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Domingo XIII Tiempo Ordinario Ciclo B NIÑA LEVÁNTATE

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Presentación del tema: "Domingo XIII Tiempo Ordinario Ciclo B NIÑA LEVÁNTATE"— Transcripción de la presentación:

1 Domingo XIII Tiempo Ordinario Ciclo B NIÑA LEVÁNTATE
Comentario Evangelio Domingo XIII. T. O. Ciclo B Julio Francisco Cerro Chaves. Obispo de Coria-Cáceres Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta MúsicaAs we seek your face. Instrumental Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual

2 TEXTO BÍBLICO Mc Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva». Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando: «Con solo tocarle el manto curaré». Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.

3 Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba: «¿Quién me ha tocado el manto?». Los discípulos le contestaban: «Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”». Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad. Él le dice: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad». Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?». Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe».

4 Jesús sigue recorriendo los caminos, haciendo el bien y sembrando de vida y esperanza lugares de tristeza y muerte.

5 El jefe de la sinagoga, Jairo, se acerca a Jesús a pedirle que cure a su niña, que está en las últimas.

6 A Jesús le conmueve siempre el Corazón, el sufrimiento.

7 Ante un padre de familia la ternura de Jesús se desborda en comprensión, en no parar hasta llevarle el consuelo que brota de su Corazón de oro.

8 Al caminar hacia la niña que está muriéndose se encuentra con otro episodio de compasión, de ternura, de cercanía hacia los que sufren.

9 Aún en medio de una multitud que le apretuja descubre que alguien le “ha tocado” con fe y con deseo de ser curada.

10 El Señor sabe distinguir entre la cercanía que se tiene a veces cuando estamos con mucha gente, como cuando vamos en el autobús, o la cercanía del corazón,

11 cuando alguien se acerca y busca en nosotros la sanación, la curación de tantas enfermedades que desangran el corazón.

12 Sólo por tocar su manto con fe queda curada aquella mujer buscadora de sanación, de ternura, de ser reconciliada en el Amor.

13 Aquí alaba la fe de aquella mujer que con este gesto de tocarle con fe es capaz de conmover el Corazón de Cristo.

14 Cuando llega a la casa de Jairo y le anuncian que la niña ha muerto, también a Jesús le puede la fe de aquel hombre y la fe hace siempre milagros.

15 El Señor no quiere nunca que nos quedemos en todas las experiencias de muerte, ante el dolor, la enfermedad, el pecado…

16 Siempre nos lleva a que nos abramos a la Misericordia que es siempre vida.

17 Siempre que nos cerramos al Amor de Dios, es muerte;

18 cuando nos abrimos a su Misericordia, recuperamos la vida y se dan en nosotros signos de vida y resurrección como se refleja en este pasaje del Evangelio.

19 Donde se abre el Amor de Dios, se vence toda la oscuridad de dolor, de enfermedad, de muerte, y se vive en quien dijo que Él era “la resurrección y la vida”.

20 Detrás de cada experiencia de dolor y muerte, el Señor nos coge de la mano y nos dice como a aquella niña:

21 “levántate”.

22 ¿De qué nos tenemos nosotros que levantar?
FIN


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