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AUSENCIA ARDIENTE Coment. Evangelio Domingo XVII. T. O

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Presentación del tema: "AUSENCIA ARDIENTE Coment. Evangelio Domingo XVII. T. O"— Transcripción de la presentación:

1 AUSENCIA ARDIENTE Coment. Evangelio Domingo XVII. T. O
Ciclo C. 24 Julio Jesús Sanz Montes. Arzobispo Oviedo Música: M. Instrumental relajante Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual

2 TEXTO BÍBLICO Lc Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos». Él les dijo: «Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”». Y les dijo: «Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquel le responde:

3 “No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues yo os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?».

4 La oración cristiana es estar ante Alguien, en Él y con Él,

5 y aunque nuestros sentidos no puedan abrazar su figura
y aunque nuestros sentidos no puedan abrazar su figura... sin embargo ¡está!

6 Los fantasmas no queman, ni seducen, ni transforman.

7 Hay presencias que, incluso cuando físicamente están ausentes, nos colman y nos alumbran, nos arden dentro hasta hacernos nuevos.

8 No sabes por qué, las cosas siguen estando en el mismo sitio, y la fatiga del camino no se nos ahorra,

9 pero sin embargo, Alguien nos habita en los adentros, y nos quema en su estar y en su ausentarse;

10 la vida nos parece diferente y nos sabe a nuevo hasta lo que nos cansaba y aburría;

11 y un no-sé-qué transforma todos nuestros sopores opacos en estupores de luz.

12 Aquella vez, Jesús arrancó de un discípulo ese deseo:
“enséñanos a orar”. Aquella vez, Jesús arrancó de un discípulo ese deseo:

13 Es la seducción de los Ojos del Señor que se abrían al sol y al calor del Padre.

14 Y como en toda vivencia amorosa, también el Rostro humano de Jesús volvía encendido y asemejado al del Rostro de su Padre:

15 “los ojos deseados que tengo en mis entrañas dibujados” (S
“los ojos deseados que tengo en mis entrañas dibujados” (S. Juan de la Cruz).

16 Esto se refleja en el Padrenuestro desde la invocación inicial:

17 Padre, que tiene ese tono cariñoso y confiado propio de los niños ante sus progenitores.

18 Dos peticiones referidas a este Padre:
que su Nombre sea santificado, respetado, tomado en serio, reconocido;

19 y que venga su Reino, su proyecto de amor y gracia sobre la historia y sobre cada persona.

20 Para terminar con tres peticiones más, relacionadas con los que hacen esta oración:

21 pedir el pan de cada día, la paz de cada perdón (tomando como medida no nuestra tolerancia o generosidad, sino tratar a los otros como Dios nos trata),

22 y no caer en la tentación del maligno, sean cuales sean sus señuelos y engañifas.

23 Llevar en el corazón a Dios y a los hermanos, hablarle a Él de ellos y a ellos de Él.

24 Y, como decía bellamente S. Francisco:
“esclarézcase en nosotros la noticia de ti, para que conozcamos cuál es la anchura de tus beneficios, Y, como decía bellamente S. Francisco:

25 la largura de tus promesas, la altura de tu majestad y la profundidad de tus juicios...

26 y lo que no perdonamos del todo, haz tú, Señor, que lo perdonemos del todo tratando de ser útiles a todos en ti”. FIN


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