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PLATÓN 427-347 a.C..

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Presentación del tema: "PLATÓN 427-347 a.C.."— Transcripción de la presentación:

1 PLATÓN a.C.

2 Idea clave: Dualidad

3 Nos acercaremos con tres «cuentos» al gran pensador
La narración de Diótima en El Banquete (el Eros) El «carro alado» de El Fedro El «mito de La Caverna» de La República

4 El Banquete («Eros») En El Banquete, una serie de hombres discuten sobre el significado del Eros, entre los que Sócrates es el orador más importante. Él dice que en su juventud aprendió la "Filosofía del Eros" de Diótima, quien fue una sacerdotisa o vidente. Diótima le da a Sócrates una genealogía del Eros, diciendo que es el hijo de la Abundancia y la Necesidad (poros y penia). En su visión el Eros no es delicado, sino rudo y mezquino. Sobre el Eros la más importante tesis de Diotima es que, en realidad, éste es un anhelo de inmortalidad. Ella dice que tenemos un deseo de fama eterna; sólo el sabio reconoce la diferencia entre la procreación física y la espiritual. Existen dos tipos de Eros: el físico y el espiritual. Mientras el físico trata de preservar a la persona y alcanzar la inmortalidad a través de la descendencia, el espiritual da luz a ideas y pensamientos, que de por sí son inmortales. El fin ulterior del amor es ayudarnos a ascender al conocimiento de lo divino. Eros es un «daimon»: mensajero en dioses y hombres.

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6 El Fedro («Carro alado»)
Platón ilustra su concepción acerca de la tripartita del alma humana. Esta alegoría habla de un auriga que conduce un carro tirado por dos caballos alados: El conductor del alma humana conduce un par de caballos, uno de los cuales es de casta noble, pero el otro todo lo contrario en raza y carácter. La conducción es difícil y problemática. El auriga («alma racional») representa el intelecto, la razón, o la parte del alma que debe guiar al alma hacia la verdad; un caballo representa el impulso moral («alma irascible») o la parte positiva de la naturaleza pasional (indignación justa, por ejemplo) mientras que el otro representa las pasiones irracionales («alma concupiscible»), apetitos o naturaleza concupiscente. El auriga dirige el carro/alma, tratando de impedir que los caballos vayan de maneras diferentes y procurando avanzar hacia la iluminación o «regreso» (anámnesis).

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8 Pero sólo el auriga es inmortal

9 La República («La caverna»)
Representa un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder nunca girar la cabeza. Justo detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y, seguidamente y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver. Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas. Continúa la narración contando lo que ocurriría si uno de estos hombres fuese liberado y obligado a volverse hacia la luz de la hoguera, contemplando, de este modo, una nueva realidad. Una realidad más profunda y completa ya que ésta es causa y fundamento de la primera que está compuesta sólo de apariencias sensibles. Una vez que ha asumido el hombre esta nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de la caverna a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad exterior (hombres, árboles, lagos, astros, etc. identificados con el mundo inteligible) fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación vuelva a ser obligado a ver directamente "el Sol y lo que le es propio", metáfora que encarna la idea de Bien.

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11 La evidente alusión a su maestro condenado a muerte por la democracia ateniense
La alegoría acaba al hacer entrar, de nuevo, al prisionero al interior de la caverna para "liberar" a sus antiguos compañeros de cadenas, lo que haría que éstos se rieran de él. El motivo de la burla sería afirmar que sus ojos se han estropeado al verse ahora cegado por el paso de la claridad del sol a la oscuridad de la cueva. Cuando este prisionero intenta desatar y hacer subir a sus antiguos compañeros hacia la luz, Platón nos dice que éstos son capaces de matarlo y que efectivamente lo harán cuando tengan la oportunidad, con lo que se entrevé una alusión al esfuerzo de Sócrates por ayudar a los hombres a llegar a la verdad y a su fracaso al ser condenado a muerte.

12 «El hombre más bueno, más justo y más sabio de todos cuantos hemos conocido»

13 La «Justicia» o «virtud de las virtudes» (armonía)
Para Platón todas las virtudes se basan en la Justicia; y la justicia se basa en la idea del Bien. Las virtudes son tres (según las partes del alma): prudencia o sabiduría, valentía y templanza. La prudencia o sabiduría reside en aquellos magistrados que están encargados de mandar la ciudad. El valor o fortaleza es defender a la ciudad, la cual recae sobre los guardianes. La templanza es la virtud de los artesanos y labradores. La Justicia es que cada uno haga realmente lo que tiene que hacer y que atañe a toda la polis. Entonces la Justicia consiste en el perfecto ordenamiento de las tres almas, es decir, cuando cada una desarrolla las virtudes que le son propias: la templanza el alma concupiscible, la fortaleza el alma irascible y la prudencia el alma racional. Cuando estos presupuestos se dan, se llega a la felicidad a través de la virtud. No obstante, Platón mantuvo siempre la afirmación de que debe ser la razón la que gobierne y que el único medio que nos puede llevar a la justicia, y por tanto a la felicidad, es la educación (paideia).

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15 La «Politeia» o «Estado Perfecto»
El tema central de la República es la reflexión sobre qué es la justicia y cómo se expresa en el hombre, lo que lleva a Platón a abordar la organización de la ciudad-estado ideal. Según Platón, ésta debe estar dividida jerárquicamente en tres clases: en la parte inferior, la clase de los trabajadores manuales; la posición intermedia la ocupa la clase de los guerreros; y en la cúspide, la clase de los dirigentes. Estos últimos, formados en la filosofía para alcanzar «al fin la visión intelectual del Bien absoluto y el límite extremo del mundo inteligible». Platón justifica la división en clases rígidamente separadas con el argumento de que es imposible que un mismo hombre pueda desempeñar dos oficios a la vez, con lo que se opone al concepto mismo de ciudadano, en el que se basaba la polis griega clásica, y cuestiona los fundamentos de la democracia: «Por ello es característico de nuestro Estado que el zapatero sea sólo zapatero y no a la vez timonel, el labrador sea labrador y no sea a la vez juez, y el guerrero, guerrero, y no comerciante a la vez que guerrero».​ Y además de esa división deriva la Justicia, pues según Platón ésta consiste «en que cada uno haga lo que le corresponde hacer».

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17 El paralelo individuo/polis (unidad indisoluble)

18 Más en detalle

19 Una reflexión final «Nadie ignora, que todo Estado, que se ha dado a sí mismo el mejor gobierno y las mejores leyes, si pone después a la cabeza magistrados incapaces, no sólo no sacará ningún provecho de la bondad de sus leyes y se expondrá a la burla de todo el mundo, sino que su mala elección será para él fuente de una infinidad de males y de calamidades» Las Leyes (libro VI)


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