraci ó n “. “ En tanto existan mataderos, habr á n campos de batalla “. “ El hombre puede vivir y estar sano sin que tenga que matar animales para alimentarse. Si come carne se hace culpable del asesinato de los animales, s ó lo para dar gusto a su propio paladar. Obrar as í es inmoral. Es una cosa tan sencilla e indudable que es imposible estar en desacuerdo con ello. Pero como la mayor í a est á atada a ú n al placer del consumo de carne, los hombres lo justifican y afirman riendo: “ un pedazo de bistec es algo bello, hoy al mediod í a me lo comer é con gusto “. “ Si el hombre busca seria y honestamente el camino moral, lo primero que ha de hacer es apartarse del consumo de carne. Pues aparte del est í mulo de las pasiones que causa este consumo, es sencillamente inmoral, porque requiere una acci ó n que se contrapone al sentido moral, es decir, el matar “. “ El vegetarianismo vale como criterio en el que podemos reconocer si un hombre aspira seriamente a una perfecci ó n moral “.

37 Romain Rolland (1866-1944), poeta franc é s y Premio Nobel: “ La crueldad con los animales y tambi é n la indiferencia respecto a sus sufrimientos es en mi opini ó n uno de los pecados m á s graves del g é nero humano. Es la base del deterioro humano. Si el hombre causa tanto sufrimiento, ¿ qu é derecho tiene entonces a quejarse cuando sufre é l mismo? “ Karlheinz Deschner (*1924), doctor alem á n en filosof í a, historiador, literato y autor premiado varias veces: “ En relaci ó n a los animales, el hombre es un delincuente habitual “. “¿ Existen escr ú pulos morales respecto al fre í r un ternero? Por parte de los educadores, no. Por parte de la jurisprudencia, no. Por parte de la teolog í a moral, no. Por parte de otros miles motivos morales, no. ¿ Por parte del ternero quiz á s? “ “ Una sociedad que tolera los mataderos y los campos de combate, est á madura ella misma para su propia matanza “. “ Quien come animales, est á por debajo del nivel de ellos “. “ La carne no hace la comida m á s mala, pero s í al que la come “. “ Los amigos de los animales: primero acarician a la ovejita, despu é s se la comen frita; primero insultan al pescador, despu é s se comen la trucha al horno. A los caza ­ dores no los quieren, ¡ pero el corzo frito, s í ! “ “ No se merece una humanidad que mata a trillones de animales precisamente aque ­ llo que causa al animal? “ “ La carta del restaurante es la p á gina m á s sangrienta que escribimos “. “ El hombre: un animal degenerado “.

38 George Sand (1804-1876) escritora francesa: “ Ser í a un gran adelanto en la evoluci ó n de nuestra raza (se refiere al g é nero humano), si fu é ramos comedores de frutos y desapareciera de la tierra el consumo de carne. Todo ser í a posible en nuestro planeta en el momento en que superemos las sangrientas comidas de carne y la guerra “. Charles Darwin (1809-1882), cient í fico ingl é s y fundador del darwinismo: “ Los animales sienten como los hombres alegr í a y dolor, felicidad e infelicidad “. Ralf W. Emerson (1803-1882), escritor y pol í tico norteamericano: “ Usted acaba de comer al mediod í a; y no importa cu á n cuidadosamente haya escondido el matadero a una distancia prudencial de pocos o muchos kil ó metros: usted es culpable “. Mahatma Gandhi (1869-1948), gu í a del movimiento por la independencia de la India, Premio Nobel 1913: “ Creo que el crecimiento espiritual, llegado a un cierto grado, exige de nosotros que dejemos de matar a los seres vivos animales para satisfacer nuestras necesidades f í sicas “. “ Yo creo que la evoluci ó n espiritual nos exige en un cierto estadio dejar de matar a los otros seres vivos para satisfacer nuestros apetitos corporales “. “ Para m í la vida de una oveja no tiene menos valor que la vida de un hombre. Y nunca querr é quitar la vida de una oveja para satisfacer al cuerpo humano. Cuanto m á s indefenso es un ser vivo, tanto mayor es su derecho a ser protegido por los hombres de la crueldad humana “. “ La grandeza de una naci ó n y su progreso puede medirse en c ó mo trata é sta a los animales “. “ La Tierra tiene suficiente para cubrir las necesidades de cada hombre, pero no para su avaricia “.

