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LA BIBLIA. SANTIAGO Autor: Santiago Tema: la fe que produce buenas obras Fecha: d.C. Propósito: Santiago escribió para [1] alentar a los creyentes.

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1 LA BIBLIA

2 SANTIAGO Autor: Santiago Tema: la fe que produce buenas obras Fecha: 45-49 d.C. Propósito: Santiago escribió para [1] alentar a los creyentes judíos que sufrían diversas adversidades que ponían a prueba su fe, [2] corregir ideas erróneas acerca de la naturaleza de la fe salvadora y [3] exhortar e instruir a los lectores acerca del resultado practico de su fe en la vida de justicia y en las buenas obras.

3 Se clasifica a la de Santiago como "epístola general" porque originalmente se dirigió a un publico mas amplio que el de una iglesia local. El saludo "A las doce tribus que están en la dispersión" (Santiago, 1:1), junto con otras referencias (Santiago, 2:19, 21), indica que la epístola se escribió al principio para los creyentes judíos que vivían fuera de Palestina. Es posible que los destinatarios de la epístola fueran de los primeros convertidos en Jerusalén que, después del martirio de Esteban, fueron dispersos por la persecución (Hechos, 8:1) a lugares tan distantes como Fenicia, Chipre, Antioquia y mas allá (Hechos, 11:19).

4 Esto explicaría [1] el énfasis de la apertura de la epístola sobre el padecer con gozo las adversidades que prueban la fe y requieren perseverancia (Santiago, 1:2-12), [2] el conocimiento de Santiago de los creyentes "dispersos" y [3] el tono de autoridad de la epístola. Santiago, dirigente de la iglesia de Jerusalén, escribió a sus ovejas dispersas. Es evidente que el autor es muy conocido porque se identifica solo como "Santiago" (Santiago, 1:1). A Santiago, medio hermano de Jesús y dirigente de la iglesia de Jerusalén, se le considera generalmente como el autor.

5 Su discurso en el concilio de Jerusalén (Hechos, 15:13-21) y las descripciones de el en otros lugares del NT (Hechos, 12:17, 21:18, Gálatas, 1:19, 2:9, 12, 1º Corintios, 15:7) corresponden bien con lo que se sabe del autor de esta epístola. Santiago, tal vez escribió su epístola durante la década de los años '40 d.C.. Esta fecha temprana de la redacción la indican varios factores, tales como el empleo de la palabra griega "sinagogué" para referirse al lugar de reunión de los creyentes (Santiago, 2:2). Según el historiador judío Flavio Josefo, Santiago, el hermano del Señor, fue martirizado en Jerusalén en 62 d.C..

6 Esta epístola cubre una amplia diversidad de temas relacionados con la genuina vida cristiana. Santiago exhorta a los creyentes a soportar las pruebas con alegría y a beneficiarse de ellas (Santiago, 1:2-11), a resistir las tentaciones (Santiago, 1:12-18), a ser hacedores de la Palabra, no solo oidores (Santiago, 1:19-27) y a demostrar una fe activa, no una profesión de fe vacía (Santiago, 2:14-26). El advierte solemnemente acerca de la pecaminosidad de una lengua ingobernable (Santiago, 3:1-12, 4:11-12), de la sabiduría mundana (Santiago, 3:13-16), de la conducta pecaminosa (Santiago, 4:1-10), de la vida presuntuosa (Santiago, 4:13-17) y de la riqueza egoísta (Santiago, 5:1-6). Santiago concluye con un énfasis sobre la paciencia, la oración y la restauración del extraviado (Santiago, 5:7-20).

7 A través de sus 5 capítulos, se enfatiza la relación entre la verdadera fe y la vida piadosa. La fe genuina es una fe probada (Santiago, 1:2-16), es una fe activa (Santiago, 1:19-27), ama al prójimo como a si mismo (Santiago, 2:1-13), se manifiesta en buenas obras (Santiago, 2:14-26), le pone rienda a la lengua (Santiago, 3:1-12), busca la sabiduría de Dios (Santiago, 3:13-18), se somete a Dios, el juez justo (Santiago, 4:1-12), confía en Dios en su vida diaria (Santiago, 4:13-17), no es egoísta ni desenfrenada (Santiago, 5:1-6), es paciente en el sufrimiento (Santiago, 5:7-12) y es diligente en la oración (Santiago, 5:13-20).

8 Son siete las principales características de esta epístola: [1] Es probablemente el primer libro del NT que se escribió. [2] Aunque solo contiene dos referencias al nombre de Cristo, hay mas reminiscencias de la enseñanza de Jesucristo en esta epístola, incluso por lo menos 15 alusiones al "Sermón del Monte" (Mateo, 5:1-12), que en todas las otras epístolas del NT combinadas. [3] Mas de la mitad de sus 108 versículos son imperativos o mandamientos. [4] Desde todo punto de vista es el "Proverbios" del NT, porque [a] esta lleno de sabiduría piadosa e instrucciones practicas para la genuina vida cristiana y [b] esta escrito en un estilo conciso, con agudos mandamientos y vívidas analogías.

9 [5] Santiago es un agudo observador de los fenómenos naturales y de la naturaleza humana caída. A menudo, saca lecciones de aquellos para exponer esta (Santiago, 3:1-12). [6] Recalca mas que ningún otro libro del NT la relación necesaria entre la fe y las obras (sobre todo en Santiago, 2:14- 26). [7] A veces se le llama a Santiago el "Amos" del NT, porque trata con energía los asuntos de la injusticia y la desigualdad sociales.

10 A modo introductorio, Jack Kelley, el reconocido ensayista bíblico, dice sobre la epístola de Santiago: Una buena cantidad de controversia ha surgido en los últimos tiempos sobre esta carta, alguna aun cuestionando si en realidad la misma pertenece a la Biblia. Otras personas dicen que si pertenece realmente no fue dirigida a la Iglesia. En esta serie de artículos nos referiremos a estas cuestiones mientras emprendemos un estudio versículo por versículo de la carta.

11 Pero primero determinemos quién fue Santiago y cuándo fue que escribió su carta. Muchos expertos creen que, de los cuatro hombres nombrados Santiago (o Jacobo) en la Biblia, el escritor fue el medio hermano del Señor (en las biblias en idioma inglés, el nombre para todos ellos es James.) Los otros tres son el discípulo y hermano de Juan (Jacobo, Mateo 4:21), el discípulo e hijo de Alfeo (Jacobo, Mateo 10:3), algunas veces llamado Jacobo el Menor, y Jacobo el padre de Judas (Lucas 6:16). Estos tres son fácilmente eliminados porque no tuvieron la posición elevada en la primera Iglesia como para haber podido escribir una carta con tanta autoridad con el sólo poder de sus nombres.

12 En comparación, el medio hermano del Señor fue una figura prominente en la iglesia. Fue llamado “Santiago, el Justo” y fue nombrado por los Apóstoles para ser el vigilante (obispo) de la iglesia en Jerusalén. Como tal él presidió el Concilio de Jerusalén (Hechos 15, en la Biblia en español se le llama Jacobo) en dónde el tema de los gentiles que se unían a la iglesia fue decidido. Pero como su hermano Judas, él no enfatizó su relación con el Señor (Judas 1:1). Ambos se llamaron a sí mismos “siervos de Jesucristo.” Puesto que ninguno de los dos fue creyente sino hasta después de la resurrección, pudieron haberse sentido más cómodos actuando de esa manera.

13 No existe una fecha específica que nos diga exactamente cuándo fue que Santiago escribió su carta. Pero como les estaba escribiendo a personas creyentes que habían sido esparcidas entre las naciones, tenemos algunas pistas. La dispersión de Jerusalén empezó cuando se desató la persecución de los creyentes después que Estaban fue apedreado, cerca del año 36 d.C. (Hechos 8:1). Santiago murió en el año 62 d.C.. Según una tradición, él fue llevado por los líderes judíos al pináculo del Templo en dónde esperaban poder persuadirlo para que le dijera a la muchedumbre que se encontraba abajo que dejara de seguir a Jesús.

14 A vista de todos le preguntaron: “Oh, justo, en quien podemos tener gran confianza, la gente está siendo engañada siguiendo a Jesús, el crucificado. Así que decláranos, ¿qué es este camino, Jesús?”. Pero ellos estaban equivocados, y Santiago respondió en alta voz: “¿Por qué me preguntan acerca de Jesús, el Hijo del Hombre?. Él está sentado en el cielo a la derecha del Gran Poder, y ¡pronto vendrá en las nubes del cielo!”. La gente estaba eufórica y empezaron a gritar “Hosanna al Hijo de David”. En un arranque de furia, los líderes lanzaron a Santiago desde el Templo hacia la muchedumbre, esperando así poder mostrarle a la gente qué deberían esperar si persistían siguiendo a Jesús.

15 De manera increíble, la caída no mató a Santiago. Él se levantó sobre sus rodillas y empezó a orar por sus atacantes, pidiéndole al Señor que los perdonara. Pero uno de ellos lo golpeó en la cabeza con un mazo y lo mató. Desde que apedrearon a Esteban en el año 36 d.C. hasta el asesinato de Santiago en el año 62 d.C., tenemos un lapso de 26 años con el que podemos trabajar. Se puede presumir que posiblemente él escribió su carta cerca de año 50 d.C.. En caso afirmativo, ésa sería la primera carta escrita a la Iglesia, con excepción de la carta de Pablo a los Gálatas. También eso significaría que la carta fue escrita demasiado tarde para que Jacobo el hermano de Juan fuera su autor. Él fue sentenciado a morir por Herodes Agripa en el año 44 d.C..

16 Santiago escribió su carta cuando la Iglesia estaba compuesta en su mayoría por personas judías, lo cual explica el saludo que Santiago usó, “a las doce tribus que están en la dispersión” (Santiago 1:1). Eso también explica por qué la carta de Santiago es la más judía en su perspectiva que cualquier otro libro del Nuevo Testamento. Y ahora que ya sabemos quién escribió el libro y aproximadamente cuándo fue escrito, veamos lo que él dijo.

17 SALUTACION Santiago, 1:1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.

18 LA SABIDURIA QUE VIENE DE DIOS Santiago, 1:2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 1:3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. 1:4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. La palabra "pruebas" (del griego "peirasmos") se refiere a la persecución y a las aflicciones causadas por el mundo o Satanás. [1] El creyente debe enfrentar esas pruebas con gozo (Mateo, 5:11-12, Romanos, 5:3, 1º Pedro, 1:26), porque la prueba desarrollara la fe perseverante, entereza de carácter y esperanza madura (Romanos, 5:3-5).

19 La fe solo puede alcanzar su plena madurez cuando se enfrenta a dificultades y oposición (Santiago, 1:3-4). [2] Santiago les llama a esas adversidades "prueba de vuestra fe". Algunas veces, la pruebas llegan a la vida de los creyentes para que Dios pueda comprobar la sinceridad de su fe. La Biblia no enseña en ninguna parte que las dificultades de la vida sean siempre señal de que Dios esta disgustado con sus hijos. Pueden ser señal, incluso, de que El reconoce su constante consagración a El (Job, 1 y 2). La palabra "perfectos" (de griego "teleios") refleja el concepto bíblico de "madurez", definido como una correcta relación con Dios que lleva fruto en un sincero esfuerzo por amarlo de todo corazón con devoción, obediencia y sin tacha (Deuteronomio, 6:5, 18:13, Mateo, 22:37, 1º Tesalonicenses, 2:10).

20 Jack Kelley comenta: Santiago se estaba dirigiendo a las personas creyentes judías que habían sido expulsadas de Jerusalén por la persecución. En efecto, él les estaba diciendo que no se descorazonaran por eso sino que más bien lo vieran como una oportunidad para crecer más fuertes en la fe. Déjeme hacer énfasis en que Dios no estaba probando la fe de ellos. Él ya sabía quiénes eran Suyos. A través de la persecución ellos tenían la oportunidad de probar para sí mismos la fuerza de su fe. La Biblia, siendo un documento sin tiempo, nos dice que eso es lo mismo para nosotros.

21 Santiago, 1:5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 1:6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 1:7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 1:8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

22 La sabiduría es la capacidad espiritual para considerar y evaluar la vida y la conducta desde el punto de vista de Dios (Proverbios, 1:2). Comprende el tomar decisiones correctas y el hacer lo debido de acuerdo con la voluntad de Dios revelada en su Palabra y con la dirección del Espíritu (Romanos, 8:4-17). Se puede recibir sabiduría al acercarse a Dios y pedirla con fe (Santiago, 1:6-8, Proverbios, 2:6, 1º Corintios, 1:30).

