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DOMINGO XXXII Tiempo Ordinario - Ciclo C

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Presentación del tema: "DOMINGO XXXII Tiempo Ordinario - Ciclo C"— Transcripción de la presentación:

1 DOMINGO XXXII Tiempo Ordinario - Ciclo C
“No es Dios de muertos, sino de vivos” BARTHIMEUS, Instituto para el Progreso Humano

2 “Al despertar, me saciaré de tu semblante, Señor”.
Salmo 16

3 Lc 20, 27-38 “En aquel tiempo, dijo Jesús a los saduceos, que niegan la resurrección :

4 Los saduceos, conocidos como zadokitas, eran los descendientes del sumo sacerdote Sadoq, de la época de Salomón. Caifás era un saduceo. Se consideraban justos y rectos. Era un grupo belicoso, de gente rica y poderosa, se les conocía como groseros en sus interacciones sociales. En la época de Jesús habían perdido su influencia religiosa, que había pasado a manos de los fariseos. Sostenían que Dios premiaba a los buenos en esta vida, por lo que ellos –siendo ricos- eran los buenos. No había otra vida.

5 En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección.

6 Jesús afirma la realidad de la resurrección de los muertos.
Nuestra vida no termina cuando termine nuestra vida terrena. Resucitaremos como resucitó Jesús. El Catecismo nos enseña que al morir se separan cuerpo y alma, que el alma va al encuentro con Dios y que el cuerpo cae en la destrucción. Pero el alma volverá a reunirse con su cuerpo renovado, gracias al poder omnipotente de Dios, para vivir la vida eterna con Él o para la condenación eterna, según nuestra elección.

7 Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor “el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob”. No es Dios de muertos sino de vivos, porque para él todos están vivos”. Palabra de Dios

8 Podemos incorporar esta confianza y esta alegría de la resurrección a nuestra vida presente.
Muchas veces vivimos como ahogándonos en las “muertes” de cada día (problemas, temores, fracasos, limitaciones) Olvidamos que nosotros ya hemos pasado de la muerte a la vida (1Jn 3, 14) y que Cristo ya nos ilumina la vida (Ef 5, 14)

9 No es una invitación a descuidar los temas de esta vida. No.
Esta vida es la puerta de entrada a la vida eterna y hay que cuidarla. Aquí vivimos y aquí luchamos, pero con la conciencia de que tenemos una vida eterna que, aún, no somos capaces de entender. Nuestros problemas deberían invitarnos a decir : Ven Señor Jesús, dame tu ayuda y salvación, sé que contigo puedo salir resucitado de estas pruebas, con más fe, con más seguridad, con más experiencia.

10 Para un cristiano, Mucho puede ser importante, pero se vuelve relativo
frente a la eternidad. Sus derrotas temporales se convierten en victorias, por la fe en el Hijo de Dios. El triunfo final y definitivo SIEMPRE será suyo. Un cristiano sabe que NO nació para morir.

11 Señor de la vida y de la muerte, concédenos vivir seguros de la resurrección que nos prometes,
para que aunque sintamos amenazas en esta vida, también sintamos el consuelo y la esperanza que vienen de tu amorosa justicia. La paz sea contigo Barthimeus, Instituto para el Progreso Humano


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