39 Johann W. von Goethe (1749-1832) poeta alem á n: “ El profundo respeto religioso por aquello que est á por debajo de nosotros, incluye naturalmente tambi é n al reino animal, y impone a los hombres la obligaci ó n de respetar y proteger a las criaturas que est á n por debajo de é l “. Helmut Kaplan (*1952) fil ó sofo alem á n: “ Para los animales no necesitamos ninguna moral nueva. Debemos sencillamente excluir arbitrariamente a los animales de la moral ya existente “. Alexander von Humboldt (1769-1859), cient í fico naturalista y ge ó grafo alem á n: “ La crueldad respecto a los animales no es conciliable ni con una verdadera formaci ó n cultural ni con una verdadera erudici ó n. Es uno de los vicios mas caracter í sticos de un pueblo bajo e innoble. Con respecto a los animales todos los pueblos son hoy en d í a, unos m á s otros menos, unos b á rbaros. Es falso y grotesco hacer resaltar en cada ocasi ó n su aparente alto grado de civilizaci ó n y cometer a diario las crueldades m á s espantosas con millones de criaturas indefensas o tolerarlas con su indiferencia. ¿ Y nos maravillamos de que estos denominados pueblos civilizados se dirijan cada vez m á s al camino terrible de su ruina? La misma superficie de tierra que como prado, o sea como pasto para los animales, nutre indirectamente a diez personas con la carne de los animales que comen en é l, podr í a alimentar a cientos de hombres con mijo, guisantes, lentejas y cebada “.

40 Sven Hedin (1865-1952), investigador sueco: „ Nunca he podido decidirme a apagar la luz de una vida, dado que no tengo el poder de encenderla de nuevo “. Theodor Heuss (1884-1963), primer presidente de la Rep ú blica Federal de Alema ­ nia: “ Cuanto m á s pronto aprendan nuestro j ó venes por ellos mismos a considerar condenable cualquier brutalidad con los animales y cuiden de que el trato y el juego con ellos no derive en tortura, tanto m á s clara ser á despu é s su capacidad para distinguir en el mundo lo que es la gran justicia o la injusticia “. Laotse (aprox. s. IV o V a. C.), fil ó sofo chino: “¡ Sed buenos con los hombres, con las plantas y con los animales! No acos é is a hombres ni a animales, ni les comet á is ning ú n da ñ o “.

41 Rosa Luxemburg (1870-1919), pol í tica, revolucionaria alemana y fundadora de la Uni ó n Espartaco: “ Un mundo debe ser destruido, pero cada l á grima que se derrame, aunque pueda ser secada, es una acusaci ó n, y por importante que sea el obrar de un hombre apre ­ surado que por falta de atenci ó n pisa a un gusano, el comete por ello un delito “. Paul McCartney (*1942), cantante ingl é s, exguitarrista de los Beatles: “ No se debe comer aquello que tiene un rostro “. “ Yo creo en la protesta pac í fica y no comerse a ning ú n animal es una protesta no violenta “. “ Nos convertimos casi en vegetarianos una vez que est á bamos comiendo nuestro asado de domingo en una granja escocesa y contempl á bamos a unas ovejas que jugaban felices. De repente nos hicimos conscientes de que nos est á bamos comiendo precisamente a una de esas ovejas. Despu é s com í amos salchichas s ó lo de vez en cuan ­ do. M á s tarde, en unas vacaciones en Barbados, conduc í amos detr á s de un cami ó n con unas gallinas hermos í simas. En un momento determinado desapareci ó en direcci ó n a una f á brica de carne de pollo. Desde en ­ tonces no comemos nada que antes tenga que ser matado “. Prof. Elly Ney (1882-1968), pianista alemana: “ El vegetarianismo es para m í desde hace d é cadas una necesidad interior y lo considero como la forma de vida m á s natural para el hombre (...) Yo no puedo concebir que las personas amigas de los animales no sean al mismo tiempo vegetarianas “.