23 Jack Kelley comenta: Como veremos, Santiago en repetidas ocasionas saltaba de un pensamiento a otro sin ninguna advertencia, algunas veces volviendo al pensamiento previo para proveer una mayor perspectiva. No hizo ningún esfuerzo para hacer que la carta fluyera agradablemente de una idea a la siguiente, o para organizarla por tópicos, sino a cómo el Espíritu Santo puso ese pensamiento o el otro en su mente, Santiago la escribió. Tampoco puede decirse que Santiago hizo algún esfuerzo para ser diplomático. Una persona tenía que estar en una posición de autoridad y haber ganado el respeto de sus lectores para poder hablarles tan directamente.

24 En este caso, él estaba animando a sus lectores para que buscaran la sabiduría de Dios, advirtiéndoles que si la buscaban, sería mejor que creyeran de todo corazón que Dios se las daría, ya que de otra manera no deberían esperar nada. Recuerde, el evangelio todavía no había sido escrito, y estando dispersos como lo estaban, muchas de las personas creyentes no tenían sistemas de respaldo organizados para fortalecerse. Estaban muy por sí mismas, y solamente con su fe para sustentarlas.

25 Santiago, 1:9 El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; 1:10 pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. 1:11 Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.

26 Jack Kelley comenta: Llegar a la fe en el Señor tiene el efecto de poner a todos en un plano nivelado. Las personas creyentes que viven sus vidas en pobreza aquí deben alentarse al saber que son parte de la familia de Dios y que habitarán en la eternidad con Él. Y aquellas que experimentan la elevación de su estatus social, el cual generalmente viene acompañado de la riqueza, deben saber que cuando todo eso pase y no les quede nada, todavía serán parte de la familia de Dios. Nuestro estatus en la tierra, ya sea alto o bajo, es temporal y momentáneo. Pero debido a nuestra fe todos seremos los hijos favorecidos de Dios para siempre.

27 SOPORTANDO LAS PRUEBAS Santiago, 1:12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Jack Kelley, al respecto, sostiene: Aquí tenemos otro pensamiento para perseverar bajo las pruebas. Ya Santiago había mencionado que eso daría como resultado una fe más fuerte y natural. Ahora él está diciendo que también produce la corona de la vida.

28 Esta es una de las cinco coronas con las que las personas creyentes serán premiadas ante el Tribunal de Cristo. Estas coronas se identifican como: [1] la Corona Incorruptible (de la Victoria), en 1 Corintios, 9:25; [2] la Corona del Ganador de Almas, en Filipenses, 4:1 y 1 Tesalonicenses, 2:19; [3] la Corona de Justicia, en 2 Timoteo, 4:8; [4] la Corona de Vida, en Santiago, 1:12 y Apocalipsis, 2:10; y [5] la Corona de Gloria, en 1 Pedro, 5:4.

29 2º Corintios, 5:10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Todos los cristianos, sin excepción, comparecerán ante el tribunal de Cristo: Romanos, 2:16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio. Sin embargo, en este tribunal no se dictan sentencias condenatorias (no esta en riesgo la salvación) sino que se evalúa lo que cada uno ha hecho en la obra del Señor.

30 Existen dos tipos de beneficios en la eternidad. El primero es el regalo gratuito llamado Salvación, el cual se les otorga a todas aquellas personas que lo piden en fe sin tomar en cuenta ningún mérito, y el cual garantiza nuestro ingreso en el Reino. Efesios 2:8-9 es el modelo, al decir que la salvación es un Regalo de Dios. Efesios, 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don [regalo] de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe. La palabra “don” significa “regalo”.

31 El segundo consiste en las recompensas celestiales que podemos ganar por las cosas que hacemos como creyentes aquí en la tierra. Filipenses 3:13-14 son unos buenos versículos para explicar esto. Filipenses, 3:13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 3:14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

32 Además del regalo, hay un premio, o recompensa. Un regalo es algo que se da producto del amor, sin tomar en cuenta los méritos, y nunca se pide devolverlo. Una recompensa, por el otro lado, es algo a lo que nosotros como personas, calificamos para ganarla. Y si no nos cuidamos podemos perderla (Apocalipsis 3:11). Apocalipsis, 3:11 He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. Pablo había recibido el regalo de la salvación, el cual llevaba consigo. Y ahora él se concentraba en ganar la recompensa también.

33 En 1 Corintios 9:24-27 él explicó la diferencia en gran detalle. 1 Corintios, 9:24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 9:25 Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 9:26 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 9:27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.

34 La diferencia entre el Regalo y la Recompensa también la podemos ver en 1 Corintios 3:12-15. 1 Corintios, 3:12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 3:13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 3:14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 3:15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

35 Ante el tribunal de Cristo, la calidad de nuestras obras sobre la tierra será probada por el fuego. Solamente la obra que sobrevive la prueba nos dará la recompensa. Pero debemos observar que aun si todas nuestras obras son destruidas por el fuego, aun tenemos nuestra salvación. ¿Por qué?. Porque la Salvación es un regalo gratuito de Dios, dado como una muestra de amor, independiente de cualquier mérito. El Señor también mencionó otras recompensas. En Mateo 6:19-21 Él nos aconseja: Mateo, 6:19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Hay ciertas cosas que como creyentes podemos hacer aquí en la tierra que producen esos depósitos en nuestra cuenta celestial.

36 EL JUICIO DE LOS CREYENTES 2º Corintios, 5:10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. La Biblia enseña que, algún día, los creyentes tendrán que rendir cuentas "ante el tribunal de Cristo". Con respecto al juicio de los creyentes, se debe tener presente lo que sigue: [1] A todo creyente se le someterá a juicio. No habrá excepción alguna (Romanos, 14:12, 1º Corintios, 3:12-15, 2º Corintios, 5:10, Eclesiastés, 12:14);

37 [2] Este juicio ocurrirá cuando Cristo vuelva por su iglesia en el rapto o arrebatamiento (1º Corintios, 15:51-52, 1º Tesalonicenses, 4:15-17, Juan, 14:1-3); [3] El juez es Cristo (Juan, 5:22, 2º Timoteo, 4:8); [4] La Biblia habla del juicio del creyente como algo serio y solemne, sobre todo en vista de que incluye la posibilidad de daño o perdida (1º Corintios, 3:15, 2º Juan, 1:8), de ser avergonzado delante de El en su venida (1º Juan, 2:28) y de que se queme la obra de toda la vida (1º Corintios, 3:13-15). Sin embargo, en el juicio del creyente, no se dicta una sentencia condenatoria;

38 [5] Todo se pondrá de manifiesto. El verbo "comparecer" (del griego "faneroo", 2º Corintios, 5:10), significa "ser revelado abierta o públicamente". Dios examinara y sacara a la luz, en su verdadera realidad: [a] los actos secretos (Marcos, 4:22, Romanos, 2:16), [b] el carácter (Romanos, 2:5-11), [c] las palabras (Mateo, 12:36-37), [d] las buenas acciones (Efesios, 6:8), [e] las actitudes (Mateo, 5:22), [f] los motivos (1º Corintios, 4:5), [g] la falta de amor (Colosenses, 3:18 - 4:1) y [h] la obra y el servicio de los creyentes (1º Corintios, 3:18). [6] En resumen, los creyentes tendrán que dar cuenta de su fidelidad o infidelidad a Dios (Mateo, 25:21, 23, 1º Corintios, 4:2-5) y de sus acciones a la luz de la gracia, la oportunidad y la comprensión que se les haya dado (Lucas, 12:48, Juan, 5:24, Romanos, 8:1).

39 [7] Las malas acciones del creyente, cuando se ha arrepentido de ellas, son perdonadas con respecto al castigo eterno (Romanos, 8:1), pero todavía se toman en cuenta al ser juzgadas para recompensa: "Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere" (Colosenses, 3:25, Eclesiastés, 12:14, 1º Corintios, 3:5, 2º Corintios, 5:10). Dios recuerda y recompensa las buenas acciones y el amor del creyente (Hebreos, 6:10 Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún). Efesios, 6:8 sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.

40 [8] Los resultados específicos del juicio del creyente serán diversos. Habrá confianza o vergüenza (1º Juan, 2:28), aprobación divina (Mateo, 25:21), tareas y autoridad (Mateo, 25:14-30), posición (Mateo, 5:19, 19:30), recompensas (1º Corintios, 3:12-14, Filipenses, 3:14, 2º Timoteo, 4:8) y honor (Romanos, 2:10, 1º Pedro, 1:7). [9] El juicio inminente de los creyentes debe perfeccionar en ellos el temor del Señor (2º Corintios, 5:11, Filipenses, 2:12, 1º Pedro, 1:17) y hacer que tengan la mente despejada y dominio propio, que velen y oren (1º Pedro, 4:5, 7), que lleven una vida santa y piadosa (2º Pedro, 3:11) y que sean compasivos y bondadosos con todos (Mateo, 5:7, 2º Timoteo, 1:16-18).

41 Santiago, 1:13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 1:14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 1:15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.

42 Ninguna persona que peca puede eludir la culpa acusando a Dios. Dios puede probar a los creyentes a fin de fortalecer su fe, pero jamás con la intención de llevarlos al pecado y, mucho menos, a la condenación eterna. La naturaleza de Dios demuestra que El no puede ser fuente de tentación a pecar. La tentación proviene de los deseos o inclinaciones del corazón (Mateo, 15:19). Si no se les hace frente y se les suprime, por medio del Espíritu Santo, la concupiscencia (es decir, los malos deseos), conduce al pecado y después a la muerte espiritual (Santiago, 1:15, Romanos, 6:23, 7:5, 10, 13).

43 Jack Kelley comenta: Santiago lo deja claro para nosotros. Dios no nos tienta a pecar. Es nuestra naturaleza pecaminosa la que lo hace. Nosotros no podemos evitar tener un pensamiento pecaminoso al borde de nuestra mente. Pero no hemos pecado hasta que seamos arrastrados a hacerlo, en otras palabras, cuando a ese pensamiento le damos consideración consciente. Si rehusamos considerarlo, reprendemos el pensamiento, y lo expulsamos de nuestra mente, de esa manera todavía estamos limpios. Pero una vez que empezamos a imaginar cómo sería, aun brevemente, ya hemos pecado, ya sea que actuamos o no. En ese momento es cuando debemos confesarlo y ser perdonados (1 Juan, 1:9).

44 Santiago, 1:16 Amados hermanos míos, no erréis. 1:17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. 1:18 El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.

45 Jack Kelley comenta: En comparación, cada regalo bueno y perfecto viene del Señor. Pablo dijo, “Yo sé que en mí, esto es, en mi naturaleza humana, no habita el bien; porque el desear el bien está en mí, pero no el hacerlo” (Romanos, 7:18). Un pensamiento que lleva al pecado no proviene de Dios, y un pensamiento que lleva a un regalo bueno y perfecto no puede provenir de nosotros. La meta del Señor para nosotros es que seremos conformados a imagen de Su Hijo, para que Él sea el primero entre muchos hermanos (Romanos, 8:29). Cada regalo de Él respaldará esa meta. No importa lo mucho que queramos pensar en lo contrario, especialmente cuando somos tentados, Él nunca rompe, suspende o ignora ninguna de Sus leyes para acomodarnos a nosotros.

46 HACEDORES DE LA PALABRA Santiago, 1:19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; 1:20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 1:21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. La Palabra de Dios, predicada o escrita, no puede arraigarse eficazmente en la vida de aquella persona que no se separa de la inmundicia y del mal. [1] Dios ordena que los creyentes pongan a un lado toda la suciedad impía que abunda en la sociedad corrupta y procura influir en ellos y en sus familias.

47 Esa suciedad mancha el alma de las personas y arruina su vida (Efesios, 4:22, 25, 31, Colosenses, 3:8, 1º Pedro, 2:1). [2] la Biblia dice lo que debe evitar el pueblo santo de Dios, por lo que los creyentes no deben participar en ninguna clase de impureza u obscenidad (Efesios, 5:3-4). Deben saber que permitir que cualquier clase de inmundicia entre en la vida o en el hogar, incluso el lenguaje sucio o la obscenidad de los videos o en la televisión, aflige al Espíritu y viola las normas santas de Dios para su pueblo. La Palabra de Dios advierte en Efesios, 5:6 Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. 5:7 No seáis, pues, partícipes con ellos.

