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Salió el Sembrador a sembrar...

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Presentación del tema: "Salió el Sembrador a sembrar..."— Transcripción de la presentación:

1 Salió el Sembrador a sembrar...
Lectio divina Domingo XV T. O Ciclo A Julio 2017 Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: Enya - D Wav Elaboración y Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual

2 Oración inicial “Si el grano de trigo no muere, queda solo. Si cae en tierra y muere, da mucho fruto”. Jesús actuó así. No fundó nada, no quiso ser el Rey-Mesías, rechazó la tentación de la popularidad, no escondió la verdad por protegerse. Se sembró. Sembrarse, sin espectáculos, hablando poco y actuando siempre según el evangelio. La cosecha es cosa de Dios, lo nuestro es sembrar. El grano de trigo de Jesús murió, resucitó en la comunidad que creyó en Él, y sigue resucitando en las personas que le siguen. Sembrarse, sin espectáculos, hablando poco y actuando siempre según el evangelio. La cosecha es cosa de Dios, lo nuestro es sembrar.

3 TEXTO BÍBLICO Mt Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló muchas cosas en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron. Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta. El que tenga oídos, que oiga». Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: «¿Por qué les hablas en parábolas?». Él les contestó: «A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no.

4 Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumple en ellos la profecía de Isaías: “Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure”. Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron. Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.

5 Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe. Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».

6 LECTURA ¿Qué dice el Texto?

7 La Gracia de Dios es como la lluvia, pero si nuestros cauces de absorción están embotados, cerrados a cal y canto, Él respetará delicadamente nuestra cerrazón y ni siquiera nos humedecerá el más grande de los torrentes, por más que Dios quiera empaparnos.

8 Este es el plan de Dios, su proyecto y su deseo
Este es el plan de Dios, su proyecto y su deseo. Pero Él no lo impone, sino que lo propone, dejando la última palabra a nuestra libertad. Así se entiende esta parábola que Jesús mismo explica a sus discípulos.

9 La semilla es la misma, pero los terrenos de acogida no
La semilla es la misma, pero los terrenos de acogida no. Y aquí está la cuestión: no entender la Palabra de Dios porque no nos ha calado (la semilla que cae en el camino); no cuidar eso que se ha entendido ya pero que no nos ha llegado hasta el fondo de nuestro corazón (la que cae en terreno pedregoso); pretender escuchar al mismo tiempo a Dios y a otros que contra Él hablan, yéndonos al final tras los seductores de turno haciendo así estéril lo que el Señor sembró en noso­tros (lo sembrado entre zarzas).

10 Pero también existe el terreno humilde, que acoge con sencillez, aunque sea lento e incluso torpe en asimilar. Importa menos la celeridad y la cantidad del fruto, lo único importante es haber acogido esa semilla de su Palabra y dejar que fecunde, que dé fruto.

11 Dios quiere sembrarse en nosotros para fructificar el don de la paz y de la gracia, el de la luz y la misericordia, el del perdón y la alegría... todos esos frutos que nuestro amado mundo no consigue fabricarse y que sin embargo necesita más que nunca.

12 ¡Qué hermosa es la vida de tanta gente sencilla que se han dejado fecundar por Dios, por su lluvia y su semilla! El pueblo nuevo de Dios es un pueblo que huele a tierra mojada de la que nacerá en libertad ese mundo según el corazón de Dios.

13 Basta creerlo, acogerlo y compartirlo.
Basta no cerrarse. Basta creerlo, acogerlo y compartirlo. Ojalá tengamos oídos para oír, corazón para acoger y manos para compartir la semilla de cuanto Él hace y dice en nuestra pequeñez.

14 ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
meditación ¿Qué me dice el Señor en el Texto?

15 ¿Con qué disposición la acogemos?
Esta parábola habla hoy a cada uno de nosotros, como hablaba a quienes escuchaban a Jesús hace dos mil años. Nos recuerda que nosotros somos el terreno donde el Señor arroja incansablemente la semilla de su Palabra y de su amor. ¿Con qué disposición la acogemos?

16 Como Jesús mismo explica a sus discípulos, este sembrador representa al Padre, que esparce abundantemente la semilla de su Palabra. La semilla, sin embargo, se encuentra a menudo con la aridez de nuestro corazón, e incluso cuando es acogida corre el riesgo de permanecer estéril.

17 Este don de fortaleza, nos da fuerza y nos libera también de muchos impedimentos.
Con el don de fortaleza el Espíritu Santo libera el terreno de nuestro corazón, lo libera de la tibieza, de las incertidumbres y de todos los temores que pueden frenarlo, de modo que la Palabra del Señor se ponga en práctica, de manera auténtica y gozosa.

18 Podemos plantearnos la pregunta: ¿cómo es nuestro corazón
Podemos plantearnos la pregunta: ¿cómo es nuestro corazón? ¿A qué terreno se parece: a un camino, a un pedregal, a una zarza? Depende de nosotros convertirnos en terreno bueno sin espinas ni piedras, pero trabajado y cultivado con cuidado, a fin de que pueda dar buenos frutos para nosotros y para nuestros hermanos.