42 Chistian Morgenstern (1871-1914), escritor alem á n: “ Si el hombre moderno tuviera que matar é l mismo a los animales que le sirven de alimento, aumentar í a sin l í mites el n ú mero de los que comen vegetales “. Friedrich Nietzsche (1844-1900), fil ó sofo alem á n: “ Toda la filosof í a antigua estaba orien ­ tada a la simplicidad de la vida y ense ñ aba una cierta sobriedad. En consideraci ó n a esto, los pocos vegetarianos filos ó ficos han aportado m á s a la humanidad que todos los nuevos fil ó sofos, y en tanto que é s ­ tos no tengan el valor de buscar una forma de vida completamente distinta y de mostrarla como ejemplo, no hay nada que hacer con ellos “. Eugen Roth (1895-1976), escritor alem á n: “ El hombre piensa contento y feliz: no soy carnicero de sangre hambriento; pero mientras no considere la carne despreciable, ser á de la matanza culpable “. Ovidio (43-18 a d. C), fil ó sofo y poeta romano: “ La é poca que hemos denominado como la edad de oro, estaba bendecida con los frutos de los á rboles y las hierbas que ofrec í a la tierra, y la boca del hombre no estaba manchada de sangre. En aquel tiempo los p á jaros mov í an sus alas seguros en los aires y el conejo atravesaba sin temor los campos libres. Entonces el pez no era la v í ctima inocente del hombre. Cada lugar estaba libre de traici ó n; no reinaba ninguna injusticia, todo estaba colmado de paz. En tiempos posteriores un fundador del mal comenz ó a difamar y despreciar este alimento sencillo y puro y a engullir en su barriga voraz alimentos basados en cad á veres de animales. Con ello abri ó al mismo tiempo el camino al mal “.

43 Peter Rosegger (1843-1918), escritor austr í aco: “ El animal tiene, como t ú, un coraz ó n que siente. El animal conoce, como t ú, la alegr í a y el dolor. El animal tiene, como t ú, sus aspiraciones. El animal tiene, como t ú, un derecho a la vida “. Sir Isaac Pitman (1813-1897), inventor de la estenograf í a inglesa: “ Un motivo para el vegetarianismo deber í a ser m á s sacado a la luz. Me refiero a la llamada a la conciencia de la moral de que no podemos dejar hacer a representantes lo que nosotros mismos no har í amos. Yo no tengo ning ú n problema moral en limpiar mis botas, en limpiar el polvo de mi mesa o en barrer mi oficina. Mis sentimientos no estar í an heridos llevando a cabo é stos y otros cientos de trabajos manuales. Pero yo no podr í a matar a ning ú n buey, a ninguna oveja, especialmente no podr í a degollar a ning ú n cordero ni retorcer el pescuezo a ning ú n ave. Si yo no lo puedo hacer sin herir mis mejores sentimientos, rechazo el dejar hacerlo a otra persona para m í, hiriendo sus sentimientos. Si no existiera ning ú n otro motivo a favor de nuestra uni ó n, ese ú nico motivo ser í a suficiente para determinarme por la acogida de la dieta sin carne “.

44 Plinio (79 - 23 a. d. C.) poeta romano: “ Mejor deber í an quedarse con la sana col y con el pur é de cereales que con fasanes y gallinas “. Volker Elis Pilgrim (*1949), escritor alem á n: “ La carne que comemos es un cad á ver que por lo menos tiene de dos a cinco d í as “. Pr í ncipe Max de Sachsen (1870 - 1951), profesor alem á n de teolog í a cat ó lica: “ No se debe aspirar a una forma suave de la matanza, sino a su eliminaci ó n. Cuanto m á s se intenta humanizar la matanza, tanto m á s se refuerza la cuesti ó n misma de la carnicer í a. S ó lo se ganar á un punto de vista consecuente en la protecci ó n animal, cuando la humanidad se decida a dejar de matar y comer animales “. Henry David Thoreau (1817-1862) escritor norteamericano: “ No pongo ninguna duda en que es el destino de la raza humana el dejar tras de s í el comer animales en el transcurso de su desarrollo paulatino, as í como los pueblos ind í genas han cesado de comerse mutuamente, despu é s de que entraron en contacto con hombres m á s civilizados “. Luise Rinser (1911-2003), escritora alemana: “ La anonimidad de nuestras v í timas del reino animal es lo que nos hace sordos a sus gritos “. “ Hoy en d í a ya no vemos nada m á s sobre la vida y la muerte angustiosa del animal de matadero. Eso ocurre de forma autom á tica. Hace un momento un animal, en el siguiente instante carne ya troceada: nuestra comida. Nuestro modo de canibalismo “. “ Pasar á mucho tiempo hasta que la humanidad comprenda que no s ó lo los pue ­ blos de la tierra son un pueblo, sino que hombres, plantas y animales forman en conjunto el reino de Dios y que el destino de un á mbito tambi é n es el destino del otro “.