48 [3] Los creyentes deben tomar en serio la justicia y la santidad. Deben limpiar sus hogares y llenarlos de la Palabra de Dios y de la santidad de Cristo (Mateo, 12:43-45). Los creyentes comienzan su nueva vida en Cristo cuando nacen de nuevo "por la Palabra de verdad" (Santiago, 1:18). La nueva vida exige que se liberen de toda inmundicia que ofende al Espíritu Santo y que estén resueltos a aceptar la Palabra de Dios en el corazón. El termino "implantada" (del griego "emfutos") implica que la Palabra debe llegar a formar parte de la naturaleza del creyente.

49 Jack Kelley comenta: Pablo presentaría más tarde una instrucción casi idéntica a la Iglesia (Efesios 4:25-32) al decir que nuestro fracaso en seguir estas instrucciones entristece al Espíritu Santo que está sellado en nosotros hasta el día de la redención (Efesios 4:30) y por lo tanto, está obligado a ser testigo de todo nuestro comportamiento.

50 Santiago, 1:22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 1:23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 1:24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 1:25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

51 La "perfecta ley, la de la libertad" a la que hace referencia Santiago (Santiago, 1:25) es la voluntad de Dios impresa en el corazón por la presencia del Espíritu Santo (Ezequiel, 11:19- 20). Mediante la fe en Cristo, no solo se recibe gracia y perdón (Santiago, 2:12-13) sino también el poder y la libertad para obedecer la ley de Dios (Romanos, 3:31, 8:4). Se le llama la "perfecta ley, la de la libertad" porque el creyente desea hacer la voluntad de Dios: Salmos, 119:45 Y andaré en libertad, Porque busqué tus mandamientos. Pero jamás debe considerarse como libertad para violar los mandamientos de Cristo sino, mas bien, como la libertad y el poder para obedecerlos.

52 Jack Kelley comenta: No se confundan porque Santiago menciona la ley aquí. Observe que él la llamó la ley perfecta que nos da libertad. Nadie describe la Ley Levítica de esa manera. Las personas creyentes tienen libertad en Cristo, que es el cumplimiento de la ley. Al morir por nuestros pecados Jesús separó nuestra fe de nuestro comportamiento. Él hizo que nuestra salvación fuera totalmente dependiente de nuestra fe, debido a lo cual Dios nos ha impuesto una justicia aparte de la Ley (Romanos, 3:21-24).

53 Esto nos da una tremenda libertad la cual era desconocida en tiempos anteriores. Incluye la libertad de decirle no al comportamiento pecaminoso sin tener la amenaza del juicio siempre pendiendo sobre nuestras cabezas. Por consiguiente, al seguir las instrucciones de comportamiento del Nuevo Testamento seremos bendecidos, porque lo estaremos haciendo puramente por gratitud por lo que se nos ha dado gratuitamente, en lugar de meramente seguir alguna ley dura y rápida con la esperanza de obtenerla.

54 Santiago, 1:26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. 1:27 La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. Aquí Santiago da dos principios que definen el contenido del verdadero cristianismo: [1] El amor verdadero a los que están en necesidad. En los días del NT, los huérfanos y las viudas tenían pocos medios de sustento propio. A menudo, no tenían tutor ni auxilio. Se esperaba que los creyentes les mostraran el mismo cuidado y amor que Dios tiene de los huérfanos y de las viudas (Deuteronomio, 10:18, 24:17, Salmos, 68:5, 146:9).

55 Hoy día, entre los hermanos en Cristo, están los que necesitan atención y cariño. Se debe procurar el alivio de sus sufrimientos y, de esa manera, mostrarles que Dios los ama (Lucas, 7:13, Gálatas, 6:10). [2] La santidad constante delante de Dios. Santiago dice que el amor a los demás debe ir acompañado del amor a Dios que el creyente manifiesta al separarse de las costumbres pecaminosas del mundo. El amor por otros, debe ir acompañado de la santidad delante de Dios para que sea amor cristiano.

56 Jack Kelley comenta: Observe que Santiago no mencionó el mantener la Ley como parte de una religión pura y sin mancha. Él dijo que nuestra religión es ayudar a quienes no pueden ayudarse a sí mismos y de vivir de una manera agradable a Dios. Esa clase de comportamiento es una expresión de nuestro agradecimiento y es totalmente consistente con la doctrina del Nuevo Testamento.

57 AMONESTACION CONTRA LA PARCIALIDAD Santiago, 2:1 Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. 2:2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, 2:3 y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; 2:4 ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?

58 La acepción de personas es la atención especial que se les da a las personas por su riqueza, vestido o posición social. Es indebida esa conducta por varias razones: [1] Desagrada a Dios, quien no se fija en las apariencias sino en el corazón (1º Samuel, 16:7). [2] No es motivado por el verdadero amor al prójimo (Santiago, 2:8). Admirar la posición social de ciertas personas es pecar contra la ley del amor. [3] Hace que las personas se conviertan en “jueces con malos pensamientos” (Santiago, 2:4). En lugar de honrar a "nuestro glorioso Señor" y aceptar a las personas por su fe en Cristo, injustamente se favorece al rico o al influyente por el motivo malicioso de las ventajas que se pudieran obtener.

59 Santiago, 2:5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? 2:6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? 2:7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?

60 Los pobres son especiales y de gran valor para Dios (Isaías, 61:1, Lucas, 4:18, 6:20, 7:22). Con frecuencia son los pobres de este mundo los mas ricos en fe y dones espirituales y quienes, en su necesidad, claman mas intensamente a Dios con un deseo sincero de su presencia, misericordia y ayuda (Lucas, 6:20-21). Los que sufren de depresión económica en todo el mundo saben mejor que nadie que no pueden poner su confianza en las posesiones materiales. Por lo tanto, responden con menos reserva a la invitación de Cristo: Mateo, 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

61 Jack Kelley comenta: Muchas personas creen que, entre los que han de heredar el reino, habrá, proporcionalmente, más personas pobres que ricas. Obviamente, no podemos probar eso, pero en todo lo que la Biblia dice acerca del dinero y lo que puede hacerle a la gente, no debemos sorprendernos de saber que eso sea cierto. En caso afirmativo, son los pobres quienes son el pueblo favorecido de Dios. Un gran porcentaje de los ricos sabrá que cuando mueran ya habrán recibido todas las bendiciones que nunca más recibirán, y el resto de su eternidad será muy distinta a sus primeros y pocos años.

62 Y, sin embargo, la mayoría de las personas creyentes muestran un inmerecido de respeto (y aun envidia) hacia los ricos, mientras menosprecian a los pobres. Santiago justamente condenó esa práctica. Cuando lleguemos al Reino, ninguna parte de nuestra fama y fortuna terrenales nos acompañarán. Por consiguiente, lo único que debemos valorar en cada uno es nuestra fe y, como un grupo, los pobres tienen una fe mucho más profunda que los ricos, porque dependen más de la provisión de Dios. Enfocarse en la riqueza de las personas en lugar de su fe es deshonrar a los pobres.

63 Santiago, 2:8 Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; 2:9 pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores. 2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. 2:11 Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. 2:12 Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. 2:13 Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.

64 Santiago, 2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Una de las razones fundamentales del porque era tan difícil de cumplir la ley mosaica es esto que señala Santiago: el que ofendía en un punto, se hacia culpable de todos, es decir, no había diferencia entre violar un mandamiento o violarlos todos. Por eso Pablo dice: Colosenses, 2:14 anulando el acta de los decretos [la ley de Moisés] que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,

65 Jack Kelley comenta: De nuevo Santiago utiliza el término “la ley que nos da libertad” del capítulo 1. Allí pudimos aprender que la ley que nos da libertad es el Evangelio. Jesús murió en nuestro lugar para cumplir con los requisitos de la Ley, liberándonos de las consecuencias de violarla. Santiago nos está recordando que esta increíble demostración de la misericordia de Dios hacia nosotros nos obliga a que seamos más compasivos hacia los demás. Su misericordia ha detenido la mano del juicio en contra nuestra y ha triunfado sobre la misma, cancelando los castigos que justamente merecíamos (Colosenses, 2:13-14).

66 LA FE SIN OBRAS ES MUERTA Santiago, 2:14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 2:15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 2:16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 2:17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

67 Pablo dice en Efesios, 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe. La causa (el por que) de la salvación es la gracia, es decir, porque Dios quiere (“no por obras, para que nadie se gloríe” [para que nadie diga "me salve porque soy bueno"]) y la fe (en Jesucristo) es el medio (no la causa de la salvación). Que algo sea por "gracia" significa que es un regalo respecto del cual no hemos hecho nada para merecerlo. Y la fe es el "boleto de entrada" a la gracia. La gracia es la presencia y el amor de Dios por medio de Jesucristo, que reciben los creyentes de parte del Espíritu Santo.

68 Que la fe es el boleto de entrada a la gracia lo dice Pablo en: Romanos, 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 5:2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. La gracia, que empezó con la cruz de Jesucristo y terminara con el rapto (es decir, la gracia durara lo que dure la "era de la iglesia") esta disponible para todos, pero esto no significa que "todos" sean salvos. Para aprovechar esta gracia, para poder "entrar" en ella y ser salvos, es necesaria la fe.

69 LA CONDICION NECESARIA Y LA CONDICION SUFICIENTE Finalmente, para terminar de entender como operan los engranajes de la gracia y la fe en el mecanismo de la salvación, podemos hacer el siguiente ejercicio. Tenemos un "evento esperado" (la salvación), el cual depende, a su vez, de dos condiciones: la condición "necesaria" (la gracia) y la condición "suficiente" (la fe). La condición "necesaria" es aquella condición "sine qua non" (sin la cual) el evento esperado es de ocurrencia imposible. La condición "suficiente", por su parte, actúa como complemento de la condición "necesaria" en el sentido de que, habiéndose cumplido la condición "necesaria", el evento esperado ocurrirá solo si se cumple la condición "suficiente".

70 El "evento esperado", como dijimos, es la salvación. La condición "necesaria" es la gracia y la condición “suficiente” es la fe. Comprobemos lo que hemos dicho. Sin la condición "necesaria", es de decir, sin la gracia, la salvación seria imposible, por mas fe que tuviéramos (es decir, aun cumpliéndose la condición "suficiente"). Nos salvamos solo porque Dios lo desea (no por otra cosa). Sin la condición "necesaria" no hay nada, desde "el vamos". Si se cumple la condición "necesaria", es decir, si hay gracia, el evento esperado (la salvación) solo ocurrirá si se cumple la condición "suficiente", que es la fe. Es lo que ocurre hoy. Estamos bajo la gracia (que empezó en la cruz de Cristo y terminara con el rapto). Pero solo hay salvación para los que tienen fe (solo si se cumple la condición "suficiente").

71 Los creyentes son salvos solo por gracia, mediante la fe (no por obras). Pero Santiago declara que “la fe sin obras es muerta” (Santiago, 2:17, 26). ¿Como conciliamos este pasaje de Santiago con lo que dice Pablo en Efesios, 2:8-9 (Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe). La justificación ¿es por la fe o por las obras o por ambas cosas?.

72 Jack Kelley comenta: A algunas personas les encanta señalar el aparente conflicto entre estos pasajes de Santiago (Santiago, 2:14-17, 26) y de Pablo (Efesios, 2:8-9), pero los contextos son totalmente diferentes. Pablo estaba hablando acerca de la raíz de nuestra justicia y Santiago estaba hablando acerca de su fruto. Ambas posiciones son correctas. Cuando Pablo dijo que por gracia somos salvos, por medio de la fe y no por obras (Efesios, 2:8-9), él estaba hablando acerca de la raíz de nuestra salvación, la cual es la fe solamente. Santiago estaba hablando sobre lo que sucede después que somos salvos, que es el fruto de nuestra salvación, el cual es nuestra fe que se manifiesta a sí misma en la manera cómo vivimos nuestra vida.

73 Santiago no estaba hablando de lo que se necesita para ser salvos ni de combinar la obediencia a la Ley con nuestra fe para completar nuestra salvación. Él estaba hablando acerca de cómo podemos saber si somos salvos. Si nuestra fe se manifiesta a sí misma en buenas obras hacia los demás, entonces podemos estar seguros que la misma es genuina. Si no es así, entonces es meramente teórica o especulativa, una posición intelectual que hemos tomado. Las personas creyentes no tienen que hacer por ellas mismas esas obras buenas. De hecho tienen que proponerse no hacerlas. El Espíritu Santo es quien va a impulsar a cada persona creyente a hacer actos de caridad y amor según las circunstancias.

74 Pablo estaba hablando sobre lograr la justicia y Santiago estaba hablando sobre demostrar nuestra justicia por nuestras acciones. Efesios, 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Las buenas obras, dice Pablo, fueron preparadas de "antemano", por Dios (el Espíritu Santo) para que anduviésemos en ellas (para que las hagamos). Las buenas obras en las que se manifestara nuestra fe genuina serán inspiradas por el Espíritu Santo.

75 Así como la maldad puede verse como un árbol, cuya raíz es la iniquidad y el fruto es el pecado (podemos sacar el fruto [el pecado] una y otra vez, pero hasta que no arranquemos la raíz [la iniquidad] el fruto [el pecado] seguirá apareciendo), la salvación también puede verse como un árbol, cuya raíz es la causa de la salvación (por gracia, mediante la fe; Efesios, 2:8-9) y su fruto es nuestras buenas obras, posteriores a la salvación, inspiradas por el Espíritu Santo (Santiago, 2:14-17, 26, Efesios, 2:10).

76 Filipenses, 2:13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Es Dios, el Espíritu Santo, el que, a través de su obra de regeneración (Juan, 3:3) y de su gracia, hace (produce en nosotros) no solo nuestro deseo de alejarnos del pecado (el querer) sino, además, que podamos lograrlo (el hacer).

77 Paul Washer, el reconocido predicador norteamericano, al respecto dice: Nosotros somos salvos solo por gracia, por medio de la fe (Efesios, 2:8-9). No por las obras, sino solo por medio de la fe. Pero una persona que de verdad es cristiana, esta persona ha sido renacida, es decir, Dios ha hecho una obra sobrenatural en su vida. Cuando una persona viene a Cristo, por medio de la fe, es el resultado de una obra sobrenatural de Dios. Es una obra tan sobrenatural como la misma creación. El hombre nace con un corazón corrupto, adámico, caído. El hombre nace con un corazón que aborrece a Dios.

78 Pero Dios, a través de la predicación del Evangelio y la obra del Espíritu Santo, puede cambiar el corazón de una persona. Pero esta persona, con un corazón nuevo, un corazón cambiado, no solamente se arrepiente y no solamente cree, sino que también sus afectos (su amor) cambian. Pablo dice en 2 Corintios, 13:5 Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?. ¿Qué está enseñando Pablo?. Para tener la certeza de que de verdad somos salvos debemos examinar nuestra vida.

79 En el cristianismo actual, muchas personas hablan sobre su decisión: “yo recibí a Cristo, yo levante mi mano, Cristo me ha salvado…”. Pero Pablo aquí dice que, para tener la certeza de nuestra salvación, la seguridad de nuestra salvación, debemos examinar nuestro estilo de vida. Pero ¿cómo vamos a hacerlo?. Por medio de examinar mi vida a la luz de las Escrituras. Todos sabemos que Cristo era una persona llena del amor de Dios. El amaba a los pecadores más que nadie. Ninguna persona puede acusar a Cristo de no tener amor en su corazón. Cristo vino a este mundo porque el amo al mundo (Juan, 3:16). El murió por el mundo. Pero mira lo que dice. El nos dice palabras bien fuertes.

80 Mateo, 7:13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; Si no fuera por las enseñanzas de Jesucristo casi no tendríamos ninguna información acerca del infierno. Si estudias el AT, casi no habla del infierno. Las epístolas de los apóstoles tampoco hablan mucho del infierno. Casi toda la enseñanza que tenemos en la Biblia acerca del infierno proviene de Cristo Jesús. ¿Te das cuenta?. A veces muchas personas hablan mal de mí diciendo “este habla siempre del infierno”, pero yo les digo: Cristo hablo más del infierno que del cielo.

81 Cristo hablo del infierno más que los apóstoles, los profetas, más que todos los demás en las Escrituras juntos. Yo no puedo decir que les amo si no les digo la verdad, si no les digo que algunos de ustedes están en peligro, un peligro grave, irrevocable, un peligro eterno. ¿Qué esta enseñándonos Cristo?. ¿Esta enseñándonos que podemos ser salvos por medio de la sobras?. No. ¿Podemos ser salvos por medio de nuestra manera de vivir?. Tampoco. Jesucristo, claramente, enseñaba que el hombre solo puede ser salvo por medio de la fe. Pero aquí El esta enseñándonos algo muy importante: los resultados de una fe verdadera. Una persona que de verdad ha creído en Cristo para la salvación no va a caminar en este “camino espacioso” sino que va a caminar en un camino bien marcado por la voluntad de Dios, por la Palabra de Dios.

82 Es muy importante interpretar correctamente las Escrituras, porque muchas personas piensan que Jesús, en Mateo, 7:13-14, está diciendo lo siguiente: que la mayoría de las personas en el mundo son ateos, agnósticos, de otras religiones y, por lo tanto, se van a ir al infierno, pero hay un grupo pequeño, llamado “evangélicos” que se van a ir al cielo. Hay malas noticias, porque esto no es lo que Cristo está diciendo. ¿Qué está diciendo?. Esta diciendo que, entre las personas que se dicen “cristianos”, es decir, entre las personas que confiesen mi nombre diciéndome “Señor, Señor”, entre este grupo, pocos van a encontrar el camino de vida.

83 La prueba de que Cristo está diciendo lo que sostenemos es el siguiente pasaje: Mateo, 7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. En hebreo, cuando quieres enfatizar algo, simplemente repites la misma palabra. Por ejemplo, en Isaías, 6:3 Dios es “Santo, santo, santo”. Cristo está diciendo, entonces, que entre todas las personas que clamen enfáticamente “soy del Señor o Cristo es el Señor” muchos no van a ser salvos. Tu confesión de fe ¿quieres saber lo que vale?. Cero. Si solamente tienes una confesión de fe, tu confesión de fe no tiene ningún valor.

84 Entrara en el cielo solo el que haga la voluntad del Padre. Pregunta: ¿haces la voluntad del Padre?. ¿Esta Cristo proponiendo que somos salvos por la obras?. No. El está diciendo lo mismo que luego dijo Santiago en Santiago, 2:14-17: que la fe sin obras (sin fruto) es muerta (no salva). Si una persona de verdad cree en Cristo y su confesión fue verdadera esto se va a manifestar en su manera de vivir. Su estilo de vida va a reflejar obediencia a la voluntad del Padre.

85 Mateo, 7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Tú dices que conoces a Cristo. Está bien. ¿Cristo te conoce?. Si yo voy a la Casa Blanca y digo quiero entrar. Ellos no van a permitir que yo entre. Si digo “bueno, pero yo conozco a Barak Obama” aun no me van a dejar entrar. Pero si Barak Obama sale de la Casa Blanca y dice yo conozco a Pablo Washer entonces yo voy a entrar. Tú puedes decir todo el día que conoces a Cristo, pero Cristo ¿te conoce?.

86 Mateo, 7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. En el anterior pasaje se emplea la palabra griega “anamas”. La letra “a” significa “no” o “sin” y la palabra “namas” significa “ley”, es decir, el significado de la palabra griega “anamas” es “sin ley”. Lo que Cristo está diciendo (y escucha muy bien) es “apártense de mí los de ustedes que, confesando mi nombre como Señor, vivieron en la tierra como si yo no les hubiera dado una ley para obedecer; ustedes vivieron sin ley”.

87 Muchos dicen “soy cristiano” pero ni saben lo que son las leyes de Cristo, no les importa. Cristo está diciendo: “tú dices que eres mi discípulo pero tu vives como si nunca te hubiera dado una ley para obedecer; tu vives como quieres; tú haces todo conforme a tus pensamientos, todo conforme a la carne, todo conforme a lo que el mundo hace; tú haces lo mismo, pero dices que yo soy tu Señor; es una mentira, apártate de mí”. Muchos que se dicen “cristianos”, si mueren esta misma noche, van a escuchar lo mismo porque tienen una fe que no produce ningún fruto.

88 Mateo, 7:16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 7:17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 7:18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 7:19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.7:20 Así que, por sus frutos los conoceréis. De nuevo. ¿Cristo está diciendo que tenemos que tener “obras” para ser salvos?. No. El está enseñando que, si somos salvos por medio de la fe, la evidencia de nuestra salvación va a ser los frutos (Santiago, 2:14-17). Entonces ¿cómo podemos discernir si, de verdad, tenemos los frutos de un cristiano, las características de un cristiano verdadero?.

89 Vamos a comparar nuestra vida con lo que dice la Palabra de Dios, para que tú mismo puedas juzgar. Vamos a ver las marcas, las características de un cristiano verdadero y tú debe comparar tu vida con lo que dice la Palabra y, si estas características no se encuentran en tu vida debes tener bastante miedo. Deben pensar, debes orar, debes arrepentirte, debes venir a Cristo. 1 Juan, 5:13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.

90 En el versículo anterior Juan explica cual es el propósito de esta carta: “para que sepáis que tenéis vida eterna”, es decir, para que tengamos la seguridad de que realmente somos salvos. En el Evangelio de Juan, el nos explica, en la parte final, la razón por la cual escribió su Evangelio: Juan, 20:31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Para que creamos que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios. En 1 Juan, Juan también explica el propósito de su carta (esto es característico en Juan): para que sepamos si verdaderamente somos salvos.

91 Características de un cristiano verdadero: [1] 1 Juan, 1:5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 1:6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; 1:7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. ¿Qué significa aquí que “Dios es luz”?. Bueno, si, significa que no tiene pecado, que es santo y demás. Pero Juan está hablando, en realidad, acerca de la revelación de Dios.

92 Lo que Juan está enseñando aquí es lo siguiente: Dios, no es un dios esotérico, oscuro, escondido. Dios nos ha revelado quien es y lo que El espera de nosotros, es decir, Dios nos ha revelado su voluntad: Miqueas, 6:8 Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. La palabra “andar” (1 Juan, 1:6) proviene de la palabra griega “peripateo”. La palabra “pateo” significa “caminar” y “peri” significa “todo lugar o muchos lugares”, de modo que la palabra “peripateo” significa “caminar por todo lugar”.

93 El verbo también se encuentra en el tiempo presente y significa “continuación”. Lo que Juan está enseñando es lo siguiente: si decimos que somos creyentes pero vivimos con un estilo de vida que contradice lo que Dios nos ha revelado acerca de si mismo, que contradice lo que Dios nos ha revelado en su ley acerca de su voluntad, mentimos cuando decimos que somos creyentes. Juan está hablando, entonces, de un estilo de vida. Si tú me sigues con una cámara de tomar fotos, entonces tú puedes estar todos los días, detrás de mí, tomándome fotos. Y un día, cuando me enojo o algo así o no tengo paciencia con mis hijos, tu puedes tomar esa foto y mostrarla y decir a todo el mundo, basado en este texto, Pablo Washer no es cristiano.

94 Miren su cara de enojo. Pero no sería la verdad. No es una evidencia sustancial acerca de cómo soy. Has tomado solamente una foto. Pero si tú me sigues un año, 24 horas al día, con una cámara de video, entonces vas a ver no un momento en mi vida sino un “estilo de vida”, un modo de vivir. Y en ese año, a pesar de que soy creyente, vas a ver que si, fallo, peco y tengo que luchar contra el pecado (vas a ver eso), pero en mi estilo de vida vas a ver un hombre diferente a un mundano. Un hombre que vive conforme a la voluntad de Dios, no perfectamente (todos nosotros pecamos), pero vas a ver un cambio a tal punto que, si comparas mi vida con la vida de un incrédulo, vas a ver una diferencia muy grande.

95 Si examinas tu estilo de vida, diariamente, durante un año, dos años, tres años y ves que contradice lo que Dios nos ha revelado acerca de si mismo, su carácter y de su voluntad, entonces debes tener miedo. Si alguien observa tu vida, durante un año ¿va a ver una persona que, se nota, desea vivir conforme a la voluntad de Dios o va a ver una persona cuya vida contradice todo lo que Dios nos ha revelado acerca de si mismo y de su voluntad?. ¿Tu estilo de vida ha cambiado?. ¿El Señor está obrando en tu vida, cambiándote más y más, cada año, transformándote?. Si no, debes tener miedo.

96 [2] 1 Juan, 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1:10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros. Si no reconocemos que tenemos pecado, no somos creyentes. De acuerdo a la característica [1] (1 Juan, 1:5-7), vimos que el creyente verdadero va a vivir un estilo de vida que, poco a poco, se conforma mas y mas a lo que Dios nos ha revelado acerca de si mismo y de su voluntad.

97 La segunda característica de un creyente verdadero es que el va a reconocer el pecado en su vida, el va a vivir una vida de arrepentimiento y el va a practicar la confesión. Un creyente es una persona, de alguna forma, quebrantada, que siempre está reconociendo sus fallas y arrepintiéndose de ellas y confesando sus fallas a Dios y aun a los hermanos. Es, en definitiva, una persona que puede discernir cuando peca. Un cristiano no es perfecto. Un cristiano va a luchar con el pecado toda su vida. Incluso un cristiano puede caer en el pecado. Pero un cristiano no puede vivir constantemente, año tras año, practicando el pecado como un mundano, sin disciplina o sin quebrantamiento. El cristiano verdadero, cundo peca, Dios, su Padre, le va a hablar.

98 Muchas personas piensan que la “confesión” es simplemente recitar lo siguiente: “Dios, perdóname si he pecado en palabra, pensamiento o acción contra ti, contra mis hermanos o aun contra los hombres”. Esto no es confesión. La palabra “confesión” proviene de la palabra griega “homologeo” (“logeo” = hablar + “homo” = igual, lo mismo). Confesión es “hablar lo mismo”. Tu estas enojado y el Espíritu Santo te habla: estas en pecado, estas enojado. Confesión es cuando tú dices lo mismo: “Señor, me has dicho que estoy enojado e impaciente. Señor tienes razón, estoy de acuerdo contigo. Lo que tú dices de mi es verdad”. Estas “hablando lo mismo” que Dios.

99 La vida de un creyente no está marcada por la perfección pero si está marcada por una manera de vivir, que es diferente del mundo y tiene una relación diferente con el pecado. Cuando una persona viene a mí y me dice “Pablo, Pablo, tengo una nueva relación con el Señor” yo le pregunto ¿y tienes una nueva relación con el pecado?. Porque si no tienes una nueva relación con el pecado, no tienes una nueva relación con el Señor. Bienaventurados los que lloran, que pueden ver su necesidad.

100 La Biblia habla de esto: Mateo, 5:4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Eclesiastés, 7:2 Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón. 7:3 Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón. 7:4 El corazón de los sabios está en la casa del luto; mas el corazón de los insensatos, en la casa en que hay alegría.

101 Cuando un cristiano verdadero peca le sobreviene una nausea, casi no puede respirar. Bajo la convicción del Espíritu Santo, el sabe que ha hecho mal y siente culpa. Esta es la diferencia entre un creyente y un incrédulo. Su vida está marcada por confesión, quebrantamiento. Si un cristiano no renueva su mente con la Palabra de Dios, si no está estudiando la Palabra, si está llenando su vida del mundo, muchas veces ni siquiera puede ver su pecado. El creyente verdadero peca, pero no puede vivir con su pecado, porque el Espíritu Santo es fiel y Dios es un Padre muy, muy bueno, que disciplina a sus hijos. Una de las marcas o evidencias más grandes del amor de Dios es que nos disciplina y no permite que nosotros, sus hijos, andemos en pecado.

102 [3] 1 Juan, 2:3 Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. 2:4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; 2:5 pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. Nosotros sabemos que, aun los cristianos más maduros, pecan, fallan, tienen debilidades. Entonces ¿qué significa este texto?. Tenemos que entender que Juan usa verbos en tiempo presente y que se está refiriendo a un “estilo de vida” y no a un hecho aislado en nuestra vida. Significa que un creyente verdadero va a tener una nueva relación con los mandamientos de Dios.

103 A un inconverso no le interesa la Palabra de Dios, ni sus mandamientos. Vive como quiere, de acuerdo a sus pensamientos y opiniones propias. Pero, cuando esa misma persona se convierte, tiene una nueva relación con los mandamientos de Dios. Ningún hombre guarda los mandamientos perfectamente, pero el cristiano tiene un estilo de vida que refleja obediencia. Tiene una nueva relación con la Palabra de Dios. ¿Recuerdan lo que dije antes, que si una persona venia a mí y me decía “Pablo, Pablo, tengo una nueva relación con el Señor” yo le preguntaba si tenía una nueva relación con el pecado?.

104 Bueno, también le pregunto si tiene una nueva relación con los mandamientos de Dios, con su Palabra, con su voluntad. Antes de conocer a Cristo no nos preocupábamos por saber lo que decía Dios, no nos preocupábamos por entender la voluntad de Dios o por obedecer la voluntad de Dios o confesar nuestros pecados cuando desobedecíamos la voluntad de Dios. Pero después de convertirnos empezamos a tener interés. ¿Qué dice Dios en su Palabra respecto de esto o aquello?. ¿Cuáles son sus mandamientos?. ¿Cuáles es su propósito para mi vida?.

105 Nace, en suma, una nueva relación con la Palabra de Dios. ¿Tienes una nueva relación con los mandamientos de Dios?. La Biblia dice “para el creyente los mandamientos de Dios no son gravosos sino que son su deleite”. Los mandamientos de Dios ¿son tu deleite?. ¿Te esfuerzas para saber lo que ha dicho Dios o simplemente te crees cristiano porque vas al grupo de jóvenes y no eres tan malo como los demás?.

106 [4] 1 Juan, 2:6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. Tu dirás “entonces nos vamos todos al infierno”. ¿Quién puede andar como El anduvo?. Si ni aun los pastores andan como Cristo ¿qué significa este texto?. Les voy a dar una ilustración. Cuando yo era pequeño mi papá era un hombre muy duro. Cada mañana, a las 5:00 o 5:30 de la mañana, el entraba en mi cuarto y me decía: “Pablo, levántate. No hay descanso para los malos”. Y mi papa era muy duro. Si él decía levántate, tú debías levantarte. Entonces yo me levantaba y salíamos a darles alimento a los caballos, a las vacas especialmente, en invierno con la nieve. Y mi papá era un hombre grande, corpulento y caminaba a grandes trancos y yo, como un niño, quería ser igual, como mi papa.

107 Entonces yo, llevando un balde con agua en cada mano, siempre trataba de caminar como él. Una persona, viendo eso, podría haberse burlado. Pero no había duda que había un niño que quería caminar como su papá. Se notaba. A pesar de su debilidad, a pesar de sus fallas, viendo la vida de este niño, no había ninguna duda: el niño quería ser como su papa. Es lo que significa este texto. Cuando alguien ve el estilo de tu vida, esta persona va a decir respecto de ti: esta persona, a pesar de sus fallas, se nota que él quiere ser como Cristo, el quiere andar como Cristo, el quiere reflejar la misma vida de Cristo. ¿Pueden ver esto en ti, una pasión, un deseo de vivir, de caminar como Cristo?.

108 [5] 1 Juan, 2:9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. 2:10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. ¿Quién es el hermano?. En el contexto de este pasaje, la palabra “hermano” se refiere a otros cristianos. ¿Buscas comunión con otros cristianos para hablar de Cristo?. ¿Buscar ser siervo de otros cristianos, en el nombre de Cristo?. Hoy día, los grupos de jóvenes de las iglesias quieren salir y de hecho salen juntos pero casi nunca hablan de Cristo o de las Escrituras. ¿Te juntas con otros cristianos dedicados y, por ello, mas maduros para aprender de ellos?.

109 Cuando yo era un inconverso, me burlaba de los creyentes y muchas veces hasta los fastidiaba. Pero cuando Cristo me salvo mis afectos cambiaron. Ahora yo quería estar con otros creyentes, hablando de Cristo. Comunión, compañerismo, ir a la iglesia, escuchar los sermones del pastor, una persona diferente. Ahora veremos cuan peligroso es malinterpretar las Escrituras o interpretarlas a la ligera: Mateo, 25:31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 25:32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 25:33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

110 Mateo, 25:34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 25:35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 25:36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 25:37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 25:38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 25:39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 25:40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

111 Muchos ministerios usan estos pasajes como un pretexto diciendo que, en base a estos versículos, debemos cuidar a los pobres, debemos dar alimentos a los que tienen hambre, debemos visitar a las personas que han cometido crímenes y ahora están en la cárcel. Mira, debemos hacer todas estas cosas, pero no es lo que este texto está enseñando. Jesús no está diciendo “yo era un ladrón o un asesino en la cárcel y me visitasteis”. No. Jesucristo está hablando de una cosa completamente diferente. Pero tú siempre has escuchado este texto interpretado así ¿verdad?. Durante los primeros tres siglos d.C. la iglesia, en Roma, tenía que esconderse porque era ilegal ser cristiano.

112 Si algún cristiano era capturado, los romanos, previa golpiza brutal, lo metían en la cárcel. Ir a una cárcel romana, en esa época, equivalía a entrar a un lugar prácticamente a morir de sed y hambre. Cualquiera de los otros cristianos que se ofreciera a ir a visitarlos para llevarles comida y agua corría el altísimo riesgo de terminar de igual manera. Lo que está diciendo Jesucristo en estos pasajes es que un verdadero cristiano ira de todos modos a visitar a sus hermanos (otros cristianos) presos injustamente. Una de las evidencias más contundentes de un cristianismo verdadero es que amas a los demás creyentes y tienes la buena voluntad de servir a los creyentes aunque te cueste tu vida. ¿Puedes darte cuenta ahora de cómo puede malinterpretarse un texto?.

113 [6] 1 Juan, 2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 2:16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 2:17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. ¿Qué es el mundo?. Siempre estamos hablando del mundo y nunca lo definimos. El mundo es cualquier idea, sistema, obra, acción, teoría, cualquier cosa que contradice la voluntad y la Palabra de Dios. Por ejemplo, un hombre que trabaja para enriquecerse, no para la gloria de Dios, no para servir a otros, esta amando al mundo.

114 Una chica sensual, que se viste para atraer la vista de los demás, es una cosa mundana. El orgullo, la independencia, buscar fama son cosas del mundo. Miren solamente a las personas fuera de la iglesia (y a algunas incluso dentro de la iglesia). ¿Están buscando a Cristo?. ¿Están buscando las cosas eternas?. No, están buscando las cosas del mundo, el materialismo. La generación de los jóvenes de hoy es una “generación materialista”. Quiere cosas. Una vida fácil. El mundo. Aman el mundo. 1 Juan, 2:17 dice “el mundo pasa”. Que “el mundo pasa” puede significar simplemente que el mundo está pasando, pero también podemos traducir este texto como que “alguien está detrás del mundo, empujando al mundo, para que se pase y ese alguien es Dios”.

115 Dios está detrás, moviendo el mundo a su destino final: la destrucción. El, en su soberanía, está empujando al mundo y, si estás viviendo para las cosas de este mundo, estás viviendo para cosas que no van a permanecer (van a pasar). Tú me puedes decir a mí: tú no puedes juzgar mi corazón, no puedes decir si soy salvo o no. Pero yo he demostrado, de alguna manera, que no tengo que hacerlo. Solamente tengo que observar tu vida, tu estilo de vida y contrastarlo con lo que las Escrituras dicen. Para eso escribió Juan su carta 1 Juan: “para que sepamos que tenemos vida eterna” (para que sepamos si somos salvos).

116 Santiago, 2:18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 2:19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.

117 Jack Kelley comenta: Creer que hay un solo Dios no es suficiente para ser salvos. Para ser salvos, tenemos que creer que Dios envió a Su Hijo a morir por nuestros pecados, y aceptar Su muerte como el pago que debíamos por los mismos. El agradecimiento que sentimos por lo que Él ha hecho por nosotros es el poder energizante detrás de nuestros actos bondadosos. Los demonios creen que hay un Dios porque lo han visto. Tiemblan porque saben el juicio que está reservado para ellos. Saben que no hay escapatoria porque no hay ninguna provisión comparable para su perdón.

118 Santiago, 2:20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 2:21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 2:22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 2:23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. 2:24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. 2:25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 2:26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

119 Jack Kelley comenta: Alguien dijo una vez “si lo que decimos que creemos no resulta en una acción, es dudoso que lo creamos”. Y ese es el punto que Santiago esta poniendo de manifiesto. Por sus acciones la fe de Abraham quedó demostrada que era genuina. ¿Que hubiese pasado con su fe si, cuando Dios le pidió que ofreciera a su hijo Isaac en sacrificio, Abraham se hubiera negado a hacerlo?.