19 También nosotros somos sembradores. Dios siembra semilla buena.
Podemos plantearnos la pregunta: ¿qué tipo de semilla sale de nuestro corazón y de nuestra boca? Nuestras palabras pueden hacer mucho bien y también mucho mal; pueden curar y pueden herir; pueden alentar y pueden deprimir. Lo que cuenta no es lo que entra, sino lo que sale de la boca y del corazón.

20 ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
oración ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?

21 Señor, hoy vienes a la tierra de mi alma dispuesto a sembrar tu mensaje en ella. Ayúdame a escucharte, a aceptar tu Palabra, a configurar mi vida con ella. Concédeme ser una tierra buena que produzca fruto abundante por saber acoger y trasmitir tu gracia. Jesucristo, concédeme corresponderte y ser fiel a todas las gracias que derramas en mi alma.

22 Señor, no permitas que en mi vida se vaya ahogando la semilla de la fe, concédeme descubrir cuáles son esas piedras, esos espinos que la impiden crecer, haz que me deshaga de todo lo que seca la tierra de mi alma y me impide dar frutos de oración, de apostolado, de caridad.

23 Señor, eres el mejor sembrador, tu jardín es mi comunidad de fe.
Cultiva en nosotros valores del reino de Dios, para que Crezcan firmes y robustos. Planta en nosotros la Semilla de tu amor y danos un corazón abierto, que sea tierra fértil para recibirlo.

24 Jesús, danos tu luz y el agua viva de tu Espíritu.
Enséñanos a ayudarnos mutuamente, a cultivar nuestro jardín, a quitar las rocas y la Cizaña que impiden que tu mensaje eche raíces y crezca en nosotros.

25 Una pequeña semilla es una creación maravillosa que tiene vida dentro de sí. Señor, Bondadoso, solo tú sabes que brotara de este humilde comienzo. Permite que la semilla de tu evangelio florezca y de frutos para tu reino. 

26 Señor, tu parábola del sembrador, nos enseña a cada uno de nosotros, los caminos de nuestra vida, la dureza del vivir cotidiano, las dificultades y los momentos de docilidad y que constituye nuestro paisaje interior.

27 Danos la fuerza de resistir a los obstáculos que ponemos cuando sobrevienen las preocupaciones de cada día o estamos engañados por el dinero, seducidos por el placer, por las vanidades de aparentar.

28 ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
contemplación ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?

29 “Salió el sembrador a sembrar”. Lo hace con una confianza sorprendente
“Salió el sembrador a sembrar”. Lo hace con una confianza sorprendente. Siembra de manera abundante. La semilla cae y cae por todas partes, incluso donde parece difícil que la semilla pueda germinar. Así lo hacían los campesinos de Galilea, que sembraban incluso al borde de los caminos y en terrenos pedregosos.

30 A la gente no le es difícil identificar al sembrador
A la gente no le es difícil identificar al sembrador Así siembra Jesús su mensaje. Lo ven salir todas las mañanas a anunciar la Buena Noticia de Dios. Siembra su Palabra entre la gente sencilla que lo acoge, y también entre los escribas y fariseos que lo rechazan. Nunca se desalienta. Su siembra no será estéril.

31 Podemos pensar que el Evangelio ha perdido su fuerza original y que el mensaje de Jesús ya no tiene garra para atraer la atención del hombre o la mujer de hoy… No es el Evangelio el que ha perdido fuerza humanizadora, somos nosotros los que lo estamos anunciando con una fe débil y vacilante. No es Jesús el que ha perdido poder de atracción. Somos nosotros los que lo desvirtuamos con nuestras incoherencias y contradicciones.

32 El Papa Francisco dice que, cuando un cristiano no vive una adhesión fuerte a Jesús, “pronto pierde el entusiasmo y deja de estar seguro de lo que transmite, le falta fuerza y pasión. Y una persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence a nadie”.

33 Evangelizar es hacer presente en medio de la sociedad y en el corazón de las personas la fuerza humanizadora y salvadora de Jesús. Y esto no se puede hacer de cualquier manera. Lo más decisivo… es la calidad evangélica que podamos irradiar los cristianos. ¿Qué contagiamos? ¿Indiferencia o fe convencida? ¿Mediocridad o pasión por una vida más humana?

34 Acción ¿A qué me comprometo?

35 Reflexiona sobre qué cambios tienes que realizar en tu vida para permitir que la Palabra sembrada dé su fruto en la vida y no ahoguen la planta del Reino.

36 Permite que la Palabra del Señor remueva tu tierra para que la semilla de la Palabra de fruto en ti:
ponga paz tu interior, libere tu inquietud, te serene en medio de las dificultades de la vida; pueda nacer, crecer y dar buena cosecha para ti y para quienes te rodean.

37 Ayuda a Jesús a sembrar su palabra en la vida de alguna de las personas que conoces. Comparte con dicha persona tu propia experiencia en relación a la Palabra de Dios. Ayuda a otras personas a convertir sus vidas en terreno bueno, personas acogedoras, de la Palabra.

38 Sé buen sembrador para otros, ayudando a quitar todo lo que intenta anular la fuerza de la Palabra y de las inconstancias que hacen menos eficaz su crecimiento. FIN


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