45 L os animales: las v í ctimas indefensas ¿ Q u é dicen personas c é lebres sobre la caza? Teodor Heuss (1884-1963), primer presidente de la Rep ú blica Federal de Alemania: “ Caza es un eufemismo cobarde que se asigna al asesinar de modo especialmente cobarde a criaturas indefensas. La caza es una especie de enfermedad mental “. Johann Wolfgang von Goethe (1749 – 1832) poeta alem á n: “ La caza es siempre una forma de guerra “. Le ó n Tolstoi (1828 – 1910), poeta ruso: “ Del asesinato a los animales al asesinato a los hombres s ó lo hay un paso “.

46 Alexander von Humbolt (1769-1859), investigador de ciencias naturales: “ Donde vive un cazador pueden vivir diez pastores, cien labradores y mil agricultores. Crueldad con los animales no puede sostenerse cuando hay una educaci ó n y una cultura verdaderas. Es una de las perversidades m á s significativas de un pueblo de clase baja e innoble. Fran ç ois Voltaire (1694 – 1778), escritor y fil ó sofo franc é s: “ La caza es uno de los medios m á s seguros para matar los sentimientos de los hombres para con los semejantes “. Pit á goras (siglo 6° a. de C.), fil ó sofo y matem á tico griego: “ No importa la actitud que tenga un hombre para con los animales, siempre se le pagar á con la misma moneda “. Emanuel Kant (1724 – 1804), fil ó sofo alem á n: “ Entre todos los estilos de vida, la vida de la caza es sin duda la que m á s se opone a la estructura moral; En sus comienzos originales, la prohibici ó n de sangre procedente de No é no parece haber sido otra cosa que la prohibici ó n de llevar una vida de ca ­ zador “.

47 George Bernhard Shaw (1856-1950), dramaturgo irland é s: “ Si el hombre quiere matar al tigre, se denomina a é sto deporte. Si el tigre quiere ma ­ tar al hombre, se denomina a é sto bestialidad “. Otto von Bismarck (1815 – 1898), regente alem á n: “ En ninguna parte se miente tanto como despu é s de la caza y antes de las elecciones “. Bernhard Grzimek (1909 – 1989), zo ó logo y productor alem á n de pel í culas de animales: “ Nunca he llegado a comprender la alegr í a que tienen algunas personas en matar animales a balazos “. Wilhelm Dietler (siglo XIX), profesor de filosof í a y autor alem á n: “ Hay muchos amantes de la caza que est á n endurecidos para matar y para lo malo – monstruos repugnantes sedientos de sangre, acostumbrados a los gimoteos, a los que no hay nada que les guste m á s que los placeres ruidosos y embriagadores. Otros cogen gusto a la caza a causa de su cruda educaci ó n y forma de vivir, y no s ó lo cazadores de profesi ó n, sino tambi é n algunos lugare ñ os, los cuales, sin haber aprendido una ocupaci ó n humana sensata, sin reflexionar, no saben matar el tiempo de otra manera que con la caza “.

48 Friedrich Schiller (1759-1805) poeta alem á n: “ Peligroso es despertar al le ó n, mortal el colmillo del tigre, sin embargo el m á s terrible de los horrores es el hombre en su locura “. Karlheinz Deschner (*1924), Dr. en filosof í a, historiador, literato, autor alem á n muy premiado: “ Siempre que un hombre se tome el derecho de sacrificar un animal por un fin, no s ó lo comete una injusticia, sino un crimen “. Erasmo de Rotterdam (1465-1536), humanista y escritor holand é s: Erasmo de Rotterdam contaba entre los locos de este mundo a “ los furiosos de la caza, a los cuales no les importa nada m á s que la persecuci ó n de animales, y que creen sentir un placer incre í ble siempre que escuchan el eco repugnate de los cuernos de caza y el alarido de la presa. ¡ Casi que supongo que en sus sentimientos los excrementos de los perros les parecen que huelen a canela! Y cuando prueban un pedazo de la carne del animal, se sienten como si pr á cticamente se hubieran vuelto de la nobleza. Mientras estas personas al cazar y devorar animales s ó lo logran su propia degeneraci ó n, creen sin embargo tener una vida principesca “.

49 AUSPICIA www.gftaognosticaespiritual.org V.M. SAMAEL JOHAV BATHOR WEOR


Descargar ppt "“ Entonces dijo Dios: He aqu í que os doy toda planta que da semilla, que existe sobre la faz de la Tierra y todos los á rboles portadores de frutos que."

Presentaciones similares


Anuncios Google