120 Rahab vivía en Jericó. Ella y todos sus vecinos habían oído lo que Dios había hecho por los israelitas, abriendo un paso para ellos a través del Mar Rojo, y destruyendo los ejércitos de los reyes de los amorreos que habitaban al este del Jordán. Pero mientras que las demás personas en Jericó se acobardaron por el temor, Rahab había determinado que el Dios de Israel era el Dios del Cielo y la Tierra, y ayudó a los espías israelitas que llegaron ocultándolos de su propio pueblo a cambio de la seguridad de su familia (Josué, 2).

121 Después que Jericó fue destruida, la casa de Rahab fue la única que quedó en pie, y ella y su familia seguros adentro. Rahab se unió a los israelitas. Se casó con un hombre israelita llamado Salmón y tuvieron un hijo llamado Booz. Booz fue el padre de Obed, quien fue el padre de Isaí, que fue el padre del Rey David. La fe de Rahab fue demostrada por sus acciones. Debido a ello, ella ganó un lugar prominente entre los israelitas y se le menciona en la genealogía del Señor (Mateo, 1:5).

122 La justicia de Abraham no resulto de la observancia de la ley (Romanos, 3:28) y jamás pudo haber resultado de ella porque Abraham es uno de los personajes centrales de Génesis y la ley fue dada a Moisés posteriormente en Éxodo, en el monte Sinaí. Por eso Abraham es el padre de la fe. La justicia de Abraham resulto de su fe y sus acciones, obrando juntas en amor. Su disposición a sacrificar a Isaac fue la expresión de su fe en Dios y su consagración a El (Génesis, 15:6, 22:1). Santiago no dice que la fe y las obras salvan. Santiago se refiere, mas bien, a la fe que obra. Por lo tanto, nunca pueden separarse la fe y las obras, pues las obras proceden naturalmente de la fe (Gálatas, 5:6).

123 LA LENGUA Santiago, 3:1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. 3:2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. El maestro debe entender que nadie tiene una responsabilidad mas grande que quienes enseñan la Palabra de Dios. En el juicio, se juzgara a los maestros con mas rigor que a los demás creyentes.

124 Jack Kelley comenta: Ninguno de nosotros es perfecto. Todos decimos y hacemos cosas que más tarde nos damos cuenta que fueron un error. Para la mayoría de las personas eso es un asunto simple de corregirse. Pero para los maestros, cualquier error de nuestra parte va directamente a la mente de nuestros escuchas y puede influenciar su entendimiento de la palabra de Dios para el resto de su vida. Las personas que sienten que han sido llamadas a enseñar necesitan tener la habilidad para hablar clara y concisamente, dependiendo solamente en lo que Dios les ha transmitido. También necesitamos estar conscientes que Él está escuchando y que nos responsabilizará por nuestra enseñanza. No es suficiente para nosotros referirnos a la advertencia de Pablo de investigar las Escrituras y que se lo digamos a quienes nos escuchan para ver si estamos hablando la verdad (Hechos 17:11). También seremos requeridos a justificar todo lo que hemos dicho.

125 Santiago, 3:3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. 3:4 Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. 3:5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! 3:6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

126 Santiago pone de relieve la inclinación del hombre a pecar de palabra. Los pecados de la lengua incluyen las palabras ásperas y ofensivas, la mentira, la exageración, la enseñanza de falsas doctrinas, la calumnia, el chisme, la vanagloria y mucho mas. Los creyentes maduros tienen dominio sobre su lengua con la ayuda del Espíritu Santo "llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo" (2º Corintios, 10:5). A causa de la tendencia a pecar con la lengua, Santiago exhorta a todo hombre a ser "pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse" (Santiago, 1:19).

127 Eclesiastés, 5:2 No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. Eclesiastés, 5:6 No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos? Proverbios, 17:28 Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; El que cierra sus labios es entendido.

128 Santiago, 3:7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; 3:8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. 3:9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. 3:10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 3:11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? 3:12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

129 Jack Kelley comenta: Jesús dijo que las palabras que salen de nuestra boca se originan en nuestro corazón y esas son las cosas que nos contaminan (Mateo 15:18). Puesto que lo que decimos es un reflejo de lo que está en nuestro corazón, y puesto que el corazón del ser humano natural es incurablemente perverso (Jeremías 17:9), luego la única forma que podemos cambiar lo que sale de nuestra boca es cambiar lo que ingresa en nuestro corazón. Por esa razón, yo creo que escuchar lo que sale de nuestra propia boca puede proveer la señal más clara si en verdad somos creyentes bajo la influencia del Espíritu Santo. Recuerden, Santiago nos amonestó de ser hacedores de la palabra y no solamente oidores (Santiago, 1:22).

130 LA SABIDURIA DE LO ALTO Santiago, 3:13 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. 3:14 Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; 3:15 porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. 3:16 Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.

131 La frase "celos amargos" se refiere al vicio que impulsa a desarrollar los propios intereses. El celo amargo en la iglesia es [1] "terrenal", es decir, mancha lo que es santo y del Espíritu, [2] "animal", es decir, sin el Espíritu Santo y [3] "diabólico", es decir, inspirado por los demonios (1º Timoteo, 4:1).

132 Jack Kelley comenta: Recordemos que Santiago no se estaba refiriendo a guardar la Ley cuando habló de una vida buena llena de obras hechas con humildad. Los fariseos mostraban que guardar la Ley no daba como resultado la humildad, sino más bien la arrogancia y el orgullo. Miraban de menos a los menos afortunados y criticaron a Jesús por asociarse con ellos (Mateo 9:10-11). Ellos creían que si los pobres simplemente vivían de acuerdo a los estándares fariseos, serían bendecidos acorde. Por lo tanto no tenían excusa por su miseria y no merecían ni compasión ni ayuda.

133 Es natural para los humanos ser auto centrados y envidiosos en cuánto a cómo percibimos lo que es el éxito en los demás. Es parte de nuestra naturaleza pecaminosa. Santiago dijo que esas actitudes no son espirituales sino más bien demoníacas. Promueven la envidia en vez de la humildad y el egoísmo en lugar de la generosidad, y están detrás de todas las prácticas malignas del ser humano.

134 Solamente las personas creyentes se dan cuenta de que antes de haber llegado al Señor, realmente no teníamos nada de valor para Él y sin embargo Él nos dio todo solamente porque se lo pedimos. Eso es lo que promueve el deseo en nuestro corazón de compartir lo que tenemos con otras personas. Nuestra amabilidad y generosidad hacia los demás muestran la humildad que sale de saber que no merecíamos nada para ser salvos, y es una demostración de nuestra rebosante gratitud por el regalo gratuito que hemos recibido.

135 Santiago, 3:17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. 3:18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz. Jack Kelley comenta: La sabiduría que viene del cielo no está cargada de motivos ulteriores y agendas ocultas. Pablo dijo que el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (Gálatas 5:23).

136 Ningún mero asentimiento intelectual que Dios existe o aún que Jesús vino a enseñarnos cómo vivir una vida agradable a Dios puede producir el cambio en la actitud de una persona de la que tanto Santiago como Pablo están hablando aquí. Para ser la clase de persona que ellos describen, tenemos que despojarnos del viejo yo, el cual está corrompido por los deseos engañosos y ser hechos una nueva criatura en la actitud de nuestras mentes (Efesios 4:22-23). Esta es la obra regenerativa del Espíritu Santo, el cual está sellado en cada persona creyente nacida de nuevo. Solamente Él puede producir la clase de cambio en nosotros que nos permite poner a un lado nuestro auto centrismo y caminar en humildad, haciendo buenas obras en cada oportunidad.

137 Usted se sorprenderá al saber que el origen de este pensamiento está en el Antiguo Testamento. Es un ejemplo asombroso de que eso es lo que Dios siempre ha querido para Su pueblo. Él hizo que el profeta Miqueas nos dijera, Ya se te ha declarado lo que es bueno, y qué pide el SEÑOR de ti: solamente practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios (Miqueas 6:8). Viva una vida agradable al Señor y deléitese ayudando a los necesitados, hecho todo en un espíritu de humildad, y en agradecimiento por lo que se le ha dado a usted.

138 LA AMISTAD CON EL MUNDO Santiago, 4:1 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 4:2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 4:3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.

139 La mayor fuente de desacuerdos y los conflictos en la iglesia es por el deseo de reconocimiento, honra, poder, placer, dinero y superioridad. La satisfacción de los deseos egoístas se vuelve mas importante que la justicia y la voluntad de Dios (Marcos, 4:19, Lucas, 8:14, Gálatas, 5:16-20). Cuando eso sucede, surgen conflictos egoístas en la congregación. Los contendientes demuestran que no tienen el Espíritu y que están fuera del reino de Dios (Gálatas, 5:19-21, Judas, 1:16-19).

140 La frase "matáis y ardéis de envidia" se emplea en sentido figurado por "odian" (Mateo, 5:21-22). Dios no responde la oraciones de los que tienen ambiciones egoístas, aman el placer y desean honra, poder y riquezas. Todos los creyentes deben estar atentos, pues Dios no escuchara sus oraciones si tienen el corazón lleno de deseos egoístas. La Biblia dice que Dios solo escucha las oraciones de los justos (Salmos, 34:13-15, 66:18-19), de los que lo invocan en verdad (Salmos, 145:18), de los que de veras se arrepienten y se humillan (Lucas, 18:14) y de los que piden conforme a la voluntad divina (1º Juan, 5:14).

141 Jack Kelley comenta: Aquí Santiago usó un lenguaje fuerte. Sus palabras para guerras y peleas pueden significar cualquier cosa hasta las guerras entre las naciones. Su punto era que ya sea que fuese un asunto entre dos personas o dos países, la cosa empieza con los deseos de la carne. Una persona codicia lo que otra tiene, y en lugar de pedirle a Dios por eso, la persona “va a la guerra” contra la otra persona para obtener lo que desea.

142 A pesar de que se lo pide a Dios la persona no recibe lo que codicia porque sus motivos no son puros. Solamente está buscando gratificar los deseos de la carne. El Señor nos prometió vida abundante (Juan 10:10), y Él ama darles buenos regalos a Sus hijos (Mateo 7:11), pero eso no quiere decir que Él va a proveer todos los deseos egoístas de nuestra carne. Algunas cosas que queremos simplemente no son buenas para nosotros. Más bien nos alejan de Él en vez de acercarnos a él.

143 Santiago, 4:4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 4:5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? 4:6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

144 La "amistad con el mundo" es adulterio espiritual, es decir, infidelidad a Dios y al compromiso de consagración a El (1º Juan, 2:15-17, Isaías, 54:5, Jeremías, 3:20). Comprende la aceptación del pecado, de los valores y de los placeres malvados del mundo. Dios no aceptara dicha amistad (Mateo, 6:24), porque es un Dios celoso (Éxodo, 20:5, Deuteronomio, 5:9). Un ejemplo de esa amistad es la participación en ordenes secretas (logias), que exigen juramentos religiosos que no son bíblicos y la asociación con los incrédulos, los cuales se prohíben en la Palabra de Dios (Mateo, 5:33, 37, 2º Corintios, 6:14). Los creyentes no pueden pertenecer a dichos grupos sin comprometer la doctrina cristiana (2º Pedro, 3:16), las normas piadosas, la separación del mundo (2º Corintios, 6:17-18) y la fidelidad a Cristo (Mateo, 6:24).

145 Jack Kelley comenta: Con el término “almas adúlteras” Santiago estaba hablando de las personas cuya lealtad se encuentra dividida entre las cosas de Dios y las cosas de este mundo. Es como un hombre que tiene una esposa y una amante, no puede dedicarse completamente a ellas y es como pecado de “fornicación”. Puesto de otra manera, Jesús dijo, “Nadie puede servir a dos señores” (Mateo 6:24). Mientras más enamorados estemos de las cosas de este mundo, más difícil será poder servir al Señor.

146 A pesar de la promesa del Señor de una vida abundante, muchas personas creyentes se le adelantan e hipotecan su futuro por “las cosas materiales del mundo”. Y cuando las obtienen se enorgullecen de lo que han logrado por ellas mismas. Luego, después de unos años de estar efectuando pagos mensuales, se dan cuenta de que se han esclavizado al estilo de vida que ellas mismas se han fabricado. Su deseo de vivir para el Señor puede ser real, pero su capacidad se ve reducida por las obligaciones que han contraído en un esfuerzo para satisfacer los deseos de la carne.

147 Por eso es que Pablo nos alentó a presentar nuestros cuerpos como sacrificios vivos al Señor, para ser usados para Su gloria. Él nos advirtió de no conformarnos a este mundo, lo cual es la satisfacción de los deseos de la carne, sino ser transformados por la renovación de nuestra mente (Romanos 12:1-2). Él quería que nosotros evitáramos esa lealtad dividida de la que Jesús y Santiago hablaron en contra. Mientras tanto, Dios anhela por el Espíritu que él hizo que habitara en nosotros, que el mismo se manifieste en nuestra vida. Él nos da más gracia, esperando que nosotros nos humillemos y lo proclamemos ser Señor en nuestra vida para que Él pueda mostrarnos Su favor al ayudarnos a ser liberados de la situación que nos hemos producido. Él sabe que no son las cosas de este mundo, sino Su bendición lo que nos hace ricos, y Él no le agrega ninguna tristeza a eso (Proverbios 10:22). No hay pagos mensuales que hacer asociados con las bendiciones del Señor.

148 Santiago, 4:7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 4:8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 4:9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 4:10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará. El creyente debe tener en cuenta la intensidad con la que Dios aborrece la soberbia (el orgullo), la cual hace que Dios no acepte las oraciones, ni manifieste su presencia, ni conceda su gracia.

149 El que se envanece o busca la honra y la estima de los demás, a fin de satisfacer su orgullo, se priva de la ayuda de Dios. En cambio, el que con humildad se somete a Dios y se le acerca, El le da gracia abundante, le tiene misericordia y lo ayuda en cualquier situación de la vida (Filipenses, 2:3, Hebreos, 4:16, 7:25). Dios promete estar cerca de todo el que se vuelve del pecado, purifica su corazón y lo invoca con arrepentimiento sincero. La cercanía de Dios traerá su presencia, gracia, bendiciones y amor.

150 Jack Kelley comenta: Cuando nos sometemos a Dios y resistimos las manipulaciones del diablo en nuestros deseos mundanos, él huirá de nosotros. No importa cuándo es que sucede en nuestra vida, pero cuando nos acercamos a Dios, Él se acercará a nosotros. Empezaremos a ver lo pequeño que es el valor de nuestra vida al compararla con Aquel que nos la dio. Lavaremos nuestras manos de estar persiguiendo los deseos mundanos y purificaremos nuestros corazones de los intentos de doble ánimo (de ser pusilánimes) que sirven a dos amos.

151 Nos daremos cuenta que las cosas que una vez nos dieron tanto orgullo y auto satisfacción, solamente nos han cegado para ver lo que es verdaderamente importante. Entonces nos humillaremos ante el Señor y Él nos levantará. En mi propia experiencia yo puedo decirles que nunca es tarde para que ustedes hagan eso. Así que no se lamenten por el hecho de que han perdido mucho tiempo en la vida de ustedes persiguiendo los placeres falsos, sino regocíjense en el hecho de que el Señor puede tomar lo que queda y utilizarlo para hacer cosas maravillosas. Recuerden, Él ha estado celosamente anhelando la oportunidad para hacerlo (Santiago 4:5). Todo lo que usted tiene que hacer es ofrecérselo a él.

152 JUZGANDO AL HERMANO Santiago, 4:11 Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. 4:12 Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro? Mateo, 7:1 No juzguéis, para que no seáis juzgados. 7:2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. 7:3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 7:4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 7:5 ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

153 Santiago y Jesús no dicen que no podemos mirar e indicar fallas en nuestros hermanos (mirar la paja en el ojo ajeno) sino que, antes de hacerlo, veamos nuestras propias fallas (mirar la viga en el propio ojo) porque, de esa manera, “veremos bien” para marcar las fallas en nuestros hermanos (para sacar la paja del ojo ajeno). Esto significa que, reconocer primero las propias fallas, no hará mas comprensivos y tolerantes a la hora de ver las fallas en nuestros hermanos. No deben emplearse estos pasajes de Santiago y de Jesús para argumentar (falazmente) que personas justas y, por ello, voces autorizadas dentro de una congregación, no puedan corregir con amor fallas en otros miembros o, incluso, denunciar la comisión de un pecado. Estamos hablando de fallas, de cosas para pulir y mejorar, no de pecados.

154 Por otra parte, murmurar no significa simplemente hablar (generalmente en contra) de una persona que no esta presente. Significa algo mas y la clave la podemos encontrar en el libro de Números. A este libro, en hebreo, se lo conoce como 'bemidbar' (en el desierto) y también como el "libro de las murmuraciones" porque registra una y otra vez la murmuración y las quejas amargas de los israelitas contra Dios y explica las razones (la murmuración y la rebeldía) por las que Israel no entro inmediatamente en la tierra prometida, (luego de salir del Monte Sinaí) y peregrino 39 años en el desierto. Y aquí ya tenemos una clave: los israelitas murmuraban (se quejaban) contra Moisés sin causa, por incrédulos y rebeldes.

155 La queja (sin causa) es una de las características de la murmuración. Pero hay otra característica mas, que la podemos extraer de Números, 12. En Números 12:1-14 podemos ver que Aarón y María (ambos, hermanos de Moisés) hablaron contra Moisés, en principio, porque el había tomado por esposa a una mujer cusita (de la ciudad de Cus) y, paralelamente se preguntaron si Dios había hablado solamente por Moisés o también había hablado por ellos. En realidad, el problema para Aarón y María era esto ultimo y no tanto el tema de la mujer cusita. Aarón y María cuestionaron la autoridad de Moisés sin razón. A raíz de esto se encendió la ira de Dios contra ellos y María quedo leprosa por lo que fue echada del campamento por 7 días.

156 El matrimonio de Moisés con una mujer cusita no era malo moral ni legalmente. La queja de María y Aarón era un pretexto para ocultar su envidia de la autoridad de Moisés. El pecado de María y Aarón, al poner en duda la autoridad de Moisés, fue que no temieron a Dios ni respetaron la palabra de Dios por medio de Su profeta Moisés. Moisés era el mediador del antiguo pacto, tal como Jesús es el mediador del nuevo. Dios le hablo directamente a Moisés y por eso la palabra de Moisés para el pueblo era la autorizada Palabra de Dios. Aunque María y Aarón eran guías en Israel, no tenían derecho a desafiar la autoridad de Moisés. Dios les mostro que ellos no estaban al mismo nivel que Moisés.

157 Y aquí estas las dos principales características de toda murmuración: [1] se trata de una queja sin causa (no de una critica sana o constructiva con el fin de mejorar algo o a alguien); y [2] la verdadera motivación esta oculta, camuflada con otros motivos "menos profundos"; Los lideres deben evaluar todo comentario a la luz de estos parámetros para evaluar si se esta en presencia de una murmuración (y de un murmurador), ya que puede haber miembros de la congregación que acerquen a los lideres inquietudes y comentarios constructivos o, incluso, denuncien con pruebas la comisión de un pecado.

158 NO OS GLORIEIS DEL DIA DE MAÑANA Santiago, 4:13 ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; 4:14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. 4:15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. 4:16 Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; 4:17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.

159 Al formular metas y planes para el futuro los creyentes siempre deben considerar la voluntad de Dios. No deben actuar como el rico insensato (Lucas, 12:16-21) sino que deben reconocer que el verdadero gozo y la vida útil dependen totalmente de Dios. El principio por el cual vivir debe ser “si el Señor quiere". Si de veras la oración es "hágase tu voluntad” (Mateo, 26:42), entonces se tiene la seguridad de que el presente y el futuro están bajo el cuidado protector del Padre celestial (Hechos, 18:21, 1º Corintios, 4:19, 16:7, Hebreos, 6:3). Los que fijan metas y las logran tienden a ufanarse. La jactancia se basa en la falsa suposición de que lo realizado se hizo por esfuerzo propio y no con la ayuda de Dios y de los demás. El NT exhorta acerca de esto (2º Corintios, 11:30, 12:5-9).

160 Jack Kelley comenta: Muchas personas creyentes rutinariamente hacen planes para el futuro sin saber si van a vivir lo suficiente para cumplirlos. Es una indicación de que están enfocadas en los deseos de la carne, y no son guiadas por el Espíritu. Al obligarse a cumplir esos planes para el futuro, esas personas están demasiado ocupadas para hacer las buenas obras que podrían llevar a cabo cada día. Si están apuradas para llegar al trabajo a tiempo, ¿qué podrían hacer cuando el Espíritu Santo las provoque a detenerse y ayudar a alguna persona necesitada?. Tienen que ignorarlo a Él.

161 Desde una perspectiva eterna, ¿no es eso poner las cosas al revés?. ¿Va el Señor a elogiar a esas personas por estar enfocadas en el éxito mundano, o son las pequeñas cosas que pueden hacer para Él cada día de mayor valor para el Reino?. Esas personas dicen que tienen que cumplir con sus responsabilidades del trabajo y de la familia, pero Dios ha prometido llenar todas las necesidades a quienes primero buscan Su reino y Su justicia (Mateo 6:31-33). ¿Confían en Él o en ellas mismas?. Las personas que no dejan suficiente espacio en su día para responder al estímulo del Espíritu Santo están diciendo que las cosas de este mundo son más importantes para ellas que las cosas del próximo.

162 Vivir por fe es tal cambio de paradigma en la manera del mundo que muchas personas creyentes ni siquiera pueden imaginar cómo sería, menos aún tratar de entender cómo hacerlo. Cualquier pensamiento que tengan de servir al Señor es relegado a la categoría de “algún día” mientras las exigencias auto producidas de su vida mundana llenan sus mentes conscientes hoy día. Mientras tanto, el Señor aguarda pacientemente para que se den cuenta de que nada en lo que trabajan tan arduamente les producirá la satisfacción que buscan.

163 Cuando finalmente se vuelven a Él, se dan cuenta de que Él felizmente acepta cualquier poquito de tiempo que les sobra para ofrecérselo a Él, y las ayudará a encontrar más conforme aumenta el deseo de su corazón de servirlo a Él. Y ciertamente aumentará, porque no existe mayor sentido de satisfacción que el que proviene demostrando el amor del Señor en los actos simples de amabilidad hacia los demás.

164 Cualquier persona puede empezar con sólo resolver dándole a cualquiera que le pida (Lucas 6:30). El Señor no nos dijo de evaluar si creemos que el mendigo que nos pide algo lo merece. Él dijo, “alimenten al hambriento.” Pensar si lo estamos “haciendo más vago” es solamente una excusa para no ayudar. Lo que la persona haga con el dinero que le damos es entre ella y el Señor. Nuestro propósito en dar es demostrar nuestra gratitud por el amor que el Señor nos ha expresado. Con eso como nuestro motivo, recuperaremos el dinero de todas maneras (Lucas 6:38).

165 Santiago no escatimó sus palabras, y yo tampoco. Si usted es una de esas pocas personas cristianas a quienes todo esto no se aplica, entonces siéntase en libertad de ignorar todo lo que he dicho. Pero las encuestas han mostrado constantemente que más del 90% de las personas cristianas hoy día viven de esa manera, con la excepción de unas pocas horas los domingos por la mañana, y su comportamiento no se diferencia del de sus vecinos incrédulos. Es ese grupo el que necesita escuchar y tomarlo de corazón. Su tiempo en la Tierra está rápidamente llegando a su fin. Lo que usted vaya a hacer para expresar su agradecimiento por el regalo gratuito de la vida eterna que ha recibido, es ahora.

166 CONTRA LOS RICOS OPRESORES Santiago, 5:1 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. 5:2 Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. 5:3 Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. 5:4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.

167 Santiago, 5:5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. 5:6 Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia. La Biblia no enseña que todos los ricos son impíos. No obstante, lo que Santiago describe es propio de muchas personas que tienen riquezas. Las excepciones son los ricos cuya riqueza no los domina, sino que la invierten para impulsar el Evangelio y ayudar a los necesitados.

168 “Vuestro oro y plata están enmohecidos”, dice Santiago. Se está refiriendo, claramente a la acumulación por la acumulación (todo lo que se acumula, se enmohece). Y la acumulación de riquezas, testificará (dará testimonio) contra los ricos (Santiago, 5:3). Santiago, (en Santiago, 5:4) claramente hace referencia a un “valor adicional” contenido en la cosecha, que “por engaño” los ricos (los dueños de las tierras) no han pagado a los obreros. El agua, la harina y la levadura, son tres elementos o ingredientes, distintos uno del otro. Pero cuando se los combina entre sí (por el trabajo del hombre), surge el pan, que es un producto distinto de aquellos tres elementos o ingredientes independientes.

169 Surge una “mercancía”, con un valor distinto (y superior) a la suma del valor de aquellos tres ingredientes. Se ha agregado valor, por la mano de obra incorporada. El valor agregado de la mercancía, por el trabajo de los obreros, siendo apropiado por los dueños de los medios de producción. ¿Les suena esto?. Si: la plusvalía o plus valor, a través del cual se expande el capital (la plusvalía es el motor de la expansión del capital). ¿Quién dijo esto?. ¿Carlos Marx?. Sí, pero primero lo dijo Dios, en su Palabra (la Biblia). Los últimos dos versículos (Santiago, 5:5-6), hablan de lo que suelen hacer los ricos, con las riquezas que acumulan.

170 Jack Kelley comenta: Sin previo aviso, Santiago se vuelve para desatar esta diatriba en contra de los ricos. En unos años los romanos vendrían y destruirían todo a su paso. El estilo de vida que los ricos habían llegado a disfrutar, con frecuencia oprimiendo a los pobres, les será arrancado y quedarán sin nada. Del lenguaje usado es razonable ver esto como una profecía de doble cumplimiento, cumpliéndose tanto en la conquista romana de Israel en el siglo primero así como en los últimos tiempos cuando el Señor responsabilizará a todo el mundo por cosas como estas.

171 SED PACIENTES Y ORAD Santiago, 5:7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. 5:8 Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca. 5:9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.

172 Santiago, 5:10 Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. 5:11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo. 5:12 Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.

173 Santiago afirma que “la venida del Señor esta cerca” (Santiago, 5:8). Cristo vendrá como juez a castigar al malvado y a premiar al justo y a librarlo de las injusticias que haya sufrido (Santiago, 5:9). La paciencia es la virtud de soportar la injusticia, el sufrimiento, las dificultades y el maltrato, mientras se encomienda la vida a Dios con la confianza de que El pondrá todas las cosas en orden cuando venga (Deuteronomio, 32:35, Romanos, 12:12, Hebreos, 10:30, 12:1-2, Job, 2:3, Salmos, 73:17). El motivo para la paciencia y la perseverancia en la fe es la inminente venida del Señor (Santiago, 5:8). El esta "delante de la puerta". La puerta quizá no se abra hasta mañana, o hasta la próxima semana o el año entrante, pero pudiera abrirse en cualquier momento.

174 Jack Kelley comenta: Tan rápido como los dejó, Santiago vuelve a sus primeros destinatarios, la iglesia esparcida. Pero todo lo que él les dijo a ellos también es bueno para nuestro tiempo. En muchos países, la forma de vida cristiana nunca ha sido tolerada y las personas creyentes siempre están bajo amenaza de persecución. En los EE.UU. y en algunos otros países occidentales, este no ha sido el caso, y la persecución por nuestra fe ha sido prácticamente desconocida. Pero recientemente ya hemos visto señales crecientes de que esos días están rápidamente llegando a su fin.

175 Las personas cristianas estadounidenses están viendo casos crecientes de persecución entre nosotros conforme nuestra influencia en la sociedad disminuye y nuestra voz pública es acallada. La paciencia estará a la orden del día, y el Señor prometió recompensarnos por ello. El Señor dijo: Apocalipsis, 3:10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.

176 Santiago, 5:13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. 5:14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 5:15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. 5:16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. 5:17 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. 5:18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.

177 Santiago se refiere a la enfermedad física. En caso de enfermedad, el creyente debe pedir las oraciones de los ancianos y dirigentes de la iglesia. [1] Es deber de los pastores y dirigentes de la iglesia orar por los enfermos y ungirlos con aceite. Nótese que la responsabilidad de orar "la oración de fe" recae sobre ellos, no sobre la persona enferma. [2] Es probable que el aceite represente el poder sanador del Espíritu Santo. Se usaba para respaldar la fe (Marcos, 6:13). [3] La oración eficaz debe elevarse con fe si se han de sanar los enfermos. El Señor dará la fe según su voluntad (Mateo, 17:20). [4] Es posible que las personas no reciban siempre la sanidad. No obstante, Dios promete estar con todos los que claman a El en oración ferviente.

178 Santiago reconoce que la enfermedad puede ser consecuencia del pecado (Santiago, 5:15- 16). Por lo tanto, siempre que ocurra la enfermedad, el enfermo debe examinarse delante del Señor en oración para ver si su enfermedad se debe a algún pecado que haya cometido. El "si" condicional pone en claro que la enfermedad no siempre es el resultado del pecado del enfermo. Santiago, 5:16 da una importante razón del por que la sanidad no se ve con frecuencia en la comunidad cristiana. Hay que confesar a otros el pecado y orar a Dios los unos por los otros con fervor. El pecado en la iglesia estorba las oraciones de los creyentes e impide que se manifieste en la congregación el poder sanador de Dios.

179 Jack Kelley comenta: La promesa del Señor de sanar a Su pueblo aparece primero en Éxodo 15:26 en dónde se convirtió en uno de los nombres con el cual Él es conocido, “Jehová Rafa”, el Señor tu sanador. Esta promesa continúa por todo el Antiguo Testamento. Los Salmos, Proverbios, Jeremías, Isaías, y Malaquías, contienen numerosos ejemplos. Seguidamente un par de ellos: Salmos, 103:2 Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. 103:3 El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias;

180 Isaías, 53:4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Pero esa promesa no fue solamente para el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento. Jesús sanó a los enfermos. Cuando él envió a Sus discípulos a predicar el Evangelio Él les dijo que sanaran a los enfermos (Lucas 9:1-2). Después, Él dijo que cualquiera que tuviera fe en Él haría las mismas cosas que Él hizo (Juan 14:12). Eso incluye sanar a los enfermos.

181 Pedro y Pablo sanaron enfermos y levantaron muertos. Pablo dijo que el don de sanidad ha sido distribuido a través de la Iglesia para el bien común del cuerpo (1 Corintios, 12:7). Las personas que niegan que el don de sanidad exista hoy en la Iglesia lo hacen enfrentándose a la evidencia sustancial en contrario y sin un solo versículo que respalde su posición. No habiendo nunca hecho un milagro y quizás ni siquiera haber visto una sanidad milagrosa, han aplicado lo opuesto de 2 Corintios, 5:7 ya que están viviendo por vista y no por fe.

182 Piense esto por un momento. Dios nos ha elegido a nosotros, la Iglesia, para ser Su ejemplo de las incomparables riquezas de Su gracia en los tiempos venideros (Efesios, 2:7) confiriendo en nosotros toda buena dádiva y todo don perfecto (Santiago, 1:17). Cuando Jesús vino Él demostró esos dones y les dio autoridad a Sus discípulos para demostrarlos también. Él dijo que toda persona que tiene fe en Él hará las mismas cosas que Él hizo. ¿Entonces de un momento a otro Él removerá Sus dones de nosotros sin decirnos que lo estaba haciendo, dejándonos sin el remedio para nuestras enfermedades, por el que Él murió para dárnoslo?

183 Es cierto que no todas las personas que aplican Santiago, 5:14-17 son sanadas. Pero en esos casos la razón no se origina de Dios. Él es el Dios nuestro sanador. Él envió a Su Hijo a morir por nosotros para que pudiéramos ser sanados. Jesús nunca dijo que el momento no era el correcto, o que no era la voluntad de Dios que una persona sanara. El único momento registrado cuando a Jesús se le dio a escoger sanar a alguien o no, está en Mateo, 8:2-3. Y un leproso se le acercó, se arrodilló ante él y le dijo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

184 Jesús extendió la mano, lo tocó y le dijo: Quiero. Ya has quedado limpio. Y al instante su lepra desapareció. Números 23:19 nos dice que Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para cambiar de parecer. “Si él habla, ciertamente actúa; si él dice algo, lo lleva a cabo” expresó Moisés. Y Hebreos 13:8 dice que Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre. Nosotros no podemos culpar a Dios. Santiago nos recordó que Elías sólo era un ser humano, como nosotros, y sin embargo, cuando él oró para que cesara de llover, no cayó ni una gota de agua en Israel durante 3,5 años. Luego él oró para volviera a llover y llovió. Su punto fue que si las oraciones de un hombre ordinario de fe podían evitar que lloviera sobre toda una nación, ciertamente pueden sanarnos de nuestras enfermedades.

185 El problema de no ser sanados tiene que originarse en la Tierra, no en el Cielo. Algo, o alguien, están impidiendo nuestras oraciones. Recuerde, todo el mundo está bajo el control del maligno (1 Juan, 5:19). Una persona criminal sabe que lo que está haciendo está en contra de la ley, pero lo hace de todas maneras creyendo que no será atrapado. Depende de la policía detenerlo. De la misma manera, lo que Satanás y sus secuaces nos hacen es en contra de la ley, pero lo hacen de todas formas. De nosotros depende detenerlo, y la Biblia nos enseña cómo hacerlo. Pero no podremos lograrlo si por alguna razón le estamos permitiendo a él que lo haga o de otra manera estamos culpando a Dios por la falta de resultados.

186 Santiago, 5:19 Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, 5:20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados. Los creyentes deben hacer todo lo posible por hacer que, quienes se han descarriado de la verdad, vuelvan a Dios (Gálatas, 4:19, 6:1, 2º Timoteo, 2:18, 25-26, Judas, 1:22-23). La salvación del hermano extraviado siempre debe tener prioridad en la congregación. Si el reincidente vuelve a Cristo, el que lo haya hecho volver habrá salvado al pecador "de muerte", es decir, de la muerte espiritual y de la separación eterna de Dios (Romanos, 6:23, Gálatas, 6:8, Apocalipsis, 20:14).

187 Jack Kelley comenta: Solamente alguna persona que realmente no es salva puede extraviarse de la verdad para estar de cara a la muerte. Pablo enseñó que Dios toma en propiedad a todas las personas creyentes y pone Su Espíritu en nuestros corazones como un depósito que garantiza lo que viene (2 Corintios, 1:21-22). Jesús prometió nunca perder a nadie que Su Padre le haya dado a Él (Juan, 6:39). Él dijo que nadie puede arrebatarnos ni de su mano ni de la mano de Su Padre (Juan, 10:27-30).

188 Por consiguiente, alguien que se extravía de la fe y necesita salvarse de la muerte, realmente nunca creyó en la verdad en primer lugar. Para que una persona como esa vuelva requiere que la ayudemos a ser verdaderamente salva. Solamente la sangre de Jesús puede salvar a esas personas de la muerte y cubrir multitud de pecados.

189 Últimamente me he encontrado con la opinión de que Santiago les estaba escribiendo a los judíos que todavía estaban bajo la Ley y por consiguiente eso no es para la Iglesia. Esas personas esgrimen varias razones para ello, empezando por la manera cómo dirigió su carta, “A las 12 tribus que están en la dispersión [entre las naciones].” Pero cuando Santiago escribió su carta la Iglesia todavía consistía predominantemente de personas judías convertidas. Y si él la escribió en el año 50 d.C. o antes, el Concilio de Jerusalén, el cual les abrió a los gentiles la puerta de la Iglesia, todavía no se había celebrado.

190 Esas personas dicen que Santiago era partidario de una forma de “fe más obras” para la salvación, lo cual interpretan como guardar la Ley. Pero lo que él realmente dijo fue que la verdadera fe se manifiesta a sí misma al hacer actos de gentileza hacia los demás. Santiago ni una sola vez fue partidario de guardar la Ley como un requisito para la salvación. Ellas dicen que él nunca mencionó aceptar la sangre derramada de Jesús como pago por nuestros pecados como una forma de salvación. Pero él les estaba escribiendo a personas que ya eran salvas, explicando cómo vivir una vida cristiana. Su enfoque no era la salvación sino la santificación.

191 Todavía hay otras personas que sitúan a Santiago entre los “judaizantes” los cuales insistían que las personas gentiles que querían seguir a Jesús primero tenían que circuncidarse para estar bajo la Ley. Pero esas personas pasan por alto el hecho de que fue Santiago quien unos pocos años después falló en contra de los judaizantes al abrirles la puerta a los gentiles sin ninguno de esos requisitos (Hechos, 15:13-18). Yo tomé este estudio para poner en duda esas afirmaciones las cuales no tienen ningún mérito. Al hacerlo estoy del lado de la generación de personas cristianas que desde los primeros días de la Iglesia vieron la carta de Santiago como valiosas instrucciones para toda la Iglesia, digna de ser incluida en el Nuevo Testamento